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Capítulo 04

Salió de la ducha y cerró la puerta tras de sí. No entendía nada, ¿por qué voy a tumbarme en mi cama? ¿Es esta la mejor manera de que mi polla descanse? No tenía ni idea.

Desde lejos oí el cerrojo de la puerta del salón, vi que estaba cerrando la puerta. Cuando terminó, se unió de nuevo a mí en la ducha, quizá estaba esperando a que me tumbara ya en mi cama, pero lo siento por ella porque yo seguía sentado en el orinal de la ducha intentando contenerme para que se me pasara el dolor.

¿Sigues en esa posición?

Sí, me duele mucho.

Te ayudaré, si no te harás daño.

Dejé que lo hiciera mi madre, se acercó a mí y me levantó, no sabía de dónde sacaba su legendaria fuerza pero ese no es mi problema. Me levantó y me tumbó en la cama.

Se echó hacia atrás y se quitó toda esa ropa, oh mi madre con su hermosa forma, esa forma me estaba enloqueciendo y dándome más placer, pero mientras hacía esas cosas donde tenía sexo con mi querida, no sentía nada pero sabía que a mi pene le estaba encantando lo que mi madre le estaba haciendo.

Tranquilo, esto es para ayudarte hijo. Levántate, yo tengo que quedarme abajo y tú tienes que quedarte arriba.

Pero yo me quedaré abajo ¿por qué?

Hijo, no hagas preguntas y haz lo que mamá te diga.

Mamá, tengo dolor, ¿cómo puedo levantarme y quedarme arriba?

Yo me encargo, hijo, relájate.

Se tumbó encima de mí con suavidad, sus pechos acariciaban mi pecho con orgullo, sí los pechos de mi madre tenían una bonita forma, parecía que eso le preocupaba especialmente o no le gustaba que se cansara. De todas formas la entiendo.

Cierra los ojos, estás a punto de convertirte en un hombre.

¿Pero de qué va esto? ¿Que aún no era un hombre? No, mi madre no puede decirme que hoy es el día en que me convertiré en un hombre o que hoy es el día en que por fin seré declarado hombre alguna vez. Para mí, ya era un hombre desde hacía mucho tiempo. Cerré los ojos y dejé que mi madre jugara a convertirme en un hombre.

De repente sentí algo en mi bajo vientre, sentí como si mi polla acabara de sumergirse en un punto húmedo, el punto estaba tan apretado que podía sentirlo en mi cabeza o cráneo diría yo, de cualquier manera no importaba, lo que quería era que mi polla bajara para poder pararme correctamente y que el dolor pudiera desaparecer.

Abrí los ojos lentamente, increíble, mi madre cerraba los ojos y los abría, con sus dos manos jugaba con sus pechos, sacaba la lengua y a veces me acariciaba la cabeza, yo tenía miedo porque pensaba que mi madre se estaba volviendo loca o que estaba enfermando gravemente solo por intentar ayudarme. Ella iba y venía con mi polla, lo hacía todo despacio pero desde que empezó a jugar con sus pechos, hacía movimientos rápidos, muy muy rápidos. Yo estaba ahí abajo como si nada, sudaba y mi madre también.

¿Te gusta, hijo? preguntó.

Mami, ¿te duele? pregunté

No hijo, tu polla sienta tan bien, eres genial, a partir de hoy me he convertido en tu mujercita sí, me he convertido en tu mujercita. Lo haremos cuando quieras y como quieras. Todavía no te has corrido y tu polla sigue dura y me hace sentir muy bien por dentro sí que eres bueno hijo.

Pero, ¿qué estaba diciendo mi madre? Creía que decía que me estaba ayudando pero en vez de eso estaba sintiendo algo que yo no sentía.

Mamá, ¿estás diciendo que quieres ser mi mujer? le pregunté a mi madre.

Sí hijo, me gustaría ser tu mujer. Ahórrame lo de soy tu madre, a partir de ahora somos esposos ocultos. Es nuestro pequeño secreto. Hoy me he vuelto loco cuando te he visto la polla y me he pasado casi todo el día soñando con ella. Ahora déjame disfrutarla.

Me callé, ella seguía yendo y viniendo, yo no dije ni una palabra, lo único que me molestaba era que mi madre me preguntara algo. Sin mentirte, no sabía que mi madre se convertiría en mi puta de cabecera pero déjame decirte que te vas a enterar de muchas cosas de lo que he estado haciendo con mi madre y mi hermana en esta casa. No te lo voy a contar todo aquí ahora sino que te vas a enterar por delante, sí un poco más por delante, de momento me ciño al principio de la historia, no hace falta que te saltes los cimientos para ir a atacar la mampostería. No hace falta.

Mamá parece que quiero picer.

Ella me miró y me dedicó una amplia sonrisa angelical, por qué sonreía si yo quería picar y no quería picar en ella.

No tienes que preocuparte, puedes ir a buscarme.

Pero...

Mi cabeza se había vuelto sólida, no sabía que me estaba pasando, era la misma sensación que había sentido por la mañana cuando quise sacar el líquido, de repente estaba libre, esta vez era diferente a la primera vez. Sí había sentido algo muy dentro de mi cabeza.

¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! exclamó.

.

Continuará.

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