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Ajuste

2

A estas alturas, después de todas las veces que había tenido que experimentar este primer día, debería haberme acostumbrado y preparado para ello, pero no podía acostumbrarme a todo.

-Ojala....! - Le dije.

-Te amo mamá y gracias por acompañarme, lo necesitaba.-

Mamá me sonrió, sin responder.

Porque ella... Ella siempre sabe lo que necesito, incluso si no lo admito fácilmente por orgullo.

Le di un beso y bajé del auto, un sedán negro de casi diez años, todo maltratado y abollado. Pero no lo sustituiría por ningún otro coche, tenemos recuerdos compartidos con él y lamentablemente, además de las personas, también suelo encariñarme con objetos de los que me cuesta despegarme.

La seguí con la mirada, hasta que mamá dobló la esquina y desapareció de mi vista.

"Bien" me dije "aquí no podemos aplazarlo más, fuerza y ánimo".

Respiré hondo, puse mi mano en mi pecho, cerré los ojos por un momento ordenando a mi corazón que se desacelerara.

Así que me di la vuelta dispuesto a afrontar mi enésima nueva aventura.

Atravesé la puerta y me dirigí al interior del edificio.

Para llegar a la entrada de la escuela, el primer paso fue cruzar una larga avenida arbolada. Estaba súper lleno de chicos y chicas que conversaban animadamente, se besaban y saludaban, felices de reencontrarse después del largo receso de verano.

Mientras que para llegar al interior de la escuela había que subir tres grandes escalones.

Cuando visité el atrio en el verano, me pareció muy grande y espacioso. Pero ahora estaba irreconocible.

La sala estaba llena de jóvenes sonrientes, con la intención de reírse y despedirse y charlar en un intercalado de voces retumbantes, que en comparación con el ruido que había escuchado afuera era incomparable.

Había tanto ruido que creo que incluso dos personas relativamente cercanas habrían tenido dificultades para escuchar.

De todos modos... todo ese ruido alegre me hizo feliz.

Una vez adentro, traté de ubicar el tablón de anuncios, necesitaba alcanzarlo con urgencia para tomar nota de las diversas lecciones programadas para ese día.

Desafortunadamente para mí, la mesa estaba ubicada al otro lado de la habitación de donde yo estaba. Me di cuenta en ese momento que sería un gran problema llegar a ella.

Así que traté de navegar lo mejor que pude entre toda esa gente.

Llegué a mi meta con extrema dificultad, no sin antes recibir varios codazos e incluso algunos empujones.

Posicionadas justo en frente del tablero de anuncios había tres chicas, también con la intención de observar el tablero con las diversas disciplinas.

Pero... Lo hicieron con mucha calma sin prisas sin siquiera plantearse el problema de poder dejar la oportunidad a que otros miren y tomen nota de lo que necesitan.

Sobre todo a alguien bajito como yo que bloqueaba por completo la vista, para mí con los tres delante era prácticamente imposible ver el marcador.

Los tres fueron definitivamente muy agradables.

Bastante similares entre sí.

Delgada, vestida más o menos igual con minifalda y camiseta ajustada, y las botas hasta la rodilla de esas que hoy están muy de moda.

Siempre que veo a alguien vestido con ese tipo de bota, siempre me viene a la mente la película con Julia Roberts, en Pretty Woman.

Ella... Ahí en esa película ella usa unas botas parecidas, solo que... ese tipo de ropa entonces se asociaba con chicas por así decir alegres, mientras que ahora son muy usadas.

No es que no me gusten, al contrario tengo que decir que los aprecio mucho de los demás, pero no los vería en mí para nada, porque nunca sería capaz de ponerme cierto tipo de ropa que me llama demasiado la atención.

Si no lo has entendido, no me gusta ser el centro de las miradas de los demás, al contrario prefiero pasar desapercibida la mayor parte del tiempo.

Sé casi anónimo.

Sin embargo, aunque las tres chicas eran similares entre sí en su vestimenta, diferían principalmente en sus diversos peinados.

Uno de ellos tenía el pelo negro, lacio, hasta los hombros y con un flequillo en la parte delantera.

La otra tenía el pelo siempre negro y lacio, pero con un corte bob.

Y luego estaba el último que ya no me gustaba, ya que continuaba impertérrito frente a mí, a pesar de haber terminado de tomar nota de las diversas lecciones.

Tuve que admitir que de los tres ella era la más bonita. Con su cabello lacio hasta los hombros de ese hermoso color rubio natural, y un lindo flequillo que enmarcaba su rostro.

Estaba tratando de moverme aquí y allá como un tonto, tratando de saltar para poder ver algo.

Estaba saltando así también para obtener la entrada que, lamentablemente, no pude ver.

Pero no había nada que hacer, no percibieron esa señal y si la recibieron, que era más evidente, la ignoraron por completo.

En un momento, la chica del casco negro se volvió hacia la rubia.

-Jessica, Jessica... Mira que viene.

Prácticamente saltaban sobre sí mismos, riéndose como gansos.

Pero... finalmente al menos se movieron hacia un lado de la pizarra, dejándome una vista clara y permitiéndome así poder tomar notas de mis lecciones.

-Claro... Que siempre es mas bonito...- Dijo uno de los tres.

Tan intrigado por esa expresión me di la vuelta para ver de quién estaban hablando.

Seguí sus miradas... Y vi que se dirigían hacia un chico que entraba en ese mismo momento.

Era un chico muy alto, tal vez seis pies o más.

Bastante robusto en físico pero no gordo más que cualquier otra cosa definitivamente en forma. Un físico de los que practican mucho deporte. Y definitivamente tenían razón... Fue muy hermoso.

Difícilmente encuentro a los chicos guapos, en el sentido de que hasta entonces ningún chico había logrado llamar mi atención. Pero él... Él era objetivamente hermoso.

Tenía el pelo corto de color negro azabache y una barba bien recortada que le daba una edad un poco más madura de lo que realmente era.

Su tez tiende a oscurecerse. No entendía si ese color de su piel se debía a un posible bronceado.

Quién sabe tal vez porque acababa de regresar de algún lugar turístico, o si solo era su color natural.

Pero sus dulces y delicados rasgos contrastaban con el color de su piel.

A diferencia de los otros chicos, no vestía desaliñado sino que vestía un atuendo clásico, con jeans oscuros y una camisa blanca, lo que resaltaba su bronceado.

Cuando cruzó el umbral, las chicas intentaron a pesar de todo el alboroto llamar su atención.

- Sean... Sean... Hola. -

Gritaron, moviendo los brazos lo más fuerte que pudieron, para hacerse notar entre toda esa gente, lo cual decididamente no es fácil con todo ese alboroto.

Sean… Un nombre muy americano, pensé para mis adentros.

Cuando escuchó la llamada del niño, se volvió hacia las niñas.

En un momento se dio cuenta de mí... Que yo lo estaba mirando.

Y por un momento, sus ojos se clavaron en los míos... Antes de que rápidamente mirara hacia abajo. Avergonzado por parecer un entrometido.

Así que volví a mirar el tablero de anuncios, tratando de tomar mis notas.

Escuché que mientras tanto se había unido a las tres chicas.

-¡Ey! Jéssica... ¿Cómo estás?

¿Estás pasando bien tus vacaciones? -

Estaban discutiendo esto y aquello entre ellos sobre las vacaciones que acababan de pasar.

Sabía que el tema no era de mi incumbencia pero me sentí inusualmente agitado, más precisamente me sentí observado.

Entonces, por un momento, giré la cabeza ligeramente y miré hacia arriba. Y tenía razón... Mientras el chico escuchaba lo que le decían las chicas, me observaba con sus ojos profundos.

Desde tan cerca podía ver su color, eran negros tan apagados que no podía ver la pupila.

Por un breve momento nos miramos...

Lo miré con asombro...

Luego como siempre en los momentos más vergonzosos de mi vida. Para agregar más sal a la situación, sentí que me sonrojaba.

Siempre me pasa así... Un extraño calor recorre mi cuerpo y se posa en mis mejillas, que de un blanco pálido se tornaron de un hermoso rojo brillante.

Y así... muy avergonzado, inmediatamente bajé la mirada.

En ese instante sus amigos lo llamaron y se escapó.

Sean se unió a sus amigos, un grupo de cinco o seis niños todos vestidos con uniformes escolares, uniformes de baloncesto.

Se saludaron dándose palmaditas en la espalda, se notaba que estaban todos muy cerca. Luego todos juntos caminaron hacia el corredor.

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