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Capítulo dos

Como toda adolescente, estoy feliz de que al fin llego el viernes.

La semana pasó normal, entre tareas y fechas de exámenes, muy bien para ser la primera.

Me encuentro caminando junto a Britt hacia el estacionamiento, estamos hablando sobre un chico que conoció en las vacaciones.

De repente siento cuando me empujan accidentalmente, automáticamente cierro los ojos esperando el impacto, pero no sucede.

Abro mis ojos y me encuentro con unos azules, los mismos ojos que volvieron locas a muchas chicas en esta semana desde que llegó.

—Discúlpame, no te vi.— dice mientras me ayuda a volver a mi lugar.

—Tranquilo, yo también venía distraída.— le digo un poco apenada.

—Mucho gusto, me llamo Matt— me dice extendiendo su mano.

—Mucho gusto Matt, soy Emma— le digo estrechado su mano.

Lo quedo viendo, observando sus rasgos, tiene un rostro perfecto, podría ser modelo sin ningún problema. Que se sentirá llegar con un chico así a todos lados, ser la envidia de muchas chicas, aunque tendría que apartar a muchas si ese sería mi caso, claro.

Salgo de mi ensoñación cuando mi amiga me da un pequeño apretón en la espalda.

¡Rayos!

Tal vez tengo cara de boba.

—Bueno Matt, me voy. ¡Nos vemos luego! Fue un gusto conocerte.— me despido.

—Claro Emm. ¿No hay problema con que te diga así, verdad?— me dice sonriendo.

—No, de hecho mis amigos me llaman así.— le digo devolviéndole la sonrisa.

—Bueno... ¡Hasta luego Emm!— dice dándose la vuelta.

Me volteo a donde está mi amiga viéndome con una ceja levantada.

—¿Qué?— le pregunto con los brazos cruzados.

—Ay si ¿Te puedo llamar Emm? ¡Claro! así me llaman mis amigos, ¡bla bla bla! Les falto besarse— me dice burlona.

—Oye, no te pases o te dejo aquí.— le digo mientras empezamos a caminar.

—No te atreverías, me amas mucho como para dejarme aquí botada— me dice con un tono arrogante

—Deja de hablar y móntate de una vez en el carro— le digo fingiendo molestia.

Ella se montó en el auto sin decir ni una sola palabra, a lo mejor creyó que de verdad estaba molesta.

Salgo del estacionamiento, prendo la radio y me encamino hacia el centro comercial, a mitad de camino pasan nuestra canción favorita por la emisora y nos ponemos a bailar y cantar como locas.

Después de los insultos de Britt hacia un tipo que casi nos choca, sus gritos ensordecedores porque casi atropello a un perrito y muchas risas, por fin llegamos al centro comercial, nos bajamos y muchas personas nos quedaron viendo por nuestras camisas iguales.

Cosas de mejores amigas.

Después de ser el centro de atención, dirigimos a la tienda para rentar unas películas.

Al llegar a la tienda nos ponemos a elegir, después de una pelea entre las dos porque no sabíamos qué películas llevar, elegimos "Bajo la Misma Estrella" y "LOL". Pagamos y salimos para comprar las golosinas para engordar como buenas mejores amigas.

Al salir de la tienda reviso mi celular y me doy cuenta que tengo un mensaje, de seguro es de mamá. Lo leo y efectivamente es ella preguntando donde nos encontramos, le respondo y guardo mi teléfono y nos dirijamos a comprar lo demás.

Compramos helado, cotufas, gomitas y refrescos, para pasar nuestra tarde de chicas. Esta era una tarde tradicional desde que comenzamos a ser amigas, todos los viernes yo iba a su casa o ella venía a la mía.

Al salir del centro comercial, nos dirigimos a mi casa para comenzar nuestra tarde. Llegamos a mi casa y dejamos todas las cosas en la cocina.

—¡Mamá, papá. Ya llegue! — grito desde abajo.

A los minutos baja mi mamá con una mirada de reproche.

—¿Cuántas veces te he dicho que no grites cuando llegues? !Hasta los vecino escuchan!— me regaña— Hola, cariño. ¿Cómo estas? ¿Cómo está tu mama?— le dice a Britt.

Se imaginarán mi cara en ese momento, si señoras y señores, esa es mi mama, a mí, que soy su hija, me recibe con regaños, pero a Britt la recibe de besos y abrazos.

—Oye te falto ponerle la alfombra, ¿no?—le digo sarcástica.

—Ay no seas celosa amiga, sabes que tu mamá siempre me ha querido más a mí.— dice sacándome la lengua.

—Eso es muy cierto Britt— dice mi mama siguiendo su broma.

Y yo como toda orgullosa las ignore mientras estábamos en la cocina a guardar el helado en el refrigerador.

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