Librería
Español

La dulce esencia [Libro 2]

68.0K · Completado
Cam-arepi
49
Capítulos
9
Leídos
9.0
Calificaciones

Sinopsis

Calvin se acarició la mandíbula, sobre la sombra de la barba que estaba creciendo. - No tengo idea de lo que quieren decir, por supuesto. Pero creo que tienen que ver con brujas. - - ¿ Brujas? - - Pues sí, parecen símbolos alquímicos. Se comunican entre sí así. - - ¿ Y crees que este libro es de ellos? - le mostró el símbolo representado en la portada del libro, y Calvin tuvo la misma reacción que los cazadores, poniéndose rígido. Al principio, Rosmery tuvo la impresión de que él no quería exactamente hablar de eso, pero luego suspiró y abandonó su café por un momento. - No, esto es algo peor que las brujas. Es el símbolo de los Mercenarios. - Le señaló aquel extraño símbolo. - Verás, antes nuestro mundo no tenía todas estas reglas. Hace siglos, cuando un vampiro tenía sed, podía dejar seco a alguien, un hombre lobo podía cazar y nadie enfrentaba consecuencias. - Rosmery se estremeció ante el mero pensamiento de que un mundo así pudiera existir. - Tuvo que ser terrible. -

RománticoDulceAmor a primera vista Historia PicanteVampirosProhibidoSecretosBrujaUna noche de pasiónSEXO

Capítulo 1

lirio :

Las últimas dos semanas habían sido realmente extrañas. Después de que su padre amenazara a Calvin en términos muy claros, nadie en la casa quería hablar más sobre el tema. Todos actuaron como si nada hubiera pasado.

Por su parte, se despertaba cada mañana con tristeza observando cómo el único signo tangible de esa noche pasada juntos desaparecía día a día de su cuello.

De hecho, después de ese día nunca más se volvieron a ver.

Ella es mía. había gruñido.

Cuando le dijo que sería diferente, tal vez eso era lo que quería decir.

Sin embargo, había desaparecido.

Además de Eric, quien sin embargo Rosmery no tenía ningún deseo de volver a llamar. La única persona de la que quería saber era aquella con la que hizo todo lo posible para no cruzarse. Ahora que lo pienso, ella no sabía nada sobre él en absoluto, ni siquiera tenía su número de teléfono.

Mientras tanto, su vida no había parado, dividida entre la universidad y la formación, estrictamente de la mano de Seth, Rose o Daniel.

Ah, obviamente nunca volvió a poner un pie en el profesor Hopkins, hubiera sido demasiado vergonzoso.

Sin embargo, lo más preocupante siguió siendo la ausencia de Lisa. No lo habían visto desde hacía más de diez días. Violet estaba adoptando ahora una actitud de muda resignación.

- Todavía no puedo creer que se hayan peleado por ti. - chilló Rose, mientras regresaban a la casa después de su carrera matutina. Rosmery realmente necesitaba una amiga con quien desahogarse, y hacerlo con Violet estaba fuera de discusión. Había intentado mencionar algo, sólo para encontrarse contando una versión que poco tenía que ver con la verdad.

- Efectivamente - dijo primero, girando una botella de agua entre sus manos - ¡No puedo creer que hayas tenido sexo con él! - Rosmery casi tuvo un síncope con solo escuchar eso.

- ¿ Podrías dejar de gritarlo a los cuatro vientos? - murmuró Rosmery entre dientes, mirando instintivamente a su alrededor.

- Simplemente no es propio de él. - continuó Rose, impávida. Rosmery tuvo que obligarse a no pensar en el cuerpo de Calvin, sus besos y sus manos por todo su cuerpo que temblaba de placer. No, tuvo que parar. - Todo eso ella es mía - imitó su voz mientras se dirigía hacia el probador. Sin embargo, parecía demasiado feliz de saber qué había pasado entre ellos esa noche.

Miró su reloj distraídamente. Debería haber llegado al campus en menos de un par de horas, tenía una cita con Violet.

- Pero Calvin desapareció. - Rosmery se encogió de hombros - Para que el problema no surja. - murmuró luego interrumpiendo la conversación para ir a la ducha.

- Mi hermano es un tipo complicado, pero creo que esto ya lo sabes. - continuó Rose una vez que estuvieron fuera del vestuario. - Y beber tu sangre creo que complicó un poco las cosas. -

- ¿ Qué quieres decir? - preguntó lirio.

- Bueno, puede que parezcas un humano, pero no lo eres. - respondió. - Tu sangre funciona igual que la nuestra y, por lo general, eso no es algo que hagamos a la ligera. - explicó mientras se dirigían hacia la barra del bar y dejaban las cajas.

- Por eso tiene... - Rosmery dejó el resto de la frase en el éter, demasiado difícil para ella siquiera decirla.

- Sí.- admitió Rose , mirándola de reojo. - Para nosotros intercambiar sangre es algo muy íntimo, visceral. Fue un instinto primario. - Rosmery nunca había creído que él estuviera realmente interesado en ella, pero escucharlo le dolió. Tal vez porque lo había creído tontamente, aunque fuera un poco.

Cuanto más se devanaba los sesos, peor se ponía. No quería pensar más en eso, Calvin había tenido su tiempo para pensarlo y buscarlo, pero había preferido evitarlo. Muy maduro de su parte.

Mientras tanto, Rosmery sacó su celular que había vibrado en el bolsillo de su bolso y comenzó a revisar la bandeja de entrada del correo electrónico llena de mensajes no leídos y, entre un correo publicitario y otro, algo llamó su atención.

Era un correo electrónico de Alex.

Hola cariño, tengo lo que estabas buscando.

Estaré en la ciudad el próximo viernes por trabajo. Hablemos de ello tomando una copa, ¿vale?

Alex.

El corazón de Rosmery dio un vuelco. Rápidamente respondió afirmativamente y volvió a guardar el teléfono en su bolsillo. Esas eran buenas noticias, podría llegar al fondo del problema de Lisa ya que a nadie más parecía importarle. Pero tendría que encontrar el valor para llamar a Eric, el único defecto.

Rose se despidió y condujo hasta el campus, donde Violet la estaba esperando en la vivienda.

- Oye, no te esperaba a esta hora. - sonrió la niña cuando fue a abrirlos. Tenía el pelo húmedo envuelto en una toalla rosa y parecía como si hubiera estado llorando.

- ¿ Es éste un mal momento? - preguntó Rosmery, apoyándose sobre sus talones avergonzada. No debería haber llegado de repente. - Tal vez vuelva en un rato... -

- No, no, ¿qué estás diciendo? - tartamudeó, pero no le creyó ni por un segundo. Cuando entró se dio cuenta inmediatamente de que algo andaba mal. El costado de Lisa permaneció exactamente como estaba el día de la fiesta, la computadora abandonada sobre la cama deshecha y una vieja sudadera roja usada como pijama colgada en la cabecera. Como si nunca más volviera a tocar sus cosas.

- Sabes, todo lo que necesito es un mensaje. Sólo para que me dijera que estaba bien. - murmuró mientras su amiga se sentaba en su cama y le lanzaba una mirada indescifrable.

- Oh V. - instintivamente Rosmery dejó todo en el suelo para abrazarla. - La encontraremos, ya verás. -

- Intenté llamar a sus padres, pero ni siquiera querían hablar de ella. - comentó y comenzó a secarse el cabello con la toalla. Rosmery notó con asombro que se los había teñido, ahora eran de su color natural. Un moreno anónimo. - Sabes, no han hablado desde que ella le dijo que le gustan las mujeres. -

- Sí, lo sé. - increíble que ni siquiera pudieran preocuparse por su hija. - Pero nos importa, ¿verdad? La buscaremos por todos lados y la traeremos a casa, solo nos queda juntar las piezas. - Dijo Rosmery, con convicción.

- Algo anda mal desde la mañana de la fiesta. - añadió dando voz a sus pensamientos.

- Exacto, aquí es donde tenemos que empezar. -

Rosmery se levantó y caminó hacia el escritorio de Lisa. Debajo de varios libros todavía estaba el periódico que habían hojeado esa mañana, cuando descubrieron que no habían ganado. Empezó a hojearlo distraídamente. No se había dado cuenta de que el de ellos también estaba en las fotos de portada. Parecían tan felices. Habían pasado dos meses y poco más, pero parecían siglos.

- ¿ Fue una fiesta privada? - preguntó, cerrando el periódico con un chasquido.

- Sí. -

- Entonces necesitabas algún tipo de invitación para entrar, ¿o me equivoco? -

- Sí exactamente. - no parecía entender a qué se refería.

- Entonces habrá una lista de invitados en alguna parte. - concluyó Rosmery, animándose. Pero claro, quienquiera que hubiera subyugado a Lisa debió haber pasado primero por la taquilla. No era la mejor pista, pero aun así podría resultar útil.

- Creo que podemos conseguir el registro en la secretaría. ¿Pero crees que realmente podría ayudar? Quiero decir, ¿no es como buscar una aguja en un pajar? - de hecho no estaba del todo equivocado, pero no podía permitirse el lujo de desanimarse. - Y luego nunca nos lo darán. - añadió desanimada.

- No te preocupes - sonrió Rosmery, dirigiéndose hacia la puerta - Tengo a alguien que puede ayudarnos. Voy a clase ahora, pero prometo volver con el registro. - sonrió, y salió de la habitación de mucho mejor humor del que había llegado.

* * *

- ¿ Puedes explicarme qué hago aquí a plena luz del día? Preguntó Daniel bostezando, sentándose en el suelo afuera del salón de clases de Rosmery, luciendo como si lo hubieran arrojado de la cama en contra de su voluntad.

- Llegas a tiempo. - sonrió, acercándose a él y extendiendo una mano para ayudarlo a levantarse. Pero cuando sus manos se tocaron, él la miró de reojo.

- ¿ Todo esta bien? - preguntó, poniéndose de pie y escudriñándola con atención.

- Sí, ¿por qué me lo preguntas? -