Capítulo 5
- Te prometo que te traeré un regalo – dice, dejándome un beso en la frente antes de irse.
Si, seguro. El presente.
Nunca he mencionado nada que sepa la verdad. Si están así de felices, por mí está bien. De todos modos, no serviría de nada decir que lo sé todo desde hace años.
Cuando se cierra la puerta principal, veo a mi madre salir del dormitorio. Tiene ojos brillantes.
- ¿Sales? - Pregúnteme.
- Sí, voy a Clara - .
- Bueno. No vuelvas tarde - dice, volviéndose para ir a la cocina.
- Mamá - Le devolveré la llamada. - ¿Crees que podríamos necesitar personal en la librería? -
-No , Stefanie. Los tres somos suficientes. El trabajo ni siquiera es mucho últimamente. La gente prefiere gastar dinero en teléfonos móviles y ordenadores que en un libro. Le dije a tu abuela que no era buena idea - dice.
Asiento y salgo de la casa. Camino hasta la parada del autobús, esperando que pase.
Pensé que tal vez podríamos darle un trabajo a Trevor para que pudiera ganar algo de dinero para comer, pero mamá tiene razón. Las cosas no van tan bien en la librería.
La abuela lo compró hace unos diez años y, cuando ella estuvo presente, funcionó muy bien.
Cuando enfermó, dejó la administración a mis padres, pero el negocio ya no es lo que era. Él había dicho que me lo había comprado, que en cuanto fuera mayor de edad sería mío y estaba muy feliz por ello. Me encantan los libros, es una de las pasiones que me transmitió. Cuando era niño siempre iba allí para leer o simplemente pasar el rato. Puedes descubrir muchas cosas en los libros que la gente compra. Mientras la abuela trabajaba, yo me quedaba allí observando a todos y entendiendo las historias que se escondían detrás de sus miradas o detrás del libro que habían comprado. Todas las personas tienen un mundo dentro de ellas y amo tanto la aventura que quiero explorar cada mundo.
Llega el autobús y, tras veinte minutos de viaje, me bajo en la parada habitual.
Inmediatamente camino hacia mi callejón favorito, espero que esté allí otra vez, sino realmente no sé dónde ir a buscarlo.
Tan pronto como doblas la esquina, lo ves. Doy un suspiro de alivio. Él está en el mismo banco, con el vaso en la mano y la cabeza gacha.
Sonrío porque estoy feliz de verlo, pero tengo la impresión de que está triste. Es sábado por la tarde y todos nuestros compañeros están saliendo con sus amigos o preparándose para ir a bailar esta noche. No él. Está sentado en un banco pidiendo algo de cambio.
Me acerco.
- Espero que sigas cumpliendo tu promesa – digo una vez que llego a su lado.
Levanta la cabeza sorprendido y su mirada se ilumina en cuanto me reconoce.
- ¿ Stefanie? - él susurra.
Me doy cuenta de que tiene un moretón en el pómulo y el labio partido.
- ¡ Dios mío! ¿Pero qué te pasó? - pregunto bajándome a la misma altura que él para ver mejor.
- Nada - interrumpe, volviéndose de lado para evitar que mire.
Tomo suavemente su rostro con una mano y lo obligo a girarse nuevamente para poder ver mejor. Se estremece ligeramente cuando lo toco.
- ¿ Quién lo hizo? - Yo le pregunto.
Me temo que se metió en algún problema y estoy feliz de haber pospuesto salir con Clara para asegurarme de que estaba bien.
- Nadie, en realidad. No tienes de qué preocuparte – me dice, sin quitarme los ojos de encima.
Esa pared otra vez. No quiere que nadie lo investigue. Él no quiere que intente meterme en su cabeza y eso me parece bien, porque en el fondo tampoco dejo que nadie se meta.
- No pensé que volverías - me dice, tratando de cambiar de tema.
Me siento en el banco junto a él.
- Habría venido antes, pero he estado muy ocupada con la escuela. Pero hoy es sábado y tengo toda la tarde libre - le digo con una sonrisa.
- ¿Quieres…quieres pasar toda la tarde conmigo? - Pregúnteme.
- ¡ Oh Dios, lo siento! Supuse que tú también lo querías. Fui estúpida, sólo pensé en... - empiezo a decir.
Estoy en pánico. ¿Cómo podría dar por sentado algo así?
Trevor me interrumpe.
- No, ¿qué estás diciendo? - me pregunta riendo. - Lo que quise decir es que... No esperaba que lo quisieras. Es sábado y pensé que querías pasar la tarde con tus amigos, no conmigo - .
- Pasaré la tarde contigo sólo si cumpliste tu promesa – digo sonriendo.
Él se ríe conmigo.
- Sí, me lo quedé - .
- Entonces usaste ese dinero para comprar comida - digo como si fuera obvio.
- En realidad no - .
¿Qué compró con ese dinero?
No era mucho, sólo eran cinco dólares, pero realmente esperaba que hubiera comido algo. Es muy flaco y no tengo idea de cómo sigue.
- Yo-yo... bueno... esperaba volver a verte porque... tengo algo que agradecerte - me dice.
- ¿Qué? - pregunto sorprendido.
¿Realmente usó su dinero para darme un regalo? Podría haberlos usado para comer o incluso comprar esos estúpidos cigarrillos, pero nunca hubiera pensado que los usaría para darme un regalo.
- Sí, bueno… no es mucho porque no podía permitirme nada más, pero… – dice y deja el tema, metiéndose la mano en el bolsillo y sacando un pequeño paquete.
Lo tomo y lo abro. Dentro encuentro una pulsera. Está formado por un hilo azul, que sujeta muchas cuentas grises y en el centro hay un colgante en forma de flor.
- ¡ Es maravilloso, gracias! - digo sonriendo.
Es muy guapo y nunca lo imaginé usando su dinero para mí.
- Realmente no deberías haberlo hecho - .
- Fue un placer. Sólo tenía miedo de no volverte a ver y no poder dártelo - me dice.
¿Existe un alma más pura y bella?
No, absolutamente no. Nunca he conocido a nadie como él. Su gesto y sus palabras casi me hacen mover, pero trato de contenerme porque no quiero empezar a llorar.
- ¿Puedes ayudarme a ponérmelo? - Yo le pregunto.
Él asiente, envuelve el brazalete alrededor de mi muñeca y lo coloca.
- Gracias – digo mirándolo.
