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Roonie (Temática lésbica)

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Sinopsis

Roonie es una chica admirada por todos, es inteligente y llama la atención de quien se le acerque, a sus cortos dieciocho años ha destacado en todo lo que se propone, sin embargo, su vida da un giro cuando conoce a Artemis, su nueva profesora...

románticas

Capítulo 1

-Roonie ¿ya estás lista?- la voz de su madre desde el primer piso la hace temblar. Hace más de una hora que está despierta, sin pegar un ojo viéndose en el espejo de la enorme habitación. Roonie alisa su cabello rubio con los dedos, cae en pequeñas ondas sobre sus pequeños pechos, el nuevo uniforme de falda gris y camisa blanca se apega un poco a sus caderas. Roonie sabe que es bonita, la forma en que sus rasgos delicados y sus ojos grises combinan con su cara le ha hecho modelar desde pequeña con diseñadores importantes, si no ¿Cómo sus padres tendrían tan inmensa mansión?

-Roonie por última vez, BAJA-tiembla ante la fuerte llamada- llegarás tarde a tu primer día en la escuela.

Suspira, dándose una última mirada coge el bolso oscuro que descansa en la cama sin hacer, coge su cabello en una media cola, dejando parte de él suelto en sus hombros. Baja cuidadosamente la larga escalera hasta el salón, repleto de antigüedades y con un candelabro demasiado ostentoso colgando al medio. La mujer está sentada impaciente en uno de los caros sillones de terciopelo, es rubia como su hija, alta y con una belleza deslumbrante que a lo largo de los años se ha ido apagando. Roonie sigue obediente a su madre, que se pone unas gafas oscuras dándole un toque glamuroso.

-Sabes que no me gusta la impuntualidad, especialmente hoy-Roonie sube al enorme jeep que está junto a los demás autos, su madre sigue hablando hacia si misma mientras pone en marcha el coche.

-Roonie ¿me escuchas?- perdida en sus pensamientos durante el viaje no había oído a su madre. Asiente lentamente- decía que esta escuela es una de las mas prestigiosas, no por nada te hemos puesto en ella ¿no? - la madre por primera vez sonríe- sé que eres una buena niña y darás buenas impresiones, solo quiero que esta vez deslumbres más que en la otra escuela - la madre sigue hablando, Roonie sabe lo que quiere, alardear de ella frente a sus preciosas amigas del club de la "elite" es uno de los pasatiempos favoritos de su madre, pero le da igual, mientras no interrumpa su mundo de tranquilidad todo está bien.

A medida que pasaba el tiempo las calles con mansiones ridículamente gigantes iban quedando atrás. Ahora solo un terreno largo bordeaba la carretera que separaba la zona de mansiones del resto de la cuidad. En medio de la carretera había un paso con un cartel inmenso que marcaba en grandes letras : "Escuela Damss".

Se suponía que era le mejor escuela del país, incluso de varios otros países, pero francamente a Roonie si la escuela era buena o mala le importaba poco, ella quería vivir su vida luego de terminar el proceso educativo, probablemente su madre quería que vuelva a modelar, pero Roonie solo tenía un objetivo: volverse una pintora reconocida y famosa.

Era mas de un kilómetro dentro del sendero de tierra, obviamente solo los adinerados podían venir aquí, con sus autos lujosos y de último modelo ¿Cómo no venir a presumir aquí con tan caros coches?

Cuando llegan, Roonie y su madre bajan apresuradamente hasta la entrada principal, da pasos rápidos para seguir a los largos pasos que da su madre, pero de todas maneras queda atrás. Entran en un lujoso piso, blanco como la nieve y con varias niñas de la edad de Roonie. Todas se giran hacia su dirección, Roonie no sabe si es por ella o por su madre, sabe que deslumbra donde va, pero ahora todas pareciesen matarla con sus ojos inyectados de envidia, a Roonie no le importa, ya está acostumbrada a que ojos curiosos siempre la observen donde vaya.

Había olvidado decir que era un colegio de solo mujeres, la única falla en el perfecto plan de Roonie ¿acaso nada puede ser fácil? A la mente le llega su antigua escuela, donde había conocido al amor de su vida, su profesora de francés. Sí, a Roonie le gustaban las mujeres, esas que aclamaban atención y que te intimidaban hasta no más dar. Con enormes caderas y pechos grandiosos, esas mujeres volvían loca a Roonie con su aura de superioridad mataban cada partícula de su cuerpo y le hacían desear su bello cuerpo. Intenta olvidarse de eso, es pasado no debería recordar el porque de su huida de ese lugar.

Una mujer vestida de blanco aparece desde un lado del salón, es delgada y lleva el cabello amarrado alto en su cabeza. Una expresión de dureza marca su rostro.

-Bienvenidas a la Escuela Damss- se dirige a un pequeño estrado al final del salón- sabemos el porqué de su venida y nos sentimos agradecidos de su presencia aquí. Esta escuela no es fácil, forjamos los buenos modales y la inteligencia más allá de lo que acostumbran- mira a su al rededor, como alguien orgulloso de lo que ha logrado luego de treinta años en el oficio- sin mas preámbulos les deseo un buen año señoritas. Como verán hay listas pegadas en las paredes, cada una se dirigirá hacia el salón que le hemos asignado !que disfruten su día!

Roonie gira su cabeza hacia su madre, lleva con su teléfono desde que la mujer apareció, no despega los ojos de la estúpida pantalla blanca, por lo que Roonie deposita un beso un su mejilla y da media vuelta hacia las listas.

Las tres primeras horas Roonie se aburre de sobremanera, conoce gran parte de la materia que pasan en cada clase, por lo que aún sin quererlo llama la atención de cada profesor y alumna que están en el salón. La forma en que se desliza al caminar y ese aura de ternura y delicadeza con la que responde a cada pregunta dada crea una gran masa de admiración hacia ella.

En la quinta hora toca su materia favorita: Arte. En la antigua escuela pasaba horas pintando todas las cosas que su boca nunca decía. Llenando cuanta hoja en blanco cruzaba su camino, esta vez tenía más esperanza, sabía que en esta escuela habían magníficos profesores que capaz la ayudarían a desarrollar ese talento que tanto amaba.

No eran mas de siete niñas en la clase, cada una sentada en un banco de madera fina y al frente de ellas un enorme cuadro en blanco, estaban sentadas en dos filas, separadas por un mediano pasillo para caminar entre ellas. El profesor no llegaba, pero poco le importaba a Roonie, que hacía un esfuerzo sobrenatural para tener un semblante en paz y ignorar las miradas de las otras chicas, que no podían sentir odio por tan magnífica criatura, pero si una alta taza de envidia cada vez que Rooniee respiraba.

Finalmente la puerta se abrió, Roonie seguía mirando un punto fijo por las ventanas del tercer piso, mirando un patio lleno de flores blancas que se unían con el color de la escuela.

-Buenos días señoritas- Roonie levanta su mirada y se congela. No es un profesor como en las demás clases. Es una profesora, alta, más alta que su madre, con el cabello medio ondulado negro cayendo por entre la camisa blanca y la falda tubo que rodeaba sus preciosas caderas. Roonie está boca abierta, la mujer es preciosa, desde aquí deslumbran unos ojos verdes y es boca pintada de rojo intenso. Ella también le dirige la mirada, no más de lo necesario, pero sabe que destaca sobre sus compañeras.

-Bienvenidas nuevamente, si están en esta clase es por lo buenas que son, solo seleccionadas y de las mejores tienen la oportunidad de ingresar en mi clase- sonríe mostrando sus dientes blancos, le dirige una mirada a Roonie que se encuentra perdida entre el escote de su nueva profesora- me presento, y luego lo hacen ustedes. Me llamo Artemis ¿irónico no? Llevo tres años en esta escuela, formando buenas pintoras y con éxitos inigualables- ahora dirige su mirada a la primera de la fila, alzando las cejas, Roonie se estremece por dentro, la mujer habla jodidamente sensual, matando cada fuerza que existe sobre Roonie para repeler nuevamente a tan hermosa mujer. Cuando llega su turno habla esta vez con la intención de llamar la intención de Artemis, sus movimientos frágiles y su educado hablar crea un aura de atracción hacia ella, lo sabe.

-Me llamo Roonie, tengo dieciséis años y cuando termine mi educación quiero dedicarme de lleno al arte- vuelve a sentarse totalmente indiferente a las demás, le echa una ojeada a la pelinegra y ve que efectivamente a tenido una reacción hacia ella, sus ojos la miran intensamente, analizándola de arriba a bajo.

-Muy bien señoritas, como hoy la clase es corta lo único que harán será pintar algo que estén viviendo en este momento, luego lo presentarán frente a la clase y se podrán ir- la profesora pasa entre ellas y cuando llega donde Roonie le dedica la misma mirada intensa de hace unos segundos. Roonie se hace la indiferente y comienza a dar pincelazos sobre el cuadro blanco.

La hora pasa y ya todas terminaron, Roonie ha dejado hace rato el pincel y vuelve la mirada a su profesora, que está parada junto a una chica al frente. Dirige su mirada al marcado trasero de le pelinegra, es bonito... como para agárralo y darle buenos apretones, pero desvía su mirada cuando la profesora se gira hacia su dirección. Roonie actúa natural y deja sus utensilios sobre la mesa de su lado.

-Es bueno, muy bueno- la profesora se acerca hacia ella, no sabe lo que intenta pero se apoya en lo que queda de banco con una de sus manos y estira su cuerpo de modo que sus pechos quedan más visibles para Roonie. La profesora entrecierra sus ojos mirando el dibujo de Roonie, ella tranquila desvía la mirada hacia otro lado, totalmente paciente a la profesora que comienza a atraerle.

-me ha gustado mucho- vuelve su mirada a Ronnie- ¿llevas mucho tiempo pintando?

Roonie le dedica una de las miradas mas atractivas que tiene, dejando a su profesora confundida. -sí, desde que tengo memoria me ha gustado pintar- sabe que su cabello cae hermosamente y sus ojos deslumbran. Artemis sigue extraña, la delicada rubia que tiene al frente le hace crear un calor por su cuerpo.

-Eso es importante, desarrollar el Arte desde temprana edad es fundamental para que en el futuro las ideas se vuelvan mejores y creen buenas pinturas- se aleja de Roonie. La pelinegra continúa pasando entre las niñas, siente una atracción extraña hacia la rubia de atrás, pero lo deja pasar.

-Pueden ir mostrando sus trabajos señoritas, luego pueden retirarse- la profesora se siente en uno de los bancos al medio de la clase. Todas pasan mostrando absurdos objetos o paisajes que no importan a Roonie. Cuando es su turno todas la miran atentamente, incluso Artemis, que no ha dejado de mirarla desde el comienzo de la clase.

-Mi pintura trata sobre la desesperación, como Dalí en varias ocasiones expreso su ira, envidia, felicidad por medio de líneas yo lo hago esta vez, mi desesperación echa líneas- todas aplauden y la profesora asiente, pérdida en sus pensamientos.

-Muy bien señoritas, pueden irse- la pelinegra sonríe, Ronnie se estremece. Todas comienzan a guardar y salen rápidamente a la próxima clase. Roonie va de las últimas, con su tranquilo caminar pasa junto a la profesora.

-Roonie, espera un momento- se queda paralizada, da media vuelta lo más tranquila posible. La profesora está apoyada sensualmente sobre el escritorio, tiene una mirada pérdida. Roonie se acerca sin hacer mucho ruido, es más alta que ella, casi una cabeza de diferencia. Están a un metro de distancia.

-Quiero pedirte un favor-vuelve su mirada a la atractiva chica que la mira indiferente- me ha gustado mucho tu pintura ¿me dejarías quedármela?

Roonie le mira extraña, no sabía que le había gustado tanto, pero asiente dedicándole otra de sus miradas atractivas.

-Gracias Roonie, puedes irte- asiente y se da media vuelta, no sin antes echarle una buena mirada a sus caderas.

Cuando ya son las una todas salen para ir a sus mansiones. Roonie busca inmediatamente el audi de su padre, pero no está por ningún lado. Enojada baja hasta los estacionamientos ya casi vacíos, su padre nuevamente la olvidó, como tantas otras veces a echo a lo largo de sus años.

-¿no te han venido a buscar?- Artemis aparece con un abrigo negro entreabierto, lleva cartera y lentes en su cabeza. Roonie niega con su cabeza, desviando su mirada para parecer tranquila.

-Pues entonces te llevaré yo ¿te parece?- casi se atraganta con su propia saliva, Roonie en el mismo auto con la mujer que con una mirada la mata- o bueno si no quieres...

-está bien, gracias por su amabilidad- baja su mirada hacia el bolso que lleva cogido con sus dos manos. Artemis la mira intensa, esa niña algo le provoca, y no es precisamente...

-Sígueme dulzura- Roonie por primera vez traga saliva, ella no es ninguna dulzura, pero se sonroja al escuchar las palabras, cosa que no pasa desapercibida por su profesora. La conduce hasta un Ford Negro gigante, obviamente su profesora tenía dinero, y mucho.

-¿subes?- le sonríe.