Capítulo 5: El Inicio del Plan de Venganza
Volver a Clothville era extraño. Todo en la ciudad seguía igual, pero Aurora no.
Su cumpleaños número dieciocho marcó un antes y un después en su vida. El hombre que le juró amor eterno la traicionó con su mejor amiga. Su propia familia la engañó y la despojó de su herencia. Y aquel que fingió tenderle la mano… solo quería su cuerpo.
La rodeaban las mentiras, la avaricia y la traición. Pero después de tres años en el despiadado mundo de los negocios, Aurora había aprendido a jugar aún mejor que ellos.
Su padre, manipulado por su madrastra, la había desterrado sin un centavo y sin dudarlo. Intentaron deshacerse de ella más de una vez, pero subestimaron su capacidad para sobrevivir.
Ahora estaba de vuelta. No como una víctima, sino como un huracán dispuesto a arrasarlo todo.
Desde el asiento trasero del Maybach, Aurora observaba la ciudad a través del cristal. Cameron, su asistente, le echó un vistazo por el espejo retrovisor antes de hablar.
"Señorita Montgomery, hubo un problema con la casa que el señor Betts había conseguido para usted. Tendrá que hospedarse en un hotel unos días. ¿Quiere que le busque otra propiedad? Dígame sus preferencias."
Aurora apoyó el codo en la ventana, pensativa.
"Cerca del mar. Encuentra algo con vista al océano", dijo, luego miró el camino por el que circulaban.
"¿Vamos hacia The Emberly?", preguntó.
A pesar del tiempo que había pasado fuera, todavía conocía la ciudad como la palma de su mano. The Emberly era el único hotel de cinco estrellas en esta zona.
Cameron asintió.
"Sí, está cerca del mar y el señor Betts ya reservó una suite para usted."
Aurora sonrió con ironía.
"No hace falta. Llévame a The Grand Belcourt."
"El señor Betts me pidió expresamente que no la llevara a ese hotel." Cameron frunció el ceño.
Y con razón. The Grand Belcourt era propiedad de los Alvarez, y Asher solo intentaba evitarle malos recuerdos. Pero lo que no entendía era que Aurora no había vuelto para huir de su pasado.
Había vuelto para enfrentarlo.
"No lo repetiré, Cameron. Llévame a The Grand Belcourt."
Su tono era sereno, pero la frialdad en su mirada hizo que el hombre tragara saliva antes de responder.
"Como usted diga."
El vestíbulo del hotel estaba tan lujoso como lo recordaba. Cameron gestionó su check-in mientras ella esperaba, puesta en un elegante vestido negro que realzaba su figura esbelta. Llevaba el cabello recogido con descuido, dejando al descubierto su cuello delicado. Su postura relajada, con una pierna cruzada sobre la otra, atraía la atención de varias personas.
"Señorita, su habitación está lista."
Cameron le entregó la tarjeta de acceso, sin mencionar su apellido, tal y como ella había ordenado. No hacía falta. Su sola presencia imponía respeto.
Aurora tomó la tarjeta y caminó con calma hacia los ascensores.
Justo en ese instante, la puerta del hotel se abrió y una figura familiar entró.
Vestía un traje oscuro impecable, ajustado a la perfección. Su rostro, de rasgos definidos y elegantes, seguía igual de atractivo que hace tres años, aunque ahora reflejaba una madurez más marcada.
Era Hayden.
Aurora no esperaba encontrárselo tan pronto.
Por la forma en que él caminaba, el leve rubor en su rostro y su mirada desenfocada, Aurora no tardó en darse cuenta: estaba borracho.
Si él pensaba que el regreso de Aurora significaba que iba a correr hacia él, llorando y suplicando respuestas, no podía estar más equivocado.
Ni siquiera ella parpadeó al verlo.
"Cameron, ya puedes irte. Pásame a buscar mañana a las siete en punto."
"Sí, señorita. Llámeme si necesita algo."
Pero Aurora ya estaba alejándose, con sus tacones resonando contra el suelo.
No miró atrás ni una sola vez.
