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Capítulo 6

Al llegar a mi clase de inglés, Cali me saluda con la mano. Le sonrío y me siento. —¿Es cierto? —pregunta . —¿Qué es cierto? —pregunto. —Melinda dijo que el chico del bar anoche es uno de nuestros profesores —me susurra al oído—. ¡No pensé que se lo diría a las chicas!

—N -no, eso no es cierto. Solo se parece a él. —Me cruzo de brazos y me doy la vuelta, sin revelar nada—. Vamos , no tienes que ocultármelo. No voy a juzgarte. —Me tranquilizó.

—¡Vale ! ¡ Es él! —Me estremezco—. ¡ Ay, joder, chica! ¡Menuda coincidencia! ¿Qué vas a hacer? —pregunta— . ¡ Mantener la distancia! Olvídalo, no sé. —Me paso la mano por los rizos y ella levanta una ceja.

—Cariño , ambos sabemos que no se puede olvidar a un novio, y mucho menos a quien te quitó la virginidad. —Gruño— . Lo sé, pero puedo intentarlo. No es que lo conozca. —Pero no podré olvidar su cuerpo. Estaba tan en forma y hermoso.

Me alegra haber tenido suficiente contacto. No soportaría saber que alguien más toca lo que yo no tuve oportunidad de hacer. —Supongo que tienes razón. Apoyo todo lo que hagas. Incluso si quieres seguir viéndolo. —Me guiña un ojo. Pongo los ojos en blanco. —No lo haré .

Entra nuestra siguiente profesora. La profesora Fiend. Es una profesora guapísima. Ni siquiera parece que trabaje aquí. Parece una modelo. Cabello rubio, ojos azules, más gruesos que yo.

Me pregunto si podría ser ella cuando me gradúe. Entonces tal vez... me quito ese pensamiento de la cabeza. No lo volveré a ver.

Al final del día

Camino rápido a mi coche para atender mi llamada. Al parecer, mis padres no me dan tiempo para recomponerme. —¿Hola ? —digo por teléfono.

—¡Hola , mi querida hija! Debería haber un paquete en tu puerta. Te pedí algo que creo que podrías necesitar —dice— . Bueno , ¿ cuándo volverán papá y tú? —pregunto .

—No por un par de semanas, como mucho. Sé que nos perdimos tu cumpleaños, pero para eso está el paquete —dice mi madre por teléfono.

—Bueno , habría sido genial tenerlos aquí —digo , controlando mis emociones—. ¡ Lo sé, pero estamos en el otro extremo de Europa! No habría tenido sentido volver ni un día. —No es un día cualquiera. Es mi cumpleaños y llevan años sin celebrarlo.

Quiero decir que nunca me visitan a menos que no tengan suficiente dinero para un avión de inmediato.

—De acuerdo. Escucha, me tengo que ir. Te escribiré cuando reciba el paquete. —Me despido y cuelgo el teléfono. Al levantar la vista, veo a Hector hablando con el Profesor Fiend. Parece que está coqueteando con él. Se retuerce el pelo con el dedo y le lanza miradas sensuales.

Él niega con la cabeza y pone los ojos en blanco. No parece que esté coqueteando. Luego le abre la puerta del coche y ella sube riéndose. Sigo observándolos unos segundos y luego cierra la puerta. En cuanto lo hace, mira hacia mi coche. Rápidamente bajo la cabeza y finjo que estoy escribiendo.

No miro hacia arriba al arrancar el coche. Pero cuando lo hago, me observa con una expresión indescifrable. Me muerdo el labio y salgo del aparcamiento. Arranco sin volver a mirarlo.

Una vez que llego a casa recibo un mensaje de él.

Sexy hunk ?? : Esa mujer en el estacionamiento era solo una amiga.

Yo: ¡Me da igual! Eres mi profesor, puedes salir con quien quieras.

Sexy hunk ?? : ¿Entonces me estás dando permiso para dormir con otras personas?

Yo: Sí

Galán sexy ?? : Está bien.

¿Por qué simplemente accedió? ¿Acaso no le gusto nada? O sea, me quitó la virginidad y tiene el descaro de fingir que no. Sé que le dije que nunca pasó, pero aun así podría haberme peleado.

Fingió que le importaba que yo quisiera fingir que no había pasado. ¡Pues bien! Como a él no le importa, a mí tampoco. Él es solo un profesor y yo una estudiante.

Subo las escaleras pisando fuerte y entro al baño. Cojo mis toallitas desmaquillantes y me limpio la cara. Luego me quito toda la ropa y me ducho.

- Esto es muy relajante. - Me doy una ducha de un minuto y luego salgo.

Cali: ¿Quieres cenar con nosotros en mi casa esta noche?

Yo: La última vez que hice eso, me tuvieron despierta toda la noche. Mañana tengo clases.

Cal dice: No lo haremos, lo prometo. Te recogeré y te llevaré a casa.

Yo: Está bien, pero sólo porque quiero comer un poco de tu comida asesina.

Entro en mi habitación y busco ropa cómoda. Una vez que la encuentro y me cambio, me arreglo el pelo. Minutos después, Cali toca a mi puerta. —¿Lista? —pregunta— . Sí , vamos . —Salgo y cierro la puerta.

Cali y yo caminamos hasta su auto, nos subimos y ella se va.

La casa de Calie

Abre la puerta de su apartamento y todas las chicas están sentadas en la sala. —¡Por fin estás aquí! Me estaba preocupando que no vinieras —dice Melinda levantándose del sofá—. ¡ Sí, no es lo mismo sin ti, cariño! —dice Sheren, comiéndose una uva desde el sofá.

—¡Bueno , no me quedo mucho tiempo! —interrumpo . —Ah , ya lo sabemos —dice Cali con una sonrisa malvada. Me lleva a la sala y me sienta—. Ahora , cuéntanos sobre ese buen profesor con el que te acostaste. —Sheren nos pone una bandeja de chupitos delante. —¡Dios mío...! ¡No me refiero a él! —dice— . Espera ... te acostaste con tu profesor. —pregunta Sheren, sorprendida.

—¡No sabía que era mi profesor! —Me llevo la mano a la cara—. ¡ Pues ya lo sabes! ¿Vas a seguir viéndolo? —pregunta Cali.

Le doy un buen trago al trago y arrugo la cara por el sabor. Todas las chicas me miran sorprendidas. —¿Qué ? ¡Y no, no voy a verlo! Podría perder mi beca si alguien se entera .

—No si nadie se entera. ¡Vamos, chica, está bien! —Cali le guiña el ojo— . Con más razón no debería verlo. —Añade Sheren— . O sea, ambos estarían en peligro. —Sheren me mira con una ceja enarcada.

—Tienes razón, supongo. Aun así, si lo haces, disimula bien. Te apoyaré totalmente, chica —dice Melinda. —Ahora cuéntanos cómo fue verlo —pregunta Cali.

Me muerdo el labio. —Me quedé atónita al verlo. Después de clase, le dije que fingiera que nunca había pasado y aceptó sin dudarlo. —Suspiro— . ¡ Qué! ¿Así que solo fuiste una aventura de una noche con él? —Mel frunce el ceño.

—¡Eso pensaba! Aunque, claro, fui yo quien le dijo que se mantuviera alejado. —Me muerdo el labio.

Las chicas y yo hablamos el resto de la noche. Tomé unas copas de más y las chicas se durmieron después de beber demasiado. Decidí escabullirme al único lugar al que mi mente borracha me llevaría.

Me acerco a mi ventana y contesto el teléfono. —¿Cómo va el negocio? —pregunto— . ¡ Sabía que me lo preguntarías! Va muy bien, para tu información. —Ya oigo a mi hermano poner los ojos en blanco.

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