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Todo comienza por ese BESO

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Freddy
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Sinopsis

Manuel tiene veinte años y desde los diecisiete le gustaría que Camila lo considerara como algo más que un amigo. Cansado de esperar, les cuenta a sus amigos que conoció a una chica y salieron juntos. Sin embargo, lo que se suponía que era solo una historia inventada para poner celosa a su amiga, se convierte en realidad cuando su camino choca con el de Fabiana. Fabiana tiene diecinueve años y se mudó a Miami hace apenas dos semanas con el objetivo de olvidar los últimos años de su vida en Chicago. Su plan estaba carente de distracciones hasta que, gracias a un beso, se convierte en la protagonista de la historia de Manuel.

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Capítulo 1

Fabiana

Es el quinto vestido que me pruebo frente al espejo de mi habitación y Samantha, la novia de mi padre, no ayuda en nada. Según ella, los cinco me quedan bien.

- Esto es perfecto, resalta todos los puntos correctos. - Me estoy probando un vestido lila de raso muy corto que me deja la espalda completamente al descubierto. Asiento, a mí también me gusta. - ¿ Estás seguro de que estarás bien solo esta noche? - me pregunta mientras voy a buscar las sandalias altas.

- Sí Sam, no es la primera vez que salgo solo. -

- Pero es la primera vez que sales solo en Miami. -

- Nada pasará. El bar no está muy lejos y todavía hace sol, además a la vuelta vendrás a recogerme , te lo aseguro.

- Está bien. Pero recuerda que si quieres salir temprano, simplemente llámanos y vendremos a buscarte. -

- Lo recordare. -

Él asiente una vez y luego mira el reloj en su muñeca, - tu padre y yo tenemos que irnos o llegaremos tarde. También envíanos un mensaje de texto cuando llegues. -

Paso la siguiente hora después de que se van completando mi look. No uso mucho maquillaje, solo uso un poco de rímel y aplico una capa de brillo en mis labios. Creo ondas suaves con mi cabello y luego agarro mi bolso.

Después de caminar casi minutos, llego al bar que vi camino a casa esta mañana. Está situado muy cerca de la playa y parece estar muy concurrido. Cuando entro, me abro paso entre la multitud hasta la barra del bar. Mientras espero que el bartender se libere empiezo a observar el lugar. Hay un DJ tocando música en vivo, en el centro hay un espacio que hace de pista de baile y alrededor hay mesas ocupadas por unos pocos afortunados. La terraza trasera está llena de gente; algunos hablan, otros fuman.

- ¿ Qué te gustaría beber esplendor? - Le sonrío al bartender que acaba de coquetear conmigo y luego pido un refresco. No puedo esperar a tener años y poder beber legalmente. Después de beber y pagar me acerco a la multitud que se mueve descoordinadamente en el centro del lugar. Es la primera vez que bailo en dos años y debo admitir que me lo perdí.

Sin embargo, después de sólo unos minutos, el momento es interrumpido por dos manos apoyadas en mis caderas. Me los quito y volteo para ver a quién pertenecen. El chico frente a mí definitivamente está drogado. Sus pupilas están dilatadas y su rostro está perlado de sudor. - ¿ Qué te pasa, cariño? ¿No te estabas divirtiendo? - Su aliento huele a alcohol y me alejo un poco más.

- No, me parece obvio. - Intenta tocarme nuevamente pero me alejo justo a tiempo. - No me toque. - Él ríe.

- Estás aquí sola, ¿no quieres venir conmigo? Bueno, diviértanse. - En ese momento entiendo que no desaparecerá fácilmente.

- No estoy solo - miento.

- ¿ Oh, no? No veo a nadie contigo. - No me cree. Me giro por un momento hacia la barra y noto a un chico pidiendo una bebida.

- Mi novio está ahí, pidiendo una bebida. - El chico sigue mi mirada y vuelve a reír.

- No te creo. - Me toca el brazo y tengo que moverme nuevamente. Finalmente se abre un hueco entre la multitud y puedo alejarme más. Sin embargo, cuando me voy, me giro hacia ese pervertido y me doy cuenta de que me está siguiendo.

Frente a mí está el chico que había señalado antes. Está de espaldas y está solo. El chico casi me alcanza así que hago lo primero que me viene a la mente. Llego al chico que está sentado frente al mostrador, le pongo una mano en el hombro y cuando se da vuelta lo beso.

El contacto entre nuestros labios dura hasta que veo salir al chico borracho. En ese momento me alejo y miro el rostro de quien besé. Es hermoso. Me mira fijamente con sus ojos esmeralda bien abiertos y sé que tengo que decir algo. - Lo siento mucho, estaba este chico que me estaba molestando... - Soy interrumpida por sus labios sobre los míos, de nuevo. Esta vez, sin embargo, la confundida, cuando se separa, soy yo.

- Qué carajo... - Me tapa la boca con la mano.

- Cállate y sígueme la corriente. - Ni dos segundos después, una chica alta y morena se detiene junto a nosotros.

- No pensé que nos encontraríamos aquí esta noche Hol, ¿es esta la chica con la que estás saliendo? - Los miro confundido.

- Sí, ¿no se suponía que saldrías con Adam? - El chico que me besó se pasa una mano por el pelo. Parece avergonzado.

- Sí, al final vinimos aquí y conseguimos una mesa, ¿tú también quieres venir? -

- No es necesario, nos íbamos. -

- Bueno, es una pena pero te veré mañana por la mañana en la playa. Obvio que tú también estás invitado... -

Ella está esperando que el chico le diga mi nombre, pero no hay manera de que eso suceda, así que intervendré. Mi nombre es Fabiana. -

- Lindo, entonces Fabiana, te veré mañana por la mañana a las. - Saluda al chico con un beso en la mejilla y luego se marcha.

Siento la mano del chico apretarse alrededor de mi muñeca y luego me arrastran afuera. Él parece enojado, pero yo también.

- ¿ Podemos descubrir qué diablos pasó allí? - le pregunto liberándome de su agarre.

- Debería preguntarte, lo arruinaste todo. - Lo que dices no tiene ningún sentido.

- ¡ Te pedí disculpas y te expliqué por qué te besé pero fuiste tú quien lo hizo por segunda vez! - Ahora estoy gritando.

- ¡ Ahora cree que eres mi novia, mierda! - Realmente no me escuchó y eso me pone nerviosa.

- Sólo dile que no. -

- ¡ No puedo! - Exclama pasándose una mano por el pelo.

- ¿ Y por qué diablos no pudiste? -

- Porque les dije a todos que tenía una cita con mi novia esta noche. -

- Oh, estabas esperando a alguien. Lo sabía... -

- No esperaba a nadie, mentí. - Ahora estoy aún más confundido.

- No entiendo, ¿por qué les mentirías a tus amigos? - Resopla mientras camina de un lado a otro por la acera.

- ¿ Podemos hablar en un lugar más tranquilo? Mi coche está aparcado cerca. -

- No me subiré al auto contigo, no te conozco. -

- Entonces vamos a la playa, sígueme. - Sólo gira una vez para comprobar que lo sigue. Pero me quedo donde estoy.

- No voy a ir a ninguna parte contigo. I. No. Lo sé. - Enuncio bien las palabras.

- Pero me conoces lo suficiente como para besarme - responde.

Suspiro. - Está bien, pero nos quedaremos donde la gente pueda vernos. -

- Está bien, princesa – se burla de mí.

Bajemos a la playa. A unos metros de nosotros unos niños están reunidos alrededor de una hoguera mientras tocan la guitarra. Yo diría que es bastante seguro.

- Mañana tienes que venir conmigo a la playa. - No duda ni un segundo en dar órdenes.

- No – respondo directamente.

- Sí Sí. Tú creaste este desastre, así que tienes que ayudarme. - Asegúrate de marcar bien el “debes”.

- Explícame el lío que habría creado porque, a mi modo de ver, lo hiciste todo tú solo. -

Él resopla de nuevo, - Me gusta la chica que vino a hablar conmigo esta tarde - dice, - pero para ella sólo soy un amigo. Esta mañana hice una estupidez y mencioné que tenía novia para ver cómo reaccionaría. Se suponía que era sólo una historia inventada pero luego me besaste y ella nos vio. -

- Es una idea estúpida. ¿Esperas que ella se dé cuenta de ti sólo porque te comprometiste? - Inesperadamente lo veo asentir. - Ustedes a veces son verdaderos idiotas. - Me hace reir. - ¿ Y cuánto duraría esta farsa? -

- No lo sé... el tiempo que tardó en darse cuenta de mí. - Suspiro - tenía sentido esta mañana. -

- El sol debe haberte hecho daño. -

- Probablemente. - Vuelves a pasar la misma mano por tu cabello. - ¿ Entonces me ayudarás? - Permanezco en silencio, no puedo creer que en realidad me estés preguntando esto. - Pero debes saber que si te niegas quedaré como un idiota y me tendrás en tu conciencia. -

Si a él le hizo daño el sol de esta mañana, a mí me duele la humedad de las últimas dos horas porque, contra toda lógica, acepto ayudarlo.

Fabiana

Es por la mañana y en una hora tengo que encontrarme con el novio de ayer, Manuel.

Después de aceptar su propuesta ayer, nos presentamos y le di mi número de teléfono. Cuando llegué a casa le escribí y él me respondió ordenándome encontrarme con él frente al club la noche anterior.

Comparado con ayer, hoy mis opciones son limitadas. Tengo cuatro trajes de baño: dos son de una pieza y dos tienen braguitas de cintura alta. Me decido por el traje de baño turquesa de cintura alta, me pongo un vestido blanco encima y uso sandalias planas para la playa.

Cuando finalmente me bajo tengo media hora para llegar a tiempo así que me quedan unos minutos para despedirme de Sam y mi padre.

- ¿ Conociste a esta gente anoche? - Me pregunta mi padre, después de que le digo adónde voy, mientras sazona sus panqueques con jarabe de arce.

- Dos de ellos - respondo - y me invitaron a la playa esta mañana. - Parece estar pensando en algo, pero luego asiente y me suelta.

Llego al frente del club minutos antes pero él ya está ahí esperándome. A la luz del día parece aún más bonito. Tiene cabello castaño ondulado y piel bronceada. Sin embargo, lo que más me llama la atención son sus ojos, podrían confundirse con dos fragmentos de esmeralda.

- Finalmente has llegado. - Estas son las primeras palabras que me dice.

- Aún quedan minutos - le señalo.

- Pongámonos en marcha, tenemos mucho de qué hablar. - Como anoche, comienza a caminar esperando que lo siga, y esta vez lo hago de inmediato.

- ¿ A dónde vamos? - le pregunto cuando finalmente lo alcanzo.

- Desayunando - dice, deteniéndose frente a una pequeña pastelería. Nada más entrar me golpea el delicioso olor a postres recién horneados. Miro hacia el mostrador donde se exponen croissants rellenos y tartas de todo tipo.

- Buenos días Manuel. - La señora detrás del mostrador lo saluda con una sonrisa. Me imagino que es un cliente habitual. - ¿ Quién es la chica preciosa que trajiste esta mañana? - Esta vez su cálida sonrisa está dirigida a mí.

- Es amiga mía, la conocí ayer. - Le devuelve la sonrisa a la mujer y luego va a sentarse en una de las mesas de madera blanca.

- ¿ Qué te gustaría comer? - me pregunta el dueño del lugar. Empiezo a observar cada bondad que se muestra y luego elijo un trozo de tarta de manzana con un café con leche, después de lo cual me siento con Manuel.

Permanecemos en silencio hasta que se sirve el desayuno. Luego se aclara la garganta. - Deberíamos conocernos mejor antes de conocer a otros. -

- Claro, tiene sentido. - Incluso si nada de lo que hacemos tiene sentido.

- ¿ Tienes un segundo nombre? - me pregunta después de beber un poco de su café.

- ¿ No tu? -

- Yo tampoco. ¿Cumpleaños? -

- Marzo. -

- El mío es agosto. - Pausa, - ¿color favorito? -

- No creo que tenga un color favorito, pero me gustan los tonos pastel. ¿Qué hay de ti en cambio? -

- El rojo. - Asiento mientras memorizo toda esta información. - ¿ Eres de Miami? - me pregunta.

- No, me mudé aquí hace dos semanas desde Chicago. -

- Perfecto, diremos que nos conocimos cuando me paraste en la calle para pedirme indicaciones ya que te acabas de mudar. - Podría funcionar.

- ¿ Cuántos años tiene? - le pregunto después de repetir la historia de cómo nos conocimos.

- Por favor no me digas que eres menor de edad. -

Pongo los ojos en blanco. - Tengo años, no te preocupes. -

- Bien - parece realmente aliviado - ahora viene la mejor parte - afirma con una sonrisa pícara en su rostro.

- ¿ Sería? -

Su sonrisa se amplía cada vez más, - tendremos que tomarnos de la mano... - , dice, - tocarnos, abrazarnos y si es necesario besarnos. -

- No, absolutamente no. -

- Aunque no creo que hayas tenido ningún problema ayer. -

- Ayer fue diferente, ya te expliqué por qué lo hice. - El sonrie.

- Y no me digas que no te gustó. -

- Ni siquiera un poco. -

Mentiroso.

- Cambiarás de opinión. - Parece muy confiado.

- Nunca va a pasar. - Asiente, pretendiendo seguirme la corriente. Luego se levanta y se dirige a la puerta. Yo también me levanto y me uno a él después de saludar al dueño.

- Después de ti princesa. - Me sostiene la puerta abierta y con su mano libre me insta a salir. Pongo los ojos en blanco y paso junto a él.

Caminamos bajo el sol durante unos minutos antes de que se detenga y señale a un grupo de personas reunidas cerca de la orilla. Tan pronto como veo a sus amigos empiezo a arrepentirme de la decisión de ayer.

Será un desastre, lo puedo sentir. Pero entonces su mano agarra la mía y parte de la tensión que siento desaparece. Empiezo a repetir en mi cabeza todas las cosas que me dijo sobre él. Agosto, rojo, sin segundo nombre y... llegamos a ellos.

¿Y ahora?

La chica de ayer viene hacia nosotros con el que creo que es su novio. Lleva un bikini blanco y se mueve con gracia incluso en la arena. - Por fin has llegado. - Debe ser una persona muy extrovertida porque nos abraza a los dos, aunque le dedique más tiempo a Manuel. - Ayer no nos presentamos correctamente, soy Camila y este es mi novio Adam. -

Les sonrío a ambos : Soy Fabiana. - Mientras tanto también se nos han unido los demás, un chico de piel oscura de la mano de una chica rubia, Thomas y Tara, y otro chico bronceado como Manuel pero de pelo negro llamado Liam. Por ahora todos parecen bonitos.

- Cuando Camila nos escribió anoche que te había conocido en el bar con tu novia casi no le creímos - comienza Liam.

- Empezábamos a pensar que lo habías inventado - añade Thomas.

Manuel nos sonríe a los dos, parece confiado pero puedo sentir un poco de nerviosismo en la forma en que me da la mano. - Pero existe y está aquí, frente a ti. - Me acerca más a él para rodear mi cintura con su brazo. Aunque la tela ligera de mi vestido actúa como una pared entre nuestra piel, todavía siento su cálido toque y me da escalofríos de placer. Ha pasado demasiado tiempo desde que alguien me tocó así.

- Vamos a cambiar - anuncia Manuel a sus amigos.

- Avanzad para que podamos comenzar el torneo de voleibol de playa - nos grita Liam mientras nos alejamos hacia la sombrilla. Manuel y yo, por otro lado, no hablamos hasta que llegamos a las toallas extendidas en la arena.

- Liam y yo normalmente jugamos equipo de voleibol de playa. - Entiendo a qué te refieres.

- No te preocupes, no tenía ganas de jugar. - No es cierto, pero no puedo obligarlo a jugar conmigo. Después de todo, nosotros dos no somos nada. Así que finjo una sonrisa, es algo en lo que me he vuelto bueno en los últimos años.

- ¿ Seguro? -

- Cierto. -

Creo que lo convencí porque finalmente se desnuda… es decir, se quita la camisa azul para quedarse con su disfraz. Frente a mí hay un abdomen que parece haber sido esculpido por los propios dioses. Tengo que concentrarme mucho para no sonrojarme.

- ¿ Te gusta? - Lo estaba mirando fijamente y él se dio cuenta, ¡ joder! Me mira con una sonrisa traviesa, esperando mi reacción.

Sacudo la cabeza fingiendo estar distraída por otra cosa. - Lo he visto mejor. - No es cierto, pero yo nunca le habría dado esa satisfacción.

- Sé que mientes, tienes algo de baba aquí. - Señala un lado de su boca y se ríe.

- Te gustaría. - En este punto yo también debería quitarme el vestido. Hace dos años no habría tenido ningún problema en hacer algo así delante de otras personas pero ahora es diferente.

Ahora tengo una cicatriz que cubrir.

Trago, luego me quito los tirantes del vestido. De esta manera puedo comprobar que el disfraz no se ha movido hacia abajo y que la cicatriz de mi vientre sigue cubierta. Después de asegurarme de que todo está en su lugar, lo quito por completo.

Cuando miro a Manuel, lo encuentro concentrado en mí. Sin querer, me encuentro sonriendo. - ¿ Te gusta el disfraz? - Finalmente quita la vista de mi cuerpo.

- Es un color precioso - afirma impasible antes de que sus amigos nos alcancen.

- ¿ Estás listo para jugar? - nos pregunta Tomás.

Manuel asiente. - Fabiana no quiere jugar así que seremos tú y yo otra vez – dice volviéndose hacia Liam.

- ¡ Vamos a patearle el trasero entonces! - Liam le da una palmada en la espalda a Manuel y luego todos se alejan hacia la red de voleibol de playa.

Finalmente puedo dejar de sonreír.

A los pocos minutos del partido entre el equipo de Manuel y el de Thomas alguien me llama al celular. Tan pronto como leo el nombre de mi mejor amigo en la pantalla, sonrío. Me alejo del juego sin que nadie se dé cuenta y camino hacia el agua para hablar con ella.

- ¿ Por qué hace horas que no me respondes? - Me regaña nada más contestar la llamada.

- Estaba ocupado. - Después de todo, no es mentira.

- ¿ Demasiado ocupado para siquiera responder a un simple mensaje? Me estaba preocupando mucho Madi. - Ahora su tono es serio.

- Lo siento Ally... - la escucho suspirar, - pero anoche salí sola y conocí a un chico. -

Silencio. Eso es lo que escucho en los próximos segundos. - ¡¿ No me respondiste porque estabas teniendo sexo?! - me grita al oído.

- ¡ Eso no es lo que yo dije! - exclamé a mi vez antes de contarle todo lo sucedido en las últimas horas.

- ¿ Entonces ahora eres la novia falsa de este chico con abdominales divinos? -

- Exacto. - Ni siquiera intento negar el adjetivo que acaba de usar para describir sus abdominales, después de todo lo usé yo primero.

- Hay al menos cien cosas que podrían salir mal en esta historia. - Asiento aunque no pueda verme porque sé que tiene razón.

- Sin embargo... - cambio de tema, - ¿qué tenías que decirme anoche que fuera tan importante? - Me envió una veintena de mensajes ordenándome que le devolviera la llamada.

- Tu madre vino a hablar conmigo. - El teléfono casi se me cae de las manos. - Ella me preguntó por ti, le gustaría que la llamaras. -

Suspiro. - Si alguna vez la vuelvo a ver, dile que la llamaré cuando quiera. Todavía no estoy listo para hablar con ella como a ella le gustaría. -

- Lo sé... - hace una pausa, - ya me tengo que ir, me llaman mis padres, te amo Madi. -

- Yo también te amo Ally. - Cuelgo primero y me dirijo hacia la cancha de voleibol de playa. El primer juego de Manuel acaba de terminar, creo que ganaron porque ahora siguen siendo ellos los que juegan con Camila y su novio. En cambio, llego hasta Tara y Thomas que no están lejos de las líneas que delimitan el área de juego y me detengo junto a ellos.

- Entonces... - , comienza Tara, - ¿Cómo os conocisteis Manuel y tú? -

- Hace unas dos semanas me mudé y estaba perdido. Mi teléfono estaba muerto y le pedí direcciones, hablamos un rato y luego intercambiamos números. - Nunca sabrán que es la historia que inventamos apenas unas horas antes.

- Manuel es una buena persona, todos lo amamos. - Puedo escuchar las palabras no dichas: "trátalo bien o tratarás con nosotros".

- ¿ No crees que deberías advertirle también sobre Manuel? - miro a Thomas confundido.

- ¿ Qué quieres decir? -

- La relación más larga de Manuel antes de esta duró horas. Desde la tarde hasta la mañana y sólo porque la niña no quería levantarse de la cama. - Su novia le da unos golpecitos en el brazo para que se calle pero ya entendí a qué se refería: Manuel es un mujeriego.

- Parece que las cosas han cambiado desde que sigo aquí. -

- ¿ Por qué ya no deberías estar aquí? - Salto sintiéndolo detrás de mí.

- Vamos a quitarnos la arena de encima. Lo tengo en lugares que ni te imaginas. - Liam interrumpe el momento y después de unos instantes estamos todos en el agua. Manuel, sin embargo, me lleva a un lado con él. Nos hemos alejado un poco de los demás, probablemente no quiere que escuchen lo que está a punto de decirme.

- ¿ De qué estaban hablando Thomas y tú? -

Yo trago. - Me preguntó cómo nos conocimos y le dije lo que habíamos acordado. - Él sabe que eso no es todo, así que coloca sus manos en mis caderas bajo el agua y me acerca aún más a él.

- ¿ Y qué más? - pregunta en voz baja para no ser escuchado. Su aliento me hace cosquillas en la cabeza y llega justo debajo de su barbilla.

- Me informó de tu reputación con las mujeres. - Permanecer en silencio. Levanto la cabeza para mirarlo a los ojos y le pregunto : ¿ ni siquiera intentas negarlo? -

Él niega con la cabeza. - Es la verdad - dice.

- Yo…no quiero que veas a otras personas hasta que termine esta farsa. - A diferencia de él, no soy muy bueno dando órdenes. - Si alguien te ve con otra persona… no quiero parecer estúpido. -

Parece estar pensando en ello. - Pero alguien tiene que cuidar lo que tengo aquí abajo. -

- Tienes manos – respondo mientras intento no mirar hacia abajo.

- ¿ Y si quiero el tuyo? - Su voz es más baja, más profunda y despierta algo dentro de mí. De repente el agua parece más cálida.

- Eso nunca pasará. - Me recupero y sostengo su mirada mientras él me escudriña con sus ojos verdes, una sonrisa pícara aparece en su rostro.

Parece que el tiempo se ha detenido.

- ¡ Ey! Es una playa pública, también hay niños. - Escucho reír a Liam a unos metros de distancia así que bruscamente me alejo de Manuel para volver hacia los demás.

¿Lo que acaba de suceder?