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Capítulo 4

La tarde finalmente terminó, estaba desesperada, esperaba el mensaje de Bruno, para salir corriendo, no quería encontrarse con Alberto. El sonido de su móvil hizo que revisara rápidamente, era un mensaje de su novio.

«También te amo»

Tecleó rápidamente, mientras bajaba las escaleras, el móvil volvió a sonar.

«Estoy fuera»

Caminó más rápido para ir al encuentro de Bruno.

«Voy bajando»

«Lo lamento, no podré verte hoy, tengo un proyecto con mis compañeros, te amo»

Angela envió el mensaje, le estaba mintiendo, pero no quería renunciar a Alberto sin saber a dónde llevaría esto que empezaba con Bruno, borró el mensaje, antes de salir del edificio y colocar en modo silencio su móvil.

—Hola —saludo subiéndose al auto.

—¿todo bien? —Bruno, preguntó

—Casi perfecto, la tarde se me hizo eterna – Bruno, sonrió puso el auto en Marcha, conversaron sobre el trabajo y los estudios, mientras se dirigían a la Casa, por un momento pensó que la llevaría a algún restaurante exclusivo de la ciudad, no qué cenaría en casa, pero no dijo nada.

— Espero no te moleste que la cena sea en casa, no soy mucho de salir a lugares públicos – espero la respuesta de la chica, quien sonrió

— No tengo ningún problema, siempre que la compañía seas tú – coqueto

Estaciono el auto, salió rápidamente para abrirle la puerta a Ángela, estuvo tentado a llevarla a su restaurante favorito, pero era una figura pública, seguramente se encontraría con periodista y no estaba interesado en la publicidad gratuita y mal intencionado de los medios, había tenido suficiente de ellos en el pasado.

— Hay algo para ti en la habitación que utilizaste anoche, ¿puedes ir por ello? — Ángela, camino hacia la habitación, aún no se acostumbraba al lujo de lugar, pero se dio prisa, ya tendría tiempo para admirar cada rincón.

Había llamado al medio día para dar instrucciones de lo que quería para la cena y como lo quería, su gente no lo decepcionó, la mesa en el jardín, estaba decorada de manera elegante, la botella de champagne, con dos copas servidas, en la bandeja, fresas, chocolate, dulces, eran solo un pequeño detalle, se había asegurado de que la comida fuera Lasaña a la Boloñesa, su plato favorito esperaba que Ángela, pudiera degustar y disfrutar tanto como él, las velas en el jardín completaban la sorpresa.

— Volví – el vestido que había sobre su cama, era hermoso en color negro con perlas en color plata, le quedaba por encima de la rodilla, el escote del pecho en un corte corazón de tirantes, la sensación de la seda le provocó un escalofrío

— ¡Hermosa! – sonrió mientras camino hacía donde Bruno le había extendido la mano, la decoración en el jardín la hizo jadear, no se esperaba esto…

— Feliz Cumpleaños – susurro en su oído ella tembló ante la cercanía del hombre mayor

— Gracias esto es, no tengo palabras –Ángela le dio un beso en la comisura de los labios, caminaron en silenció a la mesa, Bruno retiró la silla para ayudarla y luego se sentó frente a ella.

Un chico, bien vestido les atendió y luego se retiró discretamente luego de servirles – Buen provecho – musito

Ángela disfruto de la comida, el Champagne, era mucho más suave que el tequila, pero parecía tener el mismo efecto en ella, su mente se sentía achispada después de dos copas.

— Muchas gracias Bruno, este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida – dijo con sinceridad

— Un festejo retrasado – sonrió mientras él se puso de pie camino hasta su lado, le tendió la mano para que ella se pusiera de pie, la música sonó en algún lugar, era suave, lenta, tanto que se sentía seducida

— ¿Estás seduciéndome? – preguntó, mientras su cuerpo se mecía al ritmo lento de la música

— Podría pensar lo mismo de ti – respondió con una sonrisa en los labios

— ¿Tienes miedo? – Ángela, cerró los ojos mientras preguntaba

— ¿Quieres averiguarlo? – abrió sus ojos, el rostro de Bruno estaba tan cerca que sus respiraciones se mezclaron, sus labios estaban tan cerca, Ángela, no lo pensó, probó los labios del mayor en un apasionado beso.

Bruno la tomó de los hombros para alejarla lo suficiente, para poder pensar con claridad…

— No quiero, que te sientas obligada a esto Ángela, lo que te he dado esta noche es un regalo de mi parte por tu cumpleaños – era hermosa, se sentiría totalmente feliz si ella pudiera elegirlo

— Te agradezco el regalo Bruno, pero no tiene nada que ver con agradecimiento o sentirme obligada, eres un hombre excitante, todo en ti es perfecto, tan perfecto que me pareces un sueño, me siento atraída por ti, tan atraída como la polilla a la luz – Ángela, cerró el poco espacio entre ellos, beso los labios del mayor, mientras mordía suavemente

Bruno, no se apartó, en su lugar hizo el beso más profundo, no podía creer que Ángela, realmente se sentía atraída por él, no sabía si esto duraría más de una noche, dejo de pensar cuando ella gimió, sus manos habían aprisionado su cintura y pegada a su cuerpo, haciendo que sintiera la dureza contra sus caderas.

Las manos de Ángela, subieron por la camisa de Bruno, acaricio sus pectorales por encima de su camisa, la tela impedía poder sentir su piel contra sus dedos, el beso subió de intensidad, Bruno dejó su boca y recorrió el largo de su cuello, mientras sus manos apretaron las redondas nalgas de la chica.

Ángela, gimió, cuando las manos de Bruno acariciaron nuevamente sus redondas nalgas, podía sentir su creciente erección contra su pelvis y se movió instintivamente para sentir un poco más de esa dureza.

Bruno se separó, la tomó de la mano y entró a la casa, busco la habitación más cercana, se sentía demasiado caliente para detenerse ahora.

—Bruno —susurro Ángela, cuando las manos del mayor, acarician sus piernas, las manos estaban debajo de su vestido, un escalofrío atravesó su cuerpo, cuando esos dedos tocaron su monte de venus por encima de sus bragas ya húmedas.

—¡Ah! —movió sus caderas para tener más contacto con los dedos que se movían en círculo sobre su coño…

—Eres un pecado Ángela, un Ángel seductor – Murmuro por encima de su yugular, sus manos dejaron de tocarla, el cierre se abrió y el vestido cayo a sus pies, dejándola solo en ropa interior, el color negro hacia que su piel cremosa resaltara…

Bruno bajó la cabeza sobre uno de sus pechos, para dejar besos, con su mano desabrochó el sostén dejándolo caer, la condujo a la cama para recostarse levemente sobre ella, sus labios se apoderaron de su pezón, excitándolo hasta dejarlo duro como un botón.

—¡Ah! —arqueo su cuerpo, ante el placer recibido, su coño estaba siendo hurgado de nuevo, los dedos de Bruno hicieron presión sobre su clítoris, haciéndola temblar de deseo, queriendo más, necesitando más.

— por favor – ni siquiera sabía que pedía, solo quería apagar el fuego que había nacido en su parte íntima y corría como fuego por todo su cuerpo…

Bruno sonrió, mientras su humedad lengua recorría el camino hasta su sexo, sus manos apartaron las bragas de su camino

— ¡Ah! – Ángela, se mordió la mano para acallar su gemido, cuando sintió la lengua de Bruno hacer círculos sobre su clítoris, esto era mucho mejor que sentir sus dedos, su lengua humedad, recorrió sus labios, su entrada dolía ante la necesidad…

— ¡Voy a correrme! – gritó, era virgen, pero el placer no era desconocido para ella, sus dedos le dieron más de una buena corrida, pero nada se comparaba con lo que estaba sintiendo ahora

Bruno abandono su pequeña cueva, sus ojos estaban vidriosos por el deseo, se despojó de sus ropas en tan rápido que por un momento dudo que no estuviera ya desnudo, el peso de su cuerpo hundió la cama. El beso nuevamente, pudo sentir el sabor de sus jugos en los labios de Bruno, mientras él se acomodaba en su entrada…

— ¡Ah! ¡Ah! – su cuello se tensó cuando Bruno se abrió paso por su apretado canal, la sensación de estar partiéndose en dos la lleno de dolor, dolor que fue reemplazado poco a poco por placer, cuando recibió las caricias de Bruno sobre su cuerpo, sus besos la distrajeron cuando finalmente se enterró por completo en ella.

Bruno espero a que ella se acostumbraba, quería moverse tan salvajemente dentro de ella, su erección estaba apretada en su interior, las paredes vaginales se aferraban a su miembro que fue difícil no correrse al instante en el joven cuerpo de Ángela

La sensación de sentirse llena, no era suficiente, movió sus caderas, contra Bruno, quería sentir placer y olvidar el dolor que sentía en su entrada

— ¡Ah! ¡Sí! – gritó cuando Bruno, embistió con un golpe certero pegando su punto g, arqueó la espada, levanto las caderas para salir al encuentro de las embestidas que el mayor le estaba dando, el placer reemplazo el dolor y su mundo se veía tentado a explotar en cualquier momento, su orgasmo nació en su bajo vientre, se sentía perdida, al borde de un precipicio sin llegar a caer.

Bruno embistió más rápido y profundo, mientras Ángela, correspondía moviendo sus caderas con frenesí

— ¡Bruno! – gritó cuando el placer atravesó su cuerpo como un rayo, sus piernas temblaban su cuerpo entero era como una gelatina en brazos del mayor. Bruno penetro un par de veces más antes de correrse en su interior con un fuerte gemido, el éxtasis casi lo cegó. Salió con cuidado de la pequeña cavidad para recostarse su lado, le dio un corto beso, antes de cerrar sus ojos, completamente satisfechos…

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