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capitulo 4

CAPITULO 4

ARIANNA

—Mi niña hermosa, ¿cómo te fue? —Maya la abraza dándole un beso en mejilla, Aria cierra la puerta y se quita los tacones que la estaban matando, los agarra y camina hacia las escaleras.

—Hola, mamá. Todo estuvo maravilloso. Subiere a cambiarme, dejaré que Sam te vuelva loca un ratito contándote todo, en su celular están las fotos y video que le hice.

—Está bien, cariño. Sabes que nos encanta hablar. Ven Sam, muéstrame lo hermosa que estabas en ese escenario—ambas ríen detrás de Aria.

—Por cierto, pedí pizza, invita a tu hijo para que venga a comer. —le grita Aria cuando llega al final de las escaleras no espera una respuesta y va a su habitación para ducharse y ponerse algo más cómodo, no aguantaba el calor que hacía, joder, para ser noviembre era un infierno.

Luego de ducharse y ponerse uno de sus shores favoritos de tela micro durazno de diseño, se puso una camiseta negra. Peino su cabello húmedo antes de pasarle el secador, después se sentó en su pequeño escritorio para adelantar trabajo para el lunes y revisar a los nuevos pacientes del centro psiquiátrico.

TOC,TOC,TOC

Unos toques en la puerta varias horas después la despegaron de su trabajo.

—Pasa —instó a la otra persona, la cabeza de su hermano se asomó cuando la puerta fue abierta—. Oh, eres tú otra vez.

—Vaya que recibimiento tan más seco.

—Lo siento —se levanta de la silla y lo abraza—. ¿Como has estado?

—Bien, bien. ¿Tu?

—Vamos a saltarnos esa mierda de cortesía. Y, menos después de todo ese desastre que hicieron ayer… así que estoy esperando que me digas de quien fue la idea de subir a la montaña.

—¿Vas a ir? Eso es lo único que importa.

—No.

—Entiendo, subir al tico Naiguatá no es para cualquiera.

—¿Disculpa? ¿Me acabas de llamar cualquiera? —pregunta ofendida y con ojos muy abiertos.

—Mala mía, mi error. Déjame corregirlo: Subir al pico más alto de Venezuela no es para gallinas... —Aria golpea su hombro de un puñetazo.

—¡Oye, que te pasa! No soy una gallina.

—Demuéstralo.

—Psicología inversa, inteligente, idiota. Pero no tengo quien cuide a Sam.

—Mamá se ofreció a cuidarla por el fin de semana. Ya hablé con ella.

—Mierda —exclamo, todos estaba conspirando en su contra. Sin decir nada sale corriendo de la habitación con Ricardo pisándole los talones, consigue a su madre en la sala con Sam y Susana, la novia de Ricardo, con ellas. Pero está última esta vestida con ropa deportiva. Ahora que lo pensaba mejor, Ricardo iba de la misma manera.

—Hola, nena —besa a susana en la mejilla—. ¿A dónde vas?

—¿Tu hermano no te lo dijo?

—¿Decirme que? —pregunta con recelo.

—Nos vamos hoy mismo al pico. Y vinimos a buscarte.

—No, yo no puedo ir. Debo cuidar de Samantha, no puedo dejarla sola.

—Ve, mami. La abu me puede cuidar, ve y toma muchas fotos para que me muestre. Así cuando yo crezca me llevas a mi también.

—Hija, yo... —de pronto Aria sintió pánico porque nunca se había separado de su hija luego del divorcio, más que para ir al trabajo, pero nunca ha pasado una noche fuera de casa.

—Ve con ellos, Aria, relájate un rato. Diviértete hija, te lo mereces.

—Yo te ayudo hacer tu equipaje —anuncia Sam, quien sale corriendo.

—Vale, irse. Déjame ir a comprobar que no empaque toda la casa. Y cenemos antes de irnos.

—Perfecto déjame avisarle a junio y al grupo. —anuncio Ricardo sacando su celular.

Aria sube otra vez a su habitación y época siguiendo las instrucciones de Susana que la siguió para ayudarla. Debian ir ligeros porque caminarían bastante, también harían la caminata de noche para ganar territorio antes del amanecer. Una vez que todo está listo, y habiendo cenado, todos salieron de casa. Maya los llevaría en el auto de Ricardo y los iría a recoger el domingo por la tarde. Aria sentía un cosquilleo en la boca del estómago, no se trataba de un mal presentimiento sino todo lo contrario, pues se dio cuenta que secretamente se hallaba emocionada por aquella excursión.

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