Mi Sexy Vecino

Era una mañana de abril, el día estaba fresco y la brisa se colaba por la ventana de Valery. Era agradable poder descansar un poco del trabajo, el fin de semana no trabajaba y era un alivio para ella.

Su jefe la explotaba hasta morir. Ser la asistente de un empresario multimillonario era un trabajo duro, más cuando su jefe era muy exigente. La paga era buena, pero al llegar el viernes se sentía la mujer más feliz del mundo por no tener que revisar documentos y organizar juntas todo el día.

Esa mañana después de un merecido descanso, no tenía mucho por hacer. Así que opto por mirar un rato por la ventana de su apartamento ya que la calle era bastante concurrida.

—El día está muy bueno, espero que no llueva como siempre.

De pronto, un gran camión blanco con gigantescas letras azules a los costados que decía “mudanza” se estaciono frente a su edificio. Pensó que quizás algún vecino se mudaría, pero descarto la idea. Vivía en una residencia de cuatro pisos, todos conocían a todos.

Podría ser de otro edificio. Le llamo la atención saber quién se estaba yendo de esa zona, así que continúo fisgoneando.

Un par de chicos bajaron del camión y emprendieron la descarga de las cosas, entonces cayó en cuenta que nadie se mudaría, si no, que alguien se mudaría al edificio.

¿Pero quién?

Sentía cierta curiosidad. Bajaron muchas cosas, pero aún no había rastro de un posible nuevo vecino o vecina.

Estaba empezando a sentir aburrimiento de mirar los muebles de esa nueva familia. Estando a punto de retirarse de la ventana para preparase un té, un coche se estaciona detrás del camión, los chicos hacen una seña a la persona que estaba dentro.

Valery se queda inmóvil donde estaba, y fue cuando ella supo que ese sería el nuevo inquilino.

¡El té podría esperar!

De aquel coche se bajó un hombre, entonces era un vecino y no una familia entera pensó. Pero aquel chico llamo notoriamente su atención, era sumamente atractivo, desde luego ella vivía en el tercer piso lo que le permitía tener una buena vista.

El sujeto iba ataviado con unos vaqueros azules, una franela blanca de algodón. Su cabello era como castaño, llevaba un corte moderno lo que le daba un buen toque ya que sus risos eran bastante lindos. Desde donde estaba era lo que más pudo ver mientras el hombre les daba instrucciones a los jóvenes de la mudanza.

Osadamente, ella continuaba observando a su lindo vecino. Estaba mal espiar, pero él no la vería.

Pero que equivocada estaba, el hombre levanto la mirada hasta lo alto del edificio, pillándola como la perfecta tonta que era. No supo porque, pero se metió dentro de su casa tan rápido como pudo, con el corazón latiéndole como una locomotora.

—¡Qué susto! —Dijo en voz alta —. Pero quién diablos me manda a estar fisgoneando a los vecinos—niega con una sonrisa nerviosa en los labios.

Luego de unos largos minutos, Valery escucho pasos y golpes en el piso de arriba. Y supo de inmediato que su nuevo vecino se hospedaba en el piso de arriba.

—Al menos no estamos en el mismo piso, moriría de la vergüenza al cruzarme con él en el corredor —Se dijo mientras tomaba un libro para distraer la mente un rato.

La mañana de ese sábado lo paso tranquila, bueno a excepción de todo el escándalo que estaban haciendo en la planta de arriba. Solo deseaba que no continuara hasta la noche… Después de almorzar algo muy ligero, volvió al sofá para ver una película, sospechando que algo se le estaba olvidando.