Capítulo 16: Llegó la hora acordada
Frida temporalmente no se atrevía a volver a la familia Fleixa, y demoró hasta tarde en la casa de Sofía .
En el camino de vuelta, estaba pensando que ducharse y meterse directamente en la cama. Una vez que apagase las luces, no le sacará Simón de la cama, ¿verdad?
Pero Frida no esperaba que Simón volviera antes.
Al entrar en la puerta, Simón acababa de bañarse, Rafael le estaba secando el pelo. Al ver que Frida había vuelto, solamente la miró.
La ignoró totalmente.
Mejor así, Frida pensó, y fue a coger la ropa y entró al baño. Se quedó mucho tiempo en el baño, tenía miedo de enfrentarse a Simón.
Cuando Frida pensaba, la voz fría de Simón sonó.
-¿El baño es tuyo? ¿Cuánto tiempo quieres ocuparlo?-
Al escuchar esto, Frida se asustó y casi se cayó. Afortunadamente se apoyó en la pared.
-Sí, ahora salgo.- Frida apagó la alcachofa y rápidamente se secó con la toalla, se apresuró a vestirse.
Ella no quería enfrentarse a él, pero Simón no le dejó. Por eso cuando salió, el cabello de Frida aún estaba húmedo y mojó su ropa.
-¿Quieres usarlo? Ya he terminado.-
Después, Frida se alejó cuidadosamente de Simón.
Al pasar por él, Simón agarró su muñeca de repente.
Frida le miró y tartamudeó, -¿Qué, qué quieres?-
Simón giró la silla de ruedas con otra mano, -Ya es la hora acordada, mujer de segunda mano.-
Su voz era muy tranquila, pero fría.
Frida no era capaz de mentir, por eso no se atrevió a mirar a los ojos de Simón y murmuró, -Lo sé, ya he abortado el bebé.-
Sí.
Era tonta.
No tenía otra mejor solución.
Ni sabía cómo convencer a Simón para que aceptara a este bebé.
Porque ni ella sabía de quién era, pero sabía que era una vida que estaba en su vientre.
¿No sería una asesina si lo abortara?
-¿Sí?- Simón rio con burla y alzó la voz.
Frida inmediatamente entró en pánico, dijo con una voz más baja, -Sí, ya lo he abortado…-
Después de decirlo, Frida sacó un papel temblosamente del bolsillo y se lo entregó a Simón, -Este es el certificado, míralo.-
Simón no lo cogió.
Frida bajó más la cabeza, todavía estaba goteando agua su cabello.
-Sí, es verdad.- Frida dijo sin seguridad.
Simón se burló, de repente cogió el papel, -¿Quién se atreve a falsificar esto contigo? ¿Acaso quieres engañarme con esta falsificación?-
Hizo bola el certificado de aborto y lo arrojó al pie de Frida.
Frida levantó su cabeza y tembló, -Tú...-
La fuerza en la muñeca aumentó repentinamente, Frida sintió que su muñeca se estaba rompiendo, frunció el ceño y no dijo nada.
-Ya sabía que no serías tan obediente.- Simón se la llevó a sus brazos, y le dio una bolsa transparente sin darle ninguna oportunidad de resistirse.
Frida vio que había una pastilla blanca.
Pensando en algo, su rostro se puso más pálido. Con las manos temblosas, trató de tirar la pastilla, pero Simón la agarró más fuerte.
-Lo que más odio en esta vida son personas como tú, egoístas y que pretenden destruir las familias de los demás. Te casas estando embarazada de otros, con un propósito impuro, ¿y encima quieres salir ilesa?-
Él abrió la bolsa, la tenía una sonrisa extraña y cruel.
-¿No querías quedarte en la familia Fleixa? Sé buena y tómate esta pastilla, te dejaré que te quedes.-
Frida sabía qué era esa pastilla blanca, y de inmediato empalideció y empezó a temblar.
-¡No, no quiero! Simón, créeme, este certificado no es falso, he abortado el bebé, créeme, por favor.-
La mirada de Simón era fría, forzó a que abriera la boca y le metió la pastilla.
Frida estaba luchando durante todo el proceso, pero la diferencia entre la fuerza masculina y femenina era demasiado grande, bajo su retención, ni podía moverse.
La pastilla se derritió al tocar la lengua, ese sabor amargo provocó náuseas a Frida.
-Suéltame…-
- Trágatelo.- Simón la agarró cruelmente, tratando de hacerla tragar la pastilla. Parecía inhumano cuando hacía esto.
Finalmente, Frida hizo un sonido de vomitar.
Simón frunció el ceño.
Al ver que de veras tenía ganas de vomitar, Simón soltó su mano.
Al segundo siguiente, Frida salió disparada.
Al verla meterse al baño a vomitar, la cara de Simón empeoró.
Frida vomitó una y otra vez.
Afortunadamente, la pastilla fue escupida.
Sin saber cuánto tiempo pasó, Frida se recuperó, pero estaba exhausta. Limpió al baño y se derrumbó sobre el inodoro.
Aunque se acababa de bañar, su frente estaba cubiertas de sudor.
Le dolía mucho el vientre.
Frida tapó su vientre de forma reflejo.
Recordaba haber escupido la pastilla, pero ¿por qué le dolía el vientre? ¿Acaso había comido algo sin saberlo y le había afectado?
Pensando en ello, Frida empezó a alarmarse.
Parecía un fantasma, se levantó del inodoro, salió tambaleándose.
-¿A dónde vas?- Simón preguntó fríamente.
Sin responder, Frida caminó hacia afuera obstinadamente.
-¡Para!- Simón le gritó y realmente se detuvo. Esa figura pequeña se quedó quiera en el sitio por un tiempo, y de repente se desplomó al suelo.
Simón no le dio importancia, pensaba que estaba fingiendo.
-No me trago esto.-
La mujer permanecía inmóvil.
Simón se acercó y la llamó otra vez .
-¿Frida, Frida?-
Ella siguió sin moverse, Simón encerró sus ojos y giró su silla de ruedas hacia adelante.
La cara de Frida estaba pálida como el papel, e incluso sus labios perdieron su sangre.
