Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 4

POV VALENTINA

La puerta se abrió de golpe y entraron dos chicas impresionantes, ambas vestían ropa oscura y cada una una chaqueta de cuero, una tenía el pelo negro azabache y la otra cabello castaño oscuro. - Oh hermano, poniéndote posesivo como siempre, las mujeres no son juguetes que escondes debajo de tu cama cuando te apetece - dijo la chica de cabello negro azabache mientras caminaba hacia nosotros. - Cora, Gabriela ¿qué hacen aquí? - dijo Leo con voz severa. - ¿ Esa es la forma de tratar a tus hermanas pequeñas? ¡Solo queríamos verte hermano! - dijo la chica de cabello oscuro. - No, solo estoy bromeando, tenemos que hablar - dijo con severidad mirando a Leo.

- Está bien – resopló Leo quitando su mano de mi espalda baja. – Todavía no, vamos, déjame verla . Supongo que Cora se me acercó sonriendo. - Es preciosa, no me extraña que la hayas estado observando todo este tiempo - dijo Cora con voz alegre. ¡¿Qué?! ¿Me ha estado observando? ¡Qué asco!, pensé para mis adentros poniendo los ojos en blanco.

- Uhh g-gracias – dije tartamudeando. - ¡ Ella también es educada! Tal vez puedas enseñarle modales a Leo – dijo Cora mirando a Leo mientras lo golpeaba en el pecho. - Soy Cora y ella es mi hermana Gabriela. - - Valentina. - Hablé en voz baja para no llamar la atención, eso no funcionó del todo ya que todos en la habitación me estaban mirando.

- Muy bien, las presentaciones se acabaron. ¿De qué querías hablar conmigo? - Habló Leo detrás de mí. Exhalé un fuerte suspiro cerca de mi cuello, lo que provocó escalofríos en mi columna.

- Hermano, eres literalmente un líder de la mafia y no sabes lo que está pasando. Dios. - Dijo Cora. Ok, ahora estoy oficialmente intrigada. - Solo escúpelo - dijo Leo con autoridad en su voz. - Ok, cálmate, muchachote, quítate las bragas de encima. - Dijo Gabriela mientras intentaba no reír, resoplé haciendo mi mejor esfuerzo para no reírme, pero no pude evitarlo. - Aw, eso fue lindo. - Dijo Gabriella riéndose conmigo.

- Es el baile, idiota, los papás lo organizan este año. - dijo Cora poniendo los ojos en blanco hacia Leo. - Oh, mierda, el baile - repitió Leo frotándose la cabeza. - ¿ El baile como en la mierda de Cenicienta? - pregunté mirando a Cora y Gabriela para encontrarlas riéndose de mi comentario. - Sí, la mierda de Cenicienta, pero sin las zapatillas de cristal - dijo Gabriela todavía riendo. - Vienes conmigo, vístete bien Tesoro. - Leo me susurró al oído mientras respiraba en mi nuca, lo que me provocó mariposas en el estómago. Joder. Apenas lo conozco y me está haciendo esto. Genial.

- ¿ Cuándo es? - Me giré para preguntarle a Leo mientras examinaba mi pecho haciéndome sonrojar. ¿Qué les dije, hombres cachondos? - Mañana - dijo con voz profunda. - No tengo vestido ni zapatos ni nada. - Dije preocupada. Un aviso hubiera estado bien. - No te preocupes, tendré todo resuelto - dijo Leo mientras sacaba su teléfono y llamaba a alguien.

- Marco viene a casa domani con almeno quindici abiti e paia di scarpe per vestire Cora, Gabriela e il mio fidanzato. Porta l'aiuto di cui hai bisogno per fare il trucco. Vieni alle nove di mattina. Leo dijo en italiano. No pude entender lo que dijo, pero supongo que tiene algo que ver con la pelota, así que no lo pensé.

- Marco viene mañana por la mañana a vestiros a los tres para el baile - dijo Leo hablándonos mientras colgaba el teléfono. - Bien, ahora nos robaremos a Valentina. ¡Queremos conocerla! - dijo Gabriela llevándome escaleras arriba a una habitación que supongo que es la de ella.

Al cruzar la puerta, mis ojos se posaron en una enorme pared de ladrillos de color negro carbón. Su cama estaba centrada en el medio, mientras que había dos puertas a cada lado. Cada lado tenía un pequeño juego de cajones y adornos a juego. Tenía un ventanal que mostraba una vista impresionante de la piscina exterior, los colores eran oscuros como la mayoría de la casa, pero se veía tan moderna y elegante.

- Vamos - dijo Gabriela tirándome hacia su cama. - Cuéntanos sobre ti - dijo Cora mirándome. - Uhh, no sé, mi padre es un idiota enorme, mi madre murió y me vendieron. No hay mucho de qué hablar realmente - hablé rápidamente sin querer continuar con esta conversación por más tiempo. - Lo siento mucho niña, oh Dios mío. - dijo Cora tirándome en un abrazo. Tomó por sorpresa que me sentara allí torpemente hasta que la envolví con mis brazos. No había recibido un abrazo en años, wow, extrañaba esto. Se apartó y me dio una palmadita en el hombro mostrando su simpatía.

- ¿Y ustedes, entonces? - pregunté queriendo romper el horrible silencio. - Bueno, ambos nacimos con esta elección de estilo de vida, es lo habitual en lo que hacemos. - dijo Gabriela. - Yo también, pero nunca estuve involucrada en eso. Supongo que mi padre no quería que la gente supiera que yo nací, así que rara vez salgo - dije recordando las veces en que mi padre solía golpearme después de salir de la casa.

Una voz me sacó de mis pensamientos. - Cuéntanos algo más sobre ti, como tu color favorito, programa de televisión, canción. - Dijo Gabi. - Bueno, mi color favorito es el negro o el rojo, mi programa favorito es The Vampire Diaries, me encanta la canción King de Ella Issacson, también me encanta leer cuando tengo la oportunidad. - Agregué. - ¡ Oh, Dios mío! ¡Alguien que tiene el mismo gusto en todo que yo! ¡Sí! - Cora jadeó dramáticamente.

- Y ese es mi discurso sobre por qué odio pero aún amo a Stefan Salvatore, gracias y buenas noches. - Dije riéndome. - Pero él murió, hermana, tienes que sentir algo de simpatía - dijo Gabi levantando los brazos con fastidio. Estas chicas me están gustando cada vez más. Son como hermanas perdidas hace mucho tiempo que nunca tuve. - ¡No, él mató a Enzo! Bonnie merecía un final feliz después de todo lo que pasó. - Dije con un dejo de enojo hacia el personaje.

Antes de que Cora pudiera intervenir en la conversación, alguien tocó a la puerta. - Pasen - dijimos todos al mismo tiempo riéndonos. Creo que Dante entró en la habitación y nos miró confundido. Estábamos todos acurrucados debajo de las sábanas de Gabi viendo la televisión. Parecíamos sardinas. - Dante, ¿qué quieres? Estoy tratando de mirar aquí - dijo Cora inclinándose sobre nosotros para agarrar un puñado de palomitas.

- La comida está lista y el jefe los quiere a todos aquí abajo. - Dijo Dante y luego se dio la vuelta para caminar escaleras abajo. - Ugh, vamos. - Dijo Cora resoplando enojada. - Oye, Gabriela, ¿tienes ropa de repuesto? No me he cambiado desde esta mañana y los hombres cachondos siguen mirando mi pecho - dije tratando de cubrir mi cuerpo con mis brazos.

- Sí, hay algunos en el cajón que deberían quedarte bien. - dijo Gabi mostrándomelos. Elegí una camiseta beige y unos pantalones deportivos marrón claro. Fui al baño y me los puse. Al salir, Cora se quedó sin aliento. - Maldita sea, chica, estás muy sexy. -

- Gracias - me reí. - Vale, vamos, me muero de hambre - se quejó Gabi. Salimos de su habitación y bajamos las escaleras. No tenía ni idea de adónde iba. Seguí a las chicas hasta una habitación enorme con una mesa llena en el medio. La mesa estaba llena de gente de antes.

Cora y Gabi se acercaron luciendo tan seguras como siempre mientras yo me escondía detrás de ellas, literalmente. Leo se puso de pie para saludarnos. Encantador como siempre. Me senté junto a Leo como me pidió mientras Cora se sentaba junto a mí a mi izquierda y Gabi junto a Cora. Dante y alguien que aún no se ha presentado se sentaron frente a mí y Leo.

La comida estaba buenísima. Había de todo. Elegí los espaguetis a la carbonara con una ración de ensalada. Estaban deliciosos, la mejor comida que he probado en mucho tiempo.

Después de hablar entre ellos, Leo se puso de pie y llamó la atención de todos. - Mañana es el baile anual que se celebra cada año, esto significa que no habrá peleas. Por un día tendremos paz. Sin armas, sin muerte. También me gustaría hacer un brindis por mi hermosa prometida. - Dijo Leo mirándome fijamente. - Y por el regreso de mis queridas hermanas - Dijo Leo mirando fijamente a Cora y Gabriela.

Se sentó de nuevo y se inclinó para agarrar la botella de vino y llenar su copa. - ¿ No bebes? - preguntó. - ¿ Crees que podría salirme con la mía bebiendo? Apenas salí vivo de la casa, y mucho menos emborracharme. - Le susurré. Él asintió y me entregó su copa para que la probara. Tomé la copa con vacilación y tomé un sorbo. Hice una mueca de disgusto haciendo reír a Leo. Vaya, debería reír más. Me reí junto con él probando más vino.

Después de unos cuantos sorbos más me acostumbré al sabor, aunque todavía no me gusta. Fue una noche larga y empecé a cansarme. Me incliné y apoyé mi cabeza en el hombro de Leo para consolarme.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.