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Lo que quiero es tu SANGRE

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Aligam
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Sinopsis

Elena es una chica de dieciocho años. Su padre, un conocido empresario y fundador de una famosa marca de autos deportivos, la cuida. Desafortunadamente, su madre murió hace diez años, dejándola sola aún muy joven. Es la típica chica zorra, fría y despreocupada. Tiene un espíritu rebelde y vive el momento. Siempre ha sido solitaria y creció sola. Un día, sin embargo, un presunto primo, sobrino de su madre, se presentará en su casa. Él es Brian, un chico de veinte años encantador, guapo y misterioso. De repente entrará en la vida de Elena, la molestará y atraerá su atención, la misma atención que nadie puede obtener de esa chica de corazón frío. Amor y pasión, un torbellino de emociones demasiado fuertes que Elena nunca ha experimentado, de las que al principio tiene miedo. Hay un problema: Brian es su primo. ¿Lo que sucederá? ¿Se rendirá a sus sentimientos? ¿O sucederá algo que cambiará todas las cartas en juego? Muchas verdades saldrán a la luz que cambiarán el destino de Elena y la catapultarán a un mundo completamente diferente al que ella conoce. TOMADO DE UNO DE LOS CAPITULOS "Brian, ¿estás bien?" Dije tratando de llamar su atención. Nada. Me acerque a el pero su voz me detuvo -No, no te acerques.- Tenía un tono de sufrimiento tal que me preocupó aún más. No lo dejé pasar, tenía que ayudarlo. -¡Mierda, aléjate!- dijo esta vez levantando la voz. Automáticamente apartó las manos de su rostro y la sangre se congeló en mis venas. Quería gritar, pero no podía. Sus ojos, sus jodidos ojos estaban rojos.

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Capítulo 1

Elena

-¡Papá, voy a salir!- le grité para que me escuchara.

-Vale, no tardes, mañana hay colegio.- dijo desde el otro lado de la gran villa. La escuela estaba terminando de todos modos, ya era mayo. Salí de la casa a toda prisa, ya era bastante tarde. Sonó mi teléfono

-¿Hola?- dije una vez contestado.

- ¿Está ahí? Hace una hora que te esperábamos.- Alessandra estaba bastante cabreada, ella y Jasmine me esperaban desde tiempos inmemoriales.

-Disculpa, un minuto en el auto y te acompaño.- Terminé la llamada y me subí al auto. Afortunadamente obtuve mi licencia de conducir poco después de cumplir dieciocho años; Quería ser independiente. Arranqué el auto y salí del garaje. Tomé la carretera y en poco más de dos minutos llegué a su casa, vivía a unas cuadras de mí.

Llamé al timbre, inmediatamente después de que Ale vino a abrirme.

-Qué honor...- dijo ella irónicamente con un toque de fastidio.

-Sisi, yo también te quiero.- sonrió y me dejó entrar. Me despedí de Jas y de inmediato me tiré en la cama de Ale. Eran mis dos mejores amigos, los únicos con los que podía ser lo más natural posible. Conocen mi lado dulce, básicamente nos conocemos desde que teníamos diez años.

-¿Papas fritas? ¿Chocolate?” preguntó Jas.

-Para mí patatas fritas.- dije bruscamente sentándome. Él asintió y los fue a buscar a la cocina. Ale eligió una película al azar de Netflix, sin embargo, una estrenada recientemente que nos podría gustar.

Me encantaba salir e ir a fiestas disco... pero a veces no había nada mejor que pasar las tardes junto a mis dos mejores amigas en paz, sin resaca.

Todos nos sentamos en la cama grande de la habitación y comenzamos a ver esa película juntos.

-¡AMIGOS DE CINE!- gritó Ale, haciéndonos reír a todos.

Horas .

-Chicas me tengo que ir mañana a la escuela.- nos despedimos, tome mis cosas y me fui a casa.

-Estoy en casa.- dije, colgando mi chaqueta vaquera de primavera en la percha. Mi padre levantó la cabeza de la computadora en la sala y dijo

-Bueno, ¿mañana te llevo a la escuela?- que fastidio, si tengo carnet de conducir ¿de qué sirve? Negué con la cabeza y dije

-No, prefiero ir solo. Buenas noches.- Empecé a irme, pero su voz me detuvo

-Escucha cariño... en estos días alguien debería venir a visitarnos. Verás, es tu primo, el sobrino de tu madre. Viene aquí porque creo que ya es hora de que conozcas a algunos de tus parientes, ¿no? - ¿Qué? ¿Alguien tenía que invadir mi espacio vital?.

-Papá, sabes que todo está bien para mí, no importa, pero sabes que si invade mi espacio personal o me molesta, lo tiro y sabes que lo hago.- sonrió ante esas palabras. Sabía que yo era así y que si me hubiera pasado lo habría hecho sin dudarlo.

Fui a mi habitación, me preparé para la noche y me acosté. Me hundí en mi cómodo colchón, sabiendo que mañana esa maldita alarma me despertaría temprano, demasiado temprano.

* En la foto de Brian

Elena

El molesto sonido de la alarma me despertó de golpe. Literalmente la tiré a algún lugar indefinido de la habitación y me incorporé con dificultad, maldiciendo la vida. Espera, ¿qué día es hoy? Revisé mi celular; Hoy es viernes. Miré por la ventana y vi que el día era realmente hermoso. Me hubiera ido a la playa, al diablo con la escuela. Estaba llegando a su fin y prácticamente no había hecho ni la mitad de las posibles ausencias. Me puse mi traje de baño favorito, el bandeau de encaje burdeos, y empaqué mi mochila con todo lo que necesitaba para ir a la playa. Llevé un vestido corto con un estampado de flores y converse blancas. Bajé a la sala y como siempre, mi padre ya estaba despierto.

-Buenos días.- dije llamando su atención.

-Buenos días a ti también querida.- dijo mi padre moviendo su mirada del periódico hacia mí.

-Bueno, hoy es un día hermoso, no tengo tarea ni preguntas y en semana y media termina la escuela. Pensé en ir a la playa, para disfrutar un poco el día.- para mi gran sorpresa, ella simplemente dijo

-Está bien, adelante.- un poco confundido, le dije

-Pareces de buen humor, ni siquiera di una frase para detenerme, aunque sepas muy bien que me habría ido de todos modos...- se rió de la última declaración, dejó el periódico sobre la mesa y dijo -Sí, en efecto lo soy

. Hoy, además de estar libre de trabajo, vendrá tu prima, de la que te hablé. Por eso esta noche a casa temprano, te quiero aquí para cenar.- ah, por eso, no esperaba que llegara tan pronto. Me encogí de hombros con indiferencia, me despedí de mi padre, tomé las llaves del auto y salí de la casa.

La playa estaba bastante lejos de mi casa ya que yo vivía en el centro, de hecho llegué en veinte minutos. La playa estaba bastante llena, como me imaginaba la gente empieza a sentir el verano como yo. No hubiera llamado a ninguno de mis amigos, a veces me hace bien estar sola y decidirme. Me coloqué cerca de la orilla, ya que milagrosamente encontré un espacio libre allí mismo. Me quité el vestido e inmediatamente sentí los ojos de todos los niños, hombres, mujeres y de todo el mundo sobre mí. Que estrés que son, todos maníacos y envidiosos. Ya estaba . y el sol ya estaba alto. Me puse las gafas de sol, me acosté en la toalla y me relajé. Casi me quedo dormido si no fuera por mi piel que estaba a punto de quemarse. Yo era de piel muy clara, así que me quemé con el sol enseguida. Me puse un poco de protector solar y como el calor me hacía sentir, me sumergí en el agua. Sin embargo, siendo mediados de mayo, había pingüinos en el agua. Me encanta el frío, la verdad que no soporto el calor, de hecho aprovecho para ir a la playa ahora porque en verano me hubiera quedado en casa con el aire acondicionado a menos dos grados.

Más tarde...

Diría que es hora de irse, ya es.. Necesitábamos un día como este y debo decir que el tiempo ha pasado volando. Recogí mis cosas, me subí al auto y conduje hasta casa.

Abrí la puerta de la casa y grité

-ESTOY EN CASA.- Siempre lo hacía para que mi padre me escuchara, nunca podía saber en qué cuarto remoto de la casa estaba.

-Bienvenida de nuevo Elena.- dijo mi padre saliendo de la cocina. Noté que había un olor muy atractivo. Continuó hablando y dijo

-Ya llegó nuestro invitado, ¿vienes a saludarnos?.- ¿Te ves así?. Resoplé ruidosamente, haciendo que mi padre me mirara y sacando mi lado más educado, lo seguí a la cocina.

A primera vista, vi a un chico de espaldas, con una estatura imponente y... musculosa.

-Aquí estamos Brian, déjame presentarte a Elena.- dijo mi padre. El chico se dio la vuelta y pude ver lo genial que era. ¿Conoces a los súper geniales actores estadounidenses? Aquí estás. Ojos azules, rostro de facciones perfectas y definidas y cabello tan rubio que parece casi blanco. ¿Los había coloreado? Tal vez. Nos miramos fijamente durante un rato, tal vez demasiado, estaba hechizado por ese chico. Casi no se me cae la baba, pero siendo una buena actriz para mi papel de chica fría y maliciosa, no lo demostré. Mantuve mi actitud impasible y cortésmente saludé desde la distancia. Mi padre puso los ojos en blanco ante mi comportamiento. ¿Pero qué quiere? Él sabe que soy así.

-Ahora me voy a lavar, necesito quitarme toda la arena. Volveré pronto.- Dije dándome la vuelta y subiendo a mi habitación, sin esperar respuesta.