Capitulo 2: Los tres reyes
Ivanna
Grecia es distinto, me da las vibras de cuando iba a la playa y no quería salir de ahí, pero luego el sol de quemarte la piel te causaba muchos problemas en la cara y eso no me gustaba para nada. No venimos a disfrutar nada de esto, pero era lindo trabajar con unas vistas hermosas.
Tenemos una mesa repleta de información, conseguimos pizarrones y al ser pocos no indica que será imposible, muchas veces la cantidad mejora o empeora la operación, esta vez necesitábamos ser silenciosos, ser demasiado cuidadosos y por eso necesitamos parecer menos que más de nuestro bando.
—¿Cómo vamos? —Ethan nos entrega café a ambas—. Al parecer Owen ya había tenido un encuentro a arma alzada aquí, si seguimos todo lo que tenemos, sus contactos y lo que hay en esa red de datos, está claro que iba detrás de Kenneth Baslan, pero ahora a muerto junto con Agnes Baslan quien era su actual pareja, Taylor dame lo que tienes.
No tardo en poner mis ideas en orden y comienzo a manipular mis datos que permanece plasmados en las hojas.
—Lo que sabemos es que Owen compraba prostitutas o esclavas, tenía muchas personas del todo mundo que llevaban estas ventas en el mercado negro, muchas también las consiguió en subastas y si seguimos todo su recorrido podemos decir que llevaba ya un modus operandi —señalo algunas fotos—. Iba a subastas y se hacía amigo de los poderes grandes, los trataba de convencer de que les dieran a las mujeres y lo lograban, de alguna manera comenzaron a darse cuenta y mandaron los datos a la policía de Estados Unidos, pero no hicieron mucho, solo lo siguieron para poder atraparlo y ahí es cuando ocupa su segunda herramienta.
» Al tener amistades que estaban más altos en el poder que él, pedía que ellos hicieran la compra de estas chicas. Muchos de ellos aceptaron y quienes lo hicieron cubrían desde tres a cinco chicas para no causar sospechas, pero era una compra al mes, así que estimamos entre cincuenta y sesenta chicas al año, las mismas que nunca más se ha llegado a saber de ellas, ni antes o después de ser entregadas. Las compras siguieron avanzando, Owen comenzaba a tener un perfil bajo y sus papás al alejarse de este mundo lo dejaron solo, pero ya no tenía problemas —entrego en sus manos una foto de un grupo de mujeres—, la última compra. Fue a mediados de febrero, Owen pidió a un Baslan que comprara a un grupo de chicas y estas las sacó de los barrios bajos y unas cuantas, de otros burdeles, pero se les conoce por ser enviadas a los burdeles de Owen, y una de ellas se quedó en Grecia. Pero vamos por partes, Kenneth Baslan es el líder de la Mafia más grande en Grecia por tener un sistema de drogas letal, llamado DNL.
Pongo una foto más sobre las drogas que este hombre vende.
» Todos son mezclas y más potentes conforme avanzamos, nunca fue tocado y eso es extraño, pero Owen tuvo la facilidad de acercarse a alguien poderoso y este le cumplió, entregó a las chicas que pidió, pero una de ellas se la quedó. Agnes Hamil Steven, prima de Owen, la cual fue abandonada por sus padres y hace poco Owen entró en guerra con Baslan para recuperarla. Hubo un secuestro por parte de Owen, la llevó a una casa para poder llevarla de nuevo a Estados Unidos, no sabemos lo que quería, pero está claro que buscaba su mercancía, ya que así las llaman. Hasta el momento sabemos que del rescate organizado por Baslan, ambos perdieron la vida y Owen quiere tomar el poder de Grecia para arrastrarlo a Nueva York y liderar con las drogas de Baslan.
Me siento motivada al terminar con todo lo que había encontrado en tan pocas horas, Maya me alude con su sonrisa de orgullo y Ethan solo menea la cabeza afirmando todo.
—¿Cómo encontró todo esto?
—Pues, aunque tengamos personas que sepan hacer este tipo de cosas, con solo poner palabras clave en Google pude encontrar un poco de esto, hay sitios ocultos y que son ilegales, pero pagando con criptomonedas puedes tener más datos que son confidenciales, muchos de estos los obtienen las redes de hacking islámicas y las venden.
—¿Por eso salió tarde al aeropuerto? —asiento nerviosa—. No diré que ser parte de lo ilegal es bueno, pero nos ha facilitado muchas cosas y hemos dado un salto en grande, la felicito Taylor.
—Gracias, jefe.
Ethan sigue moviendo imágenes, las acomoda y agrega notas a las hojas con información.
—Quiero que vayan y exploren —explica—, divídanse, no vayan al mismo lugar y regresen a horas diferentes. Yo estaré hablando con Davis para saber lo que han encontrado, puede que agreguemos más información a esto, así que vayan.
Dejo mi café a la mitad y bajo para entrar a mi habitación, estábamos en un hotel de cinco estrellas y cada quien tenía su habitación. Ayer por la noche solo preparé algunos atuendos y me di cuenta que mi ropa no pasaba de colores neutros, no había nada colorido y tampoco revelador. Me pongo una blusa negra de cuello alto, unos jeans y tenis. Cuando salgo del hotel comienzo a caminar por las preciosas calles y recibo un mensaje de Maya diciendo que irá al lado este donde hay parques y lugares para pasar el rato con amigos.
Yo en mi caso opto por ir a una tienda comercial que es enorme y estoy seguro que algo encontrare, usualmente en lugares abiertos suele estar la persona que buscas, es claro que estando con mucha gente similar será difícil de encontrar algo sospechoso. No tardo mucho en llegar, he visto lugares que me han llamado la atención y hago una nota mental para no olvidarme de ello.
El centro comercial es grande y al ver el mapa del lugar decido ir merodeando, pero tengo en mente un restaurante abierto que está en lo más alto de este lugar. No dudo en comprar algunas cosas, como una playera negra más y quizá unos calcetines para cuando ocupo botas que marcan mi piel por el material duro de lo que están hechas.
Sigo imitando a una persona normal que solo está aquí para comprar y darse un pequeño gusto. Voy a la terraza donde puedo encontrar un sinfín de comida, pero solo me siento a observar, de repente encuentro este lugar de ensaladas, pido una y de nuevo observo una vez más mi alrededor.
Era esencial tener un ojo perfecto para esto, un simple movimiento podía verse normal, pero podía dejar mucho a imaginar y había la posibilidad de ahí tener la pista que necesitabas.
Mis ojos bailotean por querer determinar y examinar todos los movimientos, esta Plaza no está llena de gente, es muy lujosa y de eso no hay duda ya que al ir entre los pisos pude ver demasiadas tiendas que solo tienen ropa casi echa de oro, la misma que no puedo comprar. Comienzo a vagar en mi móvil en la espera de mi ensalada, busco un poco del lugar y no hay nada de información sobre el creador, solo se sabe que sus números son altísimos y no decaen en ningún momento.
—Aquí tienes —Una chica alta y bastante bonita me entrega la ensalada—. ¿Algo más que se le pueda ofrecer?
—Estoy bien.
De alguna forma el impulso por querer indagar me sobrepasa, tamborileo los dedos sobre la mesa y al tomar el tenedor vuelvo a verla.
—Si, hay algo que necesito.
—Dígame en que puedo ayudarle y lo haré.
—Soy turista y mi trabajo es estudiar los lugares, su cultura, sus tradiciones o en resumen Turismo, eso hago —Ella asiente y no puedo pasar desapercibida ya que solo le hablo en inglés—. Me gustaría saber de esta Plaza, ¿Sabes algo de ella?
—No sé nada.
Su tono brusco me da a saber que mi pregunta es bastante espontánea y ahí podría haberla cagado, pero de mi bolsa saco un par de billetes y los pongo en la mesa, ella eleva una ceja en señal de ofensa y agrego unos cuantos más, los toma y se sienta ante mí.
—Se concreta, no daré información de más.
—¿Quién es el dueño? —inquiero sin titubear—. Es decir, esta Plaza es enorme y no hay información de ella, solo pareciera que surgió de la nada y la política de aquí está bien con eso.
—Pon unos billetes más, chica, esa información es más confidencial —Haciendo una mueca saco más billetes de mi bolsillo trasero del pantalón—. El To Vasíleo fue creado hace años entre hombres peligrosos, así que déjalo cómo está, no debes meterte con ellos.
—Esta ciudad es de los Baslan —suelto sin más, veo su sorpresa al notar que ya sabía del tema—. Hacer turismo no solo es viajar, es saber toda la historia y está escrito que este país le pertenece a los Baslan, quienes han estado en redes de narcotráfico, pero eso no me interesa, solo quería saber sobre la creación de semejante arquitectura.
—Los tres reyes —exhala seria—. Si sabes quién es el rey principal de este país, sabrás quien es el rey de otra potencia, las respuestas las deberías de tener, chica.
—Solo se sobre Kenneth Baslan —explico—. No sé sobre otros, ¿Tu sabes?
Con su dedo puntea la mesa, llevo la mano a mi bolsillo y sé que mis billetes se están gastando, pero pongo toda la cantidad sobre la mesa.
—Es lo único que tengo, dime más o lo retirare de la mesa.
—Está bien —toma el dinero—. Kenneth alto de la pirámide, Melier Vesilei segundo eslabón de la pirámide y Nikolay Volkov el tercer eslabón, pero no menos importante, los tres construyeron este lugar con ayuda de sus padres, lo hicieron para que sus familias, amigos o mujeres disfrutaran sin correr peligro, es pública, pero esta supervisada.
—Vaya —elevo las cejas sorprendida—. ¿Ellos vienen aquí? Es demasiado solitario para una Plaza normal, pero sus números son grandes y no dudo que aumenten el capital de la ciudad.
—El reino, esa es la traducción de esta plaza y siendo un reino no tiene por qué dar dinero a segundos, el dinero no sale más que para las inversiones, empleados y demás, pero eso es otra cosa.
—Okey —suspiro, en mi cabeza comienzo a armar más preguntas—. ¿Sabes algún dato interesante de este lugar? Grecia en general.
Encoje los hombros y con sus dedos comienza a contar cada billete, saborea el poder del dinero, pero me percato de sus miradas hacía el hombre que permanece en un extremo donde está la barra entregando más pedidos.
—Los clubes son los mejores —fanfarronea—. Son de los más exclusivos y es extraño que no tengas información ya, Grecia es uno de los mejores países de Turismo, estamos en 2013 y se sabe que es de esas tierras donde toda la humanidad nace, eso se dice en la historia, es algo que también deberías saber, pero dime ¿Qué quieres en verdad?
Tomo un sorbo de agua al sentir la pesadez, siento que no he escogido mi manera de dirigirme con ella y por eso ya está sospechando, tantos días en una silla sin hacer nada me había secado el cerebro, pero también culpo mi inseguridad, por días y meses escuché tantas cosas sobre mí y una de esas era que no era nadie y mucho menos buena, pero quería serlo.
—¿Ya no hablas?
—Quiero información —suelto severa—. Necesito mi informe completo y uno de los rubros más importantes es lo desconocido para todo el mundo, el poder de los Baslan y cómo es que tienen todo un país en control por las redes de droga, por su sistema y quiero saber todo.
—Eso es seguridad, chica —Se pone de pie y arregla su pelo largo y castaño—. ¿Tienes más dinero? —niego—, entonces no puedo decir más, debes pagar la ensalada y no tienes más billetes, ¿Qué hacemos?
Con torpeza caigo en cuenta que me dejé llevar por esto, por simplemente complacer mis inseguridades y querer hacerlos fortalezas, busco en mi pantalón, esculco en mi bolsa y nada, de nuevo busco una manera de salir de esta, la miro con ternura para que se apiade de mí, pero no flaquea ante mis encantos de niña pequeña que solo vio el gato con botas.
—Déjame buscar una vez más —Me levanto de golpe de la mesa, mi bolsa se cae dejando rodar todo, mi placa se sale por el agujero y corro a tomarla—. Mierda.
—Está bien, te puedes ir sin pagarla.
—Sí, yo... —tomo mis cosas del suelo—. Gracias.
Ya no me importa comer, tomo todo lo que queda en el suelo y la chica ya no está ante mí, pero en la terraza entrar hombres vestidos de traje negro, solo uno lleva la camisa roja vino y se va ajustando un reloj que brilla con los rayos del sol, estoy segura que tiene diamantes en todo el borde.
Me muevo deprisa, trato de levantarme y dejo todo sobre la mesa, estoy pro salir de la terraza, pero ellos me interceptan, se ponen ante mi camino he intento desviarme, pero dan un paso en el mismo sentido que intento tomar.
—¿De cuánto es su deuda, señorita?
Su acento es marcado, pero me examinó y es una afirmación sino no me hubiera hablado en inglés.
—Hum... No sé, la chica me dijo que me podía ir.
Sus labios se ensanchan en una sonrisa incrédula, mete las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir y chasquea los dedos, en ese instante toda su gente se despliega y a mí me hace un ademan para que lo siga, insegura lo hago porque solo busco la maldita salida.
—¿Piensa irse sin darme mi dinero? —trastrabillo en las escaleras, su mano me toma con brusquedad del brazo y tira de este para mantenerme en pie—. Sí, eso pensaba hacer.
—No, se me cayó el dinero y no me di cuenta hasta que me hicieron pagar la cuenta, lo lamento.
—No lo hagas, paga —masculla molesto—. Y no mientas, pediste datos y es increíble que no te dieras cuenta que estabas metiéndote en un lugar sin salida, creíste que dando dinero y recibiendo datos estarías cubierta, pero dime ¿Quiénes crearon este lugar?
Siento un sudor frío recorrer mi espalda, remuevo mis ideas de la cabeza para encontrar su respuesta correcta y caigo una vez más en el error de querer hacer las cosas a mi manera, y eso era hacer todo de manera veloz para tener más tiempo de analizarlo y no dejar que el tiempo me comiera a mí.
—El re-reino... —balbuceo—. Fue creado por los hombres que dirigen este país y otra potencia más.
—Sí, correcto, ahora dime ¿Esta plaza que tiene en particular?
—Es para gente exclusiva.
—Exacto —Con el dedo índice le da un golpe a la punta de mi nariz—. No te veo cargando bolsa de Fendi, Gucci, Prada, Yves Saint Laurent o algo similar, no pagas la ensalada, pero si a una mesera para que te de datos, los mismos que te dio para que te salvaras el culo, pero serdtse, eres un poco tontita.
—¡¿Disculpe?! —Sin pensarlo saco la placa de mi bolsa, al girar el cañón de su arma reposa en el centro de mi cabeza—. No soy tonta...
—Lo sé, y yo tampoco, en el momento que hiciste preguntas y diste dinero para saberlo todo me llamarón, dijeron haber visto un comportamiento extraño en una chica y una alerta era cuando tu bolso de poco menos de seis euros cayó al suelo, esa bonita placa solo me indica que estas aquí por alguien y créeme que de aquí no puedes sacar a nadie, nosotros te sacamos a ti.
Pensando un poco en las posibilidades para salir de esta guardo la placa en mi bolso, alzo mis manos y es cuando me relajo, cierro los ojos y hago toda la recolección de información en mi cerebro.
—Nikolay Volkov —pronuncio los primeros datos que se me vienen a la mente—. Uno de los de la pirámide que está en el eslabón número tres, es profesional en el tráfico de armas y drogas, ayuda a Kenneth Baslan quien cuenta con un sistema de drogas letal, es dueño de este lugar y de Rusia, pero no de Grecia, este país le pertenece a Kenneth, así que le pido una disculpa, pero el dinero que debo de una puta ensalada es para Kenneth Baslan, no para... —repaso unos datos vagos en mi cabeza que encontré en la red menos confiables, y hablo de Wikipedia—, quien dirige la Mafia Roja.
—Hiciste tu tarea —baja el arma y la guarda detrás de su espalda. La gente pasa como si nada y eso es raro—, ¿Dónde te coloco la estrellita de felicitaciones?
—No vine para bromear.
—Entonces dime ¿A qué viniste?
—Es confidencial.
Mofa en sentido de burla, para mí no me parece gracioso, pero mantengo mi postura ante él, pensaba en lo que Ethan había dicho y era verdad, cualquiera que fuera grande lo debíamos entregar, no había piedad para ellos, ni mucho menos derechos ya que ni ellos mismos los han respetado. Nikolay saca algo de su bolsillo y me tiende una tarjeta negra con letras en relieve dorado.
—Ve a ese lugar, quieres datos, pídemelos a mí, pero en mi lugar y después de eso te iras.
—No ¿Por qué...?
Mi pregunta queda a medias, él da media vuelta y se larga con una docena de hombres. Yo no pierdo el tiempo, salgo de la Plaza y corro al hotel donde mi cabeza esta yendo al mil por hora.
Tengo buena condición física y eso me permite llegar en un tiempo extraordinario, Ethan nos llama a su habitación y yo ya tengo un sinfín de cosas por decir, justo cuando entro por la puerta lo veo con un plumón en mano, se lo arrebato, aviento el bolso y escribo sobre el pizarrón.
Debía vaciar todo en mi cabeza, algunos de los puntos siguen sin resolverse, pero Nikolay repasa varias veces mi cabeza y estoy segura que debe tener alguna relación con Owen, este hombre había secuestrado a la novia de Baslan, Nikolay es su amigo y Melier también, está asegurado que debieron hacer algo para proteger a ambos y sacarlos, pero al parecer lo han perdido y es lo que también me intriga.
Owen había secuestrado a Agnes, esta chica que estaba siendo peleada por dos hombres, uno que ofrecía amor real y otro que solo ofrecía tortura, las imágenes son claras, la casa donde sucedió esto estaba destrozada, pero en mi correo de esta semana ya estaban las fotos sobre la propiedad, de nuevo estaba intacta. Habían tenido un encuentro que hizo esa casa mierda, Kenneth y Agnes pareciera que se habían librado, pero no, ellos murieron y se encontraron en el acantilado ahogados, no hay fotos de eso, pero las buscaré para crear el final de la historia de Baslan, por el momento se sabe que Owen quiere tomar Grecia, transportar el poder de Baslan a Nueva York y subir a la cima.
La gente se deja llevar por quien tiene más poder y no dudo que quiera llevarse a su gente, pero por una mierda, quiero conocer cuál es el puto plan de Melier Vesilei quien era la mano derecha de Kenneth Baslan y Nikolay Volkov, el cual tiene su propia mafia, no necesita una más.
—¿Qué carajo están haciendo aquí?
Mi pregunta sale con frustración, el mapa se está haciendo más grande, tenemos más datos, pero sigue habiendo puntos inconclusos.
—Llevamos casi un día en Grecia —aclara Ethan—. ¿Y tienes todo esto?
—Lo siento, creo que pensé todo en voz alta —Ethan y maya asienten—. Hace tiempo no tenía caso, ahora no tengo sueño ya que necesito completar este caso y llevo poco, pero...
—¿Poco? —me corta Ethan—. Esto es más de lo que yo hubiera podido conseguir en días, eres... buena.
Siento como la alegría y fascinación por esto se hace grande en mi interior, tanto Maya como Ethan comienzan a compartir datos que vamos poniendo en orden, Ethan nos da la información que sacaron desde la central de Nueva York, Maya pudo encontrar algunos lugares de este lugar que vendrían siendo barrios bajos y mañana ira a investigarlos, en mi caso pongo la tarjeta que el ruso me entregó.
—Iras —asegura Ethan sin preguntármelo—, llevaras micrófonos y estaremos cerca.
—No —declino de inmediato y sus ojos se ciernen sobre mi llenos de confusión—. Él es peligroso y fuerte, supo que estaba buscando datos porque fui a la plaza To Vasíleo, pregunté por los fundadores de dicho lugar y de inmediato le hicieron saber de mi conducta, es de armas tomar y debemos tener cuidado.
—¿Pusiste en riesgo la misión?
—Creo que no —Ethan alza las cejas inquisitivo—. No la pondré en riesgo, iré para ver que puedo sacar, negociaré y así podré obtener algo, pero quiero que confíen en mí, se lo que debo hacer y cómo hacerlo.
—No lo sé.
—Déjala ir —dice Maya—. Así como tú, ella también tubo combates, está en las capacidades para defenderse y siempre sabe cómo usar un arma, saldrá sola y nosotros esperaremos, debemos investigar a Owen.
—Está bien —aprueba Ethan no muy convencido—, pero recuerda, todos van para el mismo lugar y es la cárcel.
—Lo entiendo.
Me quedo unas horas más a comer y seguir uniendo algunos informes, hacemos llamadas, buscamos en redes, pago en criptomonedas para poder conseguir más datos, imprimimos muchas hojas y nos movemos por doquier.
Los tres hacíamos un buen equipo, pero cuando vi la hora decidí irme para poder ducharme y arreglarme. Busqué cosas en mi maleta, pero todo son camisas, pantalones y cosas de oficina, solo pude sacar una falda que llega un poco más arriba de la rodilla y una camisa aperlada blanca.
No me tardo demasiado duchándome, siempre me gustaba ser rápida haciendo mis cosas y respetaba los diez minutos para ducharme y así no desperdiciar más agua de la debida. Mis ideas no son claras, no sé qué expectativas tener, pero trato de dejar que la corriente me lleve por el camino indicado.
Hice unos rizos en mi cabello, me pinté las pestañas largas y tupidas que me heredé de mi madre y puse unos aretes de perla en mis oídos, la camisa tiene ese doble uso, al ser grande puedo ponerla debajo de mis hombros y así darle un aspecto más fiestero, pero me veo al espejo y sigo llevando el espíritu de oficina.
No me importa más, subo al auto que Ethan nos proporcionó y manejo hasta el lugar donde está el club, está situado en una calle bastante transitada y llena de lugares lujosos, cuando llego y aparco el auto veo un edificio de dos pisos que es de mármol, tiene columnas de la Grecia antigua y muchos detalles son de esa época.
Me acerco al lugar y mucha gente está entrando, las luces son centellantes, el ruido es bastante fuerte, al pasar unos minutos en la fila por fin llego a la puerta donde cinco escoltas resguardan las puertas principales.
—Me dieron esto —les entrego la tarjeta—. Fue él quien me lo entrego.
Entre los cinco comparten palabras que no entiendo ya que es en su idioma natal, hacen muecas y el moreno que mide casi dos metros se lleva la mano a la oreja derecha y recibe algún tipo de señal.
Al entrar al lugar todo mi cuerpo comienza a vibrar, pero a eso le restó importancia, el lugar es enorme y está lleno de gente, hay luces de todos los colores, al menos hay tres barras de bebidas, en el centro hay una leve pirámide que levita y es donde el DJ hace sus mezclas musicales. En la pared de fondo veo las letras en grande del club, pero lo que llama mi atención es como la gente comienza a desnudarse, se despoja de sus ropas y llevan muchas cosas diminutas, veo unos artefactos en los pezones de ambos sexos, veo látigos y todo mi cuerpo se tensa.
De nuevo examino el lugar y veo sofás más grandes del tamaño normal, veo cruces, veo cuartos con cristales que permiten ver lo que sucede adentro y se lo que es esto, mi estómago se revuelve.
—Bienvenida a Hades —giro sobre mis talones y el ruso está detrás de mí—. Es mi nuevo lugar, de mi propiedad, por si tenías dudas.
Siento como las náuseas se alejan, pero mis ojos siguen yendo de un lado a otro porque hay demasiadas cosas pasando a la vez, y todas sexuales.
—Veo que no estas acostumbrada —expresa al ver mi cara de horror—. Ya que vienes vestida como para dar una conferencia, vayamos a la zona VIP.
Brinco del susto al notar su mano entrelazarse en la suya, me rehusó a caminar hasta que veo que no tiene intenciones de complacerme, así que lo sigo por unas escaleras de oro y mármol negro.
—¿Estás lista?
—Yo... No lo sé.
—Debes estarlo —advierte—, es momento de conocer tu secreto y créeme que no podrás salir.
Aflojo mi mano sobre la suya al sentirme un poco insegura, pero no lo demuestro en el exterior, tomo varias respiraciones y me relajo al recordar que llevo un arma en mi bolso.
No iba a perder.
Iba a obtener información y de paso meter a Nikolay en mi bolsa, para luego llevarlo al lugar que pertenece.
La cárcel.
