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Una humana para el rey

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Lucia Moonlight
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Sinopsis

La era de los presidentes, la corrupción, los autos y tantas cosas era parte del pasado. La humanidad jugó con fuego y obtuvo una respuesta que los hizo temer y obedecer a las bestias, pero sobre todo al rey, Aleckey. Aleckey ve en ella felicidad, pero ella ve en él odio. Pero el comienzo de nuestra condena tiene una historia.

RománticoAlfaHombre LoboDominante

Capítulo 1 – Sentimientos

Aleckey, que significaba "Valentía", el nombre que poseía el rey.

El rey con apenas 28 lunas, poseía un gran régimen, su pueblo lo adoraba y lo aclamaba, todos celebraban su gobierno.

Él tenía una obsesión por las flores, su jardín poseía unos grandes rosales y eran los más grandes tesoros del rey.

Su castillo poseía 60 habitaciones, y solo 8 eran habitados, obviamente el más grande era para él.

Pero él se sentía solo, aquella soledad lo atormentaba, lo enloquecía y lo reprimía de su felicidad.

Vivía atormentado y desolado, cualquiera pensaría que él tenía todo, pero se equivocaban él buscaba durante años algo.

Amor.

Aquella dulce palabra que todos desean, aquel sentimiento de paz, tranquilidad y felicidad que todo ser de este planeta ha anhelado.

Él deseaba eso, poder amar, tener a su lado a una doncella que lo enloqueciera, que lo amará, que lo hiciera sonreír.

Escucha que sentir amor era algo tan hermoso, tan único.

Amor es inspiración, a veces hasta sufrimiento, todos quieren vivirlo, la mayoría lo han sentido alguna vez, pero nuestra cuenta pendiente sigue siendo poder explicarlo.

"Donde hay amor hay vida"

Su madre se lo recalcaba siempre, él veía a sus padres regocijar de amor sentía envidia, mucha envidia.

Muchos pueblerinos venían a las tierras del Rey dando ofrendas, muchas de esas ofrendas eran jóvenes hermosas, ofrecían a sus hijas a cambio de tener un hogar dentro de las tierras que muchos llamaban sagradas.

Él las rechazaba, odiaba ver como daban la vida de sus hijas a cambio de su propia felicidad. ¿Y sus hijas?, ¿ellas no merecían ser felices?

Cada chica que venía como ofrenda era hermosa, delicada, pero ninguna le movía el corazón.

¡Sentimientos tan estúpidos!

Pensaba su hermana quien veía a su hermano contemplar los rosales y perderse entre sus pensamientos.

Él reflejaba tristeza, ella deseaba verlo feliz.

Así que decidió adelantar la Moon red, una fiesta en donde cada pueblerino vestía su mejor atuendo y bailaba alrededor de la fuente sagrada, frente a la familia real, frente al rey.

Ya todos preparaban el palacio de ceremonias, la gente murmuraba con alegría aquella noche.

Esa noche sería especial para el rey, según la princesa Darkuk, ella deseaba conseguirle una esposa, si era posible a la fuerza.

(…)

El viento soplaba violentamente, sus pasos eran lentos y su respiración era agitada.

Llevaba cargando un gran sacó de trigo, apenas había podido descargar un coche, la vejez lo consumía, pero sus ganas de vivir no lo atormentaban.

Sus pensamientos eran de un gran padre, solo pensaba en ver a su única hija vestir hermosos vestidos y más para la Moon red en donde deseaba que ella fuera bendecida por la luna.

Su pequeña hija, de cabellera marrón, deslumbraba belleza y juventud, apenas había cumplido 25 lunas y la veía mirar por la ventana a las jóvenes quienes paseaban con vestidos caros y deslumbrantes.

Ella vestía un vestido viejo, descolorido y arrugado, pero ella siempre sonreía a pesar que sus labios no pudieran decir ninguna palabra.

Dolor.

Odio.

Cólera.

Se odiaba a sí mismo, por no poder darle lo mejor a su hija, por mantenerla encerrada lejos de todo, por verla llorar al no poder hablar.

Vivían a lo lejos en una cabaña vieja la cual los mantenía con calor y velaba sus sueños.

Trabaja mucho para darle de comer a su hija, muchas veces deseaba poder casar a su hija con algún muchacho que le diera todo, pero sabía que se burlarían y dañarían el corazón tan puro de su hija.

Minesa, "Bondad", el nombre que su madre le había puesto al nacer.

Ella era tan bondadosa que hasta dejaría de comer por ver feliz a su padre.

Su esposa había fallecido por un terrible mal, un virus que la consumió por completo.

Se quedó solo al cuidado de su hija, mientras velaba sus sueños y calmaba sus miedos.

—¡El rey busca una esposa! —un lugareño llegó gritando

—¿Qué dices, hermano? —un hombre de cabellera negra preguntó

—Me enteré por los guardias reales que la princesa ha adelantado la ceremonia Moon red para buscarle una esposa al rey —todos murmuraban y preguntaban entre sí.

—Debemos preparar a nuestras hijas —un hombre de ojos azules como el mar comentó.

Todos salieron corriendo a sus casas.

Una boda con el rey era provechosa, habría más comida, más trabajo y más dinero.

Erthe, se quedó pasmado, el rey buscaba una esposa, podía ofrecer a su hija, pero y ¿si la rechazaba?

¡Qué locura! —pensó.

Siguió cargando el costal de trigo mientras pensaba en la fiesta.