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C2

Sueñas despierto si crees que una joven de la alta sociedad se va fijar en personas humildes como nosotros, a ellas solo les interesan los jóvenes adinerados, nosotros solo somos dos repartidores, deberías poner los pies en la tierra Esteban”, dijo Dariel lanzando una mirada de indiferencia mientras negaba con la cabeza.

A Esteban no le importó y siguió con la esperanza, sabía que tenía que hacer todo lo posible por conocer a esa hermosa joven que parecía un hada.

Sus compañeros de clase escucharon la conversación y se acercaron a ridiculizar a Esteban, ellos se pasaban toda la clase lanzando papeles y ridiculizándolo todos los días, el que más molestaba a Esteban era su compañero Silvestre, era hijo de un empresario local, razón por la cual siempre menospreciaba a Esteban.

“Escucharon eso, el repartidor de pizza se enamoró de una chica millonaria, este es el mejor chiste del día, alguien que venga y me de una bofetada para despertarme”. Dijo Silvestre mientras se tomaba el estómago de tanto reírse.

“Payaso, eres un payaso, en lugar de venir a contaminar nuestra universidad con tu aire de pobre deberías dedicarte a ser un payaso de clase mundial, así ganarías más dinero que repartiendo pizzas”. Dijo otro compañero llamado Pedro.

“Dejen soñar al repartidor, si de todos modos solo es un sueño, míralo, su ropa apesta y está toda rota, viene acá a soñar porque lo más seguro es que no tiene cama en su casa”. Dijo Axel.

Esteban bajó su cabeza, se sentía muy apenado, sus compañeros aprovechaban cualquier situación para avergonzarlo, solo quería que las clases terminaran para irse a su casa a descansar. Dariel se le acercó a Esteban y lo regañó. “Ves lo que consigues por lo que dices, solo a ti se te ocurre decir algo como eso, Esteban despierta, vivimos en el pueblo más pobre de todos, nuestras casas son de madera y tenemos que ir al río a traer agua, como se te ocurre enamorarte de una mujer rica”.

Las clases terminaron y Esteban se dirigió hasta su motocicleta, pues ya estaba aburrido que siempre lo humillaran, intentó encender su motocicleta pero la moto seguía mala, por más patadas que le daba la moto no encendía. Un Toyota Corola del 2004 se detuvo delante de el y bajó la ventanilla.

“Esa moto es igual que tu, es inservible, si quieres te presto un encendedor y se lo pones en el tanque, adiós perdedor”. Era Silvestre así aceleró su auto llenando la cara de humo a Esteban.

Esteban estaba furioso, apretó su puño y comenzó a golpear su moto, luego de eso intentó encenderla hasta que lo logró, así condujo hasta su casa. Al llegar a la casa su abuela le pidió ayuda, tenía que ir a traer agua al río que estaba dentro del bosque en su mismo pueblo, Esteban subió las botellas a la motocicleta y se dirigió al rio, llegó al río y comenzó a llenar las botellas, ahí nadando estaba su ex novia Kylie quien lo había dejado por que nunca tenía dinero para llevarla a ningún lado.

“Perdedor, llena bien esas botellas, puede ser que así como eres de pobre seas de ignorante y no las selles bien”.

“Hola Kylie, cuando dejarás de burlarte de mi”.

“Cuando seas un rico millonario, cuando llegue ese día te aseguro que me arrodillo ante ti y te llamo padre”.

Esteban luego de llenar todas las botellas se dirigió hacia la casa, todo el día había sido un verdadero estrés lo único bueno que le había pasado era haber visto aquella hermosa joven, Esteban se fue a la cama sin dejar de pensar y pensar en esa mujer que lo tenía obsesionado, hasta que llegó el siguiente día. Esteban se levantó temprano y preparó el desayuno para el, así llegó la hora de ir al trabajo.

Esteban siguió su rutina diaria y llegó al trabajo, su jefe el señor Morgan lo quedó viendo con desdén mientras observaba el reloj que estaba en la pared.

“Jefe ya estoy acá, dígame cuantas órdenes tengo”.

“Esteban ve a dejar una orden a la universidad del Valle, apresúrate que los clientes son unos jóvenes millonarios que estudian ahí, sus padres mandaron a la quiebra a una empresa solo con una palabra la última vez y no quiero que me pase lo mismo, y apresúrate, no vaya ser que esa motocicleta se te vaya arruinar otra vez”. Dijo el señor Morgan el jefe de Esteban.

Esteban subió a su motocicleta y condujo hasta llegar a la universidad del valle, los jóvenes le hicieron una señal y Esteban se dirigió a ellos, los jóvenes le entregaron una tarjeta y Esteban les cobró luego entregó las pizzas, los jóvenes le dieron una propina de 10$, Esteban guardó el dinero y notó que habían unas pequeñas olimpiadas en la universidad, por lo que se tomó un breve descanso para poder ver más de cerca.

Varias estudiantes estaban en una carrera y otros les gritaban dándoles ánimo, una joven que estaba en la carrera se deshidrató y cayó desmayada, varios estudiantes se asustaron, “llamen una ambulancia” “alguien que la ayude”, muchos empezaron a gritar desesperados mientras hacían un círculo a su alrededor.

Esteban se acercó y al saber primeros auxilios no se le hacía muy difícil, así corrió dónde la joven que se encontraba desmayada, Esteban se sorprendió al ver que era la hermosa mujer que no había podido sacar de su mente, ¿era casualidad o el destino? pensó Esteban.

Esteban colocó a la joven boca arriba para verificar si estaba respirando, revisó su pulso y al ver que ella no respiraba empezó con la reanimación cardiopulmonar.

Esteban comenzó a realizar compresiones en su pecho, al darle 30 compresiones Marian aún no respondía así que Esteban tapó la nariz de Marian con una mano, luego Esteban llenó sus pulmones de aire rodeó con sus labios la boca de Marian y sopló lentamente, esperó cinco segundos y volvió a soplar lentamente, el pecho de Marian empezó a elevarse al entrar el aire.

Esteban le estaba dando respiración boca a boca.

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