Capítulo 3: No sin usted.
Luego de una siesta relajante sobre la arena, me desperté viendo el perfil de Josie concentrada mirando el mar. Pude ver que el cielo ya se pintaba anaranjado, el celaje era hermoso, el cielo se rayaba de celeste, rojo y anaranjado, haciendo un hermoso paisaje.
―Es hermoso ―dije incorporándome.
― ¡Despertaste! Dormiste cuarenta y cinco minutos ―dijo y me miró, dejando caer su cabello de lado.
―Disculpa, prácticamente te dejé sola.
―No te preocupes, la presencia es suficiente. Me relajé mirando el mar mientras dormías.
Podía ver sus ojos tristes, siempre he creído que pensar de más te hace sufrir, ella había pensado durante cuarenta y cinco minutos, revolviendo cosas del pasado, buscando razones, y ahora estaba triste por ello, aunque lo quisiera ocultar, yo podía sentirlo, podía ver sus ojos y saber lo que sentía.
― ¿Cómo te sientes?
Una pequeña gota bajó desde su lagrimal recorriendo su mejilla hasta llegar a la barbilla. Era increíble lo mucho que me enojaba verla sufrir con apenas conocerla. Si Leandro estuviera aquí en este momento, no sabría controlarme.
Josie pasó rápidamente su mano tratando de esconder su lágrima; pero era demasiado tarde, ya la había visto.
―Estoy algo cansada, solo eso ―dijo sin ganas, dejando un suspiro al final.
―Ese descarado algún día pagará por lo que te hizo, Josie, todo en la vida se devuelve ―pasé mi pulgar por su mejilla donde había una porción olvidada, aun mojada, por la lágrima y le dejé un beso en su mejilla.
Josie envolvió mi cuello con sus brazos, y yo la cubrí con los míos dándole un abrazo. Ella necesitaba un abrazo en ese momento… lo sabía.
―Gracias Geo ―aun sin soltarme―, Gracias.
―Tranquila. Todas las cosas pasan por algo, esto pasó para protegerte de alguien que no tenía buen corazón. La vida te dará algo mejor, alguien que realmente te merezca.
Josie asintió y se desprendió de mí.
Continuamos mirando el cielo hasta que oscureció, me puse de pie y la ayudé a ponerse de pie también. Ella tomó mi brazo mientras caminábamos por la playa con el agua tocándonos los pies.
Llegamos al hotel entrando por el área de la piscina. Nos enjuagamos los pies y colocamos los zapatos antes de entrar a la recepción. En cuestión de minutos estábamos en la habitación, quitando las valijas de la cama y colocándolas en las repisas.
―Estoy tan cansada ―dijo Josie tirando sus zapatos al piso, dejándose caer en la cama
―Yo también. El sol y la arena cansan.
― ¿Te molesta que duerma de este lado? ―dijo mientras se acomodaba.
―Usa el que más quieras.
―De acuerdo ―dijo ella.
Josie se acomodó de medio lado dejando su brazo bajo la almohada y cerró los ojos. Casi de inmediato pude ver como se quedó dormida, su respiración era tranquila, estaba muy cansada físicamente y las emociones la deben de haber agotado más.
Yo me preparé para darme una ducha. Una vez dentro, estuve un largo rato bajo el chorro del agua caliente, relajándome, cuándo fue suficiente, me sequé, me vestí y salí del baño.
Josie continuaba rendida sin moverse un solo centímetro de cómo la dejé al entrar al baño. Extendí la sabana sobre su cuerpo y le dejé un beso en la frente al terminar de acurrucarla. Encendí el aire acondicionado y vagué por la habitación durante quince minutos, no me atrevía a acostarme a su lado.
Caminé de un lado a otro de la habitación por cinco minutos más hasta que ella por fin se movió, me congelé ante su movimiento, Josie levantó un poco la cabeza para mirarme, apenas y podía mirar su rostro por la luz débil de la luna que entraba por la ventana, tenía los ojos achinados por el sueño y los parpados pesados.
―Pensé que estabas cansado, ―dijo dando un gran bostezo.
―Sí, la verdad bastante ―respondí―; pero vuelve a dormir, yo me las arreglaré.
Josie levantó la mano con dificultad, podía ver que el cansancio le estaba ganando y todo su cuerpo le pesaba.
Levantó su dedo índice y lo inclinó al lado vacío de la cama.
―Hasta que no te acuestes, no podré dormir tranquila… ¡Ya ven! ―me ordenó con dificultad. Reí al escucharla, sonaba como si estuviera pasada de tragos, estaba borracha por el sueño. Me acerqué un poco y ella se estiró más, agarrándome de la camisa obligándome a caer en la cama.
―Duérmete, ojitos verdes ―ordenó.
Me incorporé en la cama acostándome sobre mi espalda, Josie volteó, quedando de medio lado, mirándome a mí.
―Buenas noches ―balbuceó.
―Buenas noches, bella durmiente.
―Ya deja de mentir ―dijo antes de quedarse dormida de nuevo.
Fueron cuestión de segundos para que yo también quedara profundamente dormido.
No supe absolutamente nada más hasta que el sol pegó bruscamente en mi cara haciéndome despertar. Miré al lado, solo estaban las cobijas revueltas, cuando miré al lado contrario, pude ver su silueta en la ventana a contra luz.
―Sabía que eso te despertaría ―sonrió―. Te gusta dormir.
― ¿Qué hora es? ―pregunté mientras me sentaba en la cama.
―Casi medio día.
― ¿Te despertaste hace mucho? ―pregunté.
―No, en realidad, hace muy poco. Cuando vi la hora me levanté de inmediato, no quiero pasar mis últimas vacaciones fuera del país durmiendo y muero de hambre, así que tenía que despertarte.
―Si querías salir, podías ir sin mí.
―No saldré de aquí a ningún lado, no sin usted, señor. Es la condena que tendrá que pagar por ayudar a una desconocida.
― ¿La condena es que no te despegarás de mí?
― ¿Alguna objeción? ―dijo cruzando sus brazos.
―Por el contrario. Me declaro culpable ―dije y me dejé caer sobre la almohada.
Josie se detuvo a mi lado, a la horilla de la cama, fingiendo molestia, por un momento visualicé a mi madre cuando me levantaba de pequeño para ir a la escuela. Se paraba de esa forma dándome a entender que tenía pocos segundos para levantarme o me iría mal, pero ella no era mi madre.
―Ya, levántate ―metió las manos entre mi brazo y mi torso tratando de echarme de la cama. Podía escuchar sus quejidos de fuerza al intentar levantarme; pero, aunque era fuerte, no tenía la suficiente para levantarme.
Yo solo necesite poner una de mis manos en su espalda para que perdiera el equilibrio y callera sobre mi abdomen, sacándome el aire, haciendo que ella se riera a carcajadas.
― ¿Te ríes con mi desdicha? ―le dije tratando de recuperarme.
―Si ―afirmó, al levantarse puso la palma de su mano en dirección a mi estómago sacándome todo el aire restante. Ella me miró con aquella malvada sonrisa de medio lado.
Amaba su personalidad.
―Esto no se quedará así ―amenacé.
―Eso quiero verlo ―retó, podía ver aquella maldad inofensiva en sus ojos.
Me distraje por un momento en aquellos ojos cafés, ella me tomó del brazo y me haló, tirándome por fin al piso sin pensarlo dos veces.
Me senté en el piso y ella me hizo una seña, aquella típica seña que haces cuando quieres que tu perro se siente, al parecer funciono conmigo, ya que me quedé congelado; ella pasó sus manos por mi cabello, peinándolo.
―Listo, puedes levantarte.
―Creo que tengo que cuidarme de ti.
― ¿Por qué lo dices? ―me miró extrañada.
― ¿No me estarás hipnotizando y no me habré dado cuenta?
―Yo no hago nada ―puso sus manos en alto.
Rápidamente la bajó tomando mi muñeca, llevándome arrastrado por la habitación. Tomó su bolso, las llaves y me arrastró hasta el pasillo cerrando la puerta.
― ¿Así? Sin ducha, cepillarte los dientes… ¿nada? ―le dije mientras me llevaba por los pasillos.
―La ducha no la necesitas y los dientes... de alguna forma tengo que hacer caries ―dijo mostrándome sus impecables dientes blancos.
Continuó así hasta sacarme del hotel, tal y como lo había hecho ayer, solo que esta vez se detuvo.
― ¿Y ahora? ―me preguntó.
― ¿Ahora? Tú eres la que me saco del hotel, dímelo tú.
―Si fue un plan algo débil, no se me ocurre nada excepto... comer.
―Busquemos una cafetería; después vemos que más ―sugerí.
―Excelente idea ―dijo tomando mi brazo y arrastrándome una vez más.
―Eres dominante, te gusta tener el control ―dije mientras me dejaba llevar.
―No lo sé, yo solo soy así ―encogiendo sus hombros.
―Eras la azafata de mayor cargo, ¿verdad?
―Eso creo, pero todas creían que lo era solo porque mi novio era el capitán. No se fijaron nunca en el empeño que le ponía a mi trabajo. Pero no hablemos de mi trabajo, por favor.
―De acuerdo, no más.
Josie continuó jalándome por todo el pueblo hasta que se cansó, después de todo, yo ponía un paso duro para tratar de tranquilizarla. Según podía ver, había amanecido hiperactiva hoy.
Luego aflojó en paso y se dedicó a observar bien los establecimientos, ya no corríamos de un lado a otro, caminábamos como personas normales, viendo escaparates. Luego de caminar por unos diez minutos más, por fin nos topamos con una cafetería: era como un jardín, con enredaderas y una Vid sobre las columnas de madera.
―Que buen trabajo hicieron aquí ―dijo Josie admirando el lugar.
― ¿Visión de arquitecta? ―pregunté.
―Visión de mujer ―sonrió―. El sueño de cualquier chica es tener una primera cita en un lugar como este.
Josie tocaba la Vid de la columna admirado las hojas, me encantaba su manera de ver la vida. La manera de detenerse a admirar las cosas que pasaban por sus ojos.
Tomamos asiento en las sillas de la primera mesa, era perfecta la vista de toda la cafetería. Josie tomó la carta y empezó a ojearla.
―No pensarás tomar café, ¿o sí?
― ¿Algún problema? ―preguntó apenas levantando sus ojos de las letras.
―No, es solo que ya estás.... media subida de ánimo; como si te hubieras tomado cinco cafés y dos Té de Ginseng.
―Un café no hará la diferencia ―dijo ella.
Puse mi mano sobre la carta que tenía Josie y la bajé tapándole la vista, ella me miró con el ceño fruncido sin entender por qué lo hacía.
―Con la energía que tienes, si te tomas ese café, tu corazón se parará de tanto latir.
― ¿Te importa si muero?
―Me importa y mucho, vas a explotar y ensuciarás todo el lugar ―bromeé.
―Muy gracioso ―puso sus ojos en blanco.
―Ya hablando enserio. No quiero que mueras, no me gustaría que tu hermano quedara sin la única cosa, la más importante, que tiene en su vida ―dije seriamente.
Josie me miró y asintió.
―Está bien, tienes razón; tomaré un Té de Manzanilla, aparte es calmante.
―Mucho mejor.
―Pero no tomes café o me harás morir de ansiedad ―me rogó.
―No habrá café para ninguno de los dos ―afirmé.
Me fascinaba el café, pero si ella no podía tomarlo, yo la apoyaría.
