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capítulo 2

Su sorpresa fue bastante grande,debía estar soñando,sí, debía ser eso. Claro que sí, todos esos efectos debió decirle eso también, pero había pensado que seguía viendo algún tipo de película.

-¿Quién eres?,he dicho.

La voz de aquel hombre era fuerte,eso,al contrario de asustarla,le pareció de lo más suave,casi como un murmullo en la noche. Era su perdición, ella siempre se había sentido atraída por los tipos raros,o simplemente por los hombres rotos. Porque desde que recordaba estaba rodeada de tipos sin ningún futuro que desfilaban en la puerta trasera de su vida,obviamente no era para enorgullecerse,sin embargo no pudo evitar sentirse fascinada por aquella imagen aterradora para muchos.

Vestía de negro y tenía la mirada mas profunda que Cristina recordara.

-¿Yo?-se señaló ella al pecho con un dedo-No soy nadie-.Le dijo en forma indiferente. buscó con la vista algo,algo que la ayudara despertar de ese sueño que empezaba a ponerse bastante confuso.

-Entonces dime algo "nadie" ¿Cómo fue que llegaste aquí?. Él le habló en un tono que ella sentía molesto,como si la estuviera acusando de algo.

Y la verdad era que no lo sabía,como tampoco sabía si era correcto responderle al producto de su imaginación cansada,porque a esa conclusión había llegado, ese hombre sólo era parte de algún tipo de sueño,así que decidió ignorarlo.

Se acercó hasta una ventana,pero por ella solo podía ver una luna enorme asomándose majestuosa,proyectando su belleza en medio de la noche. Pero estaba segura que esa misma luna no se veía igual desde su apartamento.

«¿Qué podía hacer para despertar?»-pensó.

Decidió darse un pellizco para ver si lograba hacerlo,pero fue inútil, sólo logró dejar una marca roja en la piel,y eso que había puesto suficiente fuerza en ello y también en quedar ligeramente lastimada.

-¿Qué haces?-preguntó él con fastidio al ver el acto tan ridículo de la mujer.

Era obvio que era una humana,una mujer de mediana edad, con el cabello llegando abajo de sus hombros sin algún tipo de corte moderno,su piel no era blanca precisamente, pero tampoco era oscura. Tenía el rostro redondo y unos ojos pequeños marcados con unas finas y delgadas cejas, sus labios tampoco eran tan gruesos,vaya,una típica humana normal. Pero la pregunta era ¿Cómo había llegado ahí?.

-Trato de despertar,obviamente.

Adantis la miró fijamente de pies a cabeza,nunca había sentido un interés especial en los humanos,no importaba su género,jamás había hablado con uno y este en particular le pareció de lo más irritante.

¿La habría puesto ahí su hermano? ¿por qué,para qué? Después de tantos años.

-No digas tonterías y dime que diablos haces aquí ¿cómo llegaste?.

Cristina volvió el rostro hacia él con el gesto visiblemente alterado. ¿Por qué su inconsciente le hablaba de esa forma?. Debía auto programarse para ser más amable con ella misma,por lo menos en sueños.

-No lo sé, sólo me quedé dormida,¿cómo voy a saber?. Habló molesta y decidida a ignorar el tono de su estúpido sueño.

-¿Dormida? ¿Así fue cómo llegaste aquí?-.Él mostraba perfectamente que no creía en ella y su palabra, ¿pero que creía? ¿que por voluntad propia estaba ahí?.

-Sí,sí. Ya dije, dormida,ahora si me disculpas voy a despertar y no volveré a soñar contigo nunca jamás, en cuanto amanezca me compro algún DVD de relajación y jamás vuelvo a tu preciosa habitación. Recorrió el lugar con sus manos para dar énfasis. Y mencionó molesta al notar el tono acusador del desconocido ese sujeto o sueño.

Adantis se llevó las manos a la cadera y suspiró cansado.

-Haz lo que quieras,pero mientras estés aquí permanece callada,tus ruidos no dejan concentrarme.

Ella alzó una ceja.

¿Que sus ruidos no lo dejaban concentrarse,a él,en un sueño?...

-Habrase visto,ahora los patos le tiran a las escopetas.

Él no comprendía gran parte de lo que ella decía,algo que podía llegar a ser muy frustrante y también algo con lo que no deseaba lidiar,si su hermano la había puesto ahí de pronto iba a buscar la forma de sacarla de inmediato,pero por el contrario, si él había hecho algo para tenerla ahí debía pensar claramente en qué era lo que había hecho,porque solo esas dos opciones tenía ,y para ser honesto,la segunda era su preferida.

-¿Disculpa?. No acostumbro tener trato con los humanos y desconozco sus costumbres y su forma tan...peculiar de hablar ¿qué se supone que quisiste decir con eso?.

Un momento, acababa de decir que no solía tener trato con los humanos ¿con los humanos?.

-¿Dijiste...humanos?. Oh claro,era un sueño,o pesadilla,debía referirse a eso.

-Mujer,mantente callada hasta que amanezca y puedas irte,tu voz me distrae.

-¿Mi voz te distrae?.

Lo dicho, habrase visto. ¿hasta al amanecer?,

-Silencio. Dijo levantando un dedo frente a ella-.Destruyes la atmósfera de mi habitación con tus quejidos.

-¿Pero cómo te atreves?.

La verdad era que de alguna forma él debía haberla hecho llegar ahí. Sus energías no eran como antes,debía tratar de salir de su encierro. Aunque llevaba mucho tiempo en ese lugar,estaba fastidiado de no poder escapar y eran ya muchos años de tratar de encontrar la forma de salir de su prisión.. Sentía que podía extinguirse como una flama. Había dibujado el alma perfecta de la que podía alimentarse, la que lo devolvería a la vida,si es que alguna vez la había tenido. Pero ¿ella?. No podía ser cierto, era una humana demasiado simple,si fuese un humano como ella estaba seguro que de toparse en la calle ni siquiera volteaba a verla. Era la idea que se le cruzó por la mente,y más que idea,un deseo desesperado.

-Calla mujer,ten respeto por lo desconocido.

Cristina se quedó lívida. ¿Cómo un maldito sueño le habla de esa forma?.

-No lo haré, un desconocido cualquiera no me hará callar,además, he dicho que haré para deshacerme de ti-es más,me haré una lobotomía para borrarte así-.chasqueo los dedos.

Entonces Adantis soltó una carcajada.

La humana tenía gracia,su voz era una clara nota chillona,pero soportable mientras dijera cosas como esas.

-¿Ah sí? ¿y cómo piensas hacer eso?...

-Cristina,ese es mi nombre...

Lo dijo esperando que el malhumorado hombre dijera el suyo.

-Pues...que bien.

Respondió él solamente.

¿Qué? ¿acaso era una broma?.

-¿Cómo te llamas?,producto de mi imaginación.

-¿Por qué habría de decírtelo? Soy sólo un producto de tu imaginación, ponme el que más te guste.

Él era claramente joven,pero su forma de hablar,su inteligencia, era en exceso brillante,no era la de un joven

-Cierto-dijo ella-Eso es muy cierto,pero...la verdad es que me siento muy agotada ahora como para pensar en uno adecuado a tu...oscura personalidad.

-¿Oscura personalidad?. Rió.

-Sí,oscura personalidad.

-Vaya mujer latosa,no podría estar más de acuerdo contigo.

Al parecer, que dijera eso le había gustado, si era algo que su mente había creado ¿porqué no lo había hecho menos.... Oscuro?. Aunque debía admitir que su mente había creado a un hombre sumamente atractivo. Lo era,no del tipo de belleza que se ve en las playas en un día de verano,con el vientre marcado,expuesto y unos largos y anchos brazos impresionables. Más bien era alto,fibroso,pálido, casi gélido. Pero era hermoso en su forma mas terrible,era como ver una marioneta con vida,sus ojos parecían sombreados de negro. Sus labios eran carnosos y bellos,sutilmente delineados de un rojo pálido.

-Una vez tuve un novio,era un chico vándalo,de esos que solían pintar paredes y dejar graffiti por donde fuera,era algo guapo,no era muy simpático, pero era muy talentoso.

Ella habló de pronto como recordando,como si la comparación fuera lo más obvio,no quizá en las pintas,pero su carácter y su fuerte inteligencia le dijo que era lo más obvio llamarlo de esa forma.

-¿Y qué tiene eso que ver conmigo?.

-Que se llamaba Gabriel,y creo te quedaría bien ese nombre.

Adantis la miró fijamente. No era un nombre precisamente humano,y con la misma sonrisa que ella no entendía,le respondió.

-Me gusta,puedes decirme de esa forma si quieres. Era una ridícula contradicción llamarlo de esa forma,pero era una broma personal que no pensaba compartir con ella.

Siniestra...esa la forma en que podía describir la sonrisa de ese hombre,aunque hubiera parecido eso para cualquiera, a ella le gustó.

Y una mirada cargada de curiosidad hacia ella, entonces...

La alarma sonó estrepitosa.

¿Qué? ¿Que había sido eso?.

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