Capítulo 3
Supuse que había visto el bulto en mi manta por la bolsa que estaba debajo. Intenté darme la vuelta para agarrarlo, pero me sujetó de la mano y me puso de pie. Dos de sus amigos me agarraron y me sujetaron de un brazo cada uno, apretándome con fuerza para que no me resistiera.
- Por favor, no— -
—¡Cállate , Ellie !
Otro hombre se agachó, quitó la manta de la bolsa y la recogió. Se la entregó a Jason, quien empezó a desatarla y revisó todo lo que había dentro, mirándome después.
—¿Usaste el dinero para esto? —preguntó .
—Solo en dos cosas, Martin me regaló cosas—
—Si vas a comprar algo, al menos ahorra para que tengas mi dinero primero. Pero ahora lo estás malgastando en ti misma... Ellie, recuerda lo que te dije antes .
- Lo sé.. -
—Bien , lo has estado haciendo muy bien, siempre pagándome a tiempo —dijo , acercándose a mí y agarrándome la cara—. No quieres ver lo que pasa cuando no pagas .
Me soltó la cara y deslizó la mano por mi cuerpo, apretándome la cintura. Intenté apartarme, pero me resultó muy difícil porque los dos hombres seguían sujetándome.
Jason le dio la bolsa a Mark, quien la ató y la tiró al suelo. Mark se quitó la mochila, la abrió, sacó una botella de agua y se la dio a Jason.
Quitó la tapa de la botella de agua y me miró con una sonrisa: —Solo te ayudo con la ducha .
Me puso la botella sobre la cabeza y empezó a vaciarme el agua encima. Cerré los ojos mientras el agua me recorría el cuerpo, oyendo las risas de todos. El agua estaba helada y yo llevaba muy poca ropa.
Finalmente terminó y tiró la botella de agua al suelo. —Chris , Noah, ya podéis soltarla .
Me soltaron y me empujaron al suelo, todavía riéndose de lo que acababa de pasar. Caí de costado y me dolió muchísimo, hasta que solté un pequeño quejido.
Mark se volvió a poner la mochila y todos empezaron a alejarse. —¡Hasta mañana, Ellie! —oí gritar a Jason mientras se marchaban.
Se me llenaron los ojos de lágrimas. Tenía miedo porque no sabía si tendría diez dólares para mañana, cuando volvieran. Llevo casi un año pagándoles y nunca supe qué pasaría si no lo hacía; la verdad es que tampoco quería saberlo.
Por las noches siempre hacía frío, y que me echaran agua helada encima no era lo mejor. Me incorporé, me quité la manta y me la eché encima mientras me tumbaba en el suelo.
Lloré al pensar que no podría pagarles mañana; era una idea horrible. ¿Me harían daño o algo así? No lo sabía, y me aterrorizaba.
Cerré los ojos y me eché a llorar hasta quedarme dormida, esperando un día mejor y tener suerte mañana.
~Ellie~
Abrí los ojos lentamente al comenzar a salir el sol, sintiendo el calor de sus rayos irradiando sobre mi piel fría bajo la fina manta.
Me incorporé apoyándome en el suelo con la mano para mantenerme erguida, frotándome los ojos con la otra. Bostecé y me estiré rápidamente, lista para empezar el nuevo día.
Tomé mi bolsita, donde guardaba algunas cosas que siempre había necesitado. La abrí, saqué el cepillo de dientes pequeño y la pasta dental, la cerré y la volví a dejar sobre la mesa.
Me impulsé desde el suelo y me puse de pie, caminando hasta el borde de la acera. Esperé a que pasaran todos los coches antes de correr al otro lado, de vuelta frente a la tienda.
Abrí la puerta de la tienda y vi que Martín estaba barriendo el suelo. En cuanto oyó sonar la campanilla de la puerta, se giró y vio que era yo.
—Buenos días, Ellie —saludó con una sonrisa.
Le devolví una leve sonrisa. —Buenos días, Martin. Eh... ¿te importaría si... si usara tu baño otra vez ?
Miró mi mano, donde sostenía el cepillo y la pasta de dientes, y luego me miró a mí. —Sabes que no necesitas preguntarme, adelante, pequeña .
—Gracias —respondí en voz baja, mientras me dirigía al baño de la tienda.
Abrí la puerta y entré, cerrándola con llave. No me hacía mucha gracia que mis pies descalzos tocaran el baño de la tienda, pero seguía sin tener zapatos, así que no me quedó más remedio.
Abrí el grifo del lavabo y mojé el cepillo de dientes antes de abrir la pasta dentífrica y poner un poco en las cerdas del cepillo.
Me cepillé los dientes durante unos - minutos, escupiendo todo en el lavabo y abriendo el grifo para que todo se fuera por el desagüe.
Dejando a un lado el cepillo de dientes, ahuequé las manos y las puse bajo el grifo, salpicándome la cara. Volví a llenar el vaso y me lo metí en la boca para enjuagarme bien.
Después de escupirlo, cogí mi cepillo de dientes y lo limpié, cerrando el grifo inmediatamente. Me dirigí a la puerta, la abrí y salí del baño.
Empecé a caminar para salir de la tienda cuando Martin me llamó: —¡Ellie , espera !
Me giré y lo vi acercarse a paso ligero con algo en la mano. Me lo entregó: —Unas toallitas más, por si las necesitas .
—No tengo dinero para eso —dije en voz baja, intentando evitar su mirada.
- Son gratis, quiero que las tengas. -
Lo tomé de él con vacilación . —Gracias .
- De nada, chico, que tengas un buen día. -
- Tú también. -
Me di la vuelta rápidamente, empujé la puerta y salí de la tienda. Caminé hasta el borde de la acera, esperando a que pasaran todos los coches.
