Capítulo 7
Salí del aula de matemáticas, caminando por el pasillo con mi mochila al hombro y un libro excesivamente grande en la mano, ya desesperada por todos los ejercicios que la profesora nos había asignado hoy.
Las matemáticas y yo éramos dos mundos opuestos... nunca hubiera podido terminarlas.
Solo quedaba tiempo de biología para el final de las lecciones y lamentablemente tendré que irme a casa, aunque hoy tenía intención de ir al parque... esperando que me dejes salir .
- Mira quién está aquí otra vez – Escuché su voz detrás de mí por enésima vez y aceleré el paso, para evitarlo y llegar a mi salón de clases lo más rápido posible. Estaba justo detrás de mí, aunque no podía verlo, podía escuchar el sonido de sus pasos, su olor a mi alrededor.
- ¿ Pero todavía no estás cansado de mí? - Resoplé, continuando caminando y él llegó a mi lado, con su habitual expresión divertida que vislumbré.
- ¿ Cómo podría aburrirme? Recién estoy empezando - se rió entre dientes caminando hacia mi derecha.
Tenía las manos en los bolsillos de su pantalón, una sudadera de algodón gris y unos jeans claros rotos en varios lugares; Ya no había rastro de los pantalones cortos negros y la camiseta blanca que llevaba en el gimnasio esta mañana. Pero al menos esta camiseta pudo cubrir perfectamente su físico en forma que no debería detenerme a mirar.
- Pues deberías – agregué, volviendo a lo que hablaba antes y doblé la esquina del pasillo impertérrito.
- ¿ Por qué no te detienes un momento? - preguntó con toda la calma del mundo.
- Voy a clase y no me interesa parar a hablar contigo – Hablé con franqueza.
- Eres realmente gracioso – se rió entre dientes, poniendo una mano detrás de su cabeza y yo lo miré, sus ojos, cada vez que sonreía con tanta cordialidad, se estrechaban en dos rendijas que permitían vislumbrar fugazmente la claridad de esos iris suyos.
- ¿ Por qué? - murmuré en tono interrogativo, no sabía si tomar ese comentario como un insulto o qué.
- Porque te cuesta acelerar el paso pero como ves no puedes adelantarme y no estoy cansado en lo más mínimo - explicó, indicándose con un dejo de diversión en su tono de voz tranquilo y de hecho tenía razón, ciertamente estaba mejor entrenado que yo.
- Estás perturbando mi paz, vete - No lo habría dejado ganar ni en otra vida.
Kell se echó a reír, tapándose la boca con la mano - ¿De dónde sacaste esto ahora? - Lo fulminé con la mirada por su descarada reacción ante mi extraña frase. ¿Qué te pareció extraño en mi forma de expresarme?
- ¿ Por qué no buscas otra chica a quien perseguir? Estoy seguro de que habrá decenas de ellos dispuestos a llegar tarde por ti – concluí, desconcertado por su insistencia.
- Porque quiero molestarte – Me giré para mirarlo por un segundo, continuando caminando, pero luego me di cuenta de mi gesto. No debía darle tanta importancia a sus palabras sino seguir caminando con indiferencia, así que seguí mi camino como si nada hubiera pasado y seguí ignorándolo, esperando que me dejara en paz.
- No te soporto – Resoplé de nuevo cuando unos metros más adelante me di cuenta de que aún no se había rendido y me agarró de la muñeca, obligándome a detenerme. Abrí mucho los ojos con sorpresa.
Su agarre, sin embargo, era totalmente diferente al de mi padre, no era violento ni nada parecido.
- No es cierto – susurró, mirándome con picardía.
- ¿ Que no es cierto? - Pregunté parándome frente a él quien todavía me sostenía de la muñeca, mientras lo miraba desde abajo porque era mucho más alto que yo.
- No me soportas – volvió a murmurar con esa sonrisa en el rostro y yo suspiré.
- Pero realmente no te soporto, déjame en paz - respondí en el mismo tono de voz, no estaba acostumbrada a tener un novio tan cerca, me desestabilizaba.
De hecho, tal vez fue él en particular quien me desestabilizó de esta manera.
- Creo que te gusto – se rió divertido, siguió manteniendo ese tono intenso y profundo, su mirada no fue la excepción y tragué.
- Te vuelves a equivocar - Nunca pensé ni remotamente que podría enamorarme de él o de cualquier otra persona, nunca podría confiar en un varón, después de todo lo que he vivido durante todos estos años. Sólo puedo admitir -dentro de mí- que es un chico hermoso que ciertamente no pasa desapercibido y como podría con características únicas como las suyas, pero nada más.
- ¿ Estás segura, muñequita ? - preguntó acercándose peligrosamente a mí y traté de dar un paso atrás, pero tener mi muñeca bloqueada ciertamente no ayudó.
- Basta - siseé, alejando mi rostro cuando él se acercó demasiado al mío.
- Estás tensa – susurró satisfecho cerca de mi oído y antes de que me diera cuenta rozó sus labios justo debajo de mi mandíbula y mis ojos se abrieron como platos.
- ¿ ¡Estás loco!? - Casi grité alejándolo y él se echó a reír, aunque tenía que admitir que tenía una sonrisa muy linda.
Continuó riéndose como si en realidad hubiera algo gracioso en lo que acababa de pasar y lo miré desconcertado.
- Tu cabello huele muy bien, ¿sabes? - comenzó ignorando mi reacción, seguía observándome divertido y deambulaba a mi alrededor.
" Eres muy descarado ", murmuré, desconcertado.
Me quedé impactado.
- Huelen a miel y coco – siguió hablando solo y yo lo miré.
- ¡ Deja de fingir que no me escuchas! - Resoplé, comenzando a caminar de nuevo.
- Estaba ignorando tus quejas como siempre haces conmigo - respondió obviamente y tendría muchas ganas de golpearlo con el libro que aún tenía en la mano.
- También eres tan irritante como descarado - dicho esto me encontré a unos pasos de la puerta del aula de biología, que en ese momento parecía mi salvación.
- Pero de todos modos te gusto – se rió entre dientes satisfecho.
- No me gustas - respondí entrando al salón de clases y dejándolo afuera de la puerta.
Tuvo que parar.
- Te haré cambiar de opinión, aunque ya sé que no lo crees – dijo inclinándose hacia el salón de clases para ser escuchado por mí que ya estaba cerca del segundo escritorio y negué con la cabeza, para finalmente Tomé asiento en la silla.
Si supiera lo complicada que es mi vida, definitivamente se mantendría alejado de mí, es por eso que tengo que alejarlo a toda costa, tratar de pasar el menor tiempo posible con él de ahora en adelante. También porque lo que hizo antes fue demasiado.
De ahora en adelante, un muro de hormigón armado tendrá que caer entre Kell White y yo. Tener a ese chico cerca solo traería problemas y el único que lo sufre soy y seré siempre yo.
