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LA MARCA DEL DEMONIO

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Lilly Saucedo
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Sinopsis

Cristina vive una vida demasiado normal,nunca se atrevió a desear nada más de lo que tenía. Viviendo al sur de Manhattan,con su gato Max,lleva una vida muy tranquila. Pero su mente es otra cosa,en ella fantasea escenarios y formas que jamás nadie imagina. En su mente tiene una tórrida aventura con Roger,su jefe. Un hombre atractivo que transpira seducción y deseo por los poros,pero solamente es su jefe que jamás la mira,hasta una noche que se quedan a trabajar juntos que Roger tiene un acercamiento a Cristiana que ninguno de los dos imaginó. Todo sería muy normal para ella,si no fuera porque también comparte sus noches con un hombre que ella cree que vive en sus sueños,que su mente lo ha inventado,sin imaginar que con quién comparte sus noches es con uno de los demonios más poderosos del Inframundo. Encerrado tras sus hermanos darse cuenta del enorme poder que tiene Ella es la única que puede sacarlo de su encierro,ella tiene la capacidad de alimentarlo sin morir. Para los humanos es imposible la unión con los demonios,pero ella va más allá de eso. Qué pasará cuando Cristina logré darse cuenta que ha estado conviviendo con un demonio que ahora luchará por poseerla en la vida diaria.

RománticoJefeDemonioPosesivoDominante

capítulo 1

El bullicioso ruido de las calles de nueva york eran la constante música de fondo de un día de labor agotador. Los taxis serpenteaba las calles con una maestría absurda. Cristina Avery permaneció sentada con el rostro sumergido en su smartphone y la clara sensación de que si asomaba el rostro por la ventana su tranquilidad sería reducida a la nada.

Trabajaba en la industria de la moda y el diseño,en el ramo competitivo del área creativa,en donde sus compañeros masculinos solían ser tiburones que emergen violentos a la espera de una campaña como si fuera su presa, por supuesto,solían robarse la mejores,dejándole a ella las migajas del área creativa.

Tras la larga y fastidiosa jornada laboral, decidió que llegar a su casa y ver que Max estuviera esperándola con los brazos abiertos y a la espera de caricias de su parte era la mejor parte del día

El edificio donde vivía estaba situado en el south bronx,y no la mejor parte de este. El edificio de varias plantas llevaba años en reparación,pero la gastada economía de su vida no le permitía darse el lujo de vivir en Manhattan,donde era su sueño.

Sus pasos parsimoniosos la dejaron avanzar hacia el tercer piso,que era donde estaba su apartamento, por su lado pasó Jeremy,el hijo de Allison su vecina. Un niño que corrió con tal energía que le pareció imposible para un niño de su edad. Pero el hecho era que su cuerpo estaba tan agotado como para ganarle una carrera a Jeremy. Lo único que deseaba en esos momentos era llegar a la comodidad de su apartamento y que Max la estuviera esperando para llenarla de caricias y amor.

Subió el último escalón y pudo ver la puerta de su apartamento con añoranza,se acercó y metió la llave en la cerradura para poder cumplir su última meta del día, descansar.

En cuanto lo hizo Max se acercó a ella y Cristina se dejó hacer. Acarició su cabello rubio y sus ojos ambarinos la miraron con amor del mismo modo que los de ella.

-Oh,Max cariño,te extrañe.

Max restregó su rostro entre los pechos de Cristina y ésta se perdió en el olor de su cuello y la suavidad de su cuerpo-Estoy exhausta-.afirmó.

Lo único que quería en esos momentos era tomar un largo baño y después tirarse frente al televisor con Max a su lado.

Se fue desvistiendo poco a poco y metió un pie dentro de la bañera al mismo tiempo que abría el chorro de agua y dejaba que ésta cayera sobre su cuerpo y logra un efecto relajante en su piel. Podía quedarse eternamente sumergida en esa paz durante horas, pero el estómago le rugió de hambre y decidió cortar con el baño. Salió con el albornoz puesto y su cabello castaño oscuro chorreando agua por los costados, dejando que la tela la absorbiera.

En los gabinetes había muy poca comida,en la nevera igual, pero se sentía tan cansada para cocinar algo que decidió que un vaso de leche y unas galletas serían suficientes para apaciguar su hambre.

-¿Aún sigues viendo eso?.

Max tenía los ojos puestos en el televisor de 32 pulgadas e ignorando las palabras de ella-Tira para allá entonces si no piensas hacerme caso-.Le dijo dando un empujón al felino,que dio un gruñido voluntarioso en su contra.

Tenía televisión por cable,algo que siempre pensó era un gasto innecesario,ya que se la pasaba la mayor parte de su tiempo en la oficina y Max era el único que parecía perderse en el canal de chismes,hasta el astuto felino había aprendido a pisar el botón de encendido y ella no sentía el valor para quitar el control del mismo lugar o cambiar el volumen,total,a Max le gustaba.

Ya no solía hacer sus constantes rondines en la azotea,donde sus compañeros felinos jugaban y daban gruñidos al pelear. Se estaba volviendo un total holgazán y ella era en parte culpable.

Al ver que Max no le prestaba atención y había vuelto a acomodar su cuerpo en un rincón del sofá "Lo más lejos posible de ella" Cristina decidió tomar el mando y cambiar el canal para hacerlo enojar. Se acomodó en su lugar y Max al notar que no pensaba volver a poner el canal de chismes,decidió darse por aludido y darle la espalda a su dueña.

-¡Bah! Pues vete,es hora que dejes la holgazanería y vayas donde tus amigos. Max,por supuesto, no le hizo caso y salió por la ventana ignorando a la fastidiosa de Cristina.

Al ver que se iba volvió la vista al televisor.

Los ojos le pesaban, pero se rehusó a quedarse dormida después de haber ganado esa pequeña batalla contra su gato. Cambió y cambió de canal sin parar, luego de un rato dio un pestañeo,volvió a cambiar el canal y un nuevo pestañeo de pereza. De pronto sus ojos se quedaron clavados en algo que llamó su atención.

Era un hombre que estaba sentado en el rincón de una habitación, en sus piernas tenía una libreta enorme y en su mano una tiza oscura con la cual formaba líneas sobre el papel. Era un hombre solamente,su cabello era oscuro y cubría la mayor parte de su pálido rostro impidiendo verlo bien. Eso no parecería muy interesante si no fuera por el hecho de que miró de pronto el dibujo de nuevo y se quedó impresionada.

Con su mano frotaba la tiza sobre el papel dibujando un corazón sangrante, pero el dibujo tomaba vida con cada trazo que él formaba,como si le diera vida con ella,como si el dibujo estuviera vivo. Vio como el corazón tomaba un color rojo carmesí con cada trazo que hacía y parecía empezar a palpitar en el papel,los gestos que él formaba al hacer eso eran sencillamente cautivadores. Algo en el corazón de Cristina se formó, un nudo,una sensación, algo que no supo cómo explicarse.

Ella soltó un jadeo sorprendida y maravillada a la vez por el efecto y por el actor aquel que había logrado cautivarla como ningún otro,amaría la televisión y sus efectos si encontraba a ese mismo personaje en todos ellos.

-¿Quién es? ¿quién anda ahí?. Él subió la voz de pronto sorprendiéndola, el audio estaba curiosamente bien ambientado también.

Él se levantó del suelo y miró para ambos lados. Sus ojos eran negros,oscuros como pozos sin fin. Miró a su alrededor como alguien a la espera de ser atacado. Sin embargo no sucedió nada y volvió a su sitio.

Ella dio un respingo al ver los ojos del hombre.

Era una buena película si lograba dar esos efectos,o fue lo que pensó. Prestó atención y vio que él relajaba el gesto y volvía al mismo sitio de antes al no escuchar o ver a nadie cerca suyo.

Al percatarse que tomaba el lienzo con el que dibujaba,vio que el corazón ya no era rojo vivo, ahora era un simple corazón en trazos oscuros color tiza. El hermoso efecto había concluido.

-¡Mm!..

Susurró en forma decepcionada.

Entonces,él volvió a dar un brinco de su lugar y esta vez los pozos oscuros que eran sus ojos la miraron fijamente.

-¿¡Quién rayos eres!?-preguntó completamente fuera de sí. Cristina volvió a dar un respingo al notar la mirada de él clavada en ella. Se levantó de su lugar asustada,al girar el rostro para ambos lados pudo darse cuenta de que algo iba mal,algo iba diferente,estaba en la habitación del hombre.

¿Estaba dentro del televisor?...