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Capítulo 5.

—Genial . Te vi sentado solo y pensé en venir a hacerte compañía —respondió , recogiéndose el pelo tras los ojos y sonriéndome tímidamente desde debajo de sus largas pestañas. Era difícil distinguir si eran naturales o una extensión.

-Te lo agradezco- respondí .

—Entonces , ¿eres de por aquí o sólo bajaste a beber? —preguntó mientras bebía del vaso de margarita que sostenía.

Me encogí de hombros. - ¿Por qué preguntas? -

—No te he visto por aquí —respondió , encogiéndose de hombros con indiferencia mientras apartaba la mirada. Pero su corazón latía con fuerza. Podía oler la ansiedad y el nerviosismo que emanaban de ella a oleadas.

- Entonces conoces a todos los que viven por aquí? - pregunté levantando una ceja.

Miraba a cualquier parte menos a mí, con las mejillas sonrojadas. La margarita se había terminado.

- ¿ Quieres algo más fuerte? - pregunté.

—Sí , por favor —respondió ella, asintiendo con entusiasmo. No pude obligar al camarero a que le trajera una botella, así que no tuve más remedio que darle de la mía.

—Gracias —respondió ella y tomó un sorbo antes de hacer una mueca—. ¿ Whisky ?

—Sí . ¿Primera vez? —pregunté , aunque ya era demasiado obvio que era la primera vez que tomaba esto.

—Sí —respondió ella con sinceridad—. Te ves muy guapo .

Arqueé una ceja y mis labios se curvaron hacia arriba. —¿En serio? ¿De verdad ?

—Sí —respondió ella, asintiendo varias veces—. Me llamaste la atención y decidí que no podía dejar que un chico tan guapo como tú se desperdiciara así. Tenía que actuar.

—Mmm . ¿De verdad? —respondí , arqueando una ceja y luego sonreí con suficiencia—. ¿ Así que viniste aquí con… malas intenciones ?

Se mordió los labios y supe que estaba considerando sus opciones. Volví a acceder a ella. Supe que era mayor de edad. Así que no tuve que preocuparme por su edad ni nada por el estilo.

—Supongo que tendremos que averiguarlo —respondió ella lentamente, frunciendo un poco los labios.

Mmm. Interesante. Era justo la distracción que necesitaba.

El punto de vista de Barbara

Mi corazón latía con fuerza mientras observaba a este hermoso desconocido. Él me devolvió la mirada con una leve sonrisa. De verdad me estaba consintiendo. No podía creerlo.

Me mordí los labios con tanta fuerza que casi me hizo sangre. Pero entonces me detuve. Sabía que a algunas personas les disgustaba ver sangre, y él podría ser una de ellas. No quería asustarlo así.

Tragué saliva. Me pregunté qué pensarían mamá, papá y los gemelos cuando me vieran aquí en un bar, intentando, sin éxito, coquetear con este chico guapo.

Él me observaba constantemente, como si estuviera tratando de considerar si valdría la pena complacerme.

Mi corazón seguía latiéndome con fuerza y temí que lo oyera por la forma en que me miraba con esa mirada divertida y cómplice. Finalmente me respondió: —¿Dónde quieres que lo averigüemos ?

Me encogí de hombros. No me parecía bien salir del club e ir a ningún sitio con una desconocida, vestida así. Papá podría estar en su patrulla nocturna habitual con sus hombres y no podía arriesgarme a que me viera vestida así, con una desconocida. Me metería en un buen lío. Se suponía que debía estar en casa de Jenny, estudiando para nuestro último examen con ella. No aquí.

¡Dios mío! ¿Qué estaba haciendo, pensando en hablar con él? ¿Y qué pasaba por mi mente cuando dejé que Jenny me animara a hablar con él? Joder. ¿Estaba siquiera lista para hacer esto?

Millones de pensamientos pasaban por mi cabeza y mi corazón se aceleraba rápidamente.

—¿Quieres subir? —preguntó , tocándome la mano. Sentí una descarga eléctrica en la piel, y gracias a Dios que me había recuperado un poco porque casi di un salto. Sus manos estaban extrañamente frías, en contraste con las mías, que estaban calientes.

Sus ojos gris claro se clavaron en los míos mientras esperaba mi respuesta. Asentí. ¿Qué podría salir mal? —Sí , claro .

Le hizo una señal al camarero, quien se acercó inmediatamente a nosotros: - ¿ Nuestra cuenta, por favor? -

El camarero lo anotó rápidamente en una hoja de papel y nos la pasó. Dejó unos billetes en la mesa para el camarero y luego se levantó del taburete. Me ofreció la mano. Me mordí los labios con cautela antes de tomar la suya.

Ni siquiera le había dicho a Jenny que me iba con este chico. Supongo que tendría que escribirle más tarde.

Nos alojó en una de las habitaciones del piso de arriba del club y cuando entramos, cerró la puerta detrás de nosotros antes de quitarse el blazer que llevaba puesto y tirarlo en la silla para luego aflojarse la corbata.

Se sentó en un sillón y apoyó los brazos, mirándome con una expresión dominante que me hizo tragar saliva. Tenía los muslos separados y pude ver el enorme bulto entre ellos. Ciertamente no estaba allí antes.

Dios. Estaba a punto de hacer esto. De verdad que estaba a punto de hacerlo.

—Ven aquí —dijo en un susurro que me provocó escalofríos. Lentamente, dejé mi bolso y el teléfono sobre la mesa y caminé hacia él hasta quedar entre sus piernas.

Extendió la mano y me arrastró hasta sentarme en su regazo. Aplastó sus labios contra los míos al instante, deslizándose su lengua en mi boca cuando los separé, sorprendida. Me relajé en su agarre y lo extrañé, al principio lenta y tímidamente, pero luego empecé a atreverme, acompañándolo y gimiendo suavemente.

Una de sus manos encontró mi cabello y enredó sus dedos en él. La otra mano encontró uno de los tirantes de mi vestido y empezó a bajármelo.

Me agarró un mechón del pelo y luego me echó la cabeza un poco hacia atrás, rompiendo el beso. Me retorcí en su regazo con un gemido. Joder. Estaba demasiado excitada para pensar con claridad.

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