Capítulo 09
Al llegar a clase de Lengua con la maestra Esther, no pude concentrarme ni siquiera un momento. Estaba tan hundida en mis pensamientos, estaba tan abstraída en averiguar las intenciones de Harry, que la clase se pasó volando frente a mis ojos.
Sin pensarlo, ya estaba camino a la salida con Dali al lado mío. Ella y yo siempre esperábamos a que todos se marcharan y la salida no esté tan saturada de alumnos queriendo salir de, según ellos, el infierno; evitando así que nos aplastaran como hormigas en el intento.
Cuando la salida ya era un poco más fácil, nos decidimos a irnos. Acabábamos de salir de la escuela cuando oigo mi nombre escucharse por sobre los murmureos a mi alrededor y la plática con Dalila. Me giro hacia donde la voz fue producida y me encuentro con la imagen de Brent abriéndose paso a leves empujones sobre los alumnos hasta llegar a mí.
De repente, siento un leve golpe en mi costado, codeada que Dali me había dado. Le miré y tenía una expresión divertida y sugestiva en el rostro. Esa misma cara que ponía cuando Brent me hablaba o cuando estábamos juntos.
—Dali...— Le regañé mirándole mal.
—Ya, lo siento, solo bromeo— Alzó ambas manos en señal de rendición a lo que yo negué con la cabeza y solté un suspiro.
Al parecer se siente mil veces mejor que ayer, ya que ya empezó a bromear con lo de Brent y yo.
Brent se fue acercando cada vez más hasta quedar frente a mí. Se quedó unos segundos completamente quieto hasta recuperar el aire y dijo con una leve sonrisa—: Hola.
—Hola— Le respondí de la misma forma.
Y fue entonces cuando el silencio incomodo llegó con todas sus fuerzas a adquirir el poder.
Hace alrededor de tres semanas que no escuchaba que me dijera un simple "hola", y eso me llena de nostalgia.
—Mi mamá me espera en el auto— Anunció Dali unos segundos después—. Será mejor que me vaya o se pondrá loca, nos vemos mañana— Se acercó a mí y plantó un beso fugaz en mi mejilla para luego casi salir huyendo de allí.
—No, Dali, no te...—. Intenté detenerla para que no me dejara sola con él, pero ya había avanzado mucho.
—Adiós Brent—. Dijo casi en un grito, a lo que él solo sacudió su mano en su dirección.
Me atrevo a jurar que puso esa escusa solo para dejarnos solos a él y a mí en esta incómoda situación. Odio cuando hace eso.
—Mary...—. Me llamó. Dejé de mirar como mi amiga se alejaba en el auto de su mamá para verlo a él. Tuve que alzar la cabeza para mirarlo a los ojos y él tuvo que agacharla para mirar los míos, ya que, o él era muy alto, o yo era muy baja. —¿Podemos hablar?—. Preguntó con algo de ansiedad en su voz.
—Ya estamos hablando—. Le informé.
—Bueno, sí...—. Soltó una pequeña risa nasal. —Pero, yo me refería a que si puedo decirte algo—. Se explicó.
—Oh..., ¿Qué cosa?—. Pregunté con interés y confusión mientras sentía como mis manos comenzaban a sudar.
Soltó un gran suspiro antes de decir—: Sobre nosotros—. No pude evitar sentir algo extraño recorrerme el cuerpo ante sus palabras. Bajé la mirada a mis pies para no mirarlo y ponerme más nerviosa de lo que ya estaba. —Y..., creo que debo disculparme contigo—. Le miré sorprendida en cuando dijo esas palabras. —Debí entenderte cuando me dijiste que no pero, en ese momento, todo era tan confuso para mí, porque tú me habías dicho que también te gustaba y que sí querías ser mi novia, pero al día siguiente me dijiste que no—. No me pasó desapercibida la aflicción que invadía sus facciones, y al instante me sentí culpable por causar eso en él.
—Lo siento, Brent, yo no...— Intenté disculparme, pero él me interrumpió.
—No, no te disculpes, no fue tu culpa, fue mía por no haberte entendido y reaccionar así, dejándote de hablar, aun cuando me explicaste que tu mamá no te dejaba—. Hizo una mueca de disculpa.
Abrí mi boca para hablar, pero de esta no salió nada porque él no me lo permitió.
—Quisiera que todo vuelva a ser como antes—. Continuó—, cuando tú y yo éramos simplemente amigos y la pasábamos tan bien juntos.
—Yo también—. Reconocí en un murmuro.
—Solo quiero estar contigo, no importa que solo seamos amigos. Tal vez en un futuro podamos intentar ser algo más—. Propuso.
No pude evitar fundar una pequeña sonrisa en mi rostro con el solo hecho de considerarlo.
Hace más o menos año y medio que me gusta Brent. Hace apenas un mes supe que le gustaba a él también. Lo cual no puedo negar que, si me emocionó un poco, bueno, mucho.
Pero mi mamá..., a veces no entiendo por qué me sobreprotege tanto. Ella ya conoce a Brent, sabe que es un buen chico, hasta ella misma me lo ha dicho, así que no entiendo por qué no me dejó tenerlo como novio. Y no solo es eso, no me deja ir a casi ninguna parte, solo me deja ir con Dalila porque su mamá y ella son amigas y se conocen perfectamente, si no fuese por eso, tampoco me dejaría ir con Dali.
Por eso mismo no le dije lo de las asesorías de matemáticas que le daría a Harry, porque ella jamás en la vida me dejaría hacerlo, a menos de que esté allí a cada momento, observando cada uno de sus movimientos. Como si él fuera a hacerme algo malo.
—¿Entonces?—. Habló Brent sacándome de mis cavilaciones. —¿Amigos de nuevo?—. Propuso con una sonrisa pintada en su rostro.
Abrí mi boca para decir algo, pero no pude enlazar las palabras que salen de mi mente con mi lengua, así que tan solo me linde a asentir con la cabeza y acercarme a él para abrazarlo. El me correspondió en el instante en el que me abalancé a sus brazos.
—Te extrañé mucho— Habló contra mi oído.
—Yo también— Admití en un musito palpitante.
Me gusta cuando me abraza porque me sostiene con fuerza, pero a la vez con tanta delicadeza, como si estuviese tocando al más preciado de los tesoros. Eso me hace sentir especial, cosa que no siento muy a menudo.
Mientras me entregaba a los brazos de Brent, pude observar una imagen familiar al mirar por sobre sus hombros. Algo se remolineó dentro de mí en el momento en que mis ojos se tropezaron con los suyos.
Estaba él, mirándonos fijamente, su ceño estaba fruncido y sus brazos cruzados por debajo de su pecho mientras recargaba su espalda en su auto.
Algo en él me decía que estaba molesto, había algo en él que me decía que lo que venía a continuación no resultaría bien.
—B-Brent— Le llamé. Sentí ganas de golpearme por escucharme tan ansiosa.
—¿Sí?—. Dijo en un murmuro sin dejar de abrazarme.
—Ya tengo que irme—. Le dije en un musito tembloroso sin dejar de ver la profunda mirada que Harry nos dedicaba.
—¿Vas a tu casa?—. Preguntó separándose de mí. Mentí asintiendo con la cabeza. —Te acompaño entonces—. Ofreció.
—No, no—. Me apresuré a rechazar mirándolo un segundo, pero no podía dejar de ver como él nos miraba—. No hace falta.
Brent pareció notar que miraba a alguien más, ya que giró su cabeza hacia atrás para segundos después volver la atención hacia mí.
—¿Quién es ese tipo que nos mira?—. Preguntó con desconcierto.
— ¿Eh?— Pregunté aunque lo había escuchado perfectamente, por culpa de mi nerviosismo por la situación.
—¿Quién es el tipo que nos mira tanto?—. Repitió. —¿Lo conoces?
—Ehm..., s-sí, es mi..., es mi primo— Mentí.
—¿Tu primo?—. Inquirió dudoso. Asentí. —¿Por qué nunca me habías contado sobre él?
—Porque no es algo que haya necesidad de contarle a todo el mundo, ¿sabes?—. Traté de sonreír para aminorar la tensión, pero me salió terrible.
— ¿Por qué? ¿Hay algo malo con él o...?
—No, claro que no— Me aligeré a decir—. Es solo que..., es solo que acaba de llegar de otro estado a visitarnos apenas ayer y, no es algo que pude haberte contado— Me sorprendí por lo rápido que vinieron esas mentiras a mi mente.
—Entiendo— Dijo asintiendo con la cabeza, pero algo en sus ojos me decía que no me creía del todo—. Entonces, supongo que él te llevará a tu casa ¿no?— Asentí.
En realidad, me llevará a la casa de él, así que...
