Librería
Español
Capítulos
Ajuste

El comienzo de todo

—Quiero irme de aquí Greis, no me siento bien— le digo a mi prima mientras ella hacia una sesión con sus pesas

—Ay por favor nena, todos los que están aquí comenzaron, así como tú, con unos cuantos kilos de más, además eres preciosa al natural, mira nada más todas las mujeres que hay a tu alrededor, llenas de centenares de silicona en todo su cuerpo—

—¿No crees que sea más sencillo operarme?— le digo con un tono burlón, mi esposo no me lo perdonaría, y mi madre arraigada a la iglesia católica le daría un infarto, pues decían que las mujeres que se operaban en la ciudad en donde vivíamos, solamente lo hacían para complacer a la mafia de la —cosa nostra— y a decir verdad, no mentían, en donde vivíamos solamente habían dos tipos de buenas familias, una como la mía que se habia ganado las cosas con trabajo duro, y la otra, la descendiente de la mafia Italiana, que tenían todo el control de la ciudad, se encargaban de los lavados de dinero más grandes del país, y aunque todo el mundo lo sabía, nadie decía nada, porque podría terminar con la lengua afuera.

—No mi amor, en tu caso es mejor dejar de comer y hacer ejercicio, además mírate, solo serán unos 2 o 3 kilos, en dos meses estarás regia, somos de una familia de hermosas mujeres— mi prima me guiña un ojo y sonríe, eso me motivaba, tenía razón, solo me estaban sobrando un par de kilos, nada que no se pudiera solucionar.

Al terminar el entrenamiento de ese día me fui agotada para mi casa, me daba felicidad ver a mi hija pequeña y a mi esposo, cuando llego ya la cena está servida, y mi corazón late fuerte de amor por ellos…

—¿Cómo te fue en el gimnasio?, ¿volverás? — Jordi me mira dulcemente y levanta una ceja

—Estoy muy cansada, y pues creo que, si volveré mi amor, tengo dos kilos de más o bueno tres, me hará sentir mejor deshacerme de ellos—

—Bueno preciosa, entonces yo me encargo de la pequeña mientas tú haces ejercicio, te amo— Jordi era demasiado consentidor y buen esposo, pero yo sabía que habia algo en el fondo de mi corazón que no me dejaba amarlo con la misma intensidad que él lo hacía, me estaba cohibiendo de muchas cosas que extrañamente en mi interior sentía, y eso lo descubriría más adelante.

Durante los días siguientes asistía arduamente al gimnasio, y el cansancio estaba acabando conmigo, entre el trabajo, mi familia y el entrenamiento mi cuerpo estaba cobrándome factura y no deseaba volver.

—Greis, lo siento, esto no es para mí, creo que me resignare a seguir con mis kilos de más, además me siento muy bien, así como estoy— a decir verdad, yo era una rubia de 26 años, alta, acuerpada, de proporciones pequeñas, pero bien puestas, solamente me molestaba la textura de mi vientre, pero era normal en una mujer después de tener hijos.

—Ah no, eso sí que no, ya no vas a desistir, mira que guapa te estas poniendo, más bien anímate, habla con Jordi que te ayude más, finalmente contrata una empleada de servicio, invéntate algo, pero no puedes dejar de venir— mi prima me estaba insistiendo demasiado, pero no tenía motivos para regresar al gimnasio, hasta que de repente entran dos hombres espectaculares, como salidos de una revista de modelos, todos los presentes se quedan viéndolos incluyéndome a mí, que habia puesto la mirada fija en uno en específico, no habia visto tal adonis nunca en mi vida, se trataba de un hombre de tes morena, como de un metro con ochenta de estatura, unos bíceps marcados, unos músculos bien definidos, unos ojos oscuros y un rostro tallado por los mismos dioses griegos, se notaba que tenía descendencia Italiana, la mayoría que habitamos la ciudad, preveníamos del extranjero.

—Oye Elizabeth, despierta— mi prima me emite un fuerte grito que me saca del hipnótico trance en el que estaba

—¿Qué pasa? — le respondo aturdida

—Cierra la boca y deja de mirarlos— me dice advirtiéndome de algo

—¿Mirarlos a quienes? — trato de hacerme la estúpida, pero no fingía, de verdad estaba actuando como una real estúpida

—A los Leggio, el par de hombres que acaban de llegar, si son espectaculares, pero son peligros, son los hermanos de la mafia, aquel por el que se te sale la baba es el hermano menor, Gregory, dicen que su espectacular belleza fue por un pacto que hizo con el mismo diablo, ellos son la reencarnación del mal en persona—

—Pues que me lleve el diablo Greis, porque esta como quiere, pero solamente estaba recreando mis ojos, ya sabes, no salgo mucho a la calle y además de eso, no se ven hombres como él en cualquier lado—

—¡Pues ten mucho cuidado con lo que miras!, porque ese hombre solamente representa una cosa: el peligro, vámonos el ambiente comienza a ponerse pesado— Greis me pasa una toalla para que seque mi sudor, inconscientemente me doy cuenta de que Gregory me estaba observando, tenía sus oscuros ojos clavados en mí, siento como mi rostro palidece y me pongo nerviosa, con lo que me acababa de contar mi prima sobre ellos, lo que menos quería era ser el objetivo de alguno de esos hombres

Así que tomo mis cosas y salgo corriendo a la par con ella, una sensación de risa traviesa me acompaña, ¿Cómo podía pensar que ese hombre se fijaría en mí? A pesar de ser hermosa, estaba segura de que no era el tipo de mujer que a un mafioso le agradaría, mi subconsciente me habia traicionado, y me habia hecho pensar que ese hombre estaría viéndome ¡que ilusa!

Esa tarde llegue a mi casa, convencida de que habia sido una estupidez lo que habia pasado en el gimnasio, haber salido corriendo por la presencia de dos hermanos mafiosos, que más parecían modelos de la revista Calvin Klein, era demasiado ridículo, no habia entendido si habia sido por real miedo, o porque simplemente todas las mujeres se acercaban a ellos buscando aceptación.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.