Librería
Español
Capítulos
Ajuste

3

Un suave toque en mis manos me despierta de mi trance, Bejamin toma suavemente mi mano y la lleva a sus labios enrojecidos, deja un beso castro en mi mano y eso instantáneamente envía escalofríos por todo mi cuerpo.

- Es un placer conocerte por fin - dice sonriendo de lado, soltando lentamente mi mano, mirándome directo a los ojos.

Sonrío nerviosa, sin saber qué hacer.

"¡Maldita sea, Bella! ¡No puedes arruinar esto!" - Me regaño mentalmente, tratando de actuar normal y no parecer estúpido.

- Bella está muy feliz de conocerte por fin - dice mio pai, abrazándome de lado, fingiendo ser un padre cariñoso.

- ¡Finalmente puedo conocer a mia nuora ! - nos interrumpe una voz profunda, haciéndome apartar la mirada de Bejamin.

- No se le escapa ni una.... - Casi no escucho a Bejamin hablar, si no estuviera lo suficientemente cerca probablemente no escucharía su susurro.

bien el nombre , eres realmente hermosa - dice Ruggero con una extraña animación, mirándome atentamente de pies a cabeza.

Ruggero De Lucca, sabía perfectamente quién era, muchos lo llamaban "bestia" por matar sin piedad, todos le tenían miedo, especialmente las mujeres, pues la noticia de que mató a su esposa sin piedad hizo que todos le temieran aún más. , él y mi padre fueron grandes amigos, y de esa amistad surgió una alianza, mi padre me prometió en matrimonio al hijo de Ruggero y aquí estoy cara a cara con el hombre que amo con todas mis fuerzas, Bejamin De Lucca.

- Alessio perche ¿ No dejamos en paz a los novios? ¿Para conocernos mejor? - Ruggero le pregunta a mi padre, dándole a Bejamin una amplia sonrisa.

- ¡Me parece una gran idea, mio amico ! - asiente mi padre un poco molesto, mirándome serio.

Los dos amigos se alejan un poco de nosotros, iniciando una conversación entre los dos.

Tomo coraje y vuelvo mi atención a Bejamin, y me pierdo en la inmensidad que eran sus ojos, me miraba fijamente, como si me estuviera analizando, sus ojos expresaban cierta sorpresa.

- ¿Como puede? - murmura acercándose lentamente a mí, sin apartar la mirada.

- ¿Qué? – pregunto en un hilo de voz que me queda, su proximidad me afectó de manera abrumadora.

Su mano áspera toca delicadamente mi rostro, mi cuerpo se estremece con ese simple toque, sus ojos azules que parecían un océano inmenso, me analizaban con cierta confusión.

- ¿Por qué vas a sembra con ella? - murmura de nuevo, deslizando su mano lentamente sobre mi rostro, haciendo que algo dentro de mí palpite por más.

- ¿OMS? Pregunto de nuevo, intoxicada por su toque, queriendo sentir más, necesitando más.

Sabía que cuando estaba cara a cara con él, no resistiría por mucho tiempo, ese hombre tenía un gran poder sobre mí, sobre mi cuerpo, todo en mí gritaba por un toque más, por un beso, por sentir sus labios. contra el mío, su gran cuerpo debajo del mío, y eso era loco y emocionante a la vez, después de todo apenas nos conocíamos, pero ya sentía un ardor dentro de mí rogando por él, al igual que todos estos años que esperé. este momento, que esperaba para conocerlo.

- Bejamin... - susurro su nombre, tan pronto como acerca aún más nuestros cuerpos, de repente todas esas personas a nuestro alrededor no hicieron mucha diferencia, porque mi atención estaba solo en él.

¿¡Por qué diablos se parecía a mi madre!?

La misma cara suave, la misma inocencia en los ojos, la misma mirada, la misma forma de actuar, de hablar, la misma voz suave, las mismas malditas facciones, ¿cómo? ¿Por qué?

Toqué su rostro, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis dedos, sintiendo una mezcla de sentimientos, confusión, sorpresa, remordimiento, dolor.

Los recuerdos de ese fatídico día, el día de su muerte me dominan, mi padre y ella peleaban como todos los días, pero ese día parecían más agitados, los gritos se escuchaban a lo lejos.

Yo estaba escondido, viendo pelear a los dos, papá se había enterado que mi madre planeaba fugarse conmigo, recuerdo perfectamente como enloquecía de rabia, como llegaba a casa destrozando todo lo que tenía delante.

Recuerdo cómo mi papá arrastró a mi mamá por toda la casa, y cómo yo solo miraba sentirme inútil por no hacer nada, pero sabía que no podía, sabía que no tenía oportunidad contra mi papá en ese momento.

Que es muy diferente ahora...

los gritos de mi madre mientras le rogaba que no la matara, recuerdo su mirada hacia mí, como si me disculpara por haber fallado. , por no poder sacarme de esta.

Recuerdo cómo mi papá gritaba, llamando a mi mamá con todos los nombres bajos posibles, recuerdo cómo la miraba, con ira y odio, mientras apuntaba con esa maldita arma.

Tengo pesadillas sobre ese día, porque recuerdo perfectamente cada detalle, todavía puedo escuchar el grito de mi madre cuando mi padre apretó el gatillo, todavía puedo escuchar el sonido del disparo, la bala atravesando su piel.

No había manera de que pudiera olvidar ese día, después de todo mi infierno comenzó a partir de ese día, mi padre me hizo tomar un baño de sangre, la sangre de mi madre, me hizo ayudarlo a enterrar el cuerpo.

Al día siguiente, había comenzado mi entrenamiento, me encerró en el sótano y me dejó allí una semana, sin comida, sin agua, sin nada.

Cuando salí, casi sin fuerzas, no me dejaba comer, si quería comer tenía que matar a alguien, y ese alguien no era otro que el ama de llaves, la mujer que consideraba mi segunda madre, me dio una pistola y me dijo que si no la mataba él mismo la mataría, yo no quería, Lisa era como una madre para mí.

Así que lo reté, por primera vez, le dije que no la mataría, que preferiría morirme de hambre que matar a alguien, él solo me miró y caminó hacia la cocina, a los pocos segundos pude escuchar tres disparos, cuando fui a ver, Lisa estaba tirada en el piso, muerta.

Fue entonces cuando aprendí que no debía poner mis sentimientos en nadie, porque hacerlo me hacía débil y predecible, y un De Lucca nunca podría ser débil.

A partir de ese momento me convertí en la bestia que todos conocen y temen, que mata sin piedad, que no tiene sentimientos, que no siente nada, y que tiene unas ganas incontrolables de matar.

Me convertí en un monstruo, no porque quisiera, sino porque tenía que hacerlo, para mi supervivencia...

Deslizo mi mano sobre su rostro, sintiendo lo suave y tersa que era su piel, sintiéndola temblar con ese simple toque.

Estaba en trance, confundido por su parecido con mi madre, ¿cómo podía ser tan parecida a ella?

-¡Bejamin! - una voz muy familiar para mí, me llama, devolviéndome a una maldita realidad.

Parpadeo varias veces, volviendo a la realidad, alejándome rápidamente de Bella, sintiendo un hormigueo en mi mano, sintiendo una necesidad desconocida de tocar más de su piel suave.

Me doy la vuelta, encontrándome cara a cara con la despreciable figura de Hernán, trato de controlarme para no poner los ojos en blanco con desdén, sabiendo muy bien que él solo vino aquí para enojarme, más que nunca nunca lo logró.

Hernán era otro fiel soldado de mi padre, desde niño igual que yo, fue entrenado por mi padre, por eso lo consideraba un padre, Hernán creía que merecía, más que yo, ser el Capo de la Cosa. Nostra, dijo que honraría a la mafia más que a mí.

- ¿Qué quieres, Hernán? - pregunto sin encresparse, siendo directo, aún sabiendo lo que él quería.

- Felicidades por tu nozze , por fin el gran Bejamin De Lucca se va a casar.... Y con una bella dama - dice la última parte, mirando a Bella sugestivamente.

Me pongo frente a él, bloqueando su visión, impidiéndole mirarla durante mucho tiempo, todavía confundido por su parecido con mi madre.

- No necesito que me felicites, en realidad no necesito nada que venga de ti … Ahora puedes irte – digo, conteniéndome para no quitarle esa sonrisa cínica de un puñetazo.

Necesitaba matar a alguien, la rabia que siento me está consumiendo por dentro, podría explotar aquí y no sería agradable, después de todo, mucha gente allí me odiaba y sería la primera en morir, empezando por Hernán.

- Espero que la boda te haga bien, has estado muy estresado mi querido Bejamin... Espero que tengas una gran noche - Habla Hernán con el mismo cinismo de siempre, alejándose confiado de mí.

Tomo una respiración profunda, controlándome para no clavarle una daga en la garganta y hacerlo rogar por su vida.

- ¿Estás bien? - Me sorprendo cuando siento unas pequeñas manos en mi brazo, llamando mi atención.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.