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2. Es una mujer asediada

Aunque Sasha estaba deprimida por lo de Jaime con Berenice, sólo estuvo en cama un par de días ya que la constante charla con José la animaba a seguir.

Los días siguientes de nuevo comenzó a buscar trabajo, pero fue igual que la vez pasada, pero según igual de animada después de todo en algún momento le llamarán no es como si fuera el fin del mundo.

Una semana después todo seguía igual, aún veía los mismos lugares solicitando chef y no entendía porqué no le habían hablado para una entrevista o porqué unas le dijeron que ya tenían el puesto ocupado. Esa mañana apareció un nuevo aviso que solicitaba chef y fue al pequeño restaurante.

—Buenos días, estamos libres, puede tomar la mesa que más le apetezca —dijo una mujer de edad media.

—No, sólo vengo por el empleo de chef.

—Excelente, venga conmigo.

La mujer escolta a Sasha hasta la oficina del dueño y tocó la puerta.

Toc, toc

—Adelante.

—Señora aquí está una jovencita que solicita el puesto de chef.

—Muy bien hazla pasar —dijo animosa la mujer dentro de la oficina.

Sasha pasó cuando le dijeron que pasara, se presentó con una mujer como de la tercera edad, le entregó su currículum y la mujer la miró.

—Dime una cosa, ¿has ofendido o te metiste con alguien poderoso?

—No, no, que yo recuerde, porque me pregunta —dijo un poco curiosa Sasha y la anciana suspiró.

—Te diré la verdad, tu nombre está en la lista negra, si te empleo como chef o de algo más, podría meterme en problemas.

—¿Qué? ¿Pero cómo es posible?

—Solo las familias ricas pueden pedir tal cosa recapacita si alguna vez ofendiste a alguien rico.

—No lo hice, pero para mi madrastra a ver nacido fue mi mayor pecado.

—Entiendo muchacha, será mejor que busques un empleo modesto fuera del ramo restaurantero incluso de enfermera o quizá puedas hacerlo como privada en una familia que no esté relacionada con la tuya.

—Gracias por su consejo señora.

—De nada muchacha.

Sasha salió de la oficina y fue directamente al apartamento de José, era temprano así que seguramente estaba trabajando, sin embargo en cuanto llegó recibió un mensaje de texto.

Engendró: Sé que estás con tu amigo, será mejor que salgas de allí si no quieres que pierda su licencia.

Las manos le temblaron. José había sido expulsado por su familia no por su orientación sexual sino su deseo de ser médico, su familia se había dedicado al ramo de derecho y también a la ingeniería, un médico ni estaba dentro, así que lo expulsaron y no podía volver hasta ser exitoso sin la ayuda de su familia y si fracasara tendría que pedir clemencia y ser obediente por el resto de su vida.

En cuanto entró al apartamento, se metió en su habitación y comenzó a empacar ropa. No podía hacerles saber a su madrastra y hermana que tenía dinero suficiente para sobrevivir unos meses sin trabajo, porque tenía miedo de que le hicieran algún daño físico, pero justo cuando iba a salir de la habitación, la culpa llenó su corazón, no podía dejar a no ser así repentinamente o iría con su familia para buscarla, se mordió los labios y dejó la maleta debajo de la cama mañana se iría por la mañana.

Esa noche ella preparó la cena comida china en específico. José amaba la comida china y ella sólo quería agradecerle cocinando su comida favorita.

La cena fue normal, los tres platicaron y bromearon, aunque José se veía cansado cuando llegó y Sasha ya sabía la razón. Ya habían empezado a mover sus influencias así que trató de hacer que olvidará sus problemas de esa manera.

—¿Y qué tal te fue hoy?

—Igual, pero me enteré que una pareja buscaba enfermera.

—Pero lo tuyo es la cocina.

—Lo sé pero necesito un empleo por lo pronto, mañana iré y si no regreso es que me quede con el empleo.

José se le quedó mirando entrecerrando los ojos, tratando de encontrar algo que le dijera que algo le sucedía a Sasha, pero Sasha escondió muy bien sus emociones y José sólo suspiró: —Está bien ojitos de zafiro, pero si te tratan mal regresas de inmediato.

Sasha asintió dejando la plática de lado, después de que se fueron a dormir, Sasha no podía conciliar el sueño, así que escuchó cuando José y Antonio salieron de la casa, quizá tenía una emergencia en el hospital, así que aprovechó y llamó a un taxi y salió del apartamento en medio de la noche después de dos cuadras, apagó el celular aunque sospechaba que por medio de este la localizaron, era el regalo de su padre y no lo dejaría hasta encontrar un nuevo número y bloquear en un café Internet sus cuentas de WhatsApp y otras más donde usaba su número para hacer llamadas y mensajes.

—Pare en el cajero, debo sacar dinero —le pidió al taxista.

El auto se detuvo, Sasha salió y sacó dinero veinte mil, fueron los que sacó ya que no creía que hubiera más y tampoco vio el saldo restante que eran millones, regresó al taxi y le pidió que la llevara a un hotel que no fuera llamativo pero la llevó a una vecindad.

—Aquí podrá esconderse de su marido, ese hombre buscará en todos los hoteles.

El hombre supuso que Sasha era víctima de su esposo, aunque sí era víctima de su familia de alguna manera, se sintió afortunada de que ese señor la ayudara, por lo que le dio una buena propina y entró al edificio, fue sorprendida por el portero.

—¡Hey! ¿A quién busca?

—Yo sólo necesito un cuarto —dijo nerviosa Sasha, pues el portero parecía luchador y con cara de malo y este miró de arriba abajo a Sasha, por la ropa sabía que era de alguna familia de dinero, por lo que pensó lo mismo que el taxista.

—Mira morra aquí te puedes esconder pero no hay servicio al cuarto.

—Puedo ser el chef si necesitan uno —dijo un tanto inocente Sasha, lo que hizo que Alfonso se riera a carcajadas.

—Aquí no hay restaurante.

—¡Ah! entiendo... espere si puedo quedarme.

—Claro María puedes quedarte.

—Soy Sasha no María.

Alfonso volvió a reír: —Cuando escapas o quieres ocultarte, tomas otro nombre y tú tienes cara de María así que serás María.

Sasha asintió y lo siguió para que le diera la llave de la habitación, al principio le tenía miedo a Alfonso pero con los días se hicieron amigos. Los días pasaron hasta que pasó un mes desde que había llegado a la vecindad y tampoco pudo encontrar trabajo Sasha.

—¿Qué tal te fue? —preguntó Alfonso cuando vio entrar a Sasha.

—Igual que siempre, ni de enfermera puedo conseguir trabajo —Sasha dio un suspiro ya que el dinero ya se le estaba terminando.

—¿Enfermera? Bueno el doctor a veces se queja que necesita un ayudante.

El doctor es un hombre que va a dar consulta a las mujeres que trabajan como sexo servidoras o escaparon del marido y llegaron heridas, para Sasha esta vecindad parecía más una asociación para mujeres aunque si había hombres eran pocos y la mayoría eran gay.

—No quisiera meter en problemas al doctor.

—No lo harás, además él está buscando a una mujer entre todas las que vienen aquí, así que él estará encantado de ayudarte aunque no será mucha la paga.

—Es mejor que nada... sólo lo aceptaré si no lo meto en problemas.

Alfonso asintió y la invitó a pasar a su cuarto. Sasha preparó la comida para ambos, ya que Sasha se sentía sola cuando comía sin compañía. Pero cuando estaban comiendo, la puerta del portón se abrió de golpe y se escuchó un grito.

—Sasha maldita zorra, sé que estás aquí.

Era Nancy quien gritaba a todo pulmón. Sasha se puso a temblar cuando la escuchó. Alfonso le hizo una seña de silencio y la ocultó en la alacena vacía. Alfonso salió y vio a dos mujeres elegantes con cara de perro.

—Son diez mil por el portón señoras —dijo con calma y de la nada sintió el dolor en la cara, era una paja de dinero.

—¿Dónde está Sasha?

—¿Sasha?... aquí no hay ninguna Sasha, puedes buscar si lo deseas —la tranquilidad de Alfonso irritó a las dos mujeres y Nancy dio la orden de buscar.

Minutos más tarde uno de los hombres regresó con una maleta: —La encontramos en un closet, parece que no se sacó la ropa.

—Bien al parecer estás mintiendo... te haré más fácil recordar, ella tiene ojos azul cual zafiro y cabello castaño.

—Mmm creo que si la vi hace un mes pero eso es todo.

Nancy miró al hombre que trajo la maleta: —¿En qué habitación estaba?

—Treinta señora.

—Entonces ¿dices que no hay nadie en la habitación treinta?

—No, allí está viviendo María y está en el bar a esta hora, puedes preguntar por ella, pero le aseguró que ella no es.

Alfonso se sienta en la escalera y enseguida se relaja recargándose hacia atrás, mientras Sasha estaba tapándose la boca porque imaginaba que de otra manera podrían escucharla respirar, Nancy dejó a dos de sus hombres vigilando a Alfonso mientras ella y Berenice iban al bar.

Minutos después las mujeres regresaron y sólo le dieron una amenaza para que les dijera si regresaba Sasha. Alfonso esperó unos minutos para ir con ella.

—Ya se fueron.

—Gracias por todo, creo que debo de irme o ellas me encontrarán.

—Mira, sé que no debería de preguntar pero dime ¿por qué te buscan?

Sasha se mordió los labios: —Ellas me odian, son mi madrastra y media hermana, ellas me dejaron fuera de la casa cuando mi padre murió y me amenazaron para dejar la casa de mi amigo. no sé qué más quieren.

—Quizá deberías irte de la ciudad, es mejor para ti ya que no dejarán de buscarte aquí.

Sasha se le queda mirando con tristeza, sus ojos brillaban por las lágrimas que amenazaban con inundar sus ojos. Alfonso estuvo a punto de caer en esos ojos llorosos pero se mantuvo firme.

—Te daré una identificación falsa para que salgas sin que haya registro de ti.

—Pero eso debe de costar dinero.

—Ya me dieron dinero por información tuya así que no te preocupes, y cuando puedas regresar no te olvides que aquí ayudamos a las mujeres en problemas.

Sasha abrazó a Alfonso agradecida y al mismo tiempo cerrando una promesa de que volvería a ayudar a este lugar.

—Gracias Alfonso, no olvidaré este lugar.

Alfonso rompió el abrazo: —Sólo cuídate, ya regreso y no salgas de aquí.

Alfonso salió rumbo a su conocido que falsifica documentos, aparte que tenía curiosidad de saber porque esas mujeres la buscaban con tanto empeño, al llegar se miran uno al otro: —Necesito un favor.

—¿Qué clase de favor?

—Necesito saber qué sucede en la familia Herrera.

El hombre de cabello rojo con lentes y tatuajes en los dedos sonrió: —Claro jefe, eso será fácil, son familia rica y estas siempre están rodeadas de gente que gusta hablar.

—Sabes que ahora sólo me dedico a ayudar a mujeres desamparadas.

—Lo sé, justo nos ayudaste también a nosotros a salir del mundo de las drogas.

—Hay otra cosa, una identificación de mujer, esta es la foto.

Le entrega una foto de Sasha: —Solo dame un momento.

El chico manda un mensaje y después enciende su computadora y la impresora para los documentos. Se tomó el tiempo, preguntó a Alfonso sobre qué nombre estaría el documento y este le contestó que María. Alfonso llamaba a todas las mujeres María como su hermana que no logró salir de un matrimonio lleno de violencia, ya que cuando llegó fue demasiado tarde, y le prometió a su hermana a ayudar a mujeres en peligro, es por eso que todas son María, así siente que ayuda a su hermana. Sasha en este momento era como su hermana cuando quiso huir de su marido pero la encontró y la golpeó tanto que murió por un derrame interno.

Para cuando llegó Alfonso a la vecindad, recibió el mensaje de Miguel con el informe sobre la familia Herrera. Sasha era la hija menor y la hija del anterior matrimonio, la madrastra dio orden de cerrarle las puertas en cualquier trabajo y ahora pedía información sobre su paradero, pero información de una doméstica dijo que sólo la buscaba para quitarle lo que le dejó su padre a toda costa, si era necesario la mataría. Esto alarmó a Alfonso, Sasha tenía que salir de inmediato, envió un mensaje al doctor.

"Doc. creo que tengo a la chica que buscas, pero la debo enviar fuera de la ciudad para salvarle la vida, si se queda más tendrías que buscarla en la morgue"

Envío el mensaje y se apresuró a entrar, ya estaba oscuro cuando llegó, ni siquiera había visto la hora, pero cuando vio a Sasha dormida, supo que era tarde pero no tenía otra opción.

—Sasha despierta.

Sasha se despertó y vio a Alfonso: —¿Qué sucede?

—Tienes que irte ahora mismo.

—¿Por qué tan pronto?

—Quiere matarte, si no sales ahora no puedo garantizar que después puedas salir de la ciudad.

Sasha se asustó y de inmediato se puso de pie: —¡Tanto me odia esa mujer!

Alfonso no tenía intención de decirle la razón, ya que de seguro iría a darle todo su dinero y quizá eso no sería suficiente para esa mujer y terminaría muerta.

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