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Capítulo 2

- Me ves pálida. Y tus manos están congeladas. - Él respondió.

De hecho, se sentía un poco cansada. - Debo haberme resfriado. - intentó descartar el asunto apresuradamente. Sabía lo que ella estaba a punto de decirle y la razón de su cansancio no era la sangre que había perdido. Ya había pasado demasiado tiempo para que esa excusa sirviera de algo. Y odiaba que siguieran diciéndole eso. " De todos modos", dijo, "no es por eso que te llamé, sino porque necesito pedirte un pequeño favor". - fue directa al grano, luciendo una de sus mejores sonrisas.

- ¿ Que quieres decir? - él levantó una ceja, escéptico mientras la seguía con pasos arrastrados hacia la secretaria.

- Necesito que subyugues a una persona por mí. - dijo en un suspiro y tratando de mantener el mismo tono de voz claro y ligero.

Pero en respuesta acertó. - ¡ No hablas en serio, espero! - susurró, tirando de ella del brazo, Rosmery se encogió de hombros en respuesta. - ¡Es contra la ley, Rosmery! -

Ella puso los ojos en blanco, fingiendo audacia. - Vamos, no te alargues tanto, es por una causa mayor. -

- ¿ Y cuál sería una bendición? -

- Tengo una pista sobre el caso de Lisa. - afirmó poniéndose extremadamente seria.

- Pensé que Calvin te dijo que él se encargaría de ello. - comentó, pero su tono de voz había vuelto a la normalidad. - ¿ De verdad quieres volver a ir contra él después de la última vez? -

- No dije eso, simplemente quiero investigar. - respondió mientras llegaban a la oficina de la secretaria. - Si encuentro algo se lo diré a Eric y fin de la historia. -

- Veo que estás realmente decidido a cabrearlo. - respondió con un murmullo, escaneando la habitación frente a ellos. Un par de estudiantes estaban completando formularios, mientras, sentada detrás del mostrador, la anciana secretaria escribía algo en la computadora extremadamente lentamente.

- De nada. Si me hubiera dado una mano como la pedí, no habría recurrido a ellos. - objetó.

- ¿ Has intentado hablar con Seth al respecto? -

Rosmery reprimió una risita, tratando de no llamar la atención de los presentes. - ¿ Estás bromeando? Esos dos son más parecidos de lo que creen, me habría destrozado. -

- Sí, creo que tienes razón. - Él concluyó. - ¿ De qué se trata? -

- Violeta y yo creemos que el responsable puede estar en los registros del partido. Era un evento privado y quien compró la entrada acabó en la lista. - explicó en voz baja. Cuanto más lo repetía, menos creíble se volvía, después de todo cualquiera podía colarse, especialmente si poseía habilidades no humanas. - Ahora por favor ve y pídele el registro de la fiesta de octubre. - lo empujó hacia la señorita Flynn apenas se quedó sola y observó a Daniel hacer sus movimientos.

La verdad, desde esa distancia él no parecía hacer nada más que sonreír y guiñar un ojo, pero ella parecía sumamente impresionada por sus gestos y en menos de un par de minutos estaban afuera con la caja registradora en sus manos.

- ¿ Quieres decirme que no tenías que subyugarla? - chilló Rosmery mientras subían la escalera interna hacia los dormitorios.

- Te lo dije, que no sepas pedir las cosas 'por favor' no significa que los demás no sean amables. -

- Sí, ciertamente. - respondió sarcásticamente. - Fue sólo suerte. - dijo mientras tocaba la puerta de Violet, quien parecía haberlos estado esperando.

- ¡ Oye, lo lograste! - comenzó a saltar en el lugar, con entusiasmo, y luego inmediatamente se recompuso al ver al niño. - Ah, hola Daniel. -

- HOLA. - sonrió, de reojo y Rosmery notó su molestia con la luz del sol y con un movimiento casual comenzó a caminar por la habitación, hacia la ventana.

- Pensé que una cara limpia podría ayudar a la señora Flynn a relajarse un poco. - explicó, corriendo las cortinas con un gesto brusco. La amiga pareció agradecerle con una mirada.

- ¿ Funcionó? - preguntó con un poco de escepticismo.

- ¿ Dudas de mi encanto? - dijo entonces. - ¡ Por supuesto que funcionó! -

- Vamos, no perdamos más tiempo. - Rosmery se sentó en el suelo, los demás la imitaron y comenzaron a hojear las páginas con curiosidad.

- Entonces, creo que podemos descartar a los estudiantes de inmediato. - Afirmó Violeta.

- ¿ Por qué? -

- Bueno, es más fácil que sea una persona afuera ya que no hemos visto a Lisa andando con ningún grupo en particular en los pasillos. - explicó en tono melifluo mientras dejaba deslizar su dedo por la lista de nombres.

- Bien. Daniel estuvo de acuerdo, estirando el cuello hacia las ordenadas columnas. - Estos somos nosotros - indicó su nombre junto con el de Seth y Rose - Por lo que veo Calvin no se molestó en comprar el boleto... - ¿Por qué no te sorprendió?

- Realmente hay demasiados nombres. - comentó desanimada.

- Eso es algo. - Violet por su parte parecía haber recuperado algo de ánimo y le dio una reconfortante palmadita en el hombro. - Llegaremos al fondo del asunto, estoy seguro. - Rosmery evitó su mirada sintiéndose inmensamente culpable. Sabía la mitad de las implicaciones que esa historia había tenido, e incluso si mantenerla en la oscuridad parecía la única opción válida, no podía evitar sentirse culpable como amiga. Merecía saber quién y qué estaba lastimando a Lisa, pero entonces su vida nunca volvería a ser la misma.

- Ya sabes - murmuró Rosmery - la noche que vimos a Lisa en el Red Piper, cuando yo no me encontraba bien... Bueno, vi a una chica rubia paseando con ella. - fue lo único que pudo decirle. Y de hecho, si la encontraban en esa lista, el círculo se reduciría bastante.

- ¿ Crees que ella podría estar involucrada? - preguntó entonces Daniel.

- O más simplemente que sabe algo. - respondió, sin verdadera convicción en su voz. - Pero es la única pista que tenemos. -

Calvin :

Calvin había perdido el control. Era oficial, pero ahora que lo reconocía tendría que superarlo y asegurarse de que nunca volviera a suceder.

Intenta superar la resaca y termina el trabajo. Esas habían sido las palabras exactas que le había dicho el padre de Rosmery, y él sabía que tenía toda la razón. Por esta razón había evitado cuidadosamente ver a Rosmery durante las últimas dos semanas.

Cuando accedió a beber de ella, no estaba seguro de lo que debería haber esperado, pero, a decir verdad, su autocontrol se había ido al diablo con ella desde hacía un tiempo. Había cedido a sus instintos más oscuros y la había hecho suya, en todos los sentidos posibles.

Su sangre había tenido en él el efecto que cualquiera de su raza debería haber tenido. Si antes su olor quedaba grabado en sus fosas nasales ahora sentía que lo habían marcado. Como si tuviera un maldito rastreador, podía sentirla constantemente, y si ella estaba en peligro, estaba seguro de que podría detectarla fácilmente. Lo cual era perfecto ya que Rosmery parecía tener un apego morboso a las situaciones peligrosas.

Pero, a pesar de ello, el efecto no fue infinito. Con el paso de los días, se disiparía y podría retomar su vida normal sin verse atormentado por ello.

Pero las cosas no habían salido -otra vez- como él esperaba.

De hecho, a pesar de haber pasado por lo que había contado como los peores días de su vida, Calvin aún no había alcanzado la serenidad mental, tenía que obligarse a no alcanzarla ni siquiera con la mente como aquella vez en el balcón de su casa. Y estaba seguro de que esta vez no se detendría.

Incluso estar atado parecía una solución aceptable en ese momento. Y pensar que había superado situaciones mucho peores.

Pero luego, con la esperanza de recuperar la sobriedad después de la mayor resaca de su vida, reunió fuerzas y superó esos terribles días agotando todas sus reservas de bolsas.

Sin embargo, cuando dejó el vaso, su garganta todavía estaba seca y ardía más que nunca.

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