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Winter Hoker 1

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Sinopsis

Winter Hoker, totalmente impredecible, testaruda y encerrada en su dolor, se encuentra siendo la dama de honor en la boda de su madre casi tres años después de la pérdida de su padre. Pero lo que Winter no sabe es que a partir de este matrimonio su vida cambiará. -¿En Llamas?- una voz me saca del maravilloso mundo de la lectura haciéndome regresar a la realidad. -Sí, de Suzana Castillo, lo estoy releyendo por millonésima vez, ¿lo has leído?- No levanto la vista del libro para no ver quién habla. -¿Puedo sentarme a tu lado?- pregunta el niño. -Solo si me respondes- Respondo mientras termino de leer la página. -Asegurémonos que si me siento te respondo- su voz es divertida. -Está bien- Me encojo de hombros mientras busco el marcapáginas en mi bolso. Siento que se sentó a mi lado por el calor de su cuerpo al lado del mío ahora frío por las horas pasadas leyendo afuera -Entonces, ¿puedes responderme?- Finalmente encuentro lo que estaba buscando. -Por supuesto que lo he leído, también lo he jugado, un placer Josh Hardison-

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Capítulo 1

Llevo veinte minutos frente al espejo. Me quedo mirando el vestido que me obligaron a usar, es demasiado ajustado para mis estándares y mis curvas están a la vista y lo odio terriblemente. Suspiro y me acomodo el vestido azul caribeño con una banda negra debajo del busto, cepillo mi cabello rubio por enésima vez y desconecto el cargador de batería del tomacorriente del baño, luego de lo cual desbloqueo mi i-phone, no hay mensajes nuevos pero sí una llamada perdida. . Mi madre. Resoplo y no le devuelvo la llamada, estará tan eufórica por la boda que habrá hecho la llamada por error.

Dejo mi iPhone negro al lado del fregadero y vuelvo a mirarme en el espejo. Suspiro mientras aplico lápiz negro dentro de mis ojos azul claro durante los últimos dos años y medio. Una vez completado, suena mi teléfono. Mi mamá otra vez. Lo dejo jugar y me concentro en mi cabello rubio y liso que llega debajo de mis senos.

-Winter ¿estás lista?- la voz de mi tía me despierta de mis pensamientos.

-¿En qué sentido?- Me miro al espejo por última vez antes de salir del baño.

-Eres maravillosa Win- me sonríe.

-Sí, claro- respondo mientras tomo la sudadera negra sobre el escritorio y me la pongo.

-Invierno- sube la voz una décima, me giro hacia ella.

-No, no estoy lista y me estoy congelando con este vestido- respondo mientras miro los tacones negros al lado de la puerta -¿De verdad tengo que usarlos?-

-Sí, no puedes venir a la boda de tu madre con jeans, sudadera y converse o vans- se acerca a mí abrazándome por los hombros -Eres la dama de honor Win- sonríe débilmente.

-Como si me importara- Me alejo de ella y tomo esos malditos tacones -No puedo esperar a que termine este día- Suspiro y envuelvo a mi papá en mi sudadera.

-Deberías estar un poco feliz por tu mamá- me regaña.

-Obviamente hablas así, eres su hermana- Bufido fuerte antes de regresar al baño a buscar mi celular.

-No es así, sé que extrañas a tu padre- me sigue.

-Cállate, no lo menciones, no en este día- Lo abrazo nuevamente en su sudadera.

-Winter- me llama de nuevo con un suspiro -Sé que duele ver a tu mamá con otro hombre después--La detengo para continuar.

-Después de sólo dos malditos años y medio- grito -¿Y no tengo derecho a estar enojada, decepcionada, triste? No hice nada, simplemente acepté esta situación aunque la odio. La odio, lo veré por casa todos los días y lo peor es que tenemos que mudarnos de Kentucky a Los Ángeles- grito con toda la ira en mi cuerpo -Y además hoy tengo que usar este maldito vestido que Odio porque son demasiado apretados y estos zancos. Pero sobre todo tengo que fingir estar feliz por mi madre que se reencuentra con otro hombre que no es mi padre. No tienes idea de cómo me siento o lo que estoy sintiendo en este momento; mis palabras son heladas y directas cuando la miro directamente a los ojos y ella hace lo mismo.

-Tus ojos, Winter- se lleva una mano a la boca.

-¿Qué? ¿Están vacíos, son casi blancos? Llevo así exactamente dos años y medio: cojo el iphone y salgo del baño. Miro el reloj encima de mi escritorio y noto que son las .pm.

-Tenemos que irnos- me dice. Mi mamá se va a casar en media hora y pasado mañana dejaremos Kentucky y nos mudaremos a la concurrida Los Ángeles.

-Lo sé- respondo ácida mientras le quito de mala gana la sudadera a mi padre, vistiendo la chaqueta que mi tía y mi madre me hicieron comprar contra mi voluntad días antes para la boda.

-Mientras terminas de tomar las cosas que necesitas, yo bajo- dice saliendo de la habitación.

Dejo escapar un suspiro cuando él sale mientras camino hacia la ventana y corro la cortina. Miro la madera al lado de la casa y por un momento sonrío pensando en los días que pasé adentro con mi papá. La construcción de la casa del árbol y todos los juegos de paintball, sonrío hasta que doy la vuelta en la habitación y desaparece de mis labios. Tomo la bolsa de arriba del sofá para meter dentro: la sudadera de mi papá y las vans negras, el libro y los auriculares iphone, los cigarrillos con el encendedor. Una vez que he tomado todo lo que necesito hasta la mañana siguiente camino hacia la puerta, camino por el pasillo y bajo las escaleras, llenas de fotos, de mi papá y yo, la última foto de la boda de mis padres. Me detengo en eso y cuando la voz de mi tía me devuelve a la realidad la dejo caer y el cristal de la foto se rompe, como la promesa de amor de mi madre a mi padre, dejo la foto en el suelo y salgo por la puerta principal.

-¿Dónde estabas?- mi tía y sus miles de preguntas inútiles.

-En ningún lado, tenía que hacer una cosa- Me siento en el asiento del pasajero.

-Está bien, vámonos, llegamos tarde- arranca el auto y sale hacia la iglesia donde años antes mi madre le había jurado amor a mi padre.

La iglesia está llena de gente, amigos y familiares por parte de mi madre que me paran cada dos por tres para decirme las cosas de siempre: 'dios cuanto has crecido', 'que niña más bonita tienes', ' ¿Y el pequeño novio que tienes?' las habituales frases obvias y patéticas que salen de la boca de las personas que ves una vez al año, si no una vez cada dos años. No conozco a la otra parte de la gente, ciertamente amigos y familiares de George, el futuro marido de mi madre. No quiero sentarme al lado de mi tía, no quiero ser dama de honor, no quiero entrar después de todas las otras damas de honor y, sobre todo, no quiero sentarme aquí y fingir que soy... Estoy feliz por mi mamá.

-Ya es invierno- me llama la voz de mi tía. Salgo lentamente de la iglesia y una vez que llego me encuentro con todas las demás damas de honor, mi tía y las tres mejores amigas de mi madre. Los saludo asintiendo y descarto el tema de mi vestido, que según ellos me queda bien pero que odio y no puedo esperar para quitármelo. Cuando me doy vuelta nuevamente encuentro a mi madre con un vestido color marfil que le queda perfecto, trato de parecer feliz pero lo que siento es solo odio, ella me sonríe pero no le correspondo. Tomo el pequeño ramo que me entrega mi tía, lo estudio mientras las damas de honor hacen fila, es pequeño, compuesto por rosas blancas y una rosa roja en el centro, la flor favorita de mi mamá, pero la odio. Suspiro cuando veo entrar a mi tía y eso significa que soy la siguiente en entrar. Intento mantener la calma, odio pasar por tanta gente y ahora tengo que pasar por más gente. Doy un paso y doy otro, camino hacia el altar teniendo en cuenta que cuanto antes llegue antes entrará mi madre y antes terminará esta ceremonia y podré esconderme en algún lugar leyendo mi libro con mis vans y la sudadera de mi novio Papa.

Segundos después de llegar al altar, las puertas de la iglesia se abren y todos se ponen de pie, miro hacia otro lado y me concentro en las pinturas de la iglesia. Cuando vuelvo los ojos a la ceremonia, mi tío deja un beso en la mejilla de mi madre antes de dejarlo en la mano de George, me invade una sensación de náuseas y las ganas de escapar son grandes. Intento no pensar en ello y encerrarme en un pensamiento; Las palabras del cura me llegan muy lejos y sólo me recupero cuando mi tía me da un empujón, la miro furiosa y escucho esas fatídicas palabras.

-¿Quieres que Christine Jones tome como marido a George Parker?- De repente me golpea un nudo en el estómago.

-Sí, lo creo- la voz de mi madre sonríe y se alegra, mientras yo muero por dentro.

-Entonces los declaro marido y mujer, pueden besar a la novia- el cura sonríe mientras me volteo para no ver la escena que me hubiera hecho desplomarme aún más.

Los aplausos y abucheos me hacen saber que el momento del beso ya pasó y mi madre y George se van, mi tía me hace señas para que me vaya con ella y las demás damas de honor pero niego con la cabeza y ella suspira débilmente.

Espero hasta que se hayan ido todos los invitados y los dejo para que echen su arroz. Me siento en un banco y después de unos veinte minutos decido salir y por suerte para mí no encuentro a nadie más. Voy al cuarto donde mi tía me hizo dejar el bolso y cojo el iphone, lo primero que miro es la hora, el . pm. Tomo mi bolso después de ponerme la chaqueta, salgo y encuentro a mi primo esperándome cerca de su moto.

-Invierno- me sonríe.

-Oye- suspiro -¿De verdad tengo que venir a la recepción?-

-Win, ¿te quedarás conmigo y con Jessica?- el nombre de su novia me pone nervioso.

-No gracias. Traje el libro, buscaré un lugar alejado de todos para leer en paz - Puse una de mis mejores sonrisas falsas.

-Como quieras- toma mis manos y me acerca hacia él para poder abrazarme. -De todos modos estás realmente hermosa con este vestido- me lanza un beso en la frente y me entrega el casco -¿Un aventón?- me sonríe.

Mi sonrisa aparece. Me encanta andar en moto, me siento libre y ligera. Acepto el casco y me lo pongo. Me subo a la moto después de que mi primo arranca el motor y me agarro de él.