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capitulo 4

Se quedo sentada un momento en ese lugar hasta que vio un montón de mariposas de diferentes colores volar cerca de ella, Josefín sonríe al ponerse en pie y caminar hacia ellas.

Las seguido como si fuera una cría de cinco años ¿en qué mierda estaba pensando? Estaba perdida, debería de estar buscando al grupo, pero estaba allí viendo mariposas.

Sonríe.

—Joder, ¿Qué carajo voy hacer? Respira Josefín, respira. Cálmate no pasa nada. Solo estas desorientada, pronto encontraras el camino de regreso y todo pasara. Pero si no lo consigues un oso llegará y te comerá o peor aún un lobo de esos enormes que habitan en estos bosques. ¡Rayos! malditas películas de hombres lobos.

Sigue mirando el panal de mariposas volar en un mismo lugar, en eso él crujir de un trozo de madera se escucha cerca, ella se pone en alerta y tensa a la vez. Gira rápido el cuerpo y suspira de alivio.

—¿Tu?

Al ver a ese hombre detrás de ella se relaja un poco, sin embargo, ¿Qué hace allí? ¿Cómo la encontró tan rápido? ¿acaso la estaba siguiendo?

—Te perdiste ¿no? — Dice sonriendo mientras se cruza de brazos.

—Eso parece.

—No debiste alejarte del grupo, creo que Tony lo recalco varias veces—estaba muy ocupada peleando internamente.

—Creo que es muy tarde para decir eso.

—Me llamo, Alan. Soy uno de los guías.

¿Guía? Así que no solo era ese tal Tony el único que llevaba el grupo, este también estaba metido en el paquete. Aunque no lo parecía, a decir verdad.

—Yo soy Josefín —Alan sonríe lo que provoca que las bragas de Josefín se humedezcan rápido.

—Bien Josefín, vamos de vuelta con los demás. ¿Te parece bien?

—Si. Responde apenada al darse cuenta de que estaba excitándose no más al ver a ese sujeto.

Pero extrañamente siento que tardaron mucho en juntarse con el resto ¿Por qué? Si se supone que eran un guía tenía que saber cómo regresar con los demás.

—¿Pasa algo? —pregunta al ver como él se detiene en seco.

—He dejado el camino marcado, deberían de estar aquí, pero al parecer han avanzado ya.

—¡¿Qué has dicho?! —mira en todas las direcciones —. ¿Insinúas que nos han dejado tirados?

Alan mira la dirección que han tomados todos, van a paso rápido, les tomara un buen tiempo en alcanzarlos ya que Josefín camina muy lento.

—Lo que has oído, pero los alcanzaremos quizás por la noche.

—¿Quizás? Que consuelo me das. Entonces, ¿seguimos perdidos? Eso es lo que me quieres decir.

—Por supuesto que no—Alan sonríe provocando un nerviosismo en Josefín espantoso, quisiera que dejara de sonreír de esa manera—. Los alcanzaremos.

—Si tú lo dices —aunque ella sospechaba que ambos estaban perdidos.

Al caer la noche, Alan le dio su tienda para que ella pudiera descansar, él sabía que la de Josefín estaba arruinada.

Josefín se sentido mal por dormir a la intemperie por causa de ella, pero ¿Qué podía hacer? Era un desconocido, no era como Samanta con quien podía compartir un espacio tan reducido.

Sin embargo…

Ella se asoma por la tienda para verlo frente a la hoguera que había hecho rápidamente, de verdad que tenía habilidades extraordinarias.

—De verdad dormirás afuera.

—Si, no te preocupes, voy a estar bien.

—Me siento culpable.

—¿Acaso me darás un lado en la tienda? —alza la mirada y con la luz de la fogata sus ojos se ven dorados.

Nuevamente el corazón de Josefín se le iba a escapar por la boca. ¿Qué era lo que le estaba pasando con ese hombre?

—Yo…

Pero ella se mete rápido en la tienda y recoge sus rodillas mientras mira la entrada, ¿Qué pasaba?

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