Capitulo 5
- Buenas noches...- Canturreó Damián entrando a la casa de su amigo como si estuviese entrando a la suya.
-Hola Damián, no pensé que vendrías hoy. ¿Quieres que te sirva algo de comer?-
-No Ceci, gracias. Solo vine a ver a Jonathan y luego me iré.- Su mirada se clavó en Jurlyn, quién se encontraba ayudando a Cecilia en la cocina. Se la veía aún más linda con ropa cómoda y entre casa.- Hola cacatúa.- Saludó a Jurlyn y ésta lo miró con rabia achicando sus ojos.- En verdad que esas pantuflas te quedan realmente sexy.- Se burló mientras esquivó una cuchara que Jurlyn le lanzó luego de aquel comentario.
- Con permiso Ceci. Iré al cuarto a ver a MI amigo...- Exclamó Damián resaltando la penúltima palabra.
Cuando llegó hasta la habitación de Jonathan, entró mostrándole un par de latas de cerveza, con una sonrisa triunfante, pero en su otra mano traía un jugo de naranja.
- Vete al diablo maldito Coreano. Si vas a beber cerveza mientras yo tengo que beber ese feo jugo, mejor vete a tu pocilga de departamento a compartirla con las cucarachas y las arañas.-
-El jugo es solo para disimular viejo... Pero luego no quiero que te estés quejando de los dolores si los medicamentos no te hacen efecto.-
-Al diablo con esa medicina de porquería.-
Damián se sentó a su lado, abrió las dos latas de cerveza, y ambos le dieron un buen sorbo luego de chocar las latas a modo de brindis. Hablaron un buen rato sobre el trabajo y rieron un poco con ese humor y carisma que solo Damian poseía. Era la persona perfecta para sacar a cualquiera de un estado particularmente inestable. El que estuviera triste, podía sonreír sólo con un comentario de él. El que estaba enojado, podía olvidarlo en cuestión de segundos, sólo con escuchar su risa contagiosa. El que estuviese de mal humor, sin dudas podía reírse de las ocurrencias de ése hombre.
- Tú me debes una ¿Verdad?- Preguntó Jonathan llamando la atención de Damián, mientras éste asintió con la cabeza- Tengo que cobrarte ese favor en este mismo instante...-
- No viejo... No puedo traerte mas cerveza. Si se entera tu mujer me mata.-
- No idiota... Es otra cosa.- Jonathan lo pensó en cuestión de segundos sin mirarlo a los ojos.- Necesito que me ayudes a calmarle los nervios a mi hija. Ella está aquí por mí, pero también para relajarse un poco. Esta muy estresada, la ciudad, su trabajo y sus estudios, realmente la han cambiado mucho. Recuerdo, cuando era niña, tenía un carácter indomable, y Cecilia logró cambiarla de una manera increíble. Hoy la miro y es cada vez peor a la niña que solía ser.- Soltó Jonathan recordando el pasado.- Tú tienes algo que hasta el más malo, se convierte en un inofensivo gatito.-
-Como tú... Viejo amargado.- Interrumpió Damián con una carcajada.
-Exactamente... Eso quiero que hagas con Jurlyn.- Aseguró Jonathan.- Acércate a ella, quiero que te conviertas en su amigo. Ella no suele tener, porque debido a ese carácter los espanta. Quizá necesite salir un día. Hacer algo que le guste a las chicas de su edad.-
-Yo... No tengo idea de lo que una chica desea. De otra manera ya tendría novia, y aún sigo solo en mi departamento con mis amigas las cucarachas.-
-Inténtalo. Te lo pido como amigo. Es insoportable... Me despierta a las siete de la mañana con el desayudo y realmente quiero dormir hasta el mediodía. Limpia mi cuarto como diez veces al día, prácticamente no deja que se acerque nadie a éste cuarto, diciendo que necesito tranquilidad, cuando en realidad muero de aburrimiento aquí amigo.-
-¿Y porqué no se lo dices?-
-¿Estás loco...? Es una persona muy rencorosa. No volvería a verle el pelo nunca mas.-
-Oh entiendo... ¿Y éste contrato, viene con un seguro de vida?- Preguntó Damián con un tono burlón.- Sólo preguntaba... Cuando la saludé me revoleó una cuchara, me da miedo que cuando me despida de ella, me dé un botellazo en la cabeza.-
Cuando dejó la conversación que estaba manteniendo, lo miró alarmado, casi sin aliento de sólo pensar en acercarse a aquella mujer. ¿Cómo se maneja a una persona que está a nada de explotar, sin importarle de mandar todo al diablo? Una persona directa y que sabe dejar sus palabras bien claras. Damián había llegado a la conclusión de que Jurlyn había aguantado demasiado y no se estaba dando cuenta que el vaso se estaba colmando poco a poco hasta desbordar.
Su intuición nunca fallaba y mucho menos con éste tipo de personas. El problema era que llegar hasta ella sería más difícil. Y no lo decía por ese terrible carácter que tenía. Lo decía por que había notado que desde el primer momento que la vió, su cuerpo reaccionaba como jamás lo había hecho. Se ponía colorado como si fuese un niño que recién experimentaba su atracción por una niña y se le aceleraba el pulso de repente, como si tuviera el corazón en la garganta, y no era una señal que a él lo motivara. Sabía por experiencia que tales emociones se reducían a una palabra que no quería mencionar...
