Capitulo 6
Tal vez fui un poco atrevida pero no me di la vuelta y lo miré de nuevo, Daniel se quita la toalla tirándola al piso y yo inclino mi cabeza hacia un lado mirando ese hermoso trasero.
—Tienes un trasero muy bonito—.
Daniel se ríe y me muestra el dedo medio antes de ponerse la ropa interior y girarse hacia mí con una sonrisa astuta en su rostro.
—¿Qué dijiste, Demetria?— Dice dando unos pasos hacia mí.
— E—Que tu ropa interior es linda, el blanco te queda bien, sabes... Se ve bien... — Dejo de hablar cuando me doy cuenta de que solo empeoré las cosas.
—Tengo algo mejor que mostrarte, ¿quieres ver?— Daniel se detiene frente a mí.
El hecho de que yo estuviera sentado hizo las cosas un poco más complicadas por el simple hecho de que mi cara estaba frente a su vientre... Bueno... Estaba demasiado cerca.
Siento su mano en mi cabello lo que me hizo cerrar los ojos porque era mi punto débil, ciertamente lo notó porque agarró mi cabello con algo de fuerza, inclinando mi cabeza hacia atrás y antes de que pudiera contenerme se me escapa un gemido bajo. Siento sus labios en mi cuello haciendo temblar mi cuerpo.
—Daniel. Trato de empujarlo por el hombro.
Pero mi propio cuerpo no me obedeció porque terminé acercándolo más a mí, me acostó en la cama y se subió encima de mí aún con esos malditos besos en mi cuello que despertaron aún más el fuego en mi interior. Apenas me muerde levemente hago un ruido con mi boca de desaprobación y fue suficiente para hacerme despertar de ese trance.
— ¡No no! ¿Qué demonios estás haciendo? — Lo empujo con fuerza y me alejo yendo a la esquina de la cama.
— Oh, por el amor de Dios, deja de hacerte la dura... Esto nunca funcionará — Intenta acercarse de nuevo.
Me levanto de la cama y cruzo los brazos sintiéndome incómoda con esa remera frente a mi propio jefe.
— No.
— Así que vete a la mierda — Se levanta y toma los pantalones que estaban encima de la cómoda y se los pone — Uno menos en la lista — Se pone la camisa y sale de la habitación.
¡No soy un objeto!
Doy un pisotón, enfadada conmigo misma por haber aceptado este viaje, respiro hondo y salgo de la habitación buscando a Daniel por donde quiera que vaya. Oigo su voz en la cocina hablando con uno de sus hermanos. Entro ahí sin hablar con nadie y tiro de él por la camisa arrastrándolo hasta la sala.
—¿Te estás volviendo loco?— Aparta mi mano de un tirón y resopla.
—¡No soy un objeto, Daniel!—
— No me digas... — Daniel habla con burla.
— Si me llamaste a este maldito viaje para alimentar esta maldita mentira solo para tener sexo conmigo, sabes que eso no va a pasar.
— Llevarte a la cama fue una de las primeras cosas que pensé, y si quieres irte, puedes irte ya que ya no eres de la utilidad que quiero — Se encogió de hombros.
—¿Cómo puede cambiar de una hora a otra?—
— ¿Algún problema? — dice Denise cuando llega a la habitación y nos mira sin entender.
No digo nada, simplemente salgo de la habitación y vuelvo a mi habitación.
— Lo siento.
Entro en la habitación y empiezo a recoger algo de ropa metiendo todo en la maleta.
—¡Mierda, me estoy disculpando!—
Lo ignoro de nuevo tratando de ir a donde estaban mis tenis pero Daniel está frente a mí.
No quise decir eso.
—¡Quiero que te lo lleves por el culo!—
Lo empujé para que se quitara del camino, pero ni siquiera se movió.
—¡No quise decir eso en serio!— Puede que no sea la mejor persona del mundo, pero nunca te haría eso.
— SOLO ESTÁS DICIENDO ESO, ASÍ QUE ME QUEDO AQUÍ.
Intento empujarlo una vez más, pero él me sostiene entre los brazos y me hace quedarme quieta.
— Eres una buena chica, pasé todo el día contigo y me di cuenta de eso, ¿de acuerdo? Por supuesto, no dejaría pasar la idea de que sería lindo tener sexo contigo, pero no te pedí que viajaras conmigo solo por eso.
— ¡Mentiroso! — Empiezo a luchar para que me suelte.
— Deja de ser infantil, ¿puedes actuar como una mujer madura?
Me quedo quieta y entrecierro los ojos, Daniel me suelta y voy a mi bolso y agarro mi sudadera. Salgo de la habitación poniéndomelo y camino hacia la sala sentada allí con los brazos cruzados.
Estoy aquí haciéndote un favor, un simple favor.
Una niña pequeña se me acerca con una sonrisa en su rostro, por más que yo estaba enojado y de mal humor, terminé sonriendo cuando vi que me estaba entregando una de sus muñecas.
— ¿Tu quieres jugar? — Ella pregunta.
—Por supuesto que sí, princesa.
La niña sale corriendo y regresa arrastrando un pequeño carrito con algunas cosas de muñecas y algunos juguetes más, me siento en el piso frente a la niña y sonrío.
—Soy Demi.
— Hola Demi — Me pone una corona en la cabeza — Pareces una princesa...
— Oh, gracias... ¿Cómo te llamas?
— Alena.
Tomo la otra corona del carrito y la coloco sobre su cabeza.
—Somos dos princesas.
— Siiii.
Alena comienza a reír y toma la muñeca, comenzando a hablar con ella. Daniel aparece en la habitación y nos mira pero en cuanto su mirada se detiene en mí lo miro serio, creo que entendió el mensaje porque se fue al poco tiempo.
Puede que el humor se haya vuelto raro y que siga así durante los próximos días, sólo necesito distraerme con cualquier cosa e intentar mantener las distancias con él cuando salga de la ducha -o lo que sea-, sólo necesito asegurarme de que estos cuatro días no sean los peores de mi vida.
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