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Doncella inmortal 2

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Akeli_sam
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8.0
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Sinopsis

La lucha por el poder y el amor sigue, pero ahora tendrán que soportar y vencer todos los obstáculos que se avecinan incluyendo el no poder estar juntos. podrás Ángelus salir de esta.

RománticoFantasíaPríncipeBDSMNovela Juvenil18+VampirosSEXO

Capitulo 1

Ya era de día, y los seres de la noche acostumbran a permanecer ocultos hasta el anochecer. Pero algunos no les molestaba el sol, simplemente les molesta. Uno de ellos era Vlad, conocido como el Conde Drácula. Él estaba en su habitación, disfrutando de una velada increíble con sus amantes, que también habían disfrutado, dejando que su amo las sedujera y tomará su sangre hasta que se hartará. Vlad en ese momento estaba bebiendo de Verona, que disfrutaba tanto como él de ella. Estaba entre los brazos de Vlad, completamente desnuda, ofreciendo su sangre sin dudar. Él la tomaba a través de la yugular de ella, inclinada hacia atrás por orden de él, estando agarrada por la nuca y la cintura. Sintiéndose débil poco a poco, dejo colgar la cabeza y los brazos que abrazaban a él.

- Ah… siga amo… hasta que reviente si quiere… - decía Verona, entre gemidos suaves, aún con fuerzas para hablar. - Que honor, mi sangre se esta convirtiendo en la sangre del rey, y que éxtasis para una sierva…

Vlad la escucho pero la ignoró y estando ya satisfecho dejo de morderla y beber su sangre, la soltó, y ella cayó inconsciente sobre él. Rendido y lleno, se inclinó hacia atrás y se apoyó en la cabecera de la cama, satisfecho completamente. Estaba desnudo hasta la cintura, llevaba los pantalones negro, y tenía los labios, la barbilla, la mandíbula, la parte de delante del cuello y el pecho manchados de sangre, que fue absorbida por la piel antes de que se secará. Ya relajado, a cada lado de él, Aleera y Marhiska, se acurrucaron junto a él, y Verona, siguió apoyada sobre su pecho, gracias a que él tenia las piernas abiertas para que pudiera tumbarse mejor sobre él.

- ¿Ha disfrutado de esta noche, amo? ¿Tanto como nosotras? - pregunto Verona recuperando la consciencia enseguida, acariciando su pecho ahora calido.

- Reconozco que si. Lo necesitaba esto. - dijo él sin mirarlas, sino que miraba hacía arriba, sin siquiera mirarlo. - Será mejor que os vayáis a buscar a alguien para recuperar fuerzas.

- No hay prisa, queremos estar un rato mas con usted mi señor, tumbadas en su cama a su lado. - dijo Aleera al lado derecho de él, coqueta y seductora.

A Vlad le encantaba ese tipo de cosas, pero no estaba de humor para tenerlas mas tiempo cerca de él. De repente, a Vlad le llegó una olor que no le hacía gracia oler en ese momento, junto a otra que conocía, pero que no era la que esperaba sentir junto a la otra. El olor era de la Condesa Elizabeth, junto al olor de la jefa Yasmina. Le extraño no oler el olor de su hija con el de ellas dos.

- Queridas, iros ya a vuestro aposento. - ordenó él con seriedad. - Y cuando digo ya es ya.Las vampiras vieron que ya habían cumplido con su misión, exitosamente. Rápidamente se apartaron de él, para dejarle levantarse y ponerse una camisa nueva deprisa y corriendo, entonces antes de que ellas se enteraran, él desapareció de la habitación. Una vez solas, las tres se rieron satisfechas y con maldad.

- Nunca imagine que fuera tan fácil. - Comentó Aleera en susurro a sus hermanas. - Ha sido mas fácil de lo pensado jeje.

- Ni yo. Esperó que lo hayamos hecho bien, para ella jujuju. - dijo Marhiska, riendo en susurro.

- Ahora debemos esperar a ver que pasa, volvamos a nuestra habitación. - dijo Verona. - Si él vuelve y seguimos aquí nos la vamos a cargar.

Todas tres se vistieron y desaparecieron de allí, disfrutando de lo que estaba pasando a espaldas de su amo y la licántropa. Mientras, Vlad salió de las sombras para aparecer en el recibidor del castillo. Allí, vio a Elizabeth y a Yasmina, está la sujetaba para mantenerla en pie, ya que estaba mal herida en el pecho, sangrando aún por esa herida que tardará mucho en sanar. Confuso, Vlad se acercó con la cara interrogante.

- ¿Qué a pasado aquí? - pregunto él a un paso de ella. - ¡¿Y qué significa esa herida y esa sangre?!

- ¡Amo Vlad, es terrible! - exclamó Yasmina al verlo delante. - ¡Han atacado a Elizabeth y mi señora Ángelus a desaparecido!

- ¡¿Cómo dices?! - gritó él, entonces miró a Elizabeth. - ¡¿Qué demonios a pasado en la ciudad Condesa?!

Está estaba débil y toda llena de sangre, incapaz de mantenerse en pie a causa de la perdida, entonces ella perdió en conocimiento sin poder dar una respuesta a esa pregunta, cayendo inmóvil entre los brazos de Yasmina. Rápidamente la llevaron a la sala de estar, y le dieron sangre para que tomara. Cuando la herida se cerró, ella empezó a abrir lentamente los ojos, y se encontró tumbada en el sofá, junto a Yasmina que le daba poco a poco sangre, y a Vlad, con los brazos cruzados y caminando de un lado a otro, inquieto.

- Conde… - consiguió decir ella.

Ambos se giraron a ella, y Vlad se acercó a ellas rápidamente, con la mirada confusa e intranquila. Elizabeth quiso sentarse, así que Yasmina la ayudo con cuidado. Entonces vio que ella tenia en las manos una botella y un vaso, ambos que contenían sangre. Sin pedir permiso, los cogió y se tomó a toda prisa el contenido de ambos objetos. Yasmina le dejo hacer y se apartó un poco para ponerse de pie y estar junto a su amo.

- Gracias por la sangre. - agradeció ella cuando acabó de beberse el liquido rojo.

- ¿Puedes explicarnos que a pasado? - pregunto Vlad con los brazos cruzados.

- Sí… - afirmó ella. - estábamos en un local, acabando de tomar la cena, entonces yo salí de la habitación un momento, y entonces cuando volvía, sentí una presencia que no conocía, que estaba en la habitación donde estaba la ama Ángelus. Rápidamente entré, y hay había, un hombre vestido de negro, cogiendo en brazos a Ángelus, entonces intente atacarlo pero de repente sentí que algo me empujaba con mucha fuerza hasta chocar contra la pared del pasillo, dejándome hecha polvo. Cuando volví a mirar hacia allí, ambos habían desaparecido. - hizo una pequeña pausa para seguir. - Cuando intente levantarme, sentí un inmenso dolor en el pecho, y pude ver que estaba sangrando por doquier. Viendo que no podía hacer nada, intente llegar hasta aquí con mi carro, fue cuando me encontré con ella. - acabó ella señalando a Yasmina.

- ¿Un hombre de negro? ¿Podrías decirme como era? - pregunto Vlad sin moverse un poco.

- Sí, pude ver que era bastante parecido a usted conde, pero parecía mas joven, es todo cuanto recuerdo. - respondió ella mirándolo.

Tanto Vlad como Yasmina, se quedaron paralizados al oír la descripción que ella les dio. Supieron enseguida quién era ese ser: Radu, el hermano menor de Vlad. Esté se puso hecho una furia, apretando con fuerza las manos, haciendo que sangrará. Ambas olieron la sangre y lo miraron. Tanta rabia sentía que, se oyó que se avecinaba una tormenta, con truenos incluidos. Yasmina se apartó de él, al notar la rabia que sentía.

- A-amo… cálmese por favor - pidió Yasmina algo asustada.

- ¡¿Cómo quieres que me calme? - exclamó él, alzando la voz. Entonces miró a Elizabeth - Tenias que aparecer para sacarla de aquí ¿verdad? ¡¿No ves lo que ha pasado?

- ¡De haber sabido que pasaría, no lo habría hecho! - se defendió ella poniéndose de pie.

Vlad hecho una furia, se abalanzó sobre ella, cogiéndola del cuello, y alzándola del suelo. Yasmina corrió a cogerle el brazo para detenerlo, pero él ni se inmuto de la fuerza de la licántropa. La vampira se cogía del brazo de él, intentando liberarse, pero es inútil.

- ¿No estarás mintiendo verdad? - pregunto él amenazante. - Porqué si lo haces, me acabaré enterando.

- Le prometo… le juro que no, Conde. - aseguro ella casi sin poder hablar.

Ante esa respuesta, él la soltó, dejándola caer al suelo, tosiendo y tocándose el cuello dolida. Recuperándose, miró de reojo a Vlad, que la miraba penetrante, con esa mirada que suele tener, que congelan la sangre a cualquiera.

- Mas de vale que sea cierto. Y te advierto una cosa: - dijo él, arrodillándose delante de ella para estar cara a cara. - Como mi hija este en peligro, y llegue a enterarme de que ha sido cosa tuya, - le cogió la barbilla para tenerla justo delante - te aseguro de que no volverás a tener esa belleza y juventud que tienes por mucho tiempo, y que aprecias tanto ¿entendido, condesa?

- Transparente, conde. - respondió ella, mirándole a los ojos con miedo, pero firmes.

- Bien. Ahora quiero que desaparezcas de mi vista, y no vuelvas a aparecer por aquí. - ordenó él soltándole la barbilla y poniéndose de pie.

Tambaleando, la vampiresa desapareció al instante. Al irse, Vlad suspiró para intentar calmarse. Entonces la tormenta se dispersó allí fuera. Viendo que ya se calmaba, Yasmina le soltó enseguida.

- Yasmina. - llamó él, ella se puso delante de él con firmeza. - Ve con algunos gitanos a ver si encuentras algún indicio de quién puede tratarse el que se llevó a mi hija. Tengo la sensación de saber quién, pero quiero que lo asegures yendo a ese local donde estuvo Ángelus con esa escoria húngara.

- Sí amo, ahora mismo. - obedeció ella.

Yasmina se trasformó en loba cuando salió del castillo, y corrió hacia la aldea para coger a varios hombres. Con la esperanza de poder averiguar algo de su ama y amiga Ángelus.

Muy lejos de allí, iba un hombre de negro, con una joven de pelo negro en sus brazos, volando por el cielo, hasta que empezó a descender hacia un pequeño prado, donde casi en el centro hacia una pequeña cabaña. Una vez en el suelo, caminó hacia allí, y entonces apareció un sujeto, también vestido de negro, con el pelo rubio y suelto, largo hasta los hombros.

- Veo que no ha perdido tiempo, señor Radu. - dijo el sujeto rubio.

- Hacia tiempo sin verte, Lestat. ¿Te envía Elizabeth? - dijo el hombre de negro.

- Sí, he venido después de hacer lo que me pidió. Te he traído algo de su parte. Dijo Lestat, sacando de sus ropas, un pequeño frasco con un liquido transparente.

- ¿Y eso es…?

- Una poción para dormir, suficientemente potente como para dormir a un vampiro como ella. - dijo él mirando a la dormida. - Esta mucho mas linda cuando esta así de vulnerable. - dijo antes de intentar tocarla.