Capítulo 13: ¿Dónde está Jane?
"Ya son las once, pero Jane aún no ha vuelto. ¿Dónde estará? ¿Mezclándose con hombres?"
Patrick acababa de bajar a por un vaso de agua cuando oyó los irritados comentarios de Melissa.
Beatrice añadió: "Debe de haber llevado una vida salvaje en el campo. ¿Quién sabe si está de fiesta en algún bar? Qué fastidio".
Patrick no pudo evitar sentir una peculiar sensación en el pecho al oír sus palabras. Pero cuando recordó el comportamiento de Jane la noche anterior, esa sensación se evaporó rápidamente. El paradero de Jane no era de su incumbencia.
Beatrice se fijó en Patrick y volvió su atención hacia él. "Sé que Jane no te importa. Sin embargo, no puedes permitir que haga lo que le plazca mientras esté bajo nuestro techo. Cualquier paso en falso por su parte mancharía tu reputación. Después de todo, mucha gente sabe que es tu prometida. Te sugiero que pongas fin al compromiso y que se vaya de esta casa. Quién sabe qué tipo de problemas podría causar si se queda. No podemos limpiar después de ella o lidiar con las consecuencias de sus acciones. Es lo más sensato".
Patrick se encogió de hombros con indiferencia y respondió: "El abuelo mencionó que el compromiso se terminaría en tres meses".
Beatrice se quedó sorprendida. "¿Así que se quedará aquí tres meses enteros?". exclamó-. ¡Vaya! Sólo lleva aquí unos días y ya no la soporto. Será mejor que lo hables con tu abuelo y la saques de aquí cuanto antes".
"¿Por qué no lo hablas tú con él?" replicó Patrick, enarcando una ceja. Esta sugerencia hizo callar a Beatrice; sabía que sacar ese tema con Mike sólo le valdría una dura reprimenda.
Patrick regresó al piso de arriba, reacio a seguir con la conversación.
Al entrar en su estudio, vio un mensaje en su teléfono. Lo pulsó y vio una sola palabra: "Ayuda".
El mensaje procedía de un número desconocido, lo que le hizo suponer que se trataba de una broma. Dejó el teléfono a un lado e intentó seguir trabajando, pero por alguna razón no podía concentrarse y se sentía inquieto.
El reloj ya había dado las doce.
Después de ducharse, Patrick se tumbó en la cama, pero el sueño le era esquivo. Daba vueltas en la cama, con la mente a mil por hora. No dejaba de preguntarse por qué Jane no había regresado aún y dónde podría estar.
"Eso no es asunto tuyo, Patrick", murmuró para sí, cerrando los ojos en un intento de acallar sus pensamientos sobre ella. Sin embargo, su inquietud persistía y no podía dormir.
Intentó deshacerse de esos pensamientos, pero seguían entrometiéndose. Finalmente, recordó que Jane era nueva en la ciudad y que probablemente no conocía a nadie. También recordó el extraño mensaje que había recibido antes de un número desconocido.
¿Por qué había enviado un mensaje angustioso? ¿Estaba en peligro?
Patrick no podía ignorar esa inquietud. Se incorporó bruscamente y marcó el número, sólo para descubrir que estaba apagado.
Su corazón se aceleró y un sudor frío se formó en su frente. Empezó a sospechar que algo podía haberle ocurrido a Jane. Sin dudarlo más, se levantó de la cama, se vistió y decidió dirigirse a la empresa. Pensaba interrogar a los guardias de seguridad y revisar las grabaciones del circuito cerrado de televisión de las actividades de Jane en el trabajo para recabar alguna pista.
Cuando Patrick se acercó a la empresa, se dio cuenta de que todo el edificio estaba a oscuras. El guardia de seguridad de guardia le informó de que había un problema con el circuito eléctrico y que lo arreglarían al amanecer, antes de que llegaran los empleados.
Cuando Patrick preguntó por Jane, el guardia de seguridad se rascó la cabeza y contestó: "La he visto entrar antes, pero no la he visto salir. Estoy seguro".
Jane ya era una figura muy conocida en el Grupo Pansy. Su presencia era difícil de pasar por alto, y el guardia de seguridad normalmente la veía pasar.
¿Podría ser que Jane todavía estuviera dentro del edificio? se preguntó Patrick. ¿Por qué había enviado aquel extraño mensaje?
De repente, el guardia de seguridad levantó la mano y añadió: "Por cierto, he oído a algunos empleados comentar al salir que Mónica había asignado una tarea difícil a Jane, lo que había hecho que se quedara hasta tarde. Puede que esté dentro, posiblemente agotada y durmiendo".
Con esta nueva información, Patrick entró corriendo en la empresa y se dirigió al piso de arriba, al departamento de secretaría. El guardia de seguridad le siguió con una linterna. Patrick llamó a Jane repetidamente, pero no obtuvo respuesta; sólo el eco de su voz resonaba en el pasillo vacío.
Al entrar en el departamento de secretaría, lo primero que vio fue el bolso de Jane sobre el escritorio. La mirada de Patrick se desvió hacia abajo y vio sus pies.
Patrick se apresuró a agacharse y el guardia de seguridad apuntó su linterna bajo el escritorio.
Jane estaba acurrucada, con el rostro pálido y el cuerpo empapado en sudor.
