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Capitulo 3. Sexo con la recepcionista

A Liana no se le salía de la cabeza lo del despido de su padre, era su culpa que todo aquello estuviera pasando. Ahora su papá volvía a quedarse sin empleo, su preocupación fue en aumento al saber que debía pagar la cuota de la hipoteca en una semana.

Era su ultimo ultimátum, si no cancelaban ese porcentaje los echarían a la calle. La joven observa a su padre mientras cenaban en silencio, se le notaba que estaba muy preocupado por los problemas que los embargaban.

Ella muerde sus labios puesto que no sabe que más hacer para ayudar en la casa, su sueldo no alcanzaba para nada, a duras penas lograba comprar algo de comida para su hogar. Tanto ella como su papá contaban con la comisión que James sacaría a final de mes.

—Papá, quizás deba buscar otro trabajo para ganar un poco más de dinero.

—No harás tal cosa, yo me encargare de lo que haga falta por hacer. No quiero que te preocupes por nada, solo es un trabajo más.

—No podemos seguir en esta situación, debo trabajar y traer más ingreso a la casa. La hipoteca…

—Liana, apenas tienes 19 años, tan solo eres una niña. Deja que yo me encargue de la casa, te aseguro que sabré salir adelante. Y sobre la hipoteca, bueno, pediré un poco más de tiempo.

Ella aplana los labios, era consciente de que su papá le estaba mintiendo, el banco no le daría más tiempo.

—Esa suma de dinero es muy alta, papá. No tenemos los recursos para pagarla —James ve seriamente a su hija —. Y ni siquiera puedes vender la casa porque la debemos toda.

—Debes confiar en mí, yo encontrare la manera de solucionar ese problema.

Liana no estaba segura de que en una semana su padre pudiera solventar ese asunto, por ese camino por el que iban terminarían en la calle.

—Está bien, papá—la joven medio sonríe trayéndole un poco de paz al rostro de su padre, pero mentía, no estaba dispuesta a dejarle toda la carga a él.

—Muy bien, me tranquiliza saber que entiendes y confías en que puedo hacerlo yo.

[…]

La morena se desnudó muy lentamente delante de los ojos de Giovanni, este la miraba con un brillo malicioso y pervertido en los ojos mientras que su polla reacciona ante las curvas de esa mujer.

Ella con una sonrisa traviesa en los labios camina hacia su escritorio contoneando sus caderas de una manera muy atrevida. Sus tetas tenían un vaivén delicioso mientras caminaba, esos pezones algo oscuros y pequeños eran como un manjar para Giovanni.

El CEO se acomoda en su sillón relajando su cuerpo al ver que la morena queda justo frente de él.

—¿Quieres tocarme? —pregunta ella mordiendo sus labios tentativamente.

—Dime dónde quieres que te toque.

—Aquí —toma la mano del castaño y la lleva justo entre el medio de sus muslos, coloca sus dedos entre los labios vaginales de su coño y luego gime con fuerza al presionar ella misma su vagina—. Allí, quiero que me toques allí.

La morena echa la cabeza hacia atrás mientras que toca sus tetas delicadamente, Giovanni comienza a masturbar su coño sin apartar la vista de sus manos. Le gustaba ver como se tocaba a sí misma.

El castaño muerde sus labios en gesto de aprobación y eso lo incita a introducir dos dedos dentro del coño de la morena.

—¡Ahhhhh! Joder, que bueno es esto… me coges tan rico con los dedos Giovanni.

Este sonríe con malicia y empieza a ejercer más fuerza con sus dedos, penetra el coño de la morena muy rápido, empapando sus dedos con sus fluidos blanquecinos. El meter y sacar de sus dedos producía un sonido morboso que se lo ponía muy duro.

—Siiii, que rico Giovanni, quiero que me des más duro.

A esa hora de la noche la empresa carecía de empleados. Ellos eran los únicos en ese piso así que nadie los interrumpiría. Esa morena podía gemir todo lo que le diera la gana.

—Fóllame más duro Giovanni, vamos métemelo más fuerte.

—¿Eso es lo que quieres?

Y con aquellas palabras retira los dedos humedecidos del flujo de ella, la coge por la cintura y la hace sentarse en su regazo. Introduce ambos dedos en la boca de la morena y la hace chuparle los dedos.

Automáticamente ella empieza a soltarle el pantalón y termina por sacarle la polla mientras lame sus dedos con morbo al mismo tiempo que lo observa. Giovanni se inclina hacia atrás y la deja hacer el trabajo, por lo general todas hacían el trabajo, casi nunca tenía que hacer nada, a menos que se las follara por el culo.

Así que la morena hizo todo el trabajo, le saco la polla y rápidamente le puso un condón y segundos después deslizo su pene dentro de su coño. Giovanni la sujeto de las caderas mientras que hacía unos movimientos circulares que enloquecían a cualquiera.

Cierra los ojos y se concentra en el sonido que creaba la unión de su polla con la vagina de esa morena. Desde que vio a esa chica en la recepción de abajo supo que se la cogería, y no se equivocó, puesto ella no tardó mucho en buscarlo.

Abre los ojos de nuevo y ve el sudor recorrer su cuerpo moreno, las gotas se deslizaban por sus tetas y morían en su coño. Baja un poco la mirada y se encuentra viendo como su polla palpitante penetra el coño de esa mujer.

El CEO se sujeta de las tetas de ella mientras que la joven empieza a saltar sobre él.

—Sí, duro, dame duro… me gusta así… ¡ah! ¡Ah! más, más, más…

Mordía sus labios tan fuerte que sangrarían, Giovanni apretó sus tetas con fuerza lo que causo que ella gimiera aún más. Luego se inclinó hacia ellas, las junto y se llevó ambos pezones a su boca.

Empezó a chuparle las dos tetas al mismo tiempo mientras que ella saltaba sobre su polla, el sonido morbosos de sus sexos cada vez era mayor acrecentando la excitación en su interior. Tanto así, que mordió una de las tetas de ella dejando un gran moretón en ella.

Y como la morena no se quejó, siguió chupándole la teta con bestialidad.

—Sí, sí, sí, me voy a correr ya…

—Sí, vente, vamos lléname la polla de ti…

La morena gimió con potencia, sus mejillas se pusieron coloradas y sus labios pagaban la culpa de aquel orgasmo que la estaba atacando.

—¡Ahhhhh! Mierda, siiiii…

Grito lo último, pero continuaba meneando el culo de manera provocadora. Se sujetó de los brazos de Giovanni y este a su vez de su culo, él empezó a movérselo a su antojo para conseguir su propio placer.

Cierra los ojos al sentir como ella golpea su cara con las tetas húmedas, entre abre los labios al sentir como se corre dentro del condón, sin embargo continuaba meneando el culo de ella hasta que su polla se vaciara por completo.

Cuando se sintió satisfecho se reclina en su sillón, cientos de gotas de sudor recorre su frente y espalda para ese entonces. Su polla seguía muy firme dentro del coño de esa mujer la cual lo había bañado en fluidos.

—Eso ha estado delicioso, sabía que eras todo un cumplidor —ella hace amago de bajarse, pero este la agarra de las caderas.

—No hemos terminado aún.

El CEO se saca el condón y luego la hace darse la vuelta dejándola sentada de espada sobre su regazo, y con la misma volvió a penetrarle su húmedo coño.

—Porque desaprovechar que ya estas toda mojada.

Toma su cabello y lo enrolla en su mano, luego envuelve su cintura y empieza a guiarla como quiere que se mueva.

—Vamos, no seas tímida, mueve ese bonito culo que tienes para mí.

Jala su cabello hacia atrás lo que crea más presión en la penetración.

—¡Ahhhh! —gime con mucha fuerza.

Giovanni gozaba de tenerla en esa posición, su culo chocaba con su abdomen cada vez que subía y él la hacía bajar cuando jalaba su cabello hacia abajo. El CEO muerde sus labios y justo en ese instante el recuerdo de esa chica que conoció invadió sus pensamientos.

Cierra los ojos y por un momento se la imagina a ella sentada sobre él y eso lo enciende de una manera que no comprendía, ni esa morena lo encendió tanto cuando la vio desnuda. El castaño comenzó a imaginar que esa chica llamada Liana era la que estaba sobre su polla.

Frunce la mirada al sentir que el orgasmo era inminente, tan solo pensar en esa rubia lo hizo llegar al instante… y no se tardó más tiempo, su polla exploto justo cuando se lo saco a la morena derramándolo todo en la espalda de ella.

Giovanni respiraba con algo de dificultad, abre los ojos y ve su polla palpitante y toda bañada en semen. Luego levanta la vista y ve a la morena tratándose de ponerse las bragas.

—No quiero que lo que paso hoy se corra como rumores por los pasillos, ¿entendido?

—No te preocupes, de esta oficina no saldrá.

—Ya debes irte.

En cuanto se queda solo reclina su cuerpo de la silla y piensa en esa rubia. Había eyaculado pensando en ella, ¡qué curioso!

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