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Capitulo 2. Quiere follar con ella

Liana ingresa en la empresa donde trabaja su padre y con el permiso que él mismo le consiguió, la joven pudo ingresar a la compañía sin problemas. Como no le gustaba tomar el ascensor, la rubia toma el camino de las escaleras hasta el piso donde trabaja su padre.

Le resulto muy extraño que él le pidiera que se acercara a la empresa a esa hora, por lo general era él quien la iba a recoger de su trabajo de medio turno. Era niñera, no ganaba mucho, pero le gustaba ganarse su propio dinero.

Y como su padre apenas llevaba un mes en su trabajo luego de una larga temporada desempleado, al fin encontró trabajo en la mejor empresa de bienes y raíces. Y en buen momento, puesto que su padre tenía muchas deudas luego de la muerte de su madre.

La enfermedad que la aquejaba los endeudo hasta más no poder, pero ahora con su nuevo empleo podrían salir adelante y salir de todos esos problemas.

La rubia subía la escalera algo emocionada, hasta llegar al piso de su padre. Al ingresar en el área donde trabajaba su papá, no lo vio por ningún lado. Eso le pareció raro así que ella se encamina hasta su cubículo. Ese piso era el más importante de la compañía.

Todos los que se encontraban en ese lugar eran seleccionados por el mismo jefe, eso quería decir que eran los que más destacaban. Su padre con el buen currículo que tenía fue aceptado de inmediato, la experiencia le abrió las puertas.

Liana se sienta en su silla y espera a por él…

[…]

Revisaba algunas ventas hechas ese día, mientras pensaba en el idiota de su ex empleado. Le cabreaba tanto que no hubiera dado la talla. Harto de leer se pone en pie, lanza los papeles en el escritorio y se encamina hasta la ventana que daba con todos los cubículos de sus empleados de excelencia.

Corre la persiana bruscamente viendo a todos trabajar, hasta que su mirada se topa con una mujer que no había visto antes. Frunce el ceño puesto que no recordaba haber dado permiso para que los clientes subieran a esa sección del edificio.

Mira bien a esa mujer y se percata que era como un poco joven para ser una compradora, detalla sus atuendos y más bien le pareció algo chica… en eso, la ve ponerse en pie y detalla que para ser una joven tenía una buena figura.

Aquella melena amarilla recogida en una coleta y ese pantalón ajustado acentuaban muy bien sus caderas. El CEO relame sus labios al detallar sus pasos, ella empezó a camina hasta las escaleras.

Giovanni decide salir de su oficina llevado por su instinto animal, sigue a la rubia hacia las escaleras, y eso no era normal en él, puesto que nunca las usaba. Pero por un culo tan bueno como ese, lo haría.

Abrió la puerta y la vio bajar los escalones apresuradamente.

—¿Qué se le ha perdido por aquí? —Liana da un respingo al escuchar esa fuerte voz, la rubia levanta la mirada para ver a un hombre alto y fornido a tan solo algunos pasos de ella.

—¿Disculpe? —se da la vuelta, pero manteniendo la distancia. No conocía a ese sujeto.

—¿Qué está buscando en esta compañía?

El CEO comenzó a bajar los escalones de manera intimidante, sin apartar la vista de esa rubia de ojos marrones. La ve retroceder un poco lo que le indica que estaba atemorizada.

—Lo siento mucho, he venido a buscar a alguien —Giovanni frunce el ceño, y es cuando baja el último peldaño.

—¿A quién? —le pregunta quedando frente a ella, la tenía acorralada contra la pared.

—¿Quién, quien es usted? —sus palabras salieron como eco de sus labios.

Eso le saco una medio sonrisa al CEO, ella no tenía idea de quien era. Así que posiciona una de sus manos en la pared y se inclinó un poco hacia ella.

—Eso lo hace más divertido.

Liana pestañea varias veces, no comprendía que era lo que buscaba ese sujeto. Pero de lo que si estaba clara, era que la estaba asustando mucho y que su cercanía la ponía muy nerviosa. Y no pensaba quedarse para averiguar lo que estaba planeando hacer.

—Disculpe, ya debo irme…—hace amago de irse, pero el otro brazo de ese hombre se lo impide. La tenía prisionera con sus brazos.

—Pero a dónde vas, si apenas nos estamos conociendo.

—Yo no sé qué es lo que quiere, pero le digo de una vez que no me interesa.

Aquella respuesta lo sorprendió mucho, puesto que cualquier otra mujer se le hubiera enganchado en el cuello y abierto las piernas en ese mismo lugar.

—¿De verdad?

—Mire, yo no se quien es usted así que o me deja ir, o voy a gritar ayuda.

El CEO aprieta la mandíbula, esa chiquilla iba muy enserio. Lo estaba rechazando, era la primera mujer que lo rechazaba a la primera.

Entonces él mira sus labios rojos y algo voluptuosos, en ese momento se la imagino chupándole la polla bien rico que hasta la boca se le hizo agua. Mierda, era la primera vez que la veía y ya estaba todo encendido. Y por ese mismo arrebato, Giovanni termino por tomar los labios de la rubia.

Mientras que hizo ese movimiento, envolvió su estrecha cintura sintiéndola tan pequeña e indefensa que acelero sus sentidos. Se dio cuenta que deseaba a esa joven, se había encaprichado de ella.

Apretó su cintura con fuerza al mismo tiempo que introducía su lengua viperina hasta lo más profundo de su boca, y ese momento la sintió tensarse, era como si ella no hubiera besado a nadie en toda su vida ya que casi no reacciono a nada.

Pero es que sabía tan rica que no lograba despegarse de ella, velozmente su mano fue deslizándose por su silueta hasta coronar aquel culo redondo que tenía.

—¿Qué diablos le pasa? —y fue cuando ella rompió con el momento y termino por alejarlo con fuerza —. Es un pervertido…

La rubia salió corriendo escaleras arriba hasta salir por la puerta de salida. Giovanni se quedó allí aun saboreando la dulzura de ese beso, roso sus propios labios con la lengua y luego miró las escaleras.

El CEO sonríe con malicia, hacía años que no se sentía tan vivo. Besar a esa chica fue como si le devolviera a la vida, si bueno, casi siempre tenía sexo, pero nada comparado a como seria cuando estuviera con esa rubia.

Entusiasmado sube las escaleras para ir detrás de ella y al entrar en la oficina la sonrisa se le apaga al ver que aquella rubia estaba hablando con James, frunce el ceño y camino determinado hacia donde estaban ellos dos.

—¡Señor Carter! —dice James al verlo aparecer de la nada —. Ya recojo mis cosas, no se preocupe.

—¿Cosas? ¿Qué cosas? —pregunta Liana mirando a su padre.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta Giovanni al ver que la chica habla con James muy en confianza.

Comenzó a pensar que esa chica era la amante de ese tipo y ese pensamiento lo sacaba de quicio.

—Disculpe, señor Carter. Liana es mi hija, le he mandado a llamar porque no podía ir a recogerla a su trabajo. Pero ya nos vamos.

—¿Hija? —Giovanni mira a la chica y esta a su vez a él, pero con recelo.

—Hija, este es el señor Giovanni Carter, el dueño de esta firma.

< ¿Dueño? Joder ¿Me ha besado el dueño de esta compañía? ¿El jefe de mi papá?>

La rubia miró al hombre ante ella, Liana pestañea varias veces al tratar de asimilar lo que estaba ocurriendo. Luego se tensa al recodar que ese hombre la había besado en las escaleras y hasta toco su cuerpo de manera lasciva.

No era posible que el jefe de su padre se hubiera fijado en ella, era imposible. Su padre le contó que era un hombre con un sinfín de mujeres detrás de él y ella solo era una joven carente de experiencia.

Ella mira esos ojos azules intensos y siente que todo su cuerpo se congela, ¿el maldito como que si iba en serio o que mierda? Esa forma de mirarla sin disimulo la pondría en evidencia con su padre, así que se ve obligada a mirar a su papá.

—Papá, ¿Qué está pasando? —pregunta, sin embargo siente la fuerte mirada de ese hombre.

—En la casa hablamos hija, ayúdame a recoger.

—¿Recoger? ¿Te despidieron? —susurra lo último.

—Así es, lo he despedido hace una hora.

Aquella respuesta la hizo mirara al jefe de su padre de manera asesina, la rubia frunce el ceño al ver la burla en los ojos de ese hombre. No era bueno, no era un buen tipo.

—Papá…—dice mirando a su progenitor, pero este observaba a su jefe con ira.

—Creo que ese asunto me concierne hablarlo con mi hija, señor Carter, si no le molesta.

—Claro, por supuesto.

Giovanni observa solo a Liana, ella también lo miró, pero no fue nada agradable su forma de verlo. Era obvio que estaba cabreada por haber despedido a su padre, quizás, no había sido tan malo despedir a James.

El CEO se da la vuelta para adentrarse en su oficina.

—Papá, ¿Qué ha sido eso? ¿Por qué te despidieron?

—Es que no he logre la meta que me pudieron este mes, pensé que podía lograrla, pero no lo conseguí.

—Pero, acabas de entrar. No pueden echarte por eso.

—No te preocupes hija, ya veré como resuelvo este asunto.

—¿Ha sido porque has estado buscándome y llevándome a todos lados con los niños que cuido? Descuidaste tu trabajo por el mío.

Jamen recoge sus cosas, no quería responderle a su hija puesto que no deseaba que se sintiera culpable por su despido

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