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Capítulo 4

- Y realmente estás... guau. Sexy. -

- ¿Qué os pasa a todos hoy? - Bromeé mientras ella y Martin seguían haciendo bromas sobre cómo este uniforme me hacía parecer un personaje con poca ropa de un anime japonés.

Entramos al aula y obviamente la primera lección a seguir era matemáticas.

Martin y yo nos sentamos juntos.

- Buenos días J - Ashley asomó la cabeza al salón de clases acariciando el cabello de Martin .

Él respondió con una sonrisa tensa.

Martin no soportaba que le tocaran el pelo.

Alguien golpeó mi hombro con su lápiz y rápidamente me di la vuelta y luego noté a Alex sentado en el escritorio detrás de mí, Gary sentado a su lado.

- Esta noche habrá una velada en el Fantasma. - susurró Alex, inclinándose hacia mí.

- Allí estaremos, Alex. - Respondió prontamente Martín .

¿Cómo diablos había oído eso? Yo apenas lo escuché.

El rubio se retiró a su escritorio.

- J, ¿por qué no invitas a Ashley también? - El tono de voz de Alex era tan fuerte que ella también lo escuchó.

- Creo que lo acabas de hacer – murmuró J en tono desagradable.

- Sería una verdadera lástima dejar escapar a la pelirroja, amigo. -

Machos.

- Dean, estarás ahí ¿verdad? - Le pregunté al chico de pelo rizado que mientras tanto se había sentado a mi izquierda.

Sacudió la cabeza. - Tengo una cena importante con mis padres. -

Durante la pausa del almuerzo, Jas y yo nos sentamos en nuestra mesa habitual, esperando que llegaran los demás.

Él se sentó en el banco, mientras yo me senté directamente en la mesa, con las piernas colgando junto a su brazo.

Desde lejos noté que Alex, Grace y Gary se acercaban a nuestra mesa. El rubio no me quitaba los ojos de encima.

- Tengo la impresión de que Alex está coqueteando conmigo. - Le confié a mi mejor amigo.

- Pff. ¿Contigo? ¿Qué debería hacer con un angelito como tú? - se burló de mí. Se había formado una línea entre sus cejas fruncidas.

- ¿ Crees que no puedo ser atractivo para un chico? - una mueca de niño travieso apareció en mi rostro.

- Así es, angelito. - su rostro se acercó notablemente al mío.

- Ya verás. - Lo amenacé.

Mientras los tres chicos se deslizaban en los asientos, J jaló mi brazo para hacerme bajar de la mesa - Bájate, puedes ver todo en esa falda. -

- ¿ Por qué no me lo dijiste antes? - con un movimiento rápido me senté correctamente en el banco.

Empecé a hablar con Grace sobre el outfit para la noche.

- Prométeme que no volverás a vestirte toda de negro hoy. Siempre parezco un resaltador a tu lado. - Me reí ante las palabras de Grace.

Eran colores claros, brillantes que le sentaban divinamente y yo era una amante del negro, el guardarropa de una chica gótica probablemente sería tres veces más colorido que el mío.

Resoplé.

- Voy a tratar de. -

- Ahora vamos, ahí está la educación física. - nos recordó Gary.

- Hoy jugarás voleibol. Ve al vestuario a cambiarte. - anunció el profesor.

Por suerte nuestra escuela tenía uniformes para todo, uno para cada deporte que practicamos durante las clases.

La de voleibol constaba de una camiseta azul de manga corta, hiper ajustada y molesta como sólo puede serlo una camiseta técnica, y un pantalón corto gris súper ajustado.

Una bofetada aterrizó directamente en mi trasero.

- Vaya y ¿de dónde salió esto? -Britney . Siempre lo mismo.

Sin embargo, me había dado una idea brillante.

Pensé en las palabras de J. ¿No puedo ser atractiva para un chico? Verás que es desagradable.

Cuando llegué al campo lo encontré concentrado mirándome, sentado en una pared junto con los demás chicos.

Lo miré desafiante y él pudo leer muy bien todas mis miradas.

Se acercó, pasando por alto a todo el grupo.

- ¿Qué tienes en mente? - sus hoyuelos aparecieron con curiosidad.

- Sabes, alguien me dijo un día que no puedo ser atractiva para un chico. - mi dedo índice comenzó a girar un mechón de mi largo cabello negro.

- Ah, pero estaba bromeando. Básicamente... hm... - fingió contar, levantó su dedo índice - ...Le gustas a Dean, entonces... hm, no puedo pensar en nadie más. -

Ambos sabíamos que era una broma. Pero a Martin y a mí nos encantaba provocarnos y burlarnos el uno del otro.

- ¿ Quiénes son los capitanes del equipo? - preguntó la profesora gritando como siempre.

- Martín y yo , prof. - Nunca aparté mis ojos negros de los del mismo color.

- ¡ Muévete entonces! - ¿ Pero por qué tiene que gritar todo el tiempo?

Ese silbido ensordecedor empezó a sonar.

Martin me pasó el balón desde más allá de la red. Fingí que no podía captarlo y terminó en Cameron, que estaba en mi equipo.

- Lo siento Cam. Todo es culpa mía. - Agarré su mano fingiendo comprobar si todo estaba bien y en respuesta él apretó su brazo alrededor de mi hombro. Me dijo que mantuviera la calma y me guiñó un ojo.

En secreto le saqué la lengua a Martin .

Después del primer set, Cameron se detuvo para charlar conmigo sobre esto y aquello y no podría estar más feliz.

Gabriela - Martín

- Entraré ahora. - Alex había estado hasta entonces en el banquillo, el de mi equipo.

Cada punto que yo anotaba o él anotaba, él corría para chocarme los cinco.

Martin le lanzó una bola rápida como un misil al chico rubio platino. Pero no pude atraparlo y terminó en mi brazo, que inmediatamente se puso rojo.

Alex corrió en mi ayuda, aunque no lo necesitaba.

- Lo siento, B. No tuve tiempo de recogerlo. - continuó acariciando la mancha roja que había aparecido.

- No me duele. Es solo que inmediatamente me pongo rojo. - Le aseguré.

Moví el hombro, tratando de no sonar desagradable. ¿Por qué la gente tenía la costumbre de tocarte y dejarte las manos pegadas a ti? No podía soportar el contacto físico prolongado.

- B, vámonos – me llamó Jas. Corrí hacia él.

- ¿ Comerás en mi casa y nos prepararemos juntos para la fiesta? - propuse.

- ¿Me confundiste con uno de tus amigos? - se burló de mí.

Un puchero apareció en mi cara.

- Estoy bromeando idiota. - me pasó el dedo índice por la frente haciéndome retroceder.

Luego pasó su brazo alrededor de mi cuello y continuamos así hasta su auto.

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