Capítulo 2: Un beso de recompensa
Cuando compramos las cervezas regresamos a mi departamento, no sé la razón por la cual estoy dejando entrar a un sujeto como Max a mi departamento, pero, aunque suene extraño me daba confianza, al menos ahora que sabía sus verdaderas intenciones. Era un sentimiento extraño, una parte de mí creía que podíamos ser grandes amigos, mientras que otra parte dice ¡sácalo a patadas hijo de puta! Quizás era por su sonrisa o por aquella forma sensual que tenía de hablar, pero no me podía poner de acuerdo con mis pensamientos, me sentía confundido.
Lo dejé entrar a mi casa pensando en lo que podríamos hablar ahora, de todas formas, somos dos extraños que jamás en la vida se habían visto, además nuestra presentación fue muy extraña comparado al resto de personas que suelen conocerse por la calle.
–Vaya...– susurró mirando a su alrededor–pensé que estaría más desordenado.
–No me gusta el desorden– confesé dejando mis llaves en la mesita de la entrada– toma asiento, estás en tu casa– dije por cortesía.
–Gracias– respondió caminando hasta mi sofá más grande frente a la mesita de centro– ¿Focos? – preguntó– ¿eres una estrella porno o algo así? – fue imposible para mí no reírme frente aquel comentario– ¿si lo eres? – preguntó sorprendido mirándome con más interés.
–¡No! –reí aún más– Soy Youtuber– dije sacando las lágrimas que se asomaban por mis ojos al reír tanto.
–Ah...– respondió–eso tiene más sentido– le sonreí dejando las cervezas sobre la mesita de centro para seguidamente sentarme a su lado– ¿y qué contenido haces?
–Me especializo más en los videojuegos, amo jugar, pero también hago videoblogs de cualquier cosa que se me ocurra.
Max me miró interesado en saber más, yo no podía evitar morder mi labio inferior mientras pensaba en lo guapo que es, sus ojos, sus labios y sus fuertes brazos lo hacían lucir cada vez más atractivo, deberían arrestarlo por ser tan guapo.
–¿Juego favorito? –preguntó abriendo una de las cervezas.
–Cualquiera de terror, mientras tenga una historia bien estructurada, me va a encantar a pesar de que la pasé muy mal jugando.
–¿Te divierte estar asustado? –cogí una cerveza acompañándolo– que masoquista.
–No es que me divierta, la pasó muy mal cuando juego en las noches, pero tiene algo que me atrae.
–Ok, tiene algo de sentido– le di un sorbo a mi cerveza– ¿cantidad de suscriptores?
–Casi 15 millones– me miró sorprendido.
–Debes de ser muy bueno– comentó.
–Supongo, pero ahora es mi turno– me acomode en el sofá para verlo de mejor forma– ¿por qué te seguían estos sujetos?
–Por involucrarme con quién no debía– respondió mirándome a los ojos en todo momento.
–¿Y a qué te dedicas?
–Al tráfico de drogas y armas.
–¿Nunca te han atrapado? –negó con la cabeza, un poco incómodo por revelar demasiada información que le puede ser utilizada en su contra– ¿no has pensado en dejarlo? –dejó escapar un suspiro antes de pensar detenidamente.
–No, por ahora no, trabajo pocas horas, gano bastante y puedo hacer lo que quiera mientras mi jefe no se vea afectado, es un mafioso reconocido.
¿Un mafioso? Jamás pensé que en Chile hubiera mafiosos, pero por otra parte ¿hacer lo que quiera? Bueno, es cierto, tiene bastante libertad siempre y cuando la policía no lo encuentre, sin embargo, tiene una vida con constante peligro, no me gustaría ser él, adoro mi vida por esa única razón no podría servir para un trabajo de ese tipo, un día pueden ser esos sujetos de antes, pero al otro día pueden tratarse de otros mucho peores, por otro lado ¿¡a quien dejé entrar a mi casa?! Es un delincuente, de seguro puede matarme si así lo quisiera. Max me miró con una sonrisa de diversión acomodando su brazo en el respaldo de mi sofá, me estaba observando de manera interesada, como si buscara algo de mí que aún no consigo averiguar.
–No te preocupes, no te haré nada– habló de pronto– como dije antes, sería una lástima arruinar tu rostro, eres bastante lindo.
–¿Lindo? –me pregunté en voz alta.
–Te pareces a alguien que conocí, lindo, cabello claro, ojos verdes, piel blanca y bajito como tú.
Bajé la cabeza un poco avergonzado, no sabía que responder frente a eso por lo que simplemente dije "Juguemos". Era la excusa perfecta para grabar con un nuevo acompañante, además como es un juego completamente nuevo, no he tenido la oportunidad de encontrar a alguien que desee jugar conmigo.
Por supuesto que le pregunté si le molestaba la idea de ser grabado, pero Max no me rechazó, de hecho, no parecía incómodo a pesar de que era su primera vez frente a una cámara. No dudé en agradecerle su ayuda antes de llevarlo a mi sala de juegos para preparar la grabación.
No podía perder el tiempo, era la oportunidad perfecta para grabar con alguien nuevo al que mi público no conoce, aunque no sé cómo se lo pagaré,de todas formas su imagen será pública en un par de días al tener a mucha gente siguiéndome; le avisé que jugaríamos Card Mario para probar el nuevo juego, le dije dónde debía sentarse mientras yo terminaba de preparar todo sintiendo su mirada fija en mi cuerpo, miré hacia atrás notando como sus ojos se pasaban de arriba y abajo por mi cuerpo, me sentí un poco incómodo, pero no dije nada al no creer que lo hacía realmente, de hecho, fingí que no me daba cuenta hasta que me estiré para alcanzar un cable, en donde él aprovechó de observar descaradamente mi trasero tras quedar un poco alzado.
–¿Qué tanto me ves, idiota? –dije tratando de parecer molesto, aunque no podía molestarme como siempre cuando mis amigos lo hacen.
–El buen culito que tienes– respondió con sinceridad.
Era directo, no se iba por las ramas excusándose de sus acciones, aquello me gustaba bastante al significar que se trataba de una persona sincera y que no fácilmente me mentiría, su carácter me estaba gustando cada vez más, pero no podía confesarlo tan pronto tras sólo llevar un par de horas junto a este tan atractivo delincuente.
Le entregué el mando que debía usar para luego proseguir a encender la cámara, me senté a su lado en otra silla mucho más grande que la suya, pero a pesar de esto él quedaba más alto que yo frente a la cámara, que envidia, yo quisiera ser un poco más alto para alcanzar cosas que ahora no alcanzo, aquello me ayudaría para llegar a las repisas más altas de algunas tiendas, es bastante vergonzoso pararme de puntitas o decirle directamente al encargado que me baje lo que deseo comprar, ¡qué envidia! ¡Quiero ser más alto para no parecer tan adorable a su lado!
–¡Qué tal ladys! Hoy les traigo por petición de muchos, Mario Card, se preguntarán ¿quién es el tipo que está a mi lado? Y ¿por qué está él y no uno de los pendejos de siempre? La respuesta es sencilla, es porque los putos no quisieron jugar esta mierda, pero no se preocupen rescaté a este mendigo de la calle y lo invité a jugar– fui diciendo mientras de vez en cuando miraba a Max, quien dibujó una sonrisa en los labios de esas típicas que consigue seducir a las chicas o directamente a los chicos–di hola mendigo.
–¡Hola! –saludó–soy MAX– dijo remarcando su nombre–y no sé cómo acepté jugar esto.
–Porque te di hogar po.
–Ah claro, pero en cuanto termine me echarás ¿no? –me quedó mirando y yo lo miré a él.
–Obvio, ¿qué te creí? No te tendré de gratis.
–Ya empecemos luego– miró la pantalla–¿qué ganaré si te gano?
–Ganas el título de campeón y la satisfacción de que me estás humillando frente a mis seguidores.
–Hm...– se mostró pensativo– ¿y si me das otra cosa? –preguntó en un tono malicioso.
–¿Algo como qué? –se inclinó para quedar a la altura de mi oído pidiéndome un beso en los labios si ganaba, yo me vi sorprendido sintiendo la forma en la que mordía el lóbulo de mi oreja haciendo que otra vez mis mejillas se tornaran rojas, me sonrojé, pero claro, las cámaras no captaron aquella acción y petición, sólo se centraron en mi puto sonrojo.
–¡No! No estoy tan loco...– dije apartandome un poco de su cuerpo.
–Bien, entonces no juego– dijo dejando el mando aun lado suyo.
Dejé escapar un suspiro pensando en una mejor solución, no podía dejar esto a medias, se supone que debo publicar pronto, pero al mismo tiempo no deseo continuar, no quiero besarlo, sabía que me terminaría gustando la idea de besarlo en más ocasiones y no podría hacerlo.
Cerré un instante mis ojos, queriendo pensar en su petición, es evidente que no debería besarlo, además se supone que me gustan las chicas ¿por qué debo besarlo? Claro que, es sólo si gana, soy bueno jugando ¿por qué estoy asumiendo que perderé?
–Bueno ya, pero sólo si ganas– remarqué con una sonrisa casi victoriosa.
Llevo años jugando videojuegos, claramente no puedo perder frente a un delincuente que no parece tener experiencia en este ámbito. ¡Soy un genio!
