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Mis locas aventuras con el CEO

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Mary Lundh
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Sinopsis

Ava Margaret Jones “Avy” estaba cansada, se había esforzado para lograr seguridad y estabilidad económica antes de los 30, tenía una carrera, un buen trabajo, un apartamento, un coche y algunos ahorros en el banco, pero nada de emociones, su día a día era milimétricamente calculado, sin imprevistos, sin aventuras, aun así, pensaba que estaba satisfecha con su vida, cuando de pronto uno de sus amigos sufre un accidente automovilístico y se da cuenta de que aún no había vivido su propia vida, resuelta a cambiar esa situación decide crear una lista de cosas que quiere hacer antes de morir. Todo iba según lo planeado hasta que en una de sus aventuras es socorrida por Michael Alexander Williams “Mike”, un hombre inteligente, exitoso, arrogante e inhumanamente guapo, este quedará fascinado por su belleza y personalidad poco convencionales al punto de obsesionarse con la idea de mantenerla a su lado, para persuadirla de involucrarlo en sus aventuras le ofrece un trato, sorprendida e intrigada por las intenciones del hombre más sensual que había visto en su vida Avy decide aceptar, sin saber que con el trato había sellado su destino. Redes sociales @marylundhautor FB/IG Copyright ©Mary Lundh. Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes nacionales e internacionales, la reproducción parcial o total de ésta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático

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Capítulo 1 – La vida adulta apesta

¡Vaya! Si ya son las 6 de la tarde, exhala Avy mientras juntaba más papeles que clasificar para la siguiente semana, el bufete en donde trabajaba F&C Asociados tenía muchos casos pendientes, como asistente legal que esperaba ascender algún día a abogado de la firma, se mataba haciendo los trabajos más pesados, horas extras y trámites que nadie quería hacer, de repente suena su celular, mira la pantalla es una llamada de su madre

- ¡Oh mierda! Me olvidé de la cena — poniendo a un lado los papeles atiende la llamada

- Hola, mamá, ya sé que estoy atrasada, pero Jeremy me pidió que preparara de último momento unos argumentos para la defensa, trataré de llegar antes de las 8 lo prometo

Cuelga la llamada y empieza a juntar sus cosas, Jeremy su “querido jefe” tendría que esperar, su ira no sería nada comparado a la de su madre si llegara después de las 8 de la noche, probablemente era una de esas interminables cenas para socializar, intentando emparejarla con algún soltero recién llegado a la ciudad, estaba harta de esa rutina, pero no había forma humana de convencer a esa mujer de que estaba bien soltera “por ahora”, tenía planes y los estaba logrando, las relaciones nunca fueron lo suyo, pensar en perder tiempo en citas con hombres que solo querían sexo la molestaba, no era que fuese una santa, pero por favor, al menos deberían esperar el postre antes de insinuar que tenían reservado un hotel o invitarle a pasar la noche en su departamento. Ya había reflexionado bastante sobre este punto, ya había pasado por el “seré yo”, “es mi apariencia”, “es mi atuendo”, al parecer nadie la tomaba en serio, no porque no se lo propusiera, sino que nadie veía más a allá de su cuerpo curvilíneo, no nació rubia como su hermana Cassandra, ella no había heredado la belleza de su madre, sino que se parecía a su padre con una tez pálida y cabellos oscuros, unos ojos enormes de color café y unos labios carnosos que hacían envidiar a cualquier chica, apenas si llegaba a los 165 cm de altura. Lo había intentado, lo de ir a las citas, pero después de un par de intentos se dio cuenta de que los hombres solo la veían como una mujer para el sexo, especialmente cuando logró ese puesto en F&C Asociados, incluso sus ex-colegas de la universidad que siempre le tuvieron cierta envidia por sus notas perfectas no habían sido nada discretos en señalar que tal vez ella había logrado ese trabajo usando sus atributos femeninos, se dijo a si misma que no valía la pena discutir con gente tan hipócrita, ella que había pasado gran parte de sus horas libres ayudándolos a repasar para los exámenes, hizo una nota mental para no volver a invitarlos a ninguna cena de su familia.

Volviendo a la realidad, toma sus llaves, pone su cara de “estoy contenta de estar aquí” y sale del edificio para dirigirse a la casa de sus padres, su madre sin duda se quejará por su apariencia actual, ella siempre le decía lo severa y poco receptiva que se veía con esos trajes formales y oscuros, a lo cual ella siempre le decía que por la naturaleza de su trabajo debía vestir así, ya que era abogada y no un payaso de circo, se enojaban por 5 minutos y luego todo volvía a la normalidad, seguido de un empujón al primer hombre soltero que veía en la fiesta.

Casi siendo las 8 de la noche llegaba a la cena

- ¡Rayos!, ella dijo que era una cena familiar, no el siguiente evento de la temporada

Había filas y filas de vehículos estacionados en las veredas, lo que significaba una sola cosa: su madre le había engañado para asistir a uno de sus eventos de caridad, nuevamente con la esperanza de que conociera a alguien “especial”, ahora tendría que ver algo que ponerse, su traje gris con rayas oscuras no sería para nada festivo, buscó un lugar para estacionar y respirando profundamente se dirigió hacia la casa

Ingresó por la puerta trasera a través de la cocina, no quería tropezarse con nadie, al menos no antes de darse un lavado de cara, allí estaba Cassy como siempre degustando los aperitivos antes de ingresar al evento, siendo una diosa total, nunca tocaba un plato, una vez empezada la fiesta.

- Hey ya estás aquí, al fin..., debo advertirte que madre está en esos días — ríe — y no hablo de su periodo menstrual

Pongo una cara de sorpresa…

- Ah no lo había notado, pensé que todos esos autos en frente de la casa solo estaban aprovechando el estacionamiento gratuito

- Ay Avy, lo siento debí advertirte — dice mirando despectivamente su atuendo

- Si, ya me di cuenta, no estoy vestida precisamente para una fiesta, y menos para ser la femme fatale — se ríe de sí misma.

- Vamos no es tan grave, como sé de tu rutina me supuse que ibas a llegar tarde y poco arreglada — espeta arrugando la cara — así que te prepare algunos vestidos, ven yo te ayudaré a estar lista antes de que el dragón salga de su cueva — le sonríe

- Bien, pero nada de brillo — objeta en broma y finalmente sonríe antes de pensar que se estaba lanzando a los tiburones.