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2. ENCUENTRO NO TAN BUENO

Al salir de la casa, me subí a mi Roll Royce Ghost último modelo del año, color negro. En el volante iba mi fiel chofer Donatello Slobeck y al lado su hermano mayor, mi mejor hombre de armas, lo considero mi mano derecha, amigo, confidente y asistente Antuan Slobeck. Tengo muchos hombres que trabajan conmigo, pero mis amigos y verdaderos compañeros los puedo contar con los dedos de las manos.

—¡Hey! ¡Antuan! — lo llame mientras el volteaba a verme —No vuelvas a permitir que lleve a otra puta a mi hogar. No quiero asustar a nana

Él se rio —¿Y ahora me lo dice? —había un tono jocoso en su voz —¿Y porque no me dijiste que estarías bebiendo en el bar? Te hubiera acompañado.

—Si claro, para que tú esposa te fuera a buscar y te sacara a palos—bromeo su hermano.

La plática con ellos siempre era divertida, me alejaba de todos los malos ratos que debía pasar una vez saliera de mi casa y entrara al corporativo.

—Si Antuan, hazle caso a tu hermano, él es más inteligente que tú

—¿Eh? Enserio que… —empezó, pero luego lo pensó mejor —mira, después no me busques cuando estés en problemas

—Venga no te enfades, tú hermano y yo solo bromeábamos. —dije

—Si claro. —soltó ya desinteresado —pero dejando el relajo a un lado, —me miro — Sebastián, tu padre me llamo ayer, necesita que le de toda la mercancía del barco.

Mi mirada, que antes era suave se volvió fría como el hielo, era como si en el carro el ambiente fuera una nevada.

—Que ni lo sueñe, esa exportación de mecanismo es mía, dile que, si vuelve a meter sus narices en mis cosas, le cortare las dos piernas a la puta mujer que tiene en su casa.

—Iré hoy a recoger la mercancía y enviarla como lo habíamos planeado.

—Perfecto. Eso me parece perfecto.

Mientras Donatello manejaba nos detuvimos en un semáforo, las personas pasaban de un lugar a otro, yo baje la cabeza para revisar el contrato de uno de los proyectos de materiales bioquímicos. Y justo al ponerse la luz verde Donatello salió, pero una joven se atravesó en el último momento, y solo escuche el sonido de los frenos y un fuerte golpe.

—¿Qué fue eso Donatello? ¡¿A quién demonios atropellaste?!

—N-no…no lo sé, esa mujer… se cruzó en el último momento y no la vi.

—Antuan, bájate de una vez, y ve a verificar si está bien —le ordene.

Antuan bajo del automóvil a revisar todo, y cuando se acercó vio a una hermosa joven tirada al frente del carro con un hilo de sangre en la boca, la rodilla de la pierna derecha estaba toda raspada al igual que otros lugares, incluso él se asombró un poco.

—Señorita, señorita despierte… señorita…

Por más que la movía para que se despertara no pasaba nada, su frente sudaba sin control, y en un último recurso la levanto por sus brazos y la llevó rumbo al auto.

Donatello lo vio, se bajó y abrió la puerta de atrás rápidamente

—¿Qué demonios pasa Antuan?

—Sebastián, debemos llevarla a un hospital, está muy golpeada y no reacciona. Tengo temor de que se muera por culpa del descuidado de mi hermano.

Yo asentí comprendiendo lo grave de la situación

—Sube rápido, —pedí —Donatello, conduce lo más rápido que puedas hacia el hospital

Dentro del automóvil el espacio era grande y cómodo. Antuan coloco a la misteriosa chica en el asiento al lado mío.

Yo miraba desconcertado a la joven, esta vestía un traje de oficina muy elegante de color gris, sus enormes pechos resaltaban esa blusa blanca de seda, dejándole ver sus apretados senos con un sostén de encajes color blanco, tenía dos botones abierto y mi mirada no podía evitar ver esos exquisitos senos grandes, su falda tipo tubo perfeccionaba sus curvas, y pensaba para mí mismo que estar con una mujer con ese cuerpo debe ser excitante, y mientras más pensaba en ello, mi amiguito de abajo más se despertaba, al estar al lado de ella sentía una fragancia única y especial, era un olor que jamás había olido antes.

Me acerque a su cuello para olerla, pero mis dos compañeros malinterpretaron todo.

—¡¿Estas demente?! ¡La mujer esta inconsciente!

—¿Son idiotas o qué? ¿No sienten ese olor? Solo quería comprobar su olor ¡Carajo!

Los hermanos se miraron y se rieron de mí, porque no entendían “las locuras de su jefe”

Después de unos 40 minutos llegamos al hospital, fui yo quien saqué a la mujer en brazos. Antuan y Donatello se quedaron atónitos, yo nunca actuaba así por ninguna mujer, nunca, pero nunca.

—¿Qué me miran? —pregunte molesto — Tú, quédate aquí esperándonos, —dije a Antuan — y tú, —mire hacia el otro hermano — apura el papeleo

***

“Papá, estaré bien no debes preocuparte por mí.”

“Si papá… el señor Thomas es muy buena persona conmigo, ahora me pidió que trabajara con un jefe de él por un par de días creo.

“Si papá, yo conseguiré el dinero que hace falta, ya en un par de días me pagan en el trabajo así que podrán operarte, debemos tener fe papá no quiero que pienses en otras cosas.”

“Si también te amo, cuídate debo seguir trabajando.”

Mi única meta durante estos años era poder operar a mi papá del corazón. Su corazón ya no es tan sano, mi fatídica vida sigue siendo un tormento, mi madre biológica simplemente me abandono para casarse con su nuevo esposo, tengo un hermanastro que odio con todo mi ser. Solo me he quedado con mi papá, él ha sido el hombre que me ha enseñado todo en esta vida, a ser la mujer que soy hoy, a defenderme de cualquier hombre y ser una gran profesional.

Al colgar el teléfono me sentí frustrada por tantas cosas, me levanté como de costumbre temprano para poder arreglarme.

Hoy comenzaba a trabajar en el Corporativo Lucifer, es una empresa muy reconocida en varias industrias, tanto automovilísticas, textiles, farmacéuticas y bioquímicas.

Pensaba para mí que me vendría muy bien cambiar de aires.

Me vestí lo más formal posible, use un traje gris con una camisa de seda color blanco y una falda tipo tubo, al entrenar tanto mi cuerpo tiene una contextura corporal muy trabajada, tengo un trasero grande, pechos grandes y naturales; mi cabello es lacio con algunas ondas de color naranja, mis ojos son de color avellana fuertes es como si se mezclara la miel con el chocolate.

Salí de mi apartamento para buscar un taxi que me llevara para la empresa. Estaba esperando en la parada oeste para cruzar, y como iba distraída pensando en mi padre y su costosa operación cruce sin darme cuenta de que el semáforo cambio a rojo, y al cruzar, un carro color negro me atropello.

El golpe fue tan fuerte que me desmaye al momento, pero sentía como un hombre me cargaba en sus brazos, unos brazos realmente fuertes, su olor fue penetrante para mis fosas nasales. Abrí poco los ojos, pero todo era muy borroso, tenía una voz sumamente fuerte, escuchaba como regañaba a las personas, al final no supe nada más, porque me desmayé de nuevo en sus brazos.

***

—¿Qué pasa con este maldito hospital? ¿Cómo es posible que alguien esté esperando para ser atendido? ¿Quién es el dueño? —mi rabia parecía inmedible en estos momentos —Antuan, investiga quién es el dueño. Llama a Thomas, y dile que comprare este hospital. Todo el maldito lugar. ¡Pero que alguien nos atienda ya!

—Espera, —pidió —Sebastián, ¿estás seguro?

—¿Eres sordo o se te congelo la cabeza? Te di una orden ¡Hazlo ahora!

Antuan quedo estático con mis palabras, ellos me conocen desde hace ya varios años, pero jamás me habían visto de esta forma y menos por una mujer.

Usualmente para mí, las mujeres solo eran para satisfacer mis necesidades biológicas y listo. Pero, ¿que era diferente ahora?

—Me pondré en eso —dijo mientras sacaba su teléfono.

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