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2

Esa mañana Maicol estaba inclinado sobre la mesa espiando la computadora de Carol, su trasero estaba encaramado, no era a propósito, pero veíamos maldad en todo lo que hacía. Bruno se inclinó a mi lado y me empujó con el codo.

- El botón ancho te está llamando

- Nos está tomando fotos - dije riéndome.

- Falta de polla – dijo Caio apoyándose en mi otro lado.

- Si agarro a ese maricón, no me puede quitar una bimbada - dije.

Bruno se echó a reír. Y los ojos nos rodearon y nos disfrazamos, hurgando en una caja de comestibles que estábamos recolectando para donaciones.

- ¿Comerías? - preguntó bruno levantando un paquete de pasta.

- ¿Tú no? Solo una bimbada para ser inteligente - dije y el se rio.

- Estaba hablando de la pasta - Me reí e hice una mueca - Pero si el culo es suave. - replicó Bruno y Caio soltó un gemido bajo fingiendo placer.

En ese momento, la risa fue más fuerte e intensa y todos nos miraron y nos dispersamos, avergonzados y enrojecidos de tanto reír. Nael sabía que nos estábamos riendo de él, en el fondo lo sabía, después de todo, cuando nadie lo vio, dejaron en claro que él era nuestra broma. Nael se me quedó mirando por unos segundos con su expresión tímida y aburrida, me encogí de hombros de la risa, una parte de mí a veces sentía pena por él, pero la otra parte no, después de todo él era un pez gordo eligió eso .

Iré al grano. Pasaron varias cosas, en casa y en el trabajo, cosas de mi compromiso con Anna, cosas del trabajo, Nael fue lo más insignificante de mi vida, pero fue después de este siguiente evento que las cosas empezaron a cambiar :

Anna y yo no vivíamos juntas, pero a veces parecía que sí, vivíamos juntas en nuestras casas, yo en la de ella o ella en la mía. Y ese día tenemos a su hermano menor. Lucio era un niño pequeño, ella preguntó si podía traerlo. No le vi ningún problema, ya tenía la visa y conocía a toda su familia.

Mi única adquisición con Anna Clara fue un Chiuaua, que ya no era mío, era de ella, se lo di como regalo, y debo reconocer que fue la causa principal de nuestra pelea. El perro estaba empeñado en perseguir a Lucius en la mañana, me había levantado de un humor tremendamente malo, fui a la cocina mientras Anna preparaba el desayuno, revisé si había pan para todos y sí, no estaban frescos pero fue suficiente para comer.

Tomé un vaso de agua después de darle un beso de buenos días y caminé hacia la sala donde Lucio estaba corriendo y el perro detrás de él. En un momento, mientras intentaba ver las noticias, Lucio dejó escapar un chillido juguetón, un chillido agudo. Parecía una mariposa, todo loco, era un poco -Nael-. Es lo que le sucede a un niño sin padre, una presencia masculina. Reconocemos cuando un niño da advertencias sobre lo que sucederá en el futuro si no hay una reprimenda, todo hombre lo sabe en el fondo.

- Oye, chico. ¡Deja de gritar como un marica y compórtate como un hombre!

- ¿Qué fue Guzmán? No le hables así, solo tiene doce años. - habló desde la cocina

- Si tuviera un padre, no sería un...

- ¿Uno? - caminó de la cocina a la sala de estar.

El chico me miraba con ojos caídos, la miré y la ignoré, ella estaba de pie frente a mí con el ceño fruncido y la palabra -mariquita- estaba en la punta de su lengua, pero me equivocaría si dijera que es siempre así, hoy en día decir lo que piensas es un delito.

- ¿Él habla? - dijo ella tomándose el cabello de manera hostil.

- Disculpe - le pedí que saliera del frente de la televisión.

- ¡Lucio ve a buscar tus cosas, vamos! - dijo tomando al perro Bidú en su regazo.

Lucius corrió hacia el dormitorio.

- Qué ridículo eres - dijo, deteniéndose frente a mí con una mano en la cadera. Esquivé mi cabeza mirando la televisión y ella tomó el control remoto y lo apagó - ¿Y todavía dices que quieres ser padre? ¿Padre?

- Vamos Anna, joder, tu hermano es tan mimado que parece que crías a una niña. Joder, sois tres mujeres criando a un niño como una mujercita. Lleva un pijama de dinosaurio arcoíris... Si alguna vez me convierto en padre, mi hijo no se pondrá estos.

- Espero que nunca lo estés - dijo irritada - Es un niño. Por el amor de Dios Guzmán... UN NIÑO. - vaciló, pero luego se volvió en mi contra - No sé cómo logré permanecer a tu lado durante años. En serio, te amo, pero ese lado machista tuyo me pone de los nervios.

- Él fue de quien te enamoraste.

- ¿Qué estaba pensando? - Dijo Anna irritada. - Casarme contigo es un error, cada día me lo demuestras.

- Anna, lo siento, yo... - Anna me dio la espalda.

Me quedé allí mirando la televisión apagada. No me equivoqué, ni me arrepentí, solo le pedí disculpas para que dejara de hacer tanto drama, tenía razón, Lucio era un niño criado por mujeres, no tenía un referente masculino. Traté de llevar al chico al fútbol, jugar juegos más rudos, incluso hablar de chicas, pero él era un blandengue. Ese chico en la escuela debe ser golpeado por tipos como yo, por supuesto en la escuela secundaria odiaba a los compañeros maricas. No era la primera vez que Anna y yo teníamos un desencuentro así por mi culpa, por mi comportamiento, hasta peleamos porque le había llamado marica a una colega suya, pero ella volvió, me perdonó, yo estaba su hombre, hice cualquier cosa por ella, y ella sabía que en el fondo yo era el líder de la manada. Minutos después, Anna pasó con Bidú atada, su hermano y mochilas saliendo del apartamento, y ni siquiera insistí en que se quedara, no dije nada.

...

En el cuerpo de bomberos se estaba haciendo una pequeña celebración, un receso, en relación a las colectas y donaciones, cuando bautizamos la meta en canastas básicas donadas a familias necesitadas lo festejamos con un desayuno especial, llevé unos refrigerios, y cada uno tomó algo para el café. Tomé un pequeño dulce de brigadeiro de la mesa mientras analizaba qué más había allí.

- Hola, ¿podrías conseguirme uno?

Levanté la cabeza lentamente mirando a quien pronunciaba la voz, reconocí esa voz un poco ronca y fuerte, era Nael, confieso que apuesto a que tenía la voz más femenina, pero no, además de marica tenía la voz de un hombre, un hombre de verdad, pero no más gordo que el mío. Sabía por qué preguntaba, preguntaba delante de todos para avergonzarme, porque sabía que no podía negarlo, estaría mal visto, todo el departamento de bomberos estaba en la cafetería.

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