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Capítulo 1

Coloco el bajo en la silla y suspiro con cansancio. Estábamos ensayando en casa de Dino, sus padres estaban de viaje y éramos libres de hacer todo el ruido que quisiéramos. Júlio y Bento hablaban animadamente de algún videojuego al que yo no me molestaba en prestarle atención.

Dino termina de arreglar el micrófono y se acerca, antes de que pueda decir algo, su hermana pasa junto a nosotros.

- Buenas noches niños. - saluda con una voz más baja de lo normal.

- Oye, pitchula. - Dice Dino y ella pone los ojos en blanco.

- No te estoy hablando, Alexander. - dice con cierto tono irritado.

- Maldita sea, Dino. - Bento se ríe. - ¿Qué le hiciste al mocoso?

- No la dejé ir a la discoteca a la que iba hoy. - responde y se gira hacia su hermana, lanzándole un beso al aire. - Nuestros padres no están en casa y no quiero salir hoy, te prometo que iré contigo otro día.

- Lo que sea. - se encoge de hombros. - Me voy a la cama, me duele la cabeza.

- Di, no seas así. - Habla Dino, pero la niña ya había entrado nuevamente a la casa.

- Estaba muy enojada, eh. - dice Sérgio levantándose.

- Pronto me perdona, soy su hermano favorito. - Dice Dino encogiéndose de hombros.

- Eres su único hermano, oh animal. - Dice Júlio y se ríe.

- Por eso soy el favorito.

- 'Hola chicos, el ensayo de hoy estuvo increíble. - Pongo el bajo dentro de la funda y me miran confundidos. - Pero tengo que irme, tengo una cita.

- ¿Tú? ¿Con cita el viernes por la noche? - pregunta Bento con incredulidad.

- Tiene una cita. - dice Sérgio con una sonrisa maliciosa y pongo los ojos en blanco.

- ¿Y todavía con una mujer? - Bento permaneció incrédulo. - Luego dicen que los milagros no existen.

- Cállate, japonés. - Refunfuño y me puse la correa de la funda del bajo en el hombro. - ¿Voy a ensayo mañana a las nueve?

- Sólo si es de noche. - Responde Dino y todos lo miramos. - No me levantaré a las nueve de la mañana de un sábado aunque me paguen.

- Jodidamente vago. - Sérgio jura y Dino lo niega.

- No perezoso, cansado.

Ambos comienzan a discutir las posibles razones del cansancio de Dino, me despido general, que dudo que hayan escuchado y me dirijo a la puerta, la abro y la vuelvo a cerrar apenas salgo.

La casa de Dino estaba a unos diez minutos caminando de la mía, así que caminé con calma. Cuando llegué a casa, mis padres no estaban, se suponía que estaban en la casa de mi hermana o en la iglesia. Me dirijo al baño y me doy una ducha rápida, me pongo una camiseta negra y unos vaqueros, agarro mi chaqueta y las llaves del coche.

Sérgio y yo compartíamos un Fiat Uno, dejé una nota diciendo que salía con el auto y tardaría un poco en regresar. A los pocos minutos ya estaba entrando al club, sonreí al ver a Jessica.

Nos conocimos hoy en un videoclub, casualmente queríamos alquilar la misma película y quedamos en que ella se llevaría la película, pero me la entregaría el mismo día en el club y así podríamos charlar. Llevaba pantalones ajustados y un top negro, sonrió al verme y se acercó.

- Usted vino. - dice emocionada, empujándome entre la multitud hasta llegar a la barra.

- Dije que vendría. - Le sonrío. - Te ves hermosa ¡¿Catarina?! - la mujer frente a mí al instante frunce el ceño.

- ¡Jésica! Mi nombre es Jessica. - dice en tono grosero.

- Lo sé, es que - Dejo la frase suspendida en el aire, sin dejar de mirar a la mujer de vestido negro que se encuentra a unos metros de nosotros. - Lo siento, vi a alguien que conocía.

- Bien. - responde ella, todavía un poco desconfiada. - ¿Vamos a bailar?

- Claro. - Le tomo la mano y ella me lleva a la pista de baile, el DJ estaba poniendo música animada y la gente estaba emocionada. Jessica bailó sensualmente, tratando de llamar mi atención, pero lamentablemente solo pude mantener la mirada en Catarina.

Llevaba un vestido negro ajustado, su cabello suelto y solo lápiz labial rojo en su maquillaje, agarraba nerviosamente su bolso mientras sus compañeros a su lado hablaban con chicos que debían ser cinco o seis años mayores que ella.

- Mira, necesito ir al baño. - Le digo a Jéssica "gritando" para que me escuche. Ella simplemente asiente y vuelve a bailar.

Me dirijo hacia el grupito y jalo a Catarina del brazo hacia el pasillo del baño, ella estaba lista para golpearme cuando la solté. Sus ojos, que antes estaban muy abiertos y el terror en su rostro, dieron paso al alivio y luego a la ira.

- ¿Estás loco, Samuel? - pregunta irritada.

- ¿Me he vuelto loco? ¿Qué haces aquí?

- ¿Qué haces aquí? - replica ella.

- Dino te dijo que te quedaras en casa, Catarina.

- Y soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera con mi vida, ahora si me disculpan. - Ella pasa por mi lado, pero le tomo la muñeca y ella me vuelve a mirar. - ¿Qué es lo que quieres ahora?

- Necesitas irte.

- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunta incrédula.

- Porque quiero disfrutarlo y no podré disfrutarlo contigo aquí.

- ¿De qué estás hablando? - pregunta confundida y yo resoplo irritado.

- Joder, eres la hermana pequeña de mi mejor amigo. - Me paso las manos por la cara. - Como él no está aquí, alguien necesita estar pendiente de ti y no tengo ganas de cuidar niños.

- No te pido que cuides a los niños, te pido que me dejes disfrutarlo.

- Ahí estás, te está buscando. - se acerca una voz femenina, la chica rubia mira a Samuel de arriba abajo y sonríe con picardía. - Quién lo diría, Catarina.

- No lo llenes, Estela. - refunfuña Catarina, pero la rubia la ignora.

- ¿Podemos hablar solos? Tengo más que ofrecerte que ella. - dice tomándome la cara. - Y deberías estar con - La interrumpe Catarina.

- Vete a la mierda, Estela. - dice, jalándome del brazo nuevamente hacia la pista de baile.

- ¿Quién es ella? - pregunto y ella me mira fijamente incrédula. - ¿Qué? No parecen ser amigos.

- Y no lo somos.

- ¿Con quién viniste? - pregunto con recelo. Ella abre la boca para responder, pero luego mira hacia un lado, buscando a alguien. -¡Catarina!

- Estoy esperando a alguien, ¿vale?

- ¿Quiénes eran esas personas que estaban contigo cuando me acerqué? - pregunto y ella se encoge de hombros.

- No sé, llegué y se acercaron y se quedaron allí. - continúa mirando a su alrededor. - Ahora vete, Samuel.

La miro alejarse y cuando voy tras ella siento que alguien tira de mi brazo, me doy vuelta y veo a Jéssica.

- Desapareciste.

- Terminé perdiéndome. - Miento y ella sonríe, jalándome nuevamente hacia el centro de la pista.

Ya eran las dos de la mañana, observé a Catarina hablando con el hombre que estaba a su lado, se sentía incómoda y el hombre insistía en tocarla todo el tiempo, ya fuera en el brazo, cara o pierna.

- ¿Quiere saber? Vete a la mierda, tú. - Dice Jessica irritada. - Joder, ¿me invitaste a secar a otra mujer? Eres un hijo de puta.

- Jessica, espera. - Suspiro. - Puedo explicarlo. - la mujer se cruza de brazos y me mira esperando. - Yo - antes de que pueda terminar la frase veo que el hombre toma el rostro de Catarina y trata de besarla, ella intenta levantarse y alejarse, pero él la toma del brazo y la obliga a sentarse nuevamente. Él le susurra algo y Catarina palidece. - Hijo de puta.

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