CAPITULO 2. CÓMPLICES
Genevieve lo miró irse y se limpió con desagrado sus labios, tomó su celular y llamó a sus mejores amigas.
— Lavinia Valvonesi, tengo que contarte todo.
— ¿Donde te metiste hasta esta hora, Genevieve? Estaba muy preocupada por ti, y tú, muy tranquila, ¿Donde estás? Estoy en el hotel y no te veo en la habitación. — Preguntó una muy preocupada Lavinia Valvonesi y Waleska Petrovic sus mejores amigas y cómplices.
— Tranquila, te envío la dirección y se vienen para contarles.
Genevieve envió la ubicación y dos horas después estaban mirando el lujoso penthouse en el que se encontraba su amiga, el lujo y elegancia era mucho más del que estaban a acostumbradas ellas a ver,
— ¿Acaso pescaste un millonario anoche? — Preguntó Lavinia.
— ¿Millonaria? Nosotras. Este hombre derrocha billones, amiga, es mucho más que ese tal Rinaldi del que te has encaprichado.
Genevieve la fulminó con la mirada.
— Donatello no es un capricho, yo lo amo, y voy a ser su esposa, cueste lo que cueste.
— ¿Eres tonta? Este tipo tiene más que ese italiano, y puede darte la vida de reina que tanto te gusta vivIr.
— No quiero su dinero, solo disfruto un tiempo del placer que me da y luego me marcharé.
— ¿Así nada más? ¿Sin más te irás?
— te dije que no me interesa el dinero, quién me interesa es mi prometido, y seré su esposa.
Genevieve contó cada detalle sin pudor a sus amigas, le mostró la pequeña incisión que se hizo para sangrar, y hacerle creer a Emir que era virgen.
— Eres terrible amiga, ¿y si Emir se enamora de ti? ¿Que harás si eso sucede?
— No lo hará, no creo que lo haga.
Así pasaron la tarde , y el sonido del timbre les llamó la atención.
Genevieve abrió la puerta y recibió lo que Emir le envió.
— Esta entrega es para la señorita Genevieve koslov, firme por favor el recibido.
Genevieve miró y llevó las cajas a la sala donde estaban sus amigas, las abrieron y ante ellas tenían un hermoso vestido rojo, en otra caja los zapatos de tacón de aguja color plata, en otra la bolsa de mano a juego con los zapatos, y por último una caja, la más pequeña de todas la abrió y ahí dentro había una gargantillas de rubí y diamantes.
— ¿Será posible que tú no lo quieras ni por estos regalos Gene?
Genevieve la miró y miró los regalos recibidos.
— Yo amo a Donatello, y no me importa si Emir es más adinerado que él.
— Gene, deja a ese hombre, no te ama, date una oportunidad con Emir, es guapo, es joven, Y sobre todo multimillonario, te puede dar la vida de reina que siempre has tenido. — Le sugirió Lavinia.
Genevieve la fulminó con la mirada, se acercó a ella y la miró fijamente.
— ¿Que parte de amo a Donatello, y no quiero a otro, no entiendes? ¿O será que tengo que dibujarlo para que lo entiendas?
— Ya cálmate Genevieve, no es para que te pongas así de alterada. — Intervino Waleska.
Genevieve caminó hacia la ventana y miró a la nada a través del cristal.
— Donatello será mío, solo mio, y nadie se interpondrá entre el y yo.
— Emir está muy entusiasmado contigo Gene.
— En la guerra cualquier cosa se come, y no es mi culpa si a esa cosa le agrada ser comida por mi.
Lavinia y Waleska se miraron entre sí, haciendo gesto de negación.
— Eres cruel. ¿Sabías?
— Siempre estoy consiente de mi estado.
Genevieve sonrió de forma maliciosa.
En la mañana Emir salió del departamento y fue a la oficina, hizo todo lo referente a su trabajo, luego llamó a su asistente.
— Zeynep.
— Si señor. — Respondió y enseguida entró al llamado de su jefe.
— Por favor, llama a la casa de modas más exclusiva de Estambul, y pide que envíen lo mejor que tengan a esta dirección.
Zeynep cogió la tarjeta, la miró, y luego a Emir.
— ¿Es todo señor?— Preguntó con un nudo en la garganta.
— Pide al joyero que traiga la nueva colección.
— Enseguida señor. — Respondió saliendo de la oficina, apretó la tarjeta en sus manos suspiró profundo y decidió hacer lo que su jefe le pidió.
El joyero llegó con las dos maletas Donde estaban las joyas que se usarán para el lanzamiento de la nueva colección.
— Señor Aksoy, usted mano llamar, y aquí está lo que pidió.
— Si Mustafá, quiero la prenda más exclusiva.
— Señor, estos son los modelos más hermosos que lanzaremos esta temporada.
Emir miró cada uno de los diseños , y uno le llamó la atención, una gargantilla con piedras de rubí, en forma de corazón, a juego con un brazalete y anillo.
— Por favor, envía esta nota a esta dirección, y este anillo me lo envías en una caja especial.
— Enseguida señor, enseguida hago los envíos. Con su permiso.
Mustafá cerró, cogió las maletas y salió de la oficina.
Emir cogió el teléfono y llamó para pedir reservación exclusivamente para ellos dos.
— Si, decorada con todos eso por favor. Gracias.
Cerró la llamada y se dispuso a trabajar el resto del día.
Las horas pasaron, Emir fue a la habitación que tenía anexada a su oficina, se duchó, vistió y salió en dirección al restaurante, sin antes enviar la limusina familiar por Genevieve.
Llegó al restaurante y vio que estaba como lo pidió.
— Señor, por aquí por favor.— Fue recibido por la anfitriona.
Lavinia y Waleska viendo cómo se enojó Genevieve con ellas se despidieron y salieron del departamento.
Las horas pasaron y ya estaba Genevieve parada frente al espejo viendo cómo le quedaba todo lo que Emir le envió.
— Imbécil, — Susurró entre sí.
Dio su último retoque de maquillaje en los labios y salió.
Tomó el ascensor y dentro de el recordó cuando Donatello la hizo suya.
Flash Back
— ¡Hola! Don, venía a... — Sus labios fueron sellados por los de un Donatello despechado.
El beso se profundizó, era una mezcla de desesperación y pasión desbordada producto del alcohol que tenía en su sistema.
Las puertas del se cerraron, fue detenido a medio camino, los besos y la pasión fue desbordada por los poros.
Donatello agarró su cabello y lo llevó hacia tras dejando libre ese esbelto cuello, pasó su lengua por el, mientras las manos de Genevieve lo recorrían todo, sus manos abrieron la cremallera del pantalón, comenzó a masturbarlo, mientras Donatello abría los botones de su blusa y tomaba sus pechos uno a uno. Los lamió, succionó tan fuerte que un gemido de placer doloroso salió de la garganta de Genevieve.
Subió nuevamente por su cuello y fue a su boca, para luego llevarla hacia abajo, arrodillada la tomó nuevamente por sus cabellos y ordenó.
— Abre la boca. — Genevieve se dejó llevar abrió la boca y Donatello se deslizó en ella.
— Mírame a los ojos, —Ordenó Donatello, ella levantó la mirada.
Marcando el ritmo de aceleración que le daba Donatello, sentía arcadas y sus ojos enrojecidos se llenaban de lágrimas.
Seguía entrando y saliendo de su boca, una mano de Genevieve a través del pantalón apretaban las duras nalgas de Donatello, mientras la otra estaba agarrada del miembro.
El cuerpo de Donatello se tensó, sentía que ya no aguantaba más.
La tomó de los hombros la volteó, levantó la falda de su vestido arrancó sus bragas y de una sola estocada la penetró, un grito salió de la boca de Genevieve, Donatello no se detuvo y siguió embistiendo la, se salió por un momento sacó el paquete del bolsillo y se lo colocó y nuevamente de una sola estocada se adentró en ese coño empapado de la excitación, que surgió en un momento desenfrenado.
El cuerpo de Genevieve se tensó, gemidos fuertes salían de su garganta
—¡Aaaah Diooos! Donatello. Ya siento que no aguanto más.
— Aguanta, no tienes permiso de correrte aún.
— ¡Aaaah! ¡Aaaah¡ ¡Mmmm!
— Ya, ya no aguanto. — Exclamaba con voz muy excitada.
— Córrete ahora conmigo, hazlo, hazlo Kiara ¡Aaaah!
El cuerpo de Genevieve se aflojó de una.
¿Como la había llamado Donatello?. ¿Kiara?
— Lo siento, pero esto no debió pasar.
— ¡Me llamaste Kiara!. Eso no te lo voy a perdonar Don. — Gritó muy enojada.
Fin Flash Back.
Genevieve suspiró profundo y cerró los ojos.
— Si no eres mío, me las vas a pagar muy caro Donatello Rinaldi, tú y tu santurrona me las pagan muy caro.
Llegó al piso donde estaban esperando por ella, miró al chófer asignado a llevarla al lugar de la cita pendiente.
— Señorita Genevieve koslov, por favor acompañarme.
Genevieve subió a la limusina y fue trasladada al restaurante.
El trayecto fue en completo silencio, vio pasar el paisaje frente a ella, pero en sus pensamientos solo tenía una idea fija, conquistar como sea a Donatello Rinaldi.
La limusina se estacionó en la entrada, el chófer abrió la puerta y Genevieve salió del interior del carro.
Caminó hasta la entrada y fue recibida por la anfitriona que la guió a la mesa donde estaba Emir.
Este al verla tan hermosa se puso de pie y abrochando se su elegante chaqueta.
Se acerca a ella con una genuina sonrisa a la que fue fingidamente correspondido.
— ¡Estás hermosa Genevieve!
Esta sonrió y respondió.
— Tu estás igual Emir. Y el lugar que no se diga.— Respondió mirando con indiferencia a todos lados.
Emir la agarró por la cintura y unió sus labios a ella, dando un beso que luego fue profundizado muy apasionadamente.
— Ven, vamos a cenar.
Pasaron a la mesa y después la cena fue servida.
La cena pasó entre charlas y risa, Emir contando cosas sobre su vida y ella cinta di lo que deseaba que el supiera
Luego de cierto tiempo, emir la tomó de la mano y la invitó a bailar.
— Baila conmigo por favor. — Susurró entre sus labios.
Genevieve concedió la petición de Emir y se dispuso a bailar.
— Me encantas Genevieve, tanto que deseo arrancarte ese vestido, — Susurró a su oído, mientras sus. el succionaba el lóbulo de su oreja.
— Y tú a mí, Emir me vuelves loca, eres único.
Unieron sus labios en un beso apasionado, sus lenguas se encontraban, Emir estaba cayendo en las redes de Genevieve sin ella proponérselo
