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Capitulo 1

No había tenido la oportunidad de vivir, al menos no como ella quería, sabia que respiraba y que su corazón seguía palpitando, pero ella era consciente de que su fragilidad la hacía más propensa a morir por cualquier cosa, pero a diferencia de otras personas ella no le temía a la muerte, había aceptado que su corta vida podía terminar al día siguiente, asi que cada día era un triunfo, ella apreciaba lo que tenía, pero también envidiaba a esas personas que gozaban de buena salud, deseaba ser como ellos y tener una vida normal, pero eso era un sueño con el que había dejado de soñar día con día al ver que nada cambiaba y su enfermedad seguía igual.

Al mirar a través del vidrio de la ventanilla del auto, Rose distinguió un paisaje nublado con campos sin fin. Era la primera vez que veía algo semejante, ella había pensado que con su enfermedad, el viajar se volvería un sueño imposible, por ello no pudo evitar sonreír por tener la dicha de disfrutar de algo tan hermoso y diferente de las cuatro paredes a las que había estado confinada.

—Debe ser agradable despertar con un paisaje tan hermoso ¿no lo crees?— exclamó su padre mirándola por el espejo retrovisor. Rose desvío la vista por un instante del paisaje hacia su padre. A sus ojos, su padre parecía estar más tranquilo y relajado, la última vez que lo había visto así había sido la tarde de maratón de películas de los años 50´s unas horas antes de que tuviera fiebre, antes de esa pesadilla que no parecía tener fin.

—Los amaneceres deben ser hermosos— respondio Rose conforme con lo que habia visto. Cuando su padre le habia informado que debian mudarse lejos de New York y tambien muy lejos de su pais, se sintio intranquila y en desacuerdo, su enfermdad ya le habia quitado su vida, no queria permitir que tambien le quitara su hogar, pero sabia que su padre tambien era una victima mas y que de los dos, él era quien mas sufria por las consecuencias y estragos que habia dejado su enfermedad a su paso, asi que fingio estar feliz de poder salir y dejar su habitacion por primera vez durante mucho tiempo.

Rose volvio la mirada hacia el paisaje, aunque en realidad no miro lo que habia afuera sino su propio reflejo el cual se podia ver en la ventanilla.

—Sin duda alguna, deben ser hermosos— confirmo su padre soltando un suspiro. Ultimamente, desde que habian pisado el suelo de Rumania, habian comenzado a suspirar y es que al mirar a su alrededor, se encontraron con un ambiente muy diferente del que estaban acostumbrados, no era New York y por supuesto nadie hablaba su idioma por lo que recoger el auto en la agencia donde Elias le habia indicado que debia ir y por el que ya habia pagado, se complico un poco.

Las señalizaciones en rumania eran diferentes y tambien el navegador del auto no le ayudaba mucho ya que no pudo configurarlo para que hablara su idioma, asi que simplemente siguio el mapa, pero sin saber exactamente si seguia el camino correcto, hasta que Elias llamo y le mostro como debia configurar el GPS despues de eso Jhon Wilson logro conducir sin ningun problema.

Aunque su padre le habia hablado de aquel sujeto, a Rose no le agradaba mucho y aunque no lo conocia, intuia que algo no estaba bien, sabia que nadie ofrecia ayuda solo por una promesa o una deuda y le disgutaba pensar que tal vez ese hombre habia engañado a su padre.

Intento ya no pensar en eso, quizas estaba equivocada, ni siquiera sabia como era ese tal Elias, penso que tal vez antes de juzgarlo debia verlo y aprender que tipo de persona era. Volvio a mirar hacia afuera para distaer su mente con cualquier cosa que le llamara la atencion y entonces mientras observaba hacia el horizonte, una figura majestuosa de lo que parecia ser un castillo antiguo le hizo olvidar el porque estaban ahi.

—Mira eso— interrumpio su padre con gran emoción.

Después de un largo camino sin ninguna señal de civilización, finalmente podia ver un indicio de que vivian personas en aquel lugar. Aquel enorme castillo estaba rodeado de arboles enormes que, con sus ramas paracian custodiar hasta sus cimientos. Rose se sintio aun mas fragil debido a lo imponente que parecia ser ese lugar. Mientras se acercaban Rose penso que tipo de persona viviria ahi. Mientras imaginaba como seria el interior de ese lugar, la voz del navegador indico que continuaran por sendero justo a la entrada de aquella sublime cosntruccion.

—¿Escuchaste eso, cariño?— expreso su padre emocionado incluso mas que su hija, pero no tanto porque le interesara vivir en un lugar como ese, sino porque se sintio un poco aliviado de saber que Elias cumpliria su promesa de mantener a Rose a salvo de los germenes, virus, bacterias y enfermedades que amenazaban con acabar con su vida.

—¿Estas seguro de que es la direccion correcta?— cuestionó Rose confundida, es decir, por lo que su padre le habia contado sabia que el tal Elias poseia una cuantiosa fortuna, pero tener un castillo propio era demasiado, sin embargo, era europa, debia ser normal que muchas familias poseyeran vestigios de viejos edificios, castillos o fortalezas de antiguas guerras.

—Por supuesto, es la direccion que Elias me dio— aseguró, pero Jhon Wilson comenzaba a dudar de que él hubiese tecleado la direccion correcta, penso que tal vez se habia equivocado y Elias vivia del otro lado de rumania en alguna casa de campo y no un castillo como ese, pero a pesar de su duda Jhon continuo por el camino empedrado, era curioso como muchos de los caminos de los pueblos que habia visto en su trayecto hasta ese lugar estaban hechos de piedras, no obstante, el auto no tuvo ningun problema en avanzar por el camino hasta llegar a un enrejado.

—¿En verdad esa es la casa de tu amigo?—cuestiono Rose sin poder creerlo, no imagino que viviria en un castillo y mucho menos su padre.

—Eso creo—expreso colocando el freno del coche para que pudiera salir a revisar si habia alguien que pudiese abrirle la puerta.

—¿Porque no me dijiste que vivia en un castillo?—musito Rose elevando la vista para poder observarlo con mas atencion, pero las copas de los arboles ya no le permitian observarlo como lo habia hecho al verlo por el camino.

—No tenia idea de que vivia en un lugar asi— comentó abriendo la puerta del auto. Rose se coloco rapidamente un cubrebocas temiendo por su salud, el aire afuera estaba frio y tambien pudo sentir una ligera brisa entrar hasta donde ella se encontraba.

Jhon camino metiendo sus manos en sus bolsillos, el sol no se podia ver por ningun lado y la bruma que los habia perseguido durante todo el camino comenzaba a descender por los arboles del castillo hasta donde su auto se encontraba. Echo un vistazo alrededor, no habia nadie cerca, grito un par de veces esperando llamar la atencion de alguien, pero no hubo respuesta, luego saco su telefono movil e intento llamar a Elias sin conseguirlo pues descubrio que en ese lugar no habia señal telefonica, era un poco extraño.

Miro hacia el auto, su hija seguia esperando a que regresara, al verla supo que no podia esperar a que alguien les abriera la puerta ya que el frio y una posible llovizna o incluso una nevada podia caer en ese lugar y aunque el auto era especial para transportar a una discapacitada, temio que la nieve le obstaculizara el camino para llevar a Rose adentro, sabia que sacarla seria peligroso asi que decidio tomar la inicitiva y ser el quien abriera la puerta.

Empujó el enrejado con dificultad, pero finalmente lo consiguio. Volvio al auto y se introdujo en el rapidamente para retomar su camino, avanzo un poco y volvio a salir para cerrarlo y dejarlo tal y como lo habia encontrado. 

Rose lo siguio con la mirada y cuando su padre volvio al auto una vez mas sintio nuevamente una brisa helada que le calo los huesos, se estremecio y por instinto su cuerpo se encogio en medio de la manta que llevaba encima. Recordo la ultima vez que habia sido victima de un escalofrio como ese, fue la ultima vez que se habia enfermado, su padre habia sufrido mucho por verla en tan deplorable estado asi que decidio acondicionar su habitacion para evitar que los virus y bacterias cotidianas entraran.

Cuando Rose levantó la vista, su padre habia estacionado el auto, se encontraban en medio de una rotonda, una especie de plaza redonda con un camino que seguia hasta otra salida, para entrar al castillo se encontraba una escalera que guiaba hacia una gran puerta de madera. En medio de aquella puerta se encontraba un hombre de aspecto sombrio, vestia una especie de uniforme, un pantalon y chaqueta negros, ademas de una camisa blanca, su rostro se notaba demacrado, era viejo, rondaba los sesenta años, pero aun podia erguise apesar de los años.

—¿Él es tu amigo— expresó Rose volviendo la mirada hacia su padre, pero él nego con la cabeza, abrio la puerta y salio para encontrarse con aquel desconocido. Cuando dio la vuelta al auto el hombre bajo lentamente los peldaños hasta encontrarse con Jhon, pero no dijo nada, para romper ese incomodo silencio el padre Rose se aclaro la garganta y hablo.

—Estoy buscando la residencia del señor Elias Mihai Vasile—expreso no muy convencido de hacer aquello, esperaba que su amigo fuera quien le diera la bienvenida, era un poco incomodo ya que no sabia si aquel hombre podria responderle en su idioma o tendria que sacar su diccionario de rumano para poder comunicarse con aquel sujeto.

Rose observaba la escena desconfiada, el hombre no parecia ser agradable en todo sentido, incluso en su aspecto, aunque llevaba uniforme y este se notaba elegante y pulcro, su rostro daba mucho que pensar, mantenia el ceño fruncido y torcia los labios, por su arrugas sus expresiones eran aun mas notorias.

—El señor...adentro—logro decir el anciano indicandole al hombre frente a él que su amo los esperaba en el interior, luego miro hacia el cielo y lo señalo—tormenta...pronto.

Jhon miro las nubes grisaceas, se notaban cerca, eso le preocupo bastante, debia sacar a su hija del auto, luego ya pensaria que hacer con todo el equipaje. Asintio y corrio hacia la parte trasera de donde saco un tanque de oxigeno, vio las escaleras y luego volvio la mirada hacia el interior donde descansaba una silla de ruedas que estaba contraida para mayor espacio en el auto, debia tomar a Rose entre sus brazos.

—Vamos cariño, debemos entrar antes de que nos sorprenda la lluvia—indico su padre, pero en ese momento una brisa helada y humeda le erizo la piel.

—Papá...—dijo Rose con un claro tono de panico al darse cuenta de que no podrian usar su silla de ruedas, durante el trayecto habia tenido de ser sostenida por su padre varias veces, accion que le molesto bastante porque al no poder caminar sus piernas habian perdido fuerza.

—Solo seran un par de segundos, cariño. Te llevare a dentro y luego vendre por tus cosas ¿De acuerdo?

Rose asintio, trago saliva y se preparo para salir. Su padre abrio la puerta, luego desconecto el pequeño tanque portatil al que Rose estaba conectada por una pequeña magerilla que le ayudaba a respirar, luego la conecto al tanque de oxigeno mas grande, pero aun asi transportable y le extendio los brazos. Tomo a su hija y el tanque de oxigeno, subio los peldaños de las escaleras y al ver la puerta abierta ingreso al interior. Rose comenzo a respirar con un poco de dificultad, pero no porque le faltara el aire, sino porque su pierna derecha se encajaba en las costillas de su padre.

—Aguanta un poco cariño ya casi llegamos.

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