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Capitulo 2

Radu la apartó de él girándose a un lado, dando un gruñido. Lestat se rió divertido ante la reacción de su amigo. Entonces se giró de espaldas a Radu y empezó a caminar hacia la cabaña. Radu no se fiaba mucho de él, pero también camino hacia la cabaña, con Ángelus dormida profundamente sobre sus brazos.

Una vez dentro de la casita, se pudo ver que era pequeña pero acogedora y decorativa, cosa que para ellos no era nada importante, entonces Lestat dio unas palmadas y algunas luces se encendieron, para mejorar el ambiente. Radu vio una cama doble de color marrón oscuro, y camino hasta allí y deposito a Ángelus en ella, justo en medio de la cama. Decidió sentarse junto a ella, y la observó con atención, deseoso y excitado, sobretodo al ver el cuello de ella, que estaba despejado de la camisa.

- Es hermosa cuando duerme ¿verdad? Que dan ganas de poseerla. - comentó Lestat a sus espaldas.

- Ya lo creo. Pero yo prefiero hacerlo cuando esta bien despierta. - dijo Radu girándose a él.

- Ju, claro. Cada uno tiene sus maneras de hacer. Por desgracia esta amaneciendo, y ella posiblemente este por despertarse, ya que se acaba el tiempo que dura la droga que Elizabeth le dio.

- Es verdad.

- Pero tu tranquilo, tienes mas. - dijo enseñando el frasco pequeño. - Cuando despierte, mojas un pañuelo y se lo pones sobre la nariz y la boca, entonces se quedará profundamente dormida hasta el anochecer. - explicó él extendiendo el frasco.

- ¿Porqué no ha vendido ella a dármelo? - pregunto Radu mientras cogía el frasco.

- Digamos que, para que tu hermano no sospechará de ella, le tuve que herir un poco por orden suya. - respondió Lestat sentándose en una silla que él atrajo mentalmente. - Así sería mas convincente su testimonio sobre el secuestro que tu realizaste.

Radu escucho todo con atención, entonces se rió en lo bajo. Él se levanto para coger de un armario de allí algún pañuelo apropiado, cogió uno y volvió a su sitio.

- A esa mujer se le ocurren que ideas. - comentó Radu, dejando el frasco y el pañuelo sobre una mesita que había al lado de la cama.

- Sí. Bueno, te dejo para que disfrutes de tu intimidad con la princesa. - dijo Lestat poniéndose de pie para irse.

Pero antes, se detuvo delante la puerta y se giró hacia Radu de nuevo.

- ¿Puedo antes de irme hacerte unas preguntas?

- Adelante, pregunta. - permitió Radu, mirando de nuevo a Ángelus.

- ¿Por qué te atrae tanto esta chica en particular? Ella es ahora hija del hermano que tanto odias. No le veo mucho sentido.

Radu no respondió enseguida, entonces acarició el rostro de Ángelus, apartando el pelo de su cara. Lestat no entendía en absoluto que pretendían Elizabeth y Radu con esa joven que era la hija y heredera de el Conde Drácula, pero debía admitir que sentía cierta atracción por el atractivo que ella tenía, y las ganas de probar esa sangre que le atrajo al Conde.

- Ni siquiera yo lo se, lo único que estoy seguro es que deseo y quiero que ella me pertenezca y sea mi esposa eterna. Sin que ese desgraciado pueda impedirlo.

- ¿Y por qué la condesa le interesa también? ¿Por lo mismo?

- Ya sabes como es ella, le encantan las mujeres jóvenes, pero ella dice que esta chica tiene algo especial, que mi hermano no sabe. A mi no me interesa eso, solo me interesa tenerla en mi poder, sin importarme compartirla con ella si es necesario.

Con esa respuesta, Lestat hizo una reverencia de despedido, sin importarle que Radu no le viera y salio de allí. Una vez solo con ella, la miró con excitación, acariciándola suavemente; el rostro, el cuello. No le quitó ojo el hermoso cuello que ella tenia, donde podía ver como circulaba la sangre aún estado no-muerta. Entonces, empezó a amanecer, y la luz se filtró dentro de la casa. Radu, molesto por la luz, se levanto y empezó a tapar toda las ventanas con las cortinas oscuras que había y cerro con llave la puerta, entonces decidió poner la barrera alrededor de la casa, para que nadie supiera que estuvieran allí.

Entonces, de repente, Ángelus empezó a moverse, y lentamente fue abriendo los ojos, parpadeo varias veces, ya que aún estaba medio dormida, y se frotó los ojos. Viendo que se despertaba, Radu se escondió entre las sombras un rato. Ángelus se incorporó un poco pero al hacerlo, se mareo a causa de que no había bebido sangre todavía. Se frotó la frente dolida, y vio que la habitación donde estaba era diferente a la de antes.

- ¿D-dónde estoy? ¿Elizabeth? - se pregunto ella, llamando a Elizabeth sin respuesta.

Vio que la habitación era mas espaciosa que la otra, entonces supo que era una casa en vez de un local. Ella decidió ponerse de pie y caminar un poco, pero a causa de la falta de sangre, perdió el equilibrio, pero de repente, de la nada, alguien la sujeto por el brazo.

- Cuidado, no deberías caminar a esta hora, deberías descansar. - dijo una voz al lado de ella.

Está al oír esa voz, abrió los ojos al máximo, y giró lentamente la cabeza, para ver el rostro sonriente de su odioso y traidor tío Radu, que le sujetaba con firmeza el brazo para que no cayera al suelo.

- Ra… Radu. - tartamudeó ella, paralizada de miedo.

- Ha pasado mucho tiempo, princesa. - dijo Radu, soltándole suavemente el brazo.

Ella rápidamente se apartó como pudo de él, hasta chocar contra una pared. Radu la miró deseoso, sin moverse de donde estaba, sabía que ella no podría irse a ningún sitio, y menos estando débil. Ángelus no le quitaba la vista de encima, sabia que estando débil como estaba no podía hacerle frente, y seguro que tampoco podría escapar.

- ¿A dónde me has traído? ¡¿Dónde esta Elizabeth? - pregunto ella desafiante y alzando la voz.

- Tranquila, te he traído a un sitio para estar los dos solos, sin nadie mas. En cuanto a esa vampiresa no debes molestarte, seguramente este muerta.

- ¿Qué quieres decir? ¿Qué le has hecho a Elizabeth? ¡Contesta! - exigió ella.

Radu no les respondió, lo que hizo fue desaparecer de la vista de ella, y aparecer frente a ella, arrinconándola en la pared. Antes de poder reaccionar, él la besa apasionadamente, sujetándola con las dos manos por el rostro. Ella sonrojada, intento apartarlo de ella, pero era inútil, él la beso con placer durante un raro, entre jadeos y gemidos. Ella cerró los ojos avergonzada y empezó a golpearlo. Él se harta y le aprisiona las muñecas contra la pared.

- ¡mmg! - se quejaba ella sin poder hablar, roja como nunca lo ha estado.

Él dejo de besarla, para empezar a besarle en cuello. Ella sonrojada no pudo evitar gemir una vez y hecha la cabeza a un lado, para no mirarlo.

- ah… llevó mucho tiempo esperando este momento, princesa mía. - dijo él, obligándola a mirarle a los ojos. - ¿Te gusta que te hagas esto verdad? Dime que si.

- ¡Eso en tus sueños, bastardo! ¡Ahora suéltame ya! - exclamó ella moviéndose para liberarse.

Radu se rió burlón del insulto, entonces la agarra del cuello, y la lanza contra la cama, donde ella se da un golpe en la cabeza, al darse al respaldo. Al instante, él estaba encima de ella, aprisionando su cintura, y pisando con las rodillas las manos de ella, dejándola completamente inmóvil y vulnerable. Ella aún así intento liberarse, pero era imposible. Entonces él apoya las manos sobre la cama, a cada lado de ella, y inclinándose lentamente hacia su rostro. Automáticamente, ella se giro a un lado y cerrando los ojos con fuerza y rabia, y eso hizo que dejará despejado el cuello.

- ¿No sabes que si te giras estando conmigo, me tientas a que te muerda? - pregunto él burlonamente, rozando con la lengua el cuello de ella. - aahhh… y no sabes cuanto lo ansío de hacerlo otra vez.

- ¿Pues a que esperas? Ya estoy en tu poder.

- Ju, eres valiente, eso es admirable de tu parte, pero… ahora esta amaneciendo y yo tengo sueño, así que… - decía mientras, sin que ella lo viera, cogía el frasco y el pañuelo. - … te dejaré dormir durante todo el día.

Ella al oír eso se queda extrañada, de repente, él se quita de encima de ella, para sentarse al lado de la cama. Está, abre los ojos y lo mira.

- ¿Qué quieres de…? ¡mmg! Mmgh… - decía ella pero no acaba la frase.

Él le pone el pañuelo con la poción impregnada en ella en su boca y nariz, ella se agarra a la muñeca de él, pero le hace enseguida efecto, y se cae dormida en la cama. Una vez dormida, él la coloca bien sobre la cama.

- Ten paciencia, princesa mía. Que cuando se vaya el sol, haré que me pertenezca a mi en vez de a él, así, estaremos juntos para toda la eternidad. - susurraba él en el cuello de ella, que estaba besucando con deseo.

Entonces, decidió con una sonrisa en los labios, quitarle algo de ropa para que estuviera preparada para la ocasión, le quito lentamente las botas negras, largas hasta casi llegar a la rodillas, y después le quito los pantalones negros, dejándola solo con la camisa roja oscura, larga hasta medio mulso, y le desabrocho un poco la camisa hasta el escote. En ese momento, él deseaba con todas sus fuerzas tomarla y poseerla ya mismo, pero le gustaba mas hacerlo cuando ella estuviera consciente, aunque también estuviera débil y vulnerable.

Cuando acabó, se quitó la capa negra y la chaqueta negra, para estar solo con la camisa blanca y los pantalones oscuros, y se fue a su ataúd, de color marrón oscuro, al otro lado de la habitación, a descansar hasta la noche, antes de que ella despertará otra vez.

Durante todo el día, Yasmina y los gitanos buscaron alguna pista sobre el paradero de su ama Ángelus, pero nada. Yasmina, transformada en loba, olfateo la habitación del local donde Ángelus y Elizabeth estuvieron, y pudo oler que había otra olor, de otro vampiro, que ella ya había olido y visto antes.

Ella rápidamente se dirigió al castillo para informar a su amo. Tardó unas horas ya que tenía que pasar desapercibida por los humanos, así que hizo atajo por el bosque. Enseguida estuvo en el camino que conducía al castillo, y llegó enseguida. Sin pensarlo dos veces, fue directa a la habitación de Vlad, pero allí no le encontró, entonces pensó que quizás estuviera en la habitación de Ángelus, por lo que corrió hacia allí. No se equivocó, el olor de Vlad estaba en esa habitación.

Aún con su forma de loba entró, entonces le vio allí, tumbado boca arriba sobre la cama de Ángelus, con los ojos cerrados, meditando. Cuando oyó a Yasmina en la habitación, se incorporó para sentarse al borde, mientras Yasmina volvía a su forma humana. Está camino hasta él y se arrodilló ante él con una rodilla en el suelo.

- ¿Qué puedes decirme Yasmina? - pregunto Vlad entrelazando los dedos de las manos, con los codos apoyados en las piernas.

- Sus sospechas eran ciertas amo. El responsable es su hermano traidor Radu. - informó ella con la cabeza mirando haciabajo y con los ojos cerrados.

- ¿Estas segura de ello?

- Sí, su olor estaba en la habitación, junto con el de la princesa y la condesa.

- ¿Había algún rastro que seguir?

- No señor, el rastro acababa en el balcón, seguramente se la llevó volando de allí, lo siento mucho.

- Esta bien, no importa. - dijo él escondiendo el rostro delante las manos juntas. - Seguid buscando por todos lados, hasta que anochezca, después por la noche la buscaré yo mismo.

- A sus ordenes amo. - obedeció ella poniéndose de pie, haciendo una reverencia y saliendo de allí transformándose en loba.

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