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La quiero a ella

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Sinopsis

Elly tan aparentemente frágil. Nacida en una época en la que no se reconoce a sí misma, siempre y constantemente fuera de lugar, con un gran sueño en su cajón el de vivir un amor sublime y lilial. Y para la realización de este sueño suyo, ella no está dispuesta a conformarse, sino que protegerá su esencia con todo de sí misma. Sean tan aparentemente lleno de sí mismo, totalmente cautivado por sus éxitos y sus amigos. Dos mundos aparentemente distantes, dos vidas que fluyen como dos líneas paralelas que nunca debieron encontrarse y encontrarse, pero cuando se cruzan todo cambiará y desde ese día fluirán juntas para siempre.

DulceRománticoUna noche de pasiónSEXOAmor a primera vista Historia PicanteAcciónDrama18+

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Una última mirada al espejo, la imagen es pasable.

Llevo un par de pantalones azul oscuro y una blusa blanca de manga corta, con ribetes azules en las mangas a juego con el color de los pantalones.

Un par de tenis blancos con plantillas elevadas, para parecer un poco más alto de lo que lamentablemente soy con mi metro setenta y cinco.

Hago una pausa por un momento para escudriñarme con ojo crítico, como siempre lo he hecho desde que era niño.

Ahora puedo llamarme una chica bonita, bonita. A diferencia de hace unos años, cuando lamentablemente yo era feo ya que era muy delgado, prácticamente piel y huesos.

No es que esté gorda ahora, siempre estoy muy delgada pero tengo un cuerpo más armonioso y más femenino.

Por un momento, me detengo en el color de mi cabello.

De niña odiaba mi cabello, ya que era de un rojo brillante casi anaranjado.

A menudo me encontraba soñando despierta con poder tenerlos en un hermoso color rubio o negro como todos mis compañeros, pero sabía que lamentablemente este sueño no se podía hacer realidad.

Mamá no dejaba de decirme lo bonitos que eran, pero yo por mi parte pensaba que de mayor los habría teñido.

Ahora... afortunadamente al crecer se oscurecieron, y adquirieron un hermoso color marrón con hermosos reflejos rojos, el cual no cambiaría por ningún motivo.

Otra cosa que odiaba de mí era tener todas esas pecas en la cara.

Con el tiempo, sin embargo, incluso aquellos afortunadamente han desaparecido casi por completo, solo quedan algunos dispersos aquí y allá alrededor de los ojos y en la nariz. Casi puedo contarlos, hay alrededor de una docena.

Espero que incluso esos desaparezcan con el tiempo. Incluso si mamá dice que también son deliciosos para estos, pero francamente, realmente no quiero tenerlos.

Sin embargo, lo único que amaba de mí era el color de mis ojos, que eran de un hermoso verde botella, como los de mi madre.

Me acerco al espejo para poder escudriñar mejor, lamentablemente ellos también han cambiado, se han oscurecido.

Ahora son de un color avellana claro con motas verdes dispersas aquí y allá, que se notan más en los días soleados.

Mientras que las únicas dos cosas que se han mantenido igual con el tiempo son... Además del frizz de mi pelo rizado, el color de mi piel diáfana.

Incluso si tuviera que pasar un día entero bajo el sol abrasador, lamentablemente sé que no adquiriría el más mínimo color. Pero por otro lado, adquiriría un color rojo brillante, que luego de apenas un par de días, daría paso nuevamente a mi piel blanca.

Respiro hondo, tengo que intentar calmarme porque estoy demasiado agitada.

Hoy por enésima vez comenzaré a asistir a una nueva escuela.

El problema para mi no es el estudio, en eso debo decir que siempre me ha ido bien. Y tener nuevos profesores tampoco ha sido nunca un verdadero problema, al final siempre consigo que me aprecien.

Lo que me asusta cada vez es tener que relacionarme con mis nuevos compañeros. Siempre me cuesta vincularme con ellos, debido a mi timidez innata... Y si ese fuera el problema.

La mayor parte del tiempo me siento fuera de lugar. Como si no fuera parte del mundo en el que vivo. Como si yo no les perteneciera.

Como si alguien, el dueño del tiempo, se hubiera divertido conmigo, gastándome una mala broma, obligándome a nacer a destiempo y sobre todo.

Ojalá hubiera nacido cuando las relaciones eran más verdaderas, más sinceras y más limpias. Y donde yo, con mi forma de pensar y soñar el amor, hubiera sido solo uno de tantos.

Y no el diferente de hoy.

Para traerme de vuelta a la tierra, mi madre me llamó desde abajo.

- Elly... ¡Date prisa o llegaremos tarde!-

-Vale...- le dije.

Agarré mi mochila y corrí escaleras abajo. Mamá ya estaba en el carro esperándome, como yo estaba ansiosa por mi primer día en la nueva escuela.

Verla tan agitada me dio más ansiedad de la que ya tenía por mi cuenta.

- Elly... ¿Quieres que te acompañe adentro? -

Me preguntó.

-¡¿Pero estás bromeando verdad...?!

Ya es mucho si permití que me acompañaras hoy, solo lo hice porque sabía que te importaba mucho, pero ¿te imaginas cómo me vería si también me acompañaras adentro? Ya no estoy en el jardín de infantes. Y a partir de mañana tomaré el bus..!-

- Ni siquiera has desayunado.. - Dijo.

-Lo sé ! Es que.. estoy tan alterada, mi estómago está completamente cerrado, luego comeré en la cantina - le respondí.

-Cariño... Ya verás que todo saldrá bien- Dijo mamá sonriéndome con su dulce sonrisa, igual que la mía.

Cuando nos reímos, se forman dos lindos hoyuelos en nuestras mejillas, o al menos en las de mi madre, las encuentro realmente muy lindas.

Frente a nosotros estaba el autobús que tomaría a partir del día siguiente para ir a la escuela durante los próximos dos largos años.

Cada vez que el autobús se detenía para una reserva, mamá en lugar de adelantar, esperaba detrás en silencio mientras todos los demás autos nos adelantaban, alguien incluso tocaba la bocina molesto porque causaba obstrucción, y probablemente tenían prisa por ir a trabajar.

Pero a mamá no le importó. Su lema cuando maneja es... "Que si alguien tiene prisa seguro que no es su problema, se fue temprano en la mañana".

-Mamá, a este ritmo me harás llegar demasiado tarde, verás que llego cuando ya entraron todos. - Le dije preocupada.

-No te preocupes. - Me respondió.

Miré por la ventana, en realidad ya casi habíamos llegado.

Antes de llegar a la escuela atravesamos un hermoso parque con árboles seculares, una verdadera fiesta para los ojos.

Estos árboles habían sido una de las cosas que más me gustó en la visita de verano a esta ciudad, una visita que habíamos organizado con mamá durante las vacaciones escolares.

Nos habíamos permitido tan solo unos días, para poder ver y visitar el lugar donde íbamos a vivir después de una nueva mudanza por trabajo de mi padre. Para la cuarta o quinta transferencia, ya había perdido la cuenta.

Lo único que siempre recuerdo muy bien es la tristeza que me asalta y que siento cada vez que papá nos dice que aún nos tenemos que mudar, justo cuando empiezo a instalarme en el lugar y vincularme con alguien.

Por ahora... Todavía estoy seguro de que nos detendremos aquí por lo menos por un tiempo.

Mientras caminábamos el último tramo del parque para llegar a la escuela, vi mi banco.

Así lo llamé...

Mi banco, porque me enamoró desde el momento en que lo vi la primera vez que visitamos la escuela.

Es un banco colocado a pocos metros de la entrada del parque y ubicado debajo de un majestuoso árbol.

Ya me imaginaba sentado ahí...

Bajo ese majestuoso árbol a estudiar. Mientras que el ruido de las hojas que soplan en el viento habría sido la música de fondo de mi estudio, la música más hermosa y relajante que puede haber.

Y luego, para mi sorpresa ese día, encontrar algunos de esos hermosos árboles dentro de la escuela llenó mi corazón de tristeza. Deduje que lamentablemente la escuela debió construirse restando y sacrificando una buena parte del parque.

Por un momento, absorto en mis pensamientos y recuerdos de verano, había olvidado por completo la ansiedad que se había apoderado de mi estómago hasta ese momento.

Como dije, la ansiedad me atacó con todas sus fuerzas en cuanto mamá se detuvo frente a la entrada de la escuela.

-¡Aquí vamos! - Me dijo, con una gran sonrisa.

La miré un poco asustada.

-Apostamos a que dentro de una hora conocerás a alguien interesante con quien iniciar una futura y espléndida amistad, y la ansiedad de este momento lo verás... dentro de un rato será solo un mal recuerdo.-