

Capitulo 1: Agente Requerida
Ivanna
Actualidad
Estar en la oficina no era la gran cosa, tenía mi propio cubículo y al principio pensé que era una ventaja, el comandante Jacob Davis de alguna manera me estimaba, conocía mi potencial y por eso tengo mi propio espacio, o eso pensé por un momento, ya que muy rara vez tengo algún caso demasiado importante. Tanto es mi aburrimiento que hago dibujos sobre las notas adhesivas de mi escritorio, todas son multicolores y he gastado muchísimas por solo dibujar en ellas, porqué si, esas serían para mis notas importantes, pero no escribo nada.
Mis plumas se gastan solo por llenar pequeños recuadros de papel, y eso sí que es aburrido. Ser Agente de la FBI es todo un prestigio, uno que no muchos pueden pagar, porque como todo, si los directores no ven un buen potencial en ti entonces te desprecian, te hacen menos y dejan en claro que no eres apto para obtener dicho puesto. Aquí manejan muchos sistemas, pero puedo imaginar que, entre la milicia y esto, es un paso de diferencia.
—Ven conmigo Taylor —Ethan me saca de mi nube cuando se presenta ante la puerta de mi oficina—. Tengo algo para ti.
—¡Okey!
Eso era nuevo, muy raras veces me llaman a la sala de juntas donde el comandante lleva las operaciones más pesadas. Camino detrás de Ethan que lleva una camisa azul y el arnés donde cuelga a veces su placa o armas, es sencillo, pero bastante centrado que no tiene mucho tiempo para salidas, es el mejor de la central y eso me quita un poco de valor aquí.
Cuando entramos a la sala de juntas solo me encuentro a Davis sentado, Ethan se mueve como si el lugar fuera suyo y me entrega una carpeta, enciende una pantalla donde comienza a pasar toda la presentación del caso.
—Owen Steven —presenta con seriedad—. Un mafioso que rige el clan de Nueva York, pero no se profundiza en los narcóticos, sino que tiene la fama de tener burdeles por todo Estados Unidos, lo que hace es tratar con mujeres que compra en otros países, las transporta y al final las mete en estos lugares donde ellas no han salido nunca en su vida. Taylor, como puedes ver en el informe, ninguna de estas chicas ha salido de los burdeles, es difícil de entrar y ganan dólares por montón, pero hace poco se encontraron restos de una chica la cual iba a pertenecer a un burdel de este hombre, Eira Novikova, una rusa que estaba por trabajar en el burdel, pero de un día para otro iba tomada del brazo de Owen.
» A ella se le vio unas horas fuera de compras con este sujeto, pero después de eso nada más sucedió, la chica desapareció por un tiempo y al no tener a nadie de este lado del mundo, nadie la buscó. Hasta hace poco se encontraron restos de un cuerpo femenino en diez distintos botes de basura públicos, los fuimos recolectando y es ella. Eira Novikova fue asesinada por alguien de este cartel y estamos seguros de eso ya que el único propietario de esta chica es Owen Steven. Con esto nos dimos cuenta de más chicas que salían del burdel, salían de compras y nunca más se les veía. Espero que entienda la misión, el comandante Davis la ha permitido y yo pido que usted me ayude con esto.
—Sí, yo... —balbuceo. Esto era muy nuevo para mí que no sabía cómo reaccionar—. ¿Por qué yo?
—Está completa, es capaz y la quiero de mi lado en este caso, tenemos un grupo reducido que nos ayudara a comandar desde aquí, pero solo tú, Maya Hill y yo iremos a Grecia.
—¿Por qué Grecia? —El comandante bufa incrédulo y se pellizca el puente de la nariz, me pongo nerviosa de solo pensar que he cometido una estupidez—. Olvídelo, ¿Cuál es el objetivo?
Davis se pone de pie y mejor toma su chaqueta, se guarda el arma y coloca su placa sobre su cinturón.
—Te dije que no está capacitada —dice este—, quiero esto bien hecho, Baker, no quiero estupideces y recién empezando ya has cometido una.
Davis sale de la oficina azotando la puerta a sus espaldas, Ethan solo deja de poner imágenes sobre la pantalla y sonríe al verme.
—La misión es detener todos los actos de Owen, encontrar los burdeles, cerrarlos y llevarlo a la cárcel, quizá es apresurado, pero ser simplemente de la mafia ya es un delito. Es un pez grande que necesitamos, debemos detenerlo de hacer más atrocidades, y la escogí porque de dibujar en putos papelitos no pasa, Taylor, es buena, es la que desea ser como su padre quien era el mejor agente del FBI y yo igual, entre los dos no hay amistad, hay rivalidad y eso necesito en mi equipo, muestre lo que es para que en este lugar se le empiece a respetar.
Apaga la pantalla y toma unos cuantos papeles, se encamina hasta la puerta donde solo empuja un poco y vuelve a verme:
—Yo soy el único que no duda de usted —confiesa causando un poco de alegría en mi interior—, pasé meses tratando de hacer que Davis la integrara a las misiones que sabía que se moría por presenciar, hoy es la oportunidad, pero no seré su salvador, si pierde la oportunidad mejor tomé sus cosas, dejé a papi a un lado y váyase.
—Sí, yo...
Ethan sale de la oficina, acomodo la carpeta entre mis manos y comienzo a pensar todo lo que ha sucedido. Podía haber recibido una mala cara de mi superior, pero eso era diario, esto que tengo en manos es mi primera vez como en un amor experimental y solo queda probar.
Aiden Taylor fue el mejor alguacil, uno de los mejores comandando todo este lugar, ante su superior y ante sus aprendices dejaba a entender lo bueno que era desde que entregaba a personas muy peligrosas, para él nada era difícil, solo era tener una buena estrategia para que ellos cayeran ante ti, y eso bajo las manipulaciones, engaños y estafas que él mismo les hacía a estos seres invencibles que solo causaban daño en la ciudad. En esta central tiene su propio muro donde hay un cuadro con una dedicatoria, hay medallas, hay reconocimientos y toda su historia.
Sí, es mi padre y al querer ser su igual opté por seguir su ejemplo, creí que sería fácil, pero del machismo no avanzan, de rebajar a una mujer no cambian y solo con un apellido de renombre, con dinero y con juntas donde mi padre convencía a Davis de aceptarme, fue como me aceptaron.
Yo soy capaz, soy inteligente y desarrollé muchas cualidades de mi padre, fue quien me crió junto con mamá, pero solo hasta los quince años, de ahí su muerte por el cáncer nos llevó a ser más exigentes con nuestros sueños, por eso yo sabía que era capaz de ser hasta mejor que papá, pero nadie de aquí me quería, nadie creía en mí.
Al principio todo parecía ir bien, Davis me tenía confianza, pero cuando comencé a subir de nivel, de técnica y de profesionalismo me cerró la puerta en la cara y no me volvió a poner en una misión con drama, con guerra y balas, solo soy yo y mi oficina... Ah y mis notas adhesivas.
Ese es el resumen de mis años en este lugar, con veintiséis soy feliz a medias, pero no me puedo quejar, estoy donde quiero estar y sé que en algún momento voy a poder crecer. Después de tener una carpeta llena de información, veo el reloj que adorna mi muñeca y son las once de la noche, no comí y muero de hambre.
Al salir con mis cosas en manos paso a un carrito de comida rápida, marco el número de papá y recibo el enorme hot dog con un vaso de litro de coca cola. Todo esto sabe a gloria cuando toca mi paladar, tener demasiado trabajo y querer poner todo mi empeño requiere sacrificios, pero tampoco diré que es de todos los días, siempre me la pasaba comiendo en la oficina.
—Hola, ¿Todo bien en California?
—Cariño, es bueno escucharte —dice somnoliento—, estaba tomando la tercera siesta del día y me siento bien, no necesitas preocuparte, todo aquí está bien, ¿Qué hay de ti?
—Todo bien —digo atragantándome con la comida—. Me dieron una misión, tengo que seguir a un hombre que está aniquilando mujeres, las compra y las mete a sus burdeles, todo es fascinante, la carpeta de datos tiene un sinfín de puntos sin resolver y eso lo hace más entretenido.
—Lo sé, te toca unir todos los puntos y dar con tu objetivo.
Me sentía demasiado bien al hablar con papá porque me entendía a la perfección, sabía lo que pensaba y lo que sentía, así que siempre estábamos en constante comunicación.
—No sé si podré hablarte, debo ir a Grecia.
—Por mí no te preocupes, me gusta verte de nuevo en acción, hace tiempo no tengo buenas noticias de ti —trago con dificultad el pedazo de comida que traía en la boca—. Me interesa que seas un gran potencial, no te veo en los muros de las oficinas o tu central no habla nada de ti, y es porque no estas siendo reconocida, sabes que eso me molesta, no críe a alguien débil, Ivanna.
—Lo sé, papá... —digo desilusionada—. Las cosas van bien, solo que los casos son...
—Normales —termina por mí—. No hay caso normal, cuando combates por la justicia todo es adrenalina y caos, tu quisiste esto por el caos y veo que no haz echo nada, no fui a poner mi cara y entregar dinero para nada, cariño, no quiero que me mientas.
—No lo hago, papá —Mi móvil vibra, al ver el mensaje de Ethan todo se me congela—. Oye papá, debo dejarte, no sabía que mi vuelo salía esta noche.
—Una vez más creo que no sirves...
No quiero escuchar más así que corto la llamada, llego a mi apartamento, aviento todo a la barra de la cocina y corro a mi habitación. No se lo que empaco, pero lo guardo en la maleta y veo de nuevo que los boletos están listos, Ethan nos los dará cuando lleguemos y eso es ¿En diez minutos?
Mi tiempo es corto, ni siquiera ocupando la velocidad más alta de un taxi llegaré en ese tiempo. Veo que mi maleta casi vomita todo lo que le puse encima, apago las luces le dejo una nota a la señora de la limpieza y salgo disparada de mi lugar, por suerte un taxi se detiene ante mí.
De un minuto se convierten en dos, de dos a cinco, siento como las gotas de sudor se forman en mi frente y más cuando veo nueve minutos pasar. No hay manera que el taxi vaya más rápido, así que me doy por vencida, en mi cabeza ya escucho los regaños, pero pienso más en que tal vez esta misma noche me regresen a casa por mi impuntualidad.
Pasan veinte minutos, bajo corriendo del taxi y hago todo el chequeo, me llevan a un avión privado donde Ethan me espera, se ve serio, pero esa cara siempre ha llevado desde que llegamos a este trabajo.
—Dije diez minutos y fueron veinte —me riñe—. Espero ser claro Taylor, estoy al mando y quiero que se grabe esto, ira juntando diez puntos rojos durante toda la misión, al juntar los diez la mandaré a casa, ni siquiera vaya al trabajo, porque Davis ya la estará despidiendo ¿Entendido?
—No sabía que hoy era el viaje.
—Yo no pierdo el tiempo —dice subiendo el tono de voz—. En vez de preguntar sandeces hubiera preguntado por el inicio de esta misión, espero recibir un "¿A qué hora empezamos, jefe" que un "¿Por qué yo?". Mi gente debe estar preparada para la acción y no debe estar distraída, ¿Es capaz de esto, Taylor?
—Lo soy.
—Esa es la actitud, lleva dos puntos rojos, de usted depende.
No digo más, prefiero subir y Maya ya está preparada, me hace espacio en el asiento de su lado y me habla sobre todo lo que sabe de la misión, agrego puntos y su confianza me hace sentir mejor después de mis fallos.
Perder practica me había mandado a joder, pero no era mi culpa, un tiempo fui la mejor y otro día pasé a ser la peor, a ser nadie en este trabajo y eso vaya que duele, pero sigo intentando demostrarles a los demás que todos estaban equivocados sobre mí.
—Es bueno tener a una nueva compañera —dice ella—. Hace tiempo solo trabajaba con hombres que solo atrapaban criminales, pero nada del otro mundo, veo que son igual contigo.
—Su machismo nos pone en lo bajo.
—Sí, pero al final seremos mejores que ellos, debemos dar una sorpresa para que se les achiquen los huevos.
Suelto a reír y de alguna manera me siento mucho mejor al saber que piensa igual que yo, Ethan se acerca y nos hace callar a ambas.
—En Grecia no seremos más que personas normales que van y despilfarran dinero, pero estaremos siguiendo todo el tiempo a este hombre, en las carpetas está un poco la operación que ejecutaremos, pero al llegar se las explicaré, y recuerden que podemos encontrar más de lo que esperamos —expresa severo—. No importa quien se les cruce, si se les pone ante ustedes y es fuerte, deben entregarlo, no hay manera de dejarlo libre ¿Lo entiende?
—Sí, señor —decimos al unísono.
Por primera vez veo como Ethan se relaja y comienza a hablarnos de lo que sabe, los tres damos toda nuestra información y se impresiona que en poco tiempo haya encontrado puntos que no tenían, sobre la mesa desplegable hemos puesto grandes datos, imágenes y una vez más me gano la admiración de mi superior.
—Te resto un punto rojo.
Contengo la alegría en mi interior para no contrariarlo y de nuevo hacer que me ponga ese punto rojo.
—Gracias, jefe.
Después de tener una base bien fundamentada decidimos descansar, también es algo que merecemos, aunque no sea en gran cantidad, pero nuestro cerebro necesita relajarse un momento para que el día de mañana pueda trabajar bien.

