Capítulo 4
Mientras paseaba y conocía algunos de los lugares más destacados de Birmingham, sacaba fotos y filmaba alguna que otra escena que llamaba su atención. Las personas parecían no notar su presencia y en parte, eso la alivió un poco. No cruzarse con personas que la conocieran y que le dijeran que había sido una estúpida por no haberse dado cuenta la clase de hombre que era Leo, en cierto modo la tranquilizo.
Cayendo la tarde, Lien se encontraba en el muelle Sherborne un lugar tranquilo rodeados de cafeterías y bares. Birmingham se destacaba con muchos edificios de la época de la Revolución Industrial que reflejan su potencia manufacturera durante el siglo XVIII. En el centro de la ciudad, había visitado el Museo del Barrio de la Joyería y la Galería de Arte de Birmingham, conocido por las obras de arte prerrafaelistas.
-Una parada más y vuelvo a casa.- Se dijo a sí misma mirando un cuadernillo que había comprado en el aeropuerto donde contenía absolutamente todas las ciudades de Inglaterra y sus atracciones turísticas.
Había tanto por visitar que creía que los doce días que tenía aun, no le alcanzaría para conocer todo. Aunque el museo Birmingham Back to Backs, había llamado su atención ya que, se podía admirar los ejemplares de las casas del siglo XIX de la ciudad, se decidió por la Biblioteca de Birmingham, una estructura de aspecto futurista y con una importante colección de Shakespeare. Allí pasó casi dos horas, deleitándose con la cantidad de libros. Colecciones históricas. Novelas que ella ni sabía que existían. El típico aroma a libros, era uno de los que más la seducían.
-Ni la mejor colonia opacaría este aroma. - Susurro Lien mientras volvía a aspirar con los ojos cerrados. Pero en ese mismo instante recordó a Dominic con esa sonrisa seductora, sus extraños ojos y su raro acento castellano. Sonrió y negó con la cabeza.
Pensó con cautela regañándose a si misma.
Volvió a la casa alrededor de las nueve de la noche. Agotada, muerta de hambre y con ganas de dormir. Se dio una larga ducha, se vistió cómoda para luego irse a dormir, pero primero destapo una lata de cerveza mientras disfrutaba de un buen sandwich. Se asomó al balcón a mirar la calle que ya se le hacía familiar, y luego se concentró en el edificio que cubría la visión más allá de la ciudad. Volvió a recordar a Dominic señalando aquel edificio y su estómago sintió un bello cosquilleo.
-Lien!...- Se escuchó un grito desde abajo. Su sonrisa se hizo inevitable al ver a Dominic parado en la vereda con un libro en la mano.- Solo te robare un segundo.- Dijo para que ella bajara.
Corrió casi tropezando para llegar lo mas rápido posible y se detuvo en el espejo del hall en la entrada para ver su aspecto. Rodo sus ojos sin poder creer aquella acción, la cual no lo hacia desde que era una adolescente. Francamente estando con Leo, le importaba muy poco su aspecto. Con Dominic, absolutamente todo era diferente. Sentía terrible ganas de conocerlo, pero no debía. Sus vacaciones concluirían en once días y luego que? Alzo sus hombros despreocupada y abrió la puerta.
-No estuviste en todo el día. Paseaste?- Preguntó Dominic con esa tierna sonrisa que sin querer a Lien la estaba enamorando.
-Si, todo el día. Fue increíble. Visite el centro, el museo del barrio de las joyas, la galería de arte, estuve por los muelles y fui a la Biblioteca, casi muero de emoción...- Soltó con palabras aceleradas y con un suspiro glorioso al final. Dominic sonrió con diversión tratando de seguir el hilo de su conversación.
-Has de estar agotada. Solo vine a darte esto.- Dijo en voz baja entregándole un libro de tapa dura forrado en cuero, con una rosa en medio.
"Pride and prejudice. Jane Austen" Decía la grabación en dorado sobre el cuero color rojo. Era el libro en su idioma original, el mismo libro que Lien había leído incontables veces pero en castellano. Aquel formato era limitado, por lo cual había pagado mucho dinero. El mismo que había golpeado la cabeza de Dominic y por el cual se había preocupado más por el, que por la lesión del hombre. Lien quedó totalmente impresionada por tener un libro que a ella le había costado conseguir. Acariciaba la tapa y sintió el aroma del papel.
-Es tuyo.- La sorprendió Dominic y Lien pauso por unos segundos la emoción.
-Mio? Oh no no no... Se lo que cuesta un libro de estos y no podría aceptarlo.-
- Un día lo vi en la librería y sin entender porque, lo compre. No me gusta leer novelas románticas, pero lo leí de todas formas, tratando de entender porque había llamado mi atención. Y cuando tu libro golpeo mi cabeza fue cuando obtuve mi respuesta.-
Lien quedo totalmente sorprendida por aquella declaración. Y si era cosa del destino todo lo que le había pasado con Leo? Viajar a Inglaterra de un momento a otro, no era algo que ella pudiera hacer muy seguido. Golpear la cabeza de Dominic ese día? Ciertamente ella no creia en esas cosas, solo en las casualidades de la vida.
-Si gustas, puedo llevarte a conocer los lugares que quieras. Cuanto tiempo te quedaras?- Pregunto Dominic sacándola de sus pensamientos.
-Once días mas...- Soltó desanimada.- Pero ni loca voy contigo a ningún lado, no te conozco, eres un completo extraño. Quien me asegura que no seas un criminal, un psicópata o un asesino?-
-Que imaginación...- Respondió Dominic tratando de contener una carcajada.- Cuando sepas realmente quien soy, no querrás librarte nunca de mi.- Soltó con un tono seductor.
-Y quien se supone que eres?-
- Tu destino.- Respondió acercándose a milímetros de ella, haciendo que la cercanía dejara paralizada a Lien. Contuvo la respiración hasta que sintió el fugaz rose de sus labios.- Que descanses.- Susurro sobre sus labios y se marchó.
Lien había quedado sin aliento, sus extremidades no respondían, por lo cual se obligó a estar unos minutos parada en la entrada hasta recuperar la compostura. Una sonrisa se le escapó mientras un remolino de sensaciones viajaba por su cuerpo. Miro el libro que tenía en sus manos y lo abrió justo en la primer página donde estaba la rosa. Allí encontró una pequeña nota.
"I wait for you all my life, I hope I have not arrived late to yours."
Entro a la casa y volvió al balcón, escribió rápidamente aquella nota en el traductor y lo que leyó hizo que su corazón comenzara a retumbar violentamente.
"Te espere toda mi vida, espero no haber llegado tarde a la tuya."
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