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CAPÍTULO 5 - Mi parte humana

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Son las diez de la mañana, es muy temprano para tomar vino…

«¡Al diablo con la hora!, dame algo para pasar el fastidioso tiempo».

Caminé hacia el bar, tomé una copa, la llené de vino tinto. Estuve tentada de adicionarle un poco de la dosis.

«Por favor hazlo, por favor, por favorcito» —escuché su voz suplicante.

No puedo pasar el límite, debo mantener mi parte humana, por Edmund, él no me lo perdonaría.

Sonaba una canción en portugués; los cantantes son mis eternos acompañantes, apagué las luces, dejé encendida solo la de la sala. La chimenea nunca se apaga.

¿Sabes?, en mis recuerdos su rostro sigue igual, como si no hubiese pasado nada, como si el tiempo no hubiese transcurrido, como si el dolor no lo hubiera destrozado todo.

Bebí un trago de vino, dejé pasar el líquido por mi garganta.

Quisiera haber hecho las cosas diferentes. Ese es el martirio de la vida, haber hecho las cosas mal y no tener la oportunidad de enmendar el daño causado, solo podemos cambiar a futuro. Es cierto que el pasado es tiempo muerto, tiempo inválido, mirar atrás es no avanzar.

«No discutiré eso, toda esa palabrería bonita de motivación personal es cierta. Aunque cuesta alcanzarla, aun para un ser como yo, es duro perdonar y perdonarse, siendo lo último más complicado».

Créeme, no hay peor juez que uno mismo… Es decisión de cada ser, para unos es más complicado, una vez más depende de la cantidad de amor en tu interior, lo que estás dispuesto a olvidar, en todo caso el tiempo ayuda, no para olvidar, nadie lo hace si el pasado marca. Pero si ayuda a ver la vida desde una perspectiva diferente. Cuando ya no duele. Al momento de estar resignado puedes jugar con las múltiples posibilidades de por qué la vida te puso a prueba, solo así puedes sacar conclusiones, entender a las personas si en algún momento afectaron tu existencia para bien o para mal.

» Depende de tus decisiones el camino a seguir, yo, Jenna Cladut opté por el camino de la resignación, por dejarle al Ser Superior el castigo para quienes me hicieron daño. Al fin y al cabo, no soy quién para juzgar el amor. Ese sentimiento no fue creado para mí, aunque estoy destinada a proteger. Fracasé ante la magnificencia del sentimiento que mueve al mundo.

«Lo siento por ti, yo los habría matado a todos, la venganza era el único camino a seguir».

Menos mal soy quien gobierna este cuerpo. Después de todo, he vivido según mi punto de vista y eso es un tesoro en mis recuerdos. —¡Vaya!, tremenda odisea la mía, he caminado a través de un viacrucis, lleno de altibajos, cambios sorpresivos…— Tantos como el vivir una inmortalidad, la cual no deseo.

«¡Porque no la sabes disfrutar!, dame permiso para demostrarte lo bien que lo pasarías».

Jamás lo haré, algún día me darás las gracias. Si no apreciara la vida a pesar de sus obstáculos hace mucho… Desde el mismo día en que obtuve la vida eterna, la habría terminado. —Vivo en un mito para el mundo urbano, eso soy, un mito. Y nada era así, todo lo que muestran en las películas de fantasía son proyecciones de la vida real.

¿Te parecerá extraña la forma en cómo me refiero a mí misma?,

«Siempre, eres patética en eso».

Soy dos especies: en un solo cuerpo… soy humana y otra cosa…

«¡Gracias por lo de otra cosa!» —mordí el labio para no reírme—. «No te rías, también te he ayudado, digas lo que digas».

Ya es suficiente con hablar de mi actual vida, es más que una miseria de fragmentos rotos mal pegados, uno mismo se cura diferente. Volveré a contarte o más bien demostrarte uno de los dichos más fundamentados en la historia: Del amor al odio solo hay un paso. Te amo con la misma intensidad con la que te odio. Aquí no quedó intermedios. —tomé otro sorbo de vino, miré en dirección al piano.

«¡No! Ni se te ocurra, deja salir la música del reproductor».

Desde la muerte de mi esposo solo lo he tocado una vez, el piano no lo dejo en ninguna parte, es una de las pocas cosas materiales que viaja a cualquier país en donde vivo, su regalo… —Más bien retomo la historia—, una vez más analiza por qué viví todo eso.

«No sacaré ninguna conclusión, yo he sido la más reprimida de tu cuerpo. Entre tú y Edmund no tengo mucho espacio para actuar».

Aún siento un sinsabor en el pecho, esa sensación… Algo lo pasé por alto…

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